Alberto angel montoya la niebla ( 3 )
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Realidad Y Sueño
Náufrago de mi propio sueño,
como si transportara en la flor de los labios
el silencio desnudo,
más que la sangre muda de hospital
muerta en el abandono;
con la tristeza del que viaja
por un aire sin viaje,
reducido al silencio
bajo un olor de rosa no pensada,
cuando el jardín no sabe
si la flor es un sueño
o la esperanza presentida;
fijo en mis latitudes
con el límite sueño entre las manos,
en su cauce la sangre detenida
y el temor de que llegue hasta mi tacto
la presión más efímera
o la más fina flor ya derribada;
límite y carne, sueño ilimitado
bajo la sábana, tan blanca,
por la que corre sangre
como la vena rota
en la piel de una virgen;
amigo de mí mismo
igual al hombre que presiente
la altura de su sombra
a la hora del último camino,
cara al ángel que viaja hacia mi encuentro
con la blancura íntima del niño aún no nacido,
me recuesto en mis venas
doloroso y sediento, sin mis nervios
ni el recuerdo inicial,
aquel primer encuentro con la muerte
tan clara, pura y sombra.
Siento que un mar lejano,
hundido como puerto bajo niebla,
hasta mí llega, cuando poso mi mano ávida
sobre el temor de mi sombría piel,
igual que un río inmóvil camina por los campos,
y de la sombra de mi aliento,
lento y desnudo, fiel a mi destino,
con mi sangre en el hielo,
más fría que la estatua bajo el agua,
con el frío en las manos
y la desnuda voz enmudecida,
hacia mi sombra vuelvo,
retorno a mi naufragio.
Náufrago de mi propio sueño,
como si transportara en la flor de los labios
el silencio desnudo,
más que la sangre muda de hospital
muerta en el abandono;
con la tristeza del que viaja
por un aire sin viaje,
reducido al silencio
bajo un olor de rosa no pensada,
cuando el jardín no sabe
si la flor es un sueño
o la esperanza presentida;
fijo en mis latitudes
con el límite sueño entre las manos,
en su cauce la sangre detenida
y el temor de que llegue hasta mi tacto
la presión más efímera
o la más fina flor ya derribada;
límite y carne, sueño ilimitado
bajo la sábana, tan blanca,
por la que corre sangre
como la vena rota
en la piel de una virgen;
amigo de mí mismo
igual al hombre que presiente
la altura de su sombra
a la hora del último camino,
cara al ángel que viaja hacia mi encuentro
con la blancura íntima del niño aún no nacido,
me recuesto en mis venas
doloroso y sediento, sin mis nervios
ni el recuerdo inicial,
aquel primer encuentro con la muerte
tan clara, pura y sombra.
Siento que un mar lejano,
hundido como puerto bajo niebla,
hasta mí llega, cuando poso mi mano ávida
sobre el temor de mi sombría piel,
igual que un río inmóvil camina por los campos,
y de la sombra de mi aliento,
lento y desnudo, fiel a mi destino,
con mi sangre en el hielo,
más fría que la estatua bajo el agua,
con el frío en las manos
y la desnuda voz enmudecida,
hacia mi sombra vuelvo,
retorno a mi naufragio.
Alà Chumacero
Alto Nombre
Nombre de suave lienzo y blanco lino,
paisaje donde nevó rosas heladas,
primavera cuajada en amor joven.
Cuántas huidas, cuántos escalofríos
entre tú y yo levantaron nuestro puente.
Puente de plata o tela de araña, dulce,
donde al amanecer la niebla se columpia.
Mi vida es un acercarse a la tuya.
Al morder la primera fruta de oro,
el zumo por los labios resbalaba.
Era la pasión como una novia antigua.
Nombre de limpio vidrio y aire tamizado,
en soledad arrodillada encendido,
de campana en campana por los campos vuelas.
Como un animal sagrado vagabas;
alto zumbido de otoños olvidados
bajo tus pies, arcángel de los pies blancos.
Esparciendo luz y oliendo a flor,
Planeas sobre mí, ángel en ruinas.
¿Qué brisa, qué amor, qué pena deshojada,
qué fuente dorada o qué cristal de estrella
sueña tus sueños cuando estoy dormido?
Al latirte el corazón de viento,
florezco bajo tus alas desnudas.
De "Angel de tierra"
Nombre de suave lienzo y blanco lino,
paisaje donde nevó rosas heladas,
primavera cuajada en amor joven.
Cuántas huidas, cuántos escalofríos
entre tú y yo levantaron nuestro puente.
Puente de plata o tela de araña, dulce,
donde al amanecer la niebla se columpia.
Mi vida es un acercarse a la tuya.
Al morder la primera fruta de oro,
el zumo por los labios resbalaba.
Era la pasión como una novia antigua.
Nombre de limpio vidrio y aire tamizado,
en soledad arrodillada encendido,
de campana en campana por los campos vuelas.
Como un animal sagrado vagabas;
alto zumbido de otoños olvidados
bajo tus pies, arcángel de los pies blancos.
Esparciendo luz y oliendo a flor,
Planeas sobre mí, ángel en ruinas.
¿Qué brisa, qué amor, qué pena deshojada,
qué fuente dorada o qué cristal de estrella
sueña tus sueños cuando estoy dormido?
Al latirte el corazón de viento,
florezco bajo tus alas desnudas.
De "Angel de tierra"
Ricardo Carballo Calero
Un poco de sol, un estrellón de ángel, y luego la niebla; y los árboles, y nosotros hechos de aire en la mañana.
Salvatore Quasimodo
Si te viese aparecer entre las nubes, Eliacim, con unas alas bien cosidas a la espalda, como un ángel, e incluso con una varita de la virtud en la mano, como un hada, probablemente enloquecería de tristeza.
Las nubes, hijo mío, con sus blandas cárcavas y sus cimientos movibles, guardan indescifrables teoremas cuyo planteamiento no es sano para los hombres. ¿Te acuerdas de aquel escalatorres, Eliacim, que un día de niebla escaló, una por una, todas las nubes del cielo y desapareció para siempre? Según los pastores de las montañas, que lo vieron, tenía la cabeza hueca y en su calavera se empollaban los minúsculos huevecillos de las tormentas, los huevecillos que, al reventar, sobrecogen al mundo.
Las nubes, Eliacim, se forman con las almas de quienes mueren en la horca y con las almas, también, de los niños que pecan antes de tiempo. Por eso, en los países del sol, suceden, a veces, cosas inexplicables, misteriosas y agudísimas cosas inexplicables.
Si te viese aparecer entre las nubes, Eliacim, estoy segura que enloquecería de tristeza. No es como un ángel como yo te quiero, hijo mío. Tampoco como habitante de la nube blanca, de la nube gris, de la nube negra.
Es de una manera mucho más sencilla e imposible.
Las nubes, hijo mío, con sus blandas cárcavas y sus cimientos movibles, guardan indescifrables teoremas cuyo planteamiento no es sano para los hombres. ¿Te acuerdas de aquel escalatorres, Eliacim, que un día de niebla escaló, una por una, todas las nubes del cielo y desapareció para siempre? Según los pastores de las montañas, que lo vieron, tenía la cabeza hueca y en su calavera se empollaban los minúsculos huevecillos de las tormentas, los huevecillos que, al reventar, sobrecogen al mundo.
Las nubes, Eliacim, se forman con las almas de quienes mueren en la horca y con las almas, también, de los niños que pecan antes de tiempo. Por eso, en los países del sol, suceden, a veces, cosas inexplicables, misteriosas y agudísimas cosas inexplicables.
Si te viese aparecer entre las nubes, Eliacim, estoy segura que enloquecería de tristeza. No es como un ángel como yo te quiero, hijo mío. Tampoco como habitante de la nube blanca, de la nube gris, de la nube negra.
Es de una manera mucho más sencilla e imposible.
Camilo José Cela
Amé tu pasado, pero tú cambiaste tu presente y ya no me encuentro en tu futuro…
AnGel HeeRnaandeez Hueerthaa
Mejor es la esperanza; pues produce paciencia, arma fuerte contra la decepción temprana.
Miguel Ãngel Retana Zamora
Y los amantes saben, que sin querer siquiera hay un amor que crece como una enredadera
José Angel Buesa
Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo, la noche entera es corta para soñar contigo y todo el día es poco para pensar en ti
José Angel Buesa
Hay un arte de anochecer. De la entrada del cuerpo al alma, de la niebla a la redondez y del círculo al cielo.
José Barroeta
En su rostro advertí realmente aquella niebla que suele subir siempre mientras dura la sensación de placer que produce el creerse por encima de otros.
Georg Christoph Lichtenberg
No digas que te falta tiempo, tienes exactamente el mismo numero de horas al día que las que recibieron helen keller , pasteur, miguel Ángel, la madre teresa de calcuta, leonardo da vinci y albert einstein.
H. Jackson Brown
La solemne niebla, significativa y movediza. El tonto con los jueces, entre los tontos un juez.
William Cowper
El ángel que presidió mi nacimiento dijo: Pequeña criatura, fruto de la dicha y de la risa, ve y esparce amor.
William Blake
Un día mas... de tristezas, afanes, amor o desamor...
y nostalgias de horas que el tiempo con su paso inclemente,
ya crucifico! pero que cargo conmigo cual escapulario invisible en mi corazón, por eso te reconocí en mis noches...
cuando tu mano tomo la mía, recuperando así, mis sueños,
mi vida, mi fe y mis alegrías...
He de darte nombre; mi mar de emociones...
Yo te llamare...
Ángel Terrenal...!!
y nostalgias de horas que el tiempo con su paso inclemente,
ya crucifico! pero que cargo conmigo cual escapulario invisible en mi corazón, por eso te reconocí en mis noches...
cuando tu mano tomo la mía, recuperando así, mis sueños,
mi vida, mi fe y mis alegrías...
He de darte nombre; mi mar de emociones...
Yo te llamare...
Ángel Terrenal...!!
Jackselins Arteaga
ÁNGEL TERRENAL...
Cuando decidí amarte, el amor, la pasión, el deseo, la ternura y un sin fin; de sentimientos tan fascinantes y tentadores llegaron y se instalaron, en mi corazón!
Haciéndolo cautivo de avasallantes emociones que juntas forman un cóctel, el cual he mezclado para saborear en el... La pócima del amor que siento por ti...!!
Cuando decidí amarte, el amor, la pasión, el deseo, la ternura y un sin fin; de sentimientos tan fascinantes y tentadores llegaron y se instalaron, en mi corazón!
Haciéndolo cautivo de avasallantes emociones que juntas forman un cóctel, el cual he mezclado para saborear en el... La pócima del amor que siento por ti...!!
Jackselins Arteaga
Anoche le pedí a un Ángel que fuera a protegerte mientras dormías, al rato volvió y le pregunté ¿Por que volviste? y me contestó; que un Ángel no necesita que otro Ángel le proteja.
Amaury RodrÃguez
La ilusión surge de la ternura de un ángel triste, no volviéndola felicidad.....
The fairy of the rain
Buscando rosas en otoño,
la niebla celosa me envolvió
rencorosa,al verte esperándome
con tu amor en retoño.
Celosa no permitió que me acercara a ti
a compartir ese amor que me lo entregarías.
la niebla celosa me envolvió
rencorosa,al verte esperándome
con tu amor en retoño.
Celosa no permitió que me acercara a ti
a compartir ese amor que me lo entregarías.
Miguel Visurraga Sosa
días con niebla entre la niebla y yo tenemos una guerra por tu amor por tu belleza tan linda que iluminas mi corazón teniendo tinieblas la guerra de la niebla y mi guerra con ella yo te puedo proteger la niebla no te puede proteger tu decides dulce y bella princesa
javieitordestruc
El café debe ser caliente como el infierno, negro como el diablo, puro como el ángel y dulce como el amor.
Charles Maurice de Talleyrand
Se lo veía tan dulce, como un ángel...Si lo hubiera visto lo habría besado, tan dulce.
Arthur Miller
Para aguantar todo lo que precisas, ángel mío, hazte una coraza secreta compuesta de poesía y orgullo.
Gustave Flaubert
La Niña a quien dijo el Ángel que estaba de gracia llena, cuando de ser de Dios madre le trujo tan altas nuevas
Félix Lope de Vega
¿Eres un ángel? No - respondió -¿Acaso un santo? No - respondió -¿Entonces qué eres? Respondió el Buda - Estoy despierto -
Buda
Ya me imagino a la Virgen María y el ángel: Soy la santa trinidad! ¡Sí, pero eres una paloma! ¡Tienes la gripe aviar!.
Andreu Buenafuente
Cuando nació mi hija sentí que me quitaban un velo y desaparecía una capa de niebla de mi propia vida
Johnny Depp
La Mona Lisa de Leonardo no es más que mil millares de manchas de pintura. El David de Miguel Ángel no es más que un millón de martillazos. Nosotros mismos no somos más que un millón de trocitos colocados de la forma correcta.
Chuck Palahniuk
El hombre no es ni ángel ni bestia; afortunadamente, cuando hace de ángel hace un poco menos de bestia
André Maurois
Te vi, juntabas margaritas del mantel, ya sé que te traté bastante mal, no sé si eras un ángel o un rubí o simplemente te vi.
Fito Páez
Alberto es una persona nerviosa, lo que no es malo. Yo también lo soy. Siempre pensamos que tenemos que hacer más, trabajar más, ser mejores
Lance Armstrong
Pues que eres al olvido invulnerable, vulnérame ya, amor, deshazme el pecho y anida en él, demonio y ángel mío
Antonio Gala
Veamos el reportaje de Mar adentro que ha realizado mi compañero y amigo Alberto Bermejo, el único de todo el equipo al que le ha gustado la película.
Antonio Gasset