Llevo tantos años sangrando que no temo ahogarme, me lanzaste tus manos, por ello te amo pero, ya era tarde...
Pablo Hasél
El dinero puede comprar una cama, pero no las ganas de dormir; libros, pero no la inteligencia; alimentos, más no el apetito; una casa, más no un hogar; medicamentos, pero no la salud; lujos, pero n...
Que nos entristezcamos o nos alegremos, la mano que todo lo dirige, no por eso va a variar: esta es una verdad evangélica.
No puedo reconciliarme conmigo mismo, con los otros, con las cosas. Ni siquiera con Dios. Con él de ninguna manera.
Quizá lo mejor del futuro es que solo llega un día a la vez.