Aprendi a no esperar nada de nadie ( 3 )
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Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que esperar largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad.
Friedrich Nietzsche
Tarea delicada la de apaciguar muchedumbres, porque hacer mucho puede ser tan funesto como no hacer nada.
Thomas Carlyle
Hay dos maneras de vivir su vida: una como si nada es un milagro, la otra es como si todo es un milagro.
Albert Einstein
Yo voy donde no haya entes que me digan nada y tenga que rendir examen de pureza entre impuros.
Atahualpa Yupanqui
Solo sé una cosa: en el fondo nadie es demasiado fantástico, tengo la impresión de que todos dedican la mayor parte de su vida a fastidiar a los demás.
Ken Kessey
Nada no es felicidad si no se comparte con otra persona, y nada es verdadera tristeza si no se sufre completamente solo.
Lo más importante que aprendà a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no.
Gabriel GarcÃÂa Márquez
Amor mutante amigos con derecho y sin derecho de tenerte siempre, y siempre tengo que esperar paciente, el pedazo que me toca de tÃ.
En amor la experiencia no cuenta para nada; porque si contase no se volverÃa a amar.
Henry-F de Regnier
Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes.
Jorge Bucay
Aunque estés solo, no debes decir ni hacer nada malo. Aprende a avergonzarte más ante ti que ante los demás.
Demócrito
La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar.
Thomas Chalmers
Cuando el amor es algo real e incontrolable; nos entra un miedo indefinible e intolerable, por que asà debe ser o asà debemos ver; que no hay nada igual a el.
Pablo Colin
Huésped Sin Sombra
Nada deja mi paso por la tierra.
En el momento del callado viaje
he de llevar lo que al nacer me traje:
el rostro en paz y el corazón en guerra.
Ninguna voz repetirá la mÃa
de nostálgico ardor y fiel asombro.
La voz estremecida con que nombro
el mar, la rosa, la melancolÃa.
No volverán mis ojos renacidos
de la noche a la vida siempre ilesa,
a beber como un vino la belleza
de los mágicos cielos encendidos.
Esta sangre sedienta de hermosura
por otras venas no será cobrada.
No habrá manos que tomen, de pasada,
la viva antorcha que en mis manos dura.
Ni frente que mi sueño mutilado
recoja y cumpla victoriosamente.
Conjuga mi existir tiempo presente
sin futuro después de su pasado.
Término de mà misma, me rodeo
con el anillo cegador del canto.
Vana marea de pasión y llanto
en mà naufraga cuanto miro y creo.
A nadie doy mi soledad. Conmigo
vuelve a la orilla del pavor, ignota.
Mido en silencio la final derrota.
Tiemblo del dÃa. Pero no lo digo.
Nada deja mi paso por la tierra.
En el momento del callado viaje
he de llevar lo que al nacer me traje:
el rostro en paz y el corazón en guerra.
Ninguna voz repetirá la mÃa
de nostálgico ardor y fiel asombro.
La voz estremecida con que nombro
el mar, la rosa, la melancolÃa.
No volverán mis ojos renacidos
de la noche a la vida siempre ilesa,
a beber como un vino la belleza
de los mágicos cielos encendidos.
Esta sangre sedienta de hermosura
por otras venas no será cobrada.
No habrá manos que tomen, de pasada,
la viva antorcha que en mis manos dura.
Ni frente que mi sueño mutilado
recoja y cumpla victoriosamente.
Conjuga mi existir tiempo presente
sin futuro después de su pasado.
Término de mà misma, me rodeo
con el anillo cegador del canto.
Vana marea de pasión y llanto
en mà naufraga cuanto miro y creo.
A nadie doy mi soledad. Conmigo
vuelve a la orilla del pavor, ignota.
Mido en silencio la final derrota.
Tiemblo del dÃa. Pero no lo digo.
Meira Delmar
Los alemanes, y no solo ellos, poseen el don de hacer inaccesibles las ciencias. Nada alegraba tanto a los alemanes de los viejos tiempos como el hecho de que nadie tuviera que obedecer a nadie.
Johann Wolfgang Von Goethe