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Aquellas

Aquellas. Encuentra docenas de aquellas con fotos para copiar y compartir.


Cuando un poeta canta estamos en sus manos: él es el que sabe despertar en nosotros aquellas fuerzas secretas; sus palabras nos descubren un mundo maravilloso que antes no conocíamos.


Novalis


Hay dos tipos de personas en la tierra: aquellas que se elevan y aquellas que se inclinan.


Etla Wheeler Wilcox




En la vida, todas las batallas sirven para enseñarnos algo, incluso aquellas que perdemos.


Paulo Coelho


Con tanto ardor deben los ciudadanos pelear por la defensa de las leyes, como por la de sus murallas, no siendo menos necesarias aquéllas que éstas para la conservación de una ciudad.


Heráclito


Nuestras virtudes morales favorecen principalmente a otros, las intelectuales, por el contrario, ante todo a nosotros. Por eso aquéllas nos hacen queridos de todos, y éstas, odiados


Arthur Schopenhauer


Las únicas sociedades que han sido capaces de crear una prosperidad relativa ampliamente extendida han sido aquéllas que han confiado principalmente en los mercados capitalistas.


Milton Friedman




El prodigioso mundo de la cultura mora de España, que en el fondo es más afín a nosotros que Roma y que Grecia, que habla a nuestro sentido y a nuestro gusto con más fuerza que aquéllas, fue pisoteado...


Friedrich Nietzsche


Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no escucha música,
quien no halla encanto en si mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, repitiendo todos los días los mismos senderos,
quien no cambia de rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con desconocidos.

Muere lentamente quien evita una pasión
Y su remolino de emociones,
Aquellas que rescatan el brillo en los ojos
y los corazones decaidos.

Muere lentamente quien no cambia de vida cuando está insatisfecho con su trabajo o su amor,
Quien no arriesga lo seguro por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien no se permite al menos una vez en la vida huir de los consejos sensatos ...
¡Vive hoy! - ¡Haz hoy!
¡Ariesga hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te olvides de ser feliz!


Pablo Neruda


Lo Que Necesito de Ti

No sabes cómo necesito tu voz;
necesito tus miradas
aquellas palabras que siempre me llenaban,
necesito tu paz interior;
necesito la luz de tus labios
! Ya no puedo... seguir así !
...Ya... No puedo
mi mente no quiere pensar
no puede pensar nada más que en ti.
Necesito la flor de tus manos
aquella paciencia de todos tus actos
con aquella justicia que me inspiras
para lo que siempre fue mi espina
mi fuente de vida se ha secado
con la fuerza del olvido...
me estoy quemando;
aquello que necesito ya lo he encontrado
pero aún !Te sigo extrañando!


Mario Benedetti




Los faroles apenas tenían las sombras esa noche “aún no sé si en verdad sucedió”, pero no olvidaré aquellas lívidas nubes que incendiaban las llamas finales del sol.


Aleksandr Blok


Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo. . . . Del miedo al cambio.


Octavio Paz


Nada es más útil al hombre que aquellas artes que no tienen ninguna utilidad.


Ovidio


El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad.


Albert Einstein




Las conexiones de las verdades son distintas de las conexiones de las cosas, que son "verdaderas" en aquellas.


Edmund Husserl


Por muy bien hechos que estén los puntos de sutura, se vive con dificultad cuando nuestras vísceras han sido substituidas por la añoranza de una persona; parece que ésta ocupara más lugar que aquéllas, la sentimos continuamente, y además ¡qué ambigüedad verse obligado a pensar una parte del propio cuerpo!.


Marcel Proust


Casi todo lo absurdo de nuestra conducta es el resultado de la imitación que hacemos a aquellas personas con las cuales no nos podemos asemejar.


Ben Johnson


Solo comprendemos aquellas preguntas que podemos responder.


Friedrich Nietzsche


Nunca el hombre es tan ridículo por las cualidades que tiene, como por aquellas que cree tener.


Francisco de La Rochefoucauld


Reproches

Como el cansancio se abandona al sueño
así mi vida a ti se confiaba...
Cuando estaba en tus brazos, dulce sueño,
te quería dejar ....y no acababa...

Y no acababa.....¡Y tú te desasiste,
sorda y ciega a mi llanto y a mi anhelo,
y me dejaste desolado y triste,
cual un campo sin flores y sin cielo!

¿Por qué huiste de mi? ¡Ay quién supiera
componer una rosa deshojada;
ver de nuevo, en la aurora verdadera,
la realidad de la ilusión soñada!

¿Adonde te llevaste, negro viento,
entre las hojas secas de la vida,
aquel nido de paz y sentimiento
que gorjeaba al alba estremecida?

¿En qué jardín, de qué rincón, de dónde
rosalearán aquellas manos bellas?
¿Cuál es la mano pérfida que esconde
los senos de celindas y de estrellas?

¡Ay quién pudiera hacer que el sueño fuese
la vida!, ¡Que esta vida fría y vana
que me anega de sombra, fuera ese
sueño que desbarata mi mañana!


Juan Ramón Jiménez


Iban Mirándome Al Pasar

En una cueva de un monte lejano
me refugié. Y era de día
y cantaba el agua en el agua
y el aire soñaba en el aire.

Me refugié para no huirme
y no encontrarme. Era de noche
y el monte aquel era de luz.

Nunca supe de procesiones
como aquéllas: vestían clámides
transparentes, sin fibrias, iban
mirándome al pasar.

Lo que no tiene fin no se posee
ni nos posee: las miradas,
suyas y mías, eran formas
de otra forma de amor.

No hay dioses muertos si son dioses,
ni aquella cueva, ni aquel monte,
ni aquella luz, ni clámides
sin fimbrias, pues abrí
los ojos, y hasta el pecho
surgió el río del río.


Ángel Crespo


Amanecida

Soy una amanecida del amor

Raro que no me sigan centenares de pájaros
picoteando canciones sobre mi sombrilla blanca.
(Será que van cercando, en vigilia de nubes,
la claridad inmensa donde avanza mi alma).

Raro que no me carguen pálidas margaritas
por la ruta amorosa que han tomado mis alas.
(Será que están llorando a su hermana más triste,
que en silencio se ha ido a la hora del alba).

Raro que no me vista de novia la más leve
de aquellas brisas suaves que durmieron mi infancia.
(Será que entre los árboles va enseñando a mi amado
los surcos inocentes por donde anduve, casta

Raro que no me tire su emoción el rocío,
en gotas donde asome risueña la mañana.
(Será que por el surco de angustia del pasado,
con agua generosa mis decepciones baña).

Soy una amanecida del amor

En mí cuelgan canciones y racimos de pétalos,
y muchos sueños blancos, y emociones aladas.

Raro que no me entienda el hombre, conturbado
por la mano sencilla que recogió mi alma.
(Será que en él la noche se deshoja más lenta,
o tal vez no comprenda la emoción depurada


Julia de Burgos


Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos.


Paulo Coelho


La política no es la ciencia de las formas, aunque sea esto en mucho; sino el arte de fundir en actividad pacífica los elementos, heterogéneos u hostiles, de la nación; y lo primero es conocer al dedillo a estos elementos, para no intentar nada que haya de chocar contra ellos, e irles acomodando gradualmente aquellas novedades foráneas que fuesen de posible y útil acomodo.


José Martí


Las mejores palabras son aquellas que encierran un profundo significado y, al mismo tiempo, resultan comprensibles para todo el mundo.


Confucio


Todo te di, lo inverso recivi.

Sentado y pensando, recordando q ya no estas
solo alucinando en esta soledad
mirando a cada lado creyendo q volveras
encerrado soñando una vez mas
como cuando a tu lado podía volar
en ese tiempo todo carecía de un final

Tu nombre y tu voz mi única inspiración
tus ojos, mi sol a lo lejos mi valor
una tonta razón para morirme de amor

Pero ya no estas, ni siquiera tu sombra me puede levantar
hace tiempo q deje de escuchar tu voz, aquellas palabras de amor
todo eso q me dabas a tu lado se marcho, de mi se separo

Ya solo me queda esperar, soportar y llorar
en este abismo de soledad sin tus manos una vez mas
ya no puedo soñar, y aun asi quiero gritar
q te quiero hasta no poder mas
aunq no vuelvas siempre sabras
q mi amor nunca te dejará.

Tolere y soporte, te extrañe y regrese, te quise y amé
y lo único q me diste fue dolor, algo d llanto y falta de calor
solo me dejaste, solo una vez mas, abandonado sin piedad.


Tovléz


En momentos dificiles busca fortaleza dentro de ti dejala fuir y veras como encuentras aquellas reservas que te llenaran de animo, optimismo y vitalidad...


luzvaj




los muertos no tienen sueños. son aquellas personas que nunca los cumplen.


Hersson Piratoba


La virtud y el vicio, el bien y el mal morales, son pues en todos los países lo que es provechoso o dañino para la sociedad; y en todos los lugares y en todas las épocas al que más se sacrifique a lo público se le llamará el más virtuoso. Parece pues que las buenas acciones no son otra cosa que aquellas de las que obtenemos provecho y los crímenes las acciones que nos son contrarias. La virtud es el hábito de hacer las cosas que agradan a los hombres y el vicio la costumbre de hacer las cosas que les desagradan.


Voltaire


Las grandes ideas son aquellas de las que lo único que nos sorprende es que no se nos hayan ocurrido antes.


Noel Clarasó


Sueño

Voya dormir de nuevo, en el penacho negro
que llevan en la cresta aquellas nubes altas.
Voya escapar del mundo y a disfrutar el sueño
que nos brinda el descanso que ya nunca se acaba.

Voya dejar la fuerte y apasionada angustia
que hierve entre las venas de mi sangre amargada,
para seguir caminos que nacen y se borran
en la piel infinita de tardes y mañanas.

Voya ascender a donde los vientos son continuos
y empujan incansables la fantasía del alma.
Mis versos, como gotas de rocío mañanero,
resbalarán del manto rosado de las albas.

Qué importa que desnudo, tirite mientras vuelo,
ingrávido en las nubes, sin plumas y sin alas.
Qué importa, si es más grande la frialdad de sentir
pasiones que perduran y que nunca se apagan.

Desde la fría torre de celestial iglesia,
mi lengua, de badajo, servirá a la campana,
y pegará en el bronce, llamando persistente,
a las almas sin rumbo que por el cielo vagan.

Cuando el violín de ausencias gima apartado y triste
bajo la inmensa sombra de las nubes que pasan,
mi voz irá cantando salmodiante y tranquila,
feliz en el murmullo de la lluvia lejana.


Humberto Garza


Con La Forastera

Pues no tendrán en común ni un idioma
(No digamos una ciudad, un hogar, un hijo),
Ni siquiera esas canciones, esos sitios,
Esos olores que acaso solo nos parecen hermosos porque
nos recuerdan un recuerdo,
Porque nos recuerdan a nosotros mismos, y quizá lo que
llamamos belleza
No sea sino la terca persistencia del ser más allá de sí mismo,
Más allá de su lugar y su tiempo, como la luz de un astro
hace siglos apagado.
Pero astros sí tendrán en común. Al levantar los ojos
No habrá en el cielo país extranjero.
Aquellas estrellas son estas mismas estrellas,
No distan más de esa ciudad lejana que de ésta.
Aquellas montañas y este mar les son igualmente familiares
O igualmente extraños.
Y también unas desperdigadas horas de febrero
pertenecientes para siempre
Al insaciable pasado.

De "Siempre por primera vez"


Roberto Fernández Retamar


Existen tres tipos de personas; aquellas que se preocupan hasta la muerte, las que trabajan hasta morir y las que se aburren hasta la muerte.


Winston Churchill


Y Nunca Te Canté

¡Y nunca te canté! Con graves
palabras me dirás: «Yo no te inspiro».
No, no es que falte inspiración, tú sabes,
es que las cosas que a decirte aspiro
son de aquellas tan hondamente suaves
que, menos que una voz, son un suspiro.


Juan Lozano y Lozano


Xxxviii

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
nadie así te amará.


Gustavo Adolfo Becquer


Las únicas cuerdas que producen libertad son aquellas de las que surge música.


Proverbio Español


Las utopías nacen solamente dentro de aquellas culturas donde se encuentra claramente diseñada una edad feliz que desapareció.


María Zambrano


Las aventuras verdaderamente grandes son aquellas que mejoran el alma de quien las vive.


Alejandro Dolina


Canciones

Cántame tus canciones,
tus esbeltas, desnudas canciones,
esas que se visten de menudas hojas verdes
y hojas rojas,
y hojas verdidoradas,
con cortezas resinosas
y pequeñas piedras pulidas por el agua.

Cántame tus canciones:
las de los delgados cielos azules,
de las nubes azules,
de las montañas azules.

Y las otras:
las de las aguas hechizadas
que se precipitan gritando por las rocas,
y aquellas en las que bandadas de alondras
levantan la mañana.

Y la canción de los hermosos caballos,
en la que se enumeran los caballos por sus colores,
y sus nombres
y sus orígenes y linajes.

Y la canción de los pájaros, las aves
que se nombran según sus plumajes
y sus vuelos y sus melodías.

Y la canción de las lluvias,
de las lluvias inmemoriales. Y de las otras,
las frívolas y danzarinas.

Y la honda canción de las noches
que hablan doradas palabras
que rebrillan por instantes,
las pacientes noches de larga memoria.


Aurelio Arturo


La Última Costa

Había una barcaza, con personajes torvos,
en la orilla dispuesta. La noche de la tierra,
sepultada.
Y más allá aquel barco, de luces mortecinas,
en donde se apiñaba, con fervor, aunque triste,
un gentío enlutado.
Enfrente, aquella bruma
cerrada bajo un cielo sin firmamento ya.
Y una barca esperando, y otras varadas.

Llegábamos exhaustos, con la carne tirante, algo seca.
Un aire inmóvil, con flecos de humedad,
flotaba en el lugar.
Todo estaba dispuesto.
La niebla, aún más cerrada,
exigía partir. Yo tenía los ojos velados por las lágrimas.
Dispusimos los remos desgastados
y como esclavos, mudos,
empujamos aquellas aguas negras.

Mi madre me miraba, muy fija, desde el barco
en el viaje aquel de todos a la niebla.


Francisco Brines


Cuando caía la noche, él mismo introducía por la puerta de la calle a mujeres de toda condición, y en las estancias abaciales tenían lugar los más exquisitos banquetes. Como Hudson confesaba, había corrompido a todas aquellas parroquianas que merecían la pena. Entre ellas había una joven pastelera que escandalizaba al barrio con su coquetería y desenfado; Hudson, que no podía visitarla en su casa, la encerró en su serrallo. Esa especie de rapto levantó las sospechas de los padres y del marido. Fueron a visitarle. Hudson les recibió con aspecto consternado. Mientras aquella pobre gente exponía el problema, sonó la campana; eran las seis de la tarde: Hudson requirió silencio, se quitó el bonete, se levantó, se persignó con gestos ampulosos y recitó con tonos dulces y místicos: ‘Angelus Domini nuntiavit Mariae...’. Al bajar por la escalera, hacia la salida, el padre y los hermanos de la pastelera, avergonzados de sus sospechas, le decían al marido: ‘Hijo, eres un bobo… ¿No te da vergüenza? ¡Cómo rezaba el Angelus! ¡Es un santo!.


Denis Diderot