Y los ojos prometen mientras la boca aguarda.
Jorge Guillén
Cuando deje de indignarme, habrá comenzado mi vejez.
No hay malas hierbas ni hombres malos; solo hay malos cultivadores.
La ciencia y las letras doman las pasiones que engendra la política. Tiempo es ya de que el afecto reemplace en la ley del mundo al odio.
Solo hay dos clases de personas coherentes: los que gozan de dios porque creen en él y los que sufren porque no le poseen.