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Arce

Arce. Encuentra docenas de arce con fotos para copiar y compartir.


Al oscurecerse el monte, arrebata el granate a las hojas del arce.


Yosa Buson


Toda Tú

Toda tú eres santuario,
toda blanca;
se ha llenado tu cuerpo de designios.
Tienes la santidad de la esperanza
y la paz
generosa
de los lirios.
Toda tú eres milagro,
das tu lecho
de altas arenas
al naciente río;
enciendes en tu sangre
el claro fuego
y con tu carne pueblas el vacío.
Toda tu,
fervorosa,
temerosa,
frente a tu propio territorio vivo,
junto a los ventanales de tu alma,
bajo la blanca sombra de tu espíritu.
Toda tú,
niña,
blanca,
inmaculada,
santificada en el minuto limpio;
más mujer que la tierra,
más fecunda,
innumerable y grave
como un libro.

Cimiento de las horas,
silenciosa;
vértice de mi amor,
toda camino,
toda
inmanchable altura,
toda tiempo,
inflamada de vida,
toda
río.


Manuel José Arce




Paisaje

Igual que las antenas de los televisores
tiendo a veces mis brazos para captar tu imagen.
Frío árbol de aluminio,
Y voy por la ciudad buscándote,
llamándote,
auscultando uno a uno los canales del viento.
Se me llenan los ojos de anuncios y señales,
de violencias ajenas, de misterios vulgares.
Pero tú no apareces.
Igual que las antenas de los televisores
tiendo mis fríos brazos de aluminio
en todas direcciones
para ver si te encuentro.
Abro mi pecho acústico para oír tus palabras
que lleguen por mis brazos
al corazón sonoro.
Pero tu voz no llega.
¿Dónde estás?
¿Por dónde pasa el río tembloroso de tu imagen?
¿Dónde estás?
No te encuentro. No capto
tu huella de luciérnagas.
Y me quedo en la noche
igual que las antenas de los televisores,
con mis rígidos brazos como árbol de aluminio.


Manuel José Arce


Hola

Tú, que vienes caminando
desde el fondo de mi vida;
que traes como bandera
la música de tu risa;
tú que en tus ojos escondes
lo que mi alma necesita;
tú, que en mi pecho has vivido
por años como dormida
y hoy me despiertas de golpe
hasta que no da cabida
mi pequeño corazón
para esta explosión de dicha.
Eres el río al que quise
ponerle diques un día.
Hoy que subió tu corriente
ya no hay diques que resistan.
En la casa de mi pecho,
en mi sueño y mi vigilia,
en las calles de mis manos,
en la ciudad de mis días,
en la patria de mis pasos
y en el país de mi vida
ven, entra y manda: es tu reino,
tu victoria, tu conquista.


Manuel José Arce


El poeta piensa en un amplio compas la realidad, lo psiquico y lo social, y gracias a ellos consigue fecundos y maravillosos efectos.


Manuel Maples Arce


Epigrama Para Fedra

Sin saber que de Lesbos practicabas
los rituales extraños,
un día gris, inadvertidamente,
puse un beso en tus labios.

Hoy sonrío en la calle y me pregunto
-tras aquel desencanto-:
¿no sienten algo al verme tus amigas,
las que indirectamente yo he besado?


Manuel José Arce




Séptimo

Tus nobles manos buenas.
Tus manos dulces sobre mi veneno.
Qué llamas tibias, compañera,
entre agujas de invierno.
Qué dos brasas serenas.
En ellas el milagro que solo mi alma y yo sabemos.
El cielo limpio en ellas.
Pósalas, compañera, como dos alas médicas
sobre el turbio hemisferio
de mi cabeza.
Sobre el dolor que tengo
de no ser Dios y sobre mis tormentas,
posa tus manos dulces de silencio,
quietas de amor, grávidas y eternas.
Siembra la fe en mi frente igual que un trigo bueno
con tus manos morenas.
Puerto de paz tus manos en mi pecho.
Como dos puertos son, como dos puertas
luminosas al cielo
que siempre están abiertas.

Soy el marino loco, ebrio de viento.
Vengo del mar oscuro, compañera.
a sal me sabe el sueño.
Traigo las manos viejas.
Soy tu marino amargo que vuelvo de los mares de los muertos
con la proa encendida y encendidas las velas
tras apagar los fuegos de San Telmo.
Vengo a tus manos plenas,
a tu profundo pecho
terrestre y generosa, compañera.
Vengo
al puerto de tus manos que es la tierra
firme en que tengo
hijo y cosecha,
amor, fuego
de hogar, semilla plena,
jubiloso arado, pecho tranquilo y fuerte, raíz, suelo,
agua clara y noble sal para mi mesa.
Y limpio, casto don para mi lecho.

¡Qué llamas tibias, qué brasas serenas,
qué dulces alas de sereno vuelo
tus manos en mi alma, compañera!

Queda mi arboladura en este suelo.
Mi ancla en esta tierra.


Manuel José Arce


Masacre En El Dormitorio

Estábamos tranquilos,
dulces y agradecidos
con nuestras simples vísceras que nos dieron pretexto
para satisfacerlas.
Y estábamos haciéndolo
contentos.

Y he aquí que de pronto,
sin previo aviso
y sin pedir permiso, todos ellos
han venido a meterse en nuestra propia cama,
aquí,
entre nuestras sábanas,
y ponen los zapatos en la almohada
-donde pusiste el sueño-
y amenazan quebrar la cabecera que me costó serruchos y martillo.
No nos dejan estar,
nos registran los pelos de las ingles en busca del pecado,
sacan el código y el dedeté,
la indagación y los escapularios.
Yo no sé
ni me importa
si es que tienen derecho.
Me consta, nada más, que me son antipáticos,
que me molestan como las agruras
y los soporto solo por ver si los alejo.

Son un tropel de gansos metidos en la cama,
graznan y ensucian todo con sus patas palmípedas,
amenazan con picos y miradas
y me parece que te me acobardan.

Lo único que quiero es besarte completa,
y poderme acostar sobre tu vientre
y saberte feliz de estar conmigo.

Amarte sin sofisma ni retórica.

Llenar los dos desnudos nuestra cama.
Creo que es suficiente.

No sé qué hacer con todos estos molestos pajarracos.
Miedo de que te lleven.
De que no nos permitan terminar nuestro abrazo.
Nos están estorbando.
No sé cómo espantarlos.

Creo que ahora mismo me sacaré los ojos.


Manuel José Arce


Si Solo Pudiera Verte

Si solo pudiera verte
y solo escuchar tu risa.

Si solo fuera la brisa
que en tu pelo se divierte.

Si solo fuera el inerte
ladrillo que tu pie pisa

o el agua que se desliza
sobre ti sin conocerte.

Si solo fuera el no verte,
mas sin la muerte y la prisa.


Manuel José Arce




Yo soy el eco, tú eres la palabra.


Armando Uribe Arce


¡Me estremezco por ella! ¡Horizontes deshabitados de la ausencia!


Manuel Maples Arce


La reflexión es uno de las principales medios que tienen los líderes de aprender del pasado.


Warren G. Bennis


El amor es como una momtaña rusa, tiene subidas, bajadas, vomitos.... y simpre ay aguien q le urge bajar, curiosamente, a mi me encantan las montañas rusas, y me parece q ahora estoe en la bajada mas profunda, pero tengo la esperanza q dara un giro 360º....
‎... y en ese giro, todo mejorara, mi esperanza es subir a lo mas alto, ver las nubes, las extrellas, y q de alli nunca baje, pero es decicion de tu acompañante el no presionar el boton de "terminado rapido".
‎... y claro, te diran q desearas bajar, QUE NO ES PARA TI ESTA MONTAÑA, pero, saben que: eh estado en peores, y vamos, en la que estoy en este momento se que el diseñador (destino) tiene algo bueno esperando... tal ves burbujas, copos de nieve, petalos de rosas, sonrisas, carcajadas....
y al bajarnos de la montaña, nos reiremos de las estupideces que hisimos en ella, llorar o gritar en las bajadas o tuneles, sonreir y parpadear en la foto de recuerdo, pero al final yo dire: "es la mejor montaña a la que me eh subido"...
Pero eso si, no quiero que termine aun, estoy tan , pero tan FELIZ en ella, no me arrepiento de aver echo fila x meses para subirme... espero y dure mucho mas!; pero como ya mencione deseo que mi acompañante no precione ese boton, ya q me arruinaria mi sueño
a pero eso si, apenas me advierten que la montaña es "basura", pero yo digo, y que? , y me dicen te puede dar un paro cardiao y SUFRIR de lo q te dolera el corazon, y yo digo: y que?, tal vez pueda cambiar esa montaña rusa y hacerla de metal, de madera de arce, etc, etc, claro si el dueño me lo permite....


Veronica Gonzalez Garcia




Tenemos mucho que preferiríamos ver la propiedad en manos del Grupo de Arce, aunque solo sea porque nos gustaría mucho ver la propiedad canadiense de nuestra bolsa de valores. Lo que somos, ante todo interesa es asegurarse de que Montreal es capaz de preservar ese nicho o especialidad.


Jean Charest


Soy canadiense. Fuera de Canadá llevo la bandera. Nacionalismo canadiense no es tan insidiosa como el nacionalismo estadounidense, sin embargo. Es de buen carácter. Todo es cuestión de jarabe de arce, no la guerra.


Feist