No existe posesión de mayor precio que un amigo de veras; en ésta suelo descansar, y con ella consolarme de los posibles desafueros de la fortuna.
Pues no hay cosa más desasosegada que el ánimo insatisfecho de sí mismo.
Dicen que se acrecienta el reino si se gana un lugarcillo o una señoría para que se ponga después en las cartas: Señor de tal gente. Y no miran con cuántos robos de sus súbditos, con cuánta san...
Pedro. Menos mal que tenemos una puerta de acero; de lo contrario este individuo, quienquiera que sea, la hubiera hecho saltar.
...nosotros no somos la sede de Cristo, sino la sentina de Satanás;...
Genio. Déjalo, por favor. Todo eso es inútil; no te esfuerces en vano con éste. (Escritos de crítica religiosa y política). (Julio II excluido del reino de los cielos).
Dionos Dios a entender lo que el apóstol Santiago nos enseña en una epístola, que todo hombre sea presto para oír; y tardío para hablar.
La guerra no discute que esta o aquella ciudad deba obedecer a un buen príncipe antes que servir a un tirano, sino si se pone a nombre de Fernando o Segismundo, si paga el impuesto a Felipe o a Luis.
Pedro. Veo un caos humano repugnantísimo que a nada huele sino a burdel, vino y pólvora de cañón.
Un solo crimen convierte en un maldito; millares, en un héroe.
Si Cristo es una fábula, ¿por qué no somos sinceros y lo rechazamos?
...por el peculio de los sacerdotes el mundo entero se ve envuelto en guerras perniciosísimas;...
...los oradores, cuando no bastan a defender la causa por justicia, se acogen a las voces, como el cojo al caballo. (Parafraseando a Marco Tulio).
Si no puedes hacer gala de un ánimo de príncipe, muestra al menos el de un comerciante,...
Hay menos mal en un turco o judío sincero que en un cristiano hipócrita.
Julio. Mujeres suyas no tienen. Ahora bien, ¿qué de extraño hay en que tengan hijos, puesto que son hombres, no eunucos?
Las parábolas del Evangelio, si se miran así a la letra, ¿quién no dirá que son de algún hombre idiota?
...el varón prudente y bueno todo le pone en abreviar la plática.
¿Cuántas veces no se ha emigrado de un sitio a otro?
Nadie ignora que todas las cosas humanas, como los Silenos de Alcibiades, tienen dos caras, totalmente diferentes.