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Angel ( 4 )

Angel. Encuentra docenas de angel con fotos para copiar y compartir.


Para Nada

Trabajé el aire
se lo entregué al viento:
voló, se deshizo,
se volvió silencio.

Por el ancho mar,
por los altos cielos,
trabajé la nada,
realicé el esfuerzo,
perforé la luz
ahondé el misterio.

Para nada, ahora,
para nada, luego;
humo son mis obras,
cenizas mis hechos.

...Y mi corazón
que se queda en ellos.


Ángel González


Cena

Una historia de ayer traza tu fino
labio en carmín, y es hoy en tus ojeras.
Y hay un collar de olvidos y de esperas
si se yergue tu cuello alabastrino.
Las orquídeas ensayan tu destino
en un haz de fugaces primaveras,
y se curvan tu labio y tus ojeras
a la vez sobre el llanto y sobre el vino.
Pero no lloras. Elegante y ducha
en el amor, sonríes a la pena.
Un llanto oculto con tu risa lucha,
y así bebes y ríes. Mas la cena
es ya el recuerdo de otra cena. Escucha:
son los "Cuentos de los bosques de Viena".


Alberto Angel Montoya




Ella

Ella está aquí, presente en la distancia
que separa su nombre de mi oído
y está aquí en el espacio estremecido
que hay entre mi recuerdo y su fragancia.

Ella se fue, y aún yerra por mi estancia
su nombre en su perfume diluido,
que por marcarle un límite al olvido
se hizo nombre y perfume la distancia.

Ella está aquí, presente en el abismo
de su ausencia en aroma. En el amargo
acento de su nombre en mi mutismo.

Que de tan corto amor, dolor tan largo,
solo es nombre y perfume... Y sin embargo
yo pude acompañarla hasta mí mismo.


Alberto Angel Montoya


Madrigales

III
La mano que besé ayer
ya libre del fino guante,
leve, transida y fragante,
comenzaba a florecer.
Yo buscaba en su color
algo que nieve no fuera,
mientras abrió primavera
cinco pétalos de amor.
Que por verla florecer,
leve, transida y fragante,
yo misma libré del guante
la mano que besé ayer.

VI
Para el trigo de tu voz,
trémula espiga en sonido,
tienes el labio teñido
en curva como una hoz.
Yo he escuchado ese teñir
gemir de amor, y he mirado
tu grito en él desmayado
que es igual mirar que oír,
si en curva como una hoz
tu rojo labio teñido
siega la espiga en gemido
que es el trigo de tu voz.

VII
Cubre de nuevo el carmín
tu boca en alba de huida
y ya de pieles ceñida
pones a la noche fin.
Ah, que asombrada visión
mirarte otra vez desnuda.
Del raso que el cuerpo escuda
va surgiendo la visión.
La luz te sorprende al fin
toda desnuda y transida,
y solo queda vestida
tu boca bajo el carmín.

IX
Dicen mis labios "jamás",
y "siempre" dice tu boca.
Yo orgullo de enhiesta boca,
tú espuma y brisa no más.
Qué extraña y fugaz pasión
la que soñamos eterna:
curva del seno y la pierna
en moldes de corazón.
Mañana otro amor tendrás
y hoy otro amor mi ansia invoca,
pero mi nombre tu boca
pintó de siempre y jamás.


Alberto Angel Montoya


Si me muriera sin poder olvidarte y después de la muerte se llega a alguna parte, preguntaré si hay sitio para mí junto a ti, y Dios seguramente responderá que sí.


José Angel Buesa


Después de haber besado sus cabellos de trigo, nada importa la culpa, pues no importa el castigo.


José Angel Buesa




Además de perdonar a tus enemigos, ríete de ellos. La risa es el gran antídoto contra los venenos del espíritu.


Angel Osorio


La síntesis espiritual de un pais es su arte.


Angel Ganivet


No diré que esa noche que solo a ti te digo se me encendió en la sangre lo que soñé contigo


José Angel Buesa




En Esta Lluvia

Os palpé en esta lluvia,
no en el aire,
sino en la tierra, tras haber caído
-entre la hierba fría
y caliente, como una boca
grande y verde que no devora tiempos:
mis manos ahora huelen
a aceite de podrido
y lujuriante azahar (mis dedos,
ya planetas del árbol)
y también a una axila rosa
y al escozor de un vientre
no virgen, tras la lluvia.

Estabais allí tras el agua
-o sea, allí en la lluvia-
como jugando a ser espejos
más que su fibra ambigua,

pero era vuestro el aire.


Ángel Crespo


Puedo estar a tu lado como si no estuviera, y encontrarte cien veces, así como al azar... puedo verte con otro, sin suspirar siquiera, y no puedo olvidar.


José Angel Buesa


El hombre es el más misterioso y el más desconcertante de los objetos descubiertos por la ciencia.


Angel Ganivet


Tal ves mires a otro, igual que a mí aquel día y yo aquí recordándote a la orilla del mar.


José Angel Buesa




El camino nace del caminante.


José Angel Buesa


No, nada llega tarde, porque todas las cosas tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas


José Angel Buesa


Y así brota en el alma la rebelión de un sueño que es como un perro arisco que le gruñe a su dueño


José Angel Buesa


Hace calor de Dios, amor.


Miguel Ángel Asturias


Toda obra, cualquiera que sea, literaria, política, científica, debe estar respaldada por una conducta.


Miguel Ángel Asturias


El amor florece tierra movediza, y es ley de la llama trocarse en cenizas


José Angel Buesa


Tal vez nadie lo sepa... Como tal vez un día todos irán sabiendo lo que nadie sabía


José Angel Buesa


El horizonte está en los ojos y no en la realidad.


Angel Ganivet


En términos éticos cabria describirse tal cesión una actitud de fundamental pereza o cobardía. Desde un punto de vista social debe explicarse así: los hombres ceden a determinados individuos el derecho de defenderse y de usar sus energías físicas, a cambio de ser eximidos del deber de hacerlo. Nace así el poder militar. Ceden también el derecho de pensar, de usar su capacidad intelectual, de forjar su concepción de la realidad y su escala de valores, a cambio de ser relevados de la pesada obligación y del duro deber de hacerlo. Nace entonces el poder intelectual y sacerdotal, guerreros y sacerdotes exigen al mismo tiempo una partición de los bienes económicos y ante, todo, de la tierra. Para hacer respetar los derechos que se les han cedido y las propiedades que ipso facto han adquirido, instituyen al estado y la ley, y eligen de su propio seno al gobernante o los gobernantes.


Angel Cappelletti


Pero no olvido aquel deslumbramiento, aquella gloria del primer momento, al ver tus ojos por primera vez


José Angel Buesa


Y que un beso... uno solo puede más que el olvido si se juntan dos bocas en un beso prohibido


José Angel Buesa


El Canto de Los Mares Solos

Somos la remembranza de la tierra vencida.
Necesitaba Dios nuestro vaivén profundo
que era ritmo en sus venas y en su carne florida
la invencible y eterna melodía del mundo.

Nuestro vigor es fuerza de estrellas y raíces.
Los árboles nos dieron sus moribundos bríos.
Soñamos en las claras y enormes cicatrices
que abrían las soberbias quillas de los navíos.

Como un collar perdido de piedras fabulosas
las estrellas nos hieren en nuestro sueño esquivo.
Somos la sangre turbia de las difuntas cosas;
el grito gutural del hombre primitivo.

En nuestra rebelión de temblores y nervios
el eco de la tierra que se murió podrida.
¡Oh, mástiles sonoros; oh, navíos soberbios
llevados por los vientos primeros de la vida!

¡Qué nuevos argonautas verán el vellocino!
En un dolor horrendo tiemblan nuestros ciclones
queriendo revivir el difunto destino
que fue sangriento y hosco como un tropel de leones.

Sabemos dónde estaban las estrellas, sus rastros
quedaron en nosotros. Con dulzura de abuelo
iremos sobre el agua colocando los astros
que desprendió Jesús con su mano del cielo.

Seremos un vigor enorme y tenebroso.
En nuestras olas vibran inmortales tormentas,
la voz del Cristo rueda semejando un sollozo
lanzado de la cruz hacia los Cuatro vientos.


Ángel Cruchaga


O acaso cierta noche de amor y de locura yo vivía un ensueño y... y usted una aventura


José Angel Buesa




La sinceridad no obliga a decirlo todo, sino a lo que se diga sea lo que se piense.


Angel Ganivet


El Baile

Porque tu pie no es árbol, sino vuelo,
paloma desmandada, extenso ramo,
la nota más viajera a tu reclamo
solucionó lo grávido del suelo.

Porque tu pie volaba por el cielo
con peso de sonoro miligramo,
la nota más viajera, como un gamo,
buscó lo forestal del violoncelo.

Y, entonces, fue la música. El Danubio
sonaba por un vals, y un gnomo rubio
danzaba entre los vuelos del vestido.

Tu pie giró al impulso de la orquesta,
y en los bosques de Viena una ballesta
fue preparada para herir lo herido.


Ángel García López


Lástima que la prisa nunca sea elegante


José Angel Buesa


Ama tu verso, y ama sabiamente tu vida, la estrofa que más vive, siempre es la mas vivida


José Angel Buesa


Ser joven significa ser dueños de nuestra vida, de nuestro presente y estar dispuestos a desafiar nuestro porvenir; aceptar las circunstancias sin envidiar ni protestar; admitir la maravilla que somos y lánzanos a conquistar nuestro propio destino.


Miguel Ángel Cornejo


Espero tu sonrisa y espero tu fragancia por encima de todo, del tiempo y la distancia


José Angel Buesa


Sembrado para comer es sagrado sustento del hombre que fue hecho de maíz. Sembrado por negocio es hambre del hombre que fue hecho de maíz.


Miguel Ángel Asturias


La mujer tiene un solo camino para superar en méritos al hombre: ser cada día más mujer.


Angel Ganivet


Y si por algo es triste la lluvia que no llueve será porque es la lluvia condenada a ser nieve


José Angel Buesa


Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.


José Angel Buesa


Tu Zapato

Pesa tan poco tu zapato leve,
que finge ser, cuando tu pie reposa,
más que un zapato, un pétalo de rosa
hecho para pisar copos de nieve.

Si ágil orquesta sus compases mueve
y a la danza te entregas jubilosa,
simula el giro de tu planta breve
ir posado sobre una mariposa.

¿Con qué nervioso andar guió la exquisita
angustia infiel de tu primera cita?
¿Qué secretos de amor lo han hechizado?

Barca de raso en que tu pie navega,
él te condujo desalada y ciega
a la Citeres del primer pecado.


Alberto Angel Montoya


El mar sigue cantando cuando pierde una ola.


José Angel Buesa


Mi corazón es una playa triste, y tú eres una ola que viene y que se va.


José Angel Buesa


Y si en la noche hay algo queriendo amanecer es simplemente un hombre que besa a una mujer


José Angel Buesa