Tú confundes el amor con la obediencia. A mí me obedecerás sin amarme y sin que yo te ame.
Pauline Réage
Entonces cuéntanos todo al respecto, Edith, ya que sabes tanto. Cuéntanos una historia que comience: ?Érase una vez, una virgen nerviosa que se casó con el lord fantasmal de un castillo embrujado?...
Me enteré de que el árbitro no entró solo al camerino en el descanso después del primer tiempo.
Nadie viaja sin motivo. Quien se pierde es porque desea perderse.
Pero se asombró también de sí mismo por no poder aprender a olvidar y seguir dependiendo siempre del pasado: por muy lejos y muy rápido que corra, la cadena corre con él.