La partida
El tren de la partida
aguarda porfiada
su marcha en busca de lo eterno,
buscando un dantesco infierno,
a la llegada del invierno,
en su primera madrugada.
Espera impaciente
que el otoño naciente
camine raudo a su ciclo final
y entonces la vida vanal:
termine,culmine,
pero espera impaciente
el tren de la partida.
Un pasajero,sólo uno
cabe en su interior,
él o ninguno,
cual prior sin compañía,
pero espera impaciente
el tren de la partida.
Un adios para tí
en otoño desfigurado,
adios vacío,frío,indiferente.
Miguel Visurraga Sosa