No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad.
Gabriel García Márquez
En la ternura de la serpiente nadie cree. Nadie no es trastornado por la sangre incolora de las flores.
La imaginación es generosa y desprendida; la inteligencia calcula y se aferra a lo que sea.
Nada altera mi concentración. Podrías hacer una orgía en mi oficina y yo no miraría. Bueno, quizá una vez.
Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.