Hay que perder la mitad del tiempo, para poder emplear la otra mitad.
No quiso la lengua castellana que de casado a cansado hubiese más de una letra de diferencia.
Un grano de buena experiencia a los 9 años, vale más que un curso de moral a los 20.
La máxima virtud de un príncipe es conocer a los suyos.
Cuídate de los que solo ven desorden en el ruido y paz en el silencio.