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Cuando se sabe una cosa sostener que se sabe y cuando no se sabe admitirlo, ese es el verdadero conocimiento.
Pensar dos veces ya es bastante.
Nunca olvidéis, discípulos, que un gobierno opresor es más cruel que un tigre.
No veo ningún rey sabio. Nadie puede escucharme. Tengo que morir.
Cometer un error y no corregirlo es otro error.
Si no estamos en paz con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de la paz.
La naturaleza hace que los hombres nos parezcamos unos a otros y nos juntemos; la educación hace que seamos diferentes y que nos alejemos.
Gobernar es rectificar.
Es posible conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero es seguro que se podrá conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto.
Un caballero se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus actos.
Si pudiéramos aprender, por la mañana, lo que es justo, deberíamos darnos por satisfechos con morir por la tarde.
Cuando sepas una cosa sostén que la sabes; cuando no la sepas, confiesa que no la sabes. En eso está la característica del conocimiento.
No pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación.
No debes quejarte de la nieve en el tejado de tu vecino cuando también cubre el umbral de tu casa.
Yo no procuro conocer las preguntas; procuro conocer las respuestas.
La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas.
Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.
Los defectos de un hombre se adecuan siempre a su tipo de mente. Observa sus defectos y conocerás sus virtudes.
El tipo más noble de hombre tiene una mente amplia y sin prejuicios. El hombre inferior es prejuiciado y carece de una mente amplia.
El mal no está en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas.
El hombre superior es persistente en el camino cierto y no solo persistente.
Sabemos tan poco acerca de la vida. ¿Cómo podremos saber algo acerca de la muerte?
Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil.
Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo; cuando veas a un hombre malo, examínate a ti mismo.
Quien volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro.
Lo que quiere el sabio, lo busca en sí mismo; el vulgo, lo busca en los demás.
Solo el virtuoso es competente para amar u odiar a los hombres.
Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes.
El más elevado tipo de hombre es el que obra antes de hablar, y practica lo que profesa.
El lenguaje artificioso y la conducta aduladora rara vez acompañan a la virtud.
Entristécete no porque los hombres no te conozcan, sino porque tú no conoces a los hombres.
Lo que no quieras que los otros te hagan a ti, no lo hagas a los otros.
Solo los sabios más excelentes, y los necios más acabados, son incomprensibles.
Si no se respeta lo sagrado, no se tiene nada en que fijar la conducta.
La naturaleza humana es buena y la maldad es esencialmente antinatural.
Los hombres se distinguen menos por sus cualidades naturales que por la cultura que ellos mismos se proporcionan. Los únicos que no cambian son los sabios de primer orden y los completamente idiotas.
Es más fácil apoderarse del comandante en jefe de un ejército que despojar a un miserable de su libertad.
Cuando veáis a un hombre sabio, pensad en igualar sus virtudes. Cuando veáis un hombre desprovisto de virtud, examinaos vosotros mismos.
Los cautos rara vez se equivocan.
Sin no conoces todavía la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte?