Gobernar no es más que prever.
El amor , administrado por la vigilancia, es el único modo seguro de felicidad y gobierno entre los hombres.
La honra puede ser mancillada. La justicia puede ser vendida. Todo puede ser desgarrado. Pero la noción del bien flota sobre todo, y no naufraga jamás.
. . . Es hora ya de que las fuerzas de construcción venzan en la colosal batalla humana a las fuerzas de la destrucción. La guerra, que era antes el primero de los recursos, es ya hoy el último de ...
La palabra sincera huye, como niña decorosa, de los comedores renales.
La vida humana sería una invención repugnante y bárbara, si estuviera limitada a la vida en la tierra.
Todo el que deja hacer lo que es capaz de hacer, peca.
Perdonar es vencer.
Amor es delicadeza, esperanza fina, merecimiento, y respeto.
Quien piensa en sí, no ama a la patria.
El que sabe desdeñar su vida, sabrá siempre honrarla.
Pues no tiene la capacidad de gobernar con justicia, y no debe gobernar el que no tiene la capacidad de convencer.
No es que los hombres hacen los pueblos, sino que los pueblos, con su hora de génesis, suelen ponerse, vibrantes y triunfantes en un hombre.
La victoria está hecha de cesiones.
Hay que andarse con tiento en eso de cantar victorias diplomáticas sobre otra nación, porque el cacareo puede deshacer lo que ha logrado hacer la diplomacia.
En américa, la libertad es una vigorosa brotación.
Sin alteza de ideas nadie espere el respeto común.
Sufrir es más que gozar: es verdaderamente vivir.
La juventud debe ejercitar los derechos que ha de realizar y enseñar después.
Es la libertad la esencia de la vida.