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Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo.
El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.
No está en las estrellas para celebrar nuestro destino, sino en nosotros mismos.
El porvenir de un hombre no está en las estrellas, sino en la voluntad y en el dominio de sí mismo.
¡La culpa, querido Brutus, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos que consentimos en ser inferiores!
Dueños de sus destinos son los hombres. La culpa, querido Bruto, no está en las estrellas, sino en nuestros vicios.
Con frecuencia pedimos al cielo recursos que residen en nosotros mismos. El destino celeste nos deja libres en nuestras acciones y no retarda nuestros designios, sino cuando somos lentos en ejecutarlo...
El amor consuela como el resplandor del sol después de la lluvia.
¡he perdido mi gotita de rocío!, dijo la flor al cielo del amanecer, que había perdido todas sus estrellas.
El amor mueve el sol y las estrellas.
Cuando las estrellas bajan, ¡qué triste es bajar los ojos para verlas!.
Yo desprecié los grados y distinciones. Aspiraba a un destino más honroso: derramar mi sangre por la libertad de mi patria.
Cualquiera puede dominar un sufrimiento, excepto el que lo siente.
¡Oh amor poderoso¡ Que a veces hace de una bestia un hombre, y otras, de un hombre una bestia.
Es más sencillo obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada.
El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen.
¿Y de qué te sirve poseer las estrellas? -me sirve para ser rico-¿y de qué te sirve ser rico? -me sirve para comprar más estrellas.
Si llego a mi destino ahora mismo, lo aceptaré con alegría, y si no llego hasta que transcurran diez millones de años, esperaré alegremente también.
A veces nuestro destino semeja un árbol frutal en invierno. ¿Quién pensaría que esas ramas reverdecerán y florecerán? Mas esperamos que así sea, y sabemos que así será.
Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un caracter. Siembra un carácter y cosecharás un destino.
Politicos y periodistas comparten el triste destino de tener que hablar hoy ya de cosas que hasta mañana no comprenderan totalmente.
No labra uno su destino: ¡Lo aguanta!
El destino tiene dos maneras de herirnos: negándose a nuestros deseos y cumpliéndolos.
Ni aún permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar, puede el hombre escapar a la sentencia de su destino.
No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización es quien elabora ese pro...
Todos los sectores sociales deben estar unidos verticalmente por el destino común de la Nación (...) Se hace imposible pensar la política social sin una política nacional.
El mejor destino que hay es el de supervisor de nubes, acostado en una hamaca mirando al cielo.
No olvides tu historia ni tu destino.
Cada hombre debe tener derecho a elegir su destino.
Aquel que gobierna por medio de su excelencia moral puede compararse a la estrella polar, que permanece en su sitio en tanto todas las demás estrellas se inclinan ante ella.
La libertad de buscar y decir la verdad es un elemento esencial de la comunicación humana, no solo en relación con los hechos y la información, sino también y especialmente sobre la naturaleza y d...
¡Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. Solo así podrá cumplirse tu peculiar destino.
Una frase puede cambiar un destino.
No creo que haya que lamentarse sobre el propio destino, pero a veces es muy duro.
Yo creía que la ruta pasaba por el hombre, y que de allí tenía que salir el destino.
Un loco enamorado sería capaz de hacer fuegos artificiales con el sol, la luna y las estrellas, para recuperar a su amada.
A las personas les interesa nuestro destino exterior; el interior, solo a nuestro amigo.
Lo que todas las personas tenemos en común no es el espíritu, sino el destino.
Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en el que el hombre sabe para siempre quién es.
Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres.