Aquello que da horror no es peligroso
No hay sabio a quien no engañe cualquier necia
No hay grito de dolor que en lo futuro no tenga al fin por eco una alegría.
Háblame más... y más… Que tus acentos me saquen de este abismo; el día en que no salga de mí mismo, se me van a comer los pensamientos.
Todo en amor es triste, más, triste y todo, es lo mejor que existe.
Que es de cuantos tormentos he sufrido, la ausencia el más atroz.
Te pintaré en un cantar la rueda de la existencia: pecar, hacer penitencia y luego vuelta a empezar
Dios mío, ¡cuántas cosas le diría si supiera escribir!
¡No olvidéis un instante que es quedarse atrás no ir adelante!
Porque al besar la madre a un hijo amado, besa a un tiempo el amor del que ha nacido.
¡Ay! ¡Ay! Más cerca de mí te siento cuando más huyo de ti, pues tu imagen es en mí, es en mí, sombra de mi pensamiento, sombra de mi pensamiento.
No hay, entre una docena de preciosas hijas de Andalucía, un par de ojos capaces de sostener la competencia con los de una chilena.
Velas de amor en golfos de ternura vuela mi pobre corazón al viento y encuentra, en lo que alcanza, su tormento, y espera, en lo que no halla, su ventura.
Para ablandar lo duro del destino ha dado Dios a la mujer el llanto, que es lo que hay en lo humano de divino
Yo voy a ti como va sorbido al mar ese río.
¡Sobre arena y sobre viento lo ha fundado el cielo todo!
La envidia es la polilla del talento.
¿Será una ley natural, como afirma no sé quién, que por contraste fatal lleva un mal ejemplo al bien y un ejemplo bueno al mal?
O vienes o me voy. ¡Te amo de modo que es imposible que yo viva, hermosa, un mes lejos de ti!
Ser esclavo de quien se ama es tener por prisión el paraíso.