Arcilla
Arcilla. Encuentra docenas de arcilla con fotos para copiar y compartir.
Tenía yo monumentos de bronce, de lapislázuli, de alabastro... y de piedra caliza blanca... e inscripciones de arcilla cocida... Lo deposité en los fundamentos y lo dejé para tiempos futuros.
Esarhaddon
Deja que otros construyan una cueva con su arcilla. Yo construiré un castillo con la mía.
Og Mandino
La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera.
Che Guevara
Estando allí, me encaminé hasta donde una vendedora de ollas de barro, sentada en el piso y rodeada de sus objetos en arcilla cocida.
Jesús RodrÃguez
Durar
Yo pasaré y apenas habré sido,
-frágil destino de mi pobre arcilla-.
Hijo, cuando yo no exista,
tú serás mi carne, viva.
Verso, cuando yo no hable,
tú, mi palabra inextinta.
Yo pasaré y apenas habré sido,
-frágil destino de mi pobre arcilla-.
Hijo, cuando yo no exista,
tú serás mi carne, viva.
Verso, cuando yo no hable,
tú, mi palabra inextinta.
Ãngela Figuera Aymerich
Busca En Todas Las Cosas...
Busca en todas las cosas un alma y un sentido
oculto; no te ciñas a la apariencia vana;
husmea, sigue el rastro de la verdad arcana,
escudriñante el ojo y aguzado el oído.
No seas como el necio, que al mirar la virgínea
imperfección del mármol que la arcilla aprisiona,
queda sordo a la entraña de la piedra, que entona
en recóndito ritmo la canción de la línea.
Ama todo lo grácil de la vida, la calma
de la flor que se mece, el color, el paisaje.
Ya sabrás poco a poco descifrar su lenguaje...
¡Oh divino coloquio de las cosas y el alma!
Hay en todos los seres una blanda sonrisa,
un dolor inefable o un misterio sombrío.
¿Sabes tú si son lágrimas las gotas de rocío?
¿Sabes tú qué secreto va contando la brisa?
Atan hebras sutiles a las cosas distantes;
al acento lejano corresponde otro acento.
¿Sabes tú donde lleva los suspiros el viento?
¿Sabes tú si son almas las estrellas errantes?
No desdeñes al pájaro de argentina garganta
que se queja en la tarde, que salmodia a la aurora.
Es un alma que canta y es un alma que llora...
¡Y sabrá por qué llora, y sabrá por qué canta!
Busca en todas las cosas el oculto sentido;
lo hallarás cuando logres comprender su lenguaje;
cuando sientas el alma colosal del paisaje
y los ayes lanzados por el árbol herido...
Busca en todas las cosas un alma y un sentido
oculto; no te ciñas a la apariencia vana;
husmea, sigue el rastro de la verdad arcana,
escudriñante el ojo y aguzado el oído.
No seas como el necio, que al mirar la virgínea
imperfección del mármol que la arcilla aprisiona,
queda sordo a la entraña de la piedra, que entona
en recóndito ritmo la canción de la línea.
Ama todo lo grácil de la vida, la calma
de la flor que se mece, el color, el paisaje.
Ya sabrás poco a poco descifrar su lenguaje...
¡Oh divino coloquio de las cosas y el alma!
Hay en todos los seres una blanda sonrisa,
un dolor inefable o un misterio sombrío.
¿Sabes tú si son lágrimas las gotas de rocío?
¿Sabes tú qué secreto va contando la brisa?
Atan hebras sutiles a las cosas distantes;
al acento lejano corresponde otro acento.
¿Sabes tú donde lleva los suspiros el viento?
¿Sabes tú si son almas las estrellas errantes?
No desdeñes al pájaro de argentina garganta
que se queja en la tarde, que salmodia a la aurora.
Es un alma que canta y es un alma que llora...
¡Y sabrá por qué llora, y sabrá por qué canta!
Busca en todas las cosas el oculto sentido;
lo hallarás cuando logres comprender su lenguaje;
cuando sientas el alma colosal del paisaje
y los ayes lanzados por el árbol herido...
Enrique González MartÃnez
Soneto de La Dulce Queja
Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.
Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.
Federico GarcÃa Lorca
Un vaso de arcilla cruda, si se rompe puede repararse, pero no el de arcilla cocida.
Leonardo Da Vinci
Los Nombres de Las Cosas
Si decimos madera, se oye el viento
poniendo entre los árboles su música,
como cuando al nombrar el pan nos llega
un vaho caliente de la mies madura
y al decir vino es un otoño claro
lo que nos toca con su mansa lluvia.
En el ala del nombre cada cosa
trae el olor de una sustancia pura,
la lejana verdad de su materia,
los cálidos cimientos que la fundan.
Si decimos madera suena el golpe
del leñador entre las altas plumas
vegetales, la sombra campesina
si pan decimos fugitiva cruza
y la mano artesana que levanta
la nívea luz de la amasada espuma,
y el rumor jornalero en los lagares
si vino dice nuestra voz, se escucha.
En la arcilla del nombre cada cosa
como en pequeños ríos acumula
el humano sudor, el noble esfuerzo
para su claridad primera y última.
Hasta nosotros vienen nombres, cosas:
madera, vino, pan, metales, frutas...
Satélites diarios nos rodean,
sus solícitas sombras nos ayudan.
Tienes que pronunciar los nombres
de las cosas sintiendo su profunda
realidad de materia y su invisible
condensación de vida.
Tal la pulpa de una almendra,
en la cáscara del nombre trozos de vida,
vidas diminutas, duermen y se despiertan
en tus labios, hijo,
cuando tus labios las pronuncian.
Si decimos madera, se oye el viento
poniendo entre los árboles su música,
como cuando al nombrar el pan nos llega
un vaho caliente de la mies madura
y al decir vino es un otoño claro
lo que nos toca con su mansa lluvia.
En el ala del nombre cada cosa
trae el olor de una sustancia pura,
la lejana verdad de su materia,
los cálidos cimientos que la fundan.
Si decimos madera suena el golpe
del leñador entre las altas plumas
vegetales, la sombra campesina
si pan decimos fugitiva cruza
y la mano artesana que levanta
la nívea luz de la amasada espuma,
y el rumor jornalero en los lagares
si vino dice nuestra voz, se escucha.
En la arcilla del nombre cada cosa
como en pequeños ríos acumula
el humano sudor, el noble esfuerzo
para su claridad primera y última.
Hasta nosotros vienen nombres, cosas:
madera, vino, pan, metales, frutas...
Satélites diarios nos rodean,
sus solícitas sombras nos ayudan.
Tienes que pronunciar los nombres
de las cosas sintiendo su profunda
realidad de materia y su invisible
condensación de vida.
Tal la pulpa de una almendra,
en la cáscara del nombre trozos de vida,
vidas diminutas, duermen y se despiertan
en tus labios, hijo,
cuando tus labios las pronuncian.
Leopoldo de Luis
Tus Ojos Tienen El Recóndito Desmayo
Tus ojos tienen el recóndito desmayo
del nocturno horizonte,
que nunca hiere el alba.
Pero también irradian alegrías
cuando recuerdas o presientes,
y entonces resplandece tu mirada
como el íntimo vuelo de una alondra en abril.
Y cuando ahora recorremos el camino
donde nuestro amor halló su origen,
las piedras de calles angostas,
los monumentos altivos,
las ruinas cansadas,
la silenciosa lluvia,
el hijo de una amiga soñando
su histórica ciudad de provincia,
espejan en su canción agitada
la letanía feroz del tiempo,
y cada vez más me iluminan
tus ojos de nocturno horizonte,
cuando la vida acucia con sus cielos
y renunciamos al pan cotidiano
a cambio de unas tazas gozosas
de policromada arcilla,
tazas que el agua convertirá en recuerdo.
Y entonces comprendo qué es la claridad
del horizonte fiel de tus ojos,
el horizonte oscuro de un amor
que me asedia cada amanecer con una sonrisa,
inmune al tránsito de la tristeza,
de la harapienta tristeza del mundo.
Tus ojos tienen el recóndito desmayo
del nocturno horizonte,
que nunca hiere el alba.
Pero también irradian alegrías
cuando recuerdas o presientes,
y entonces resplandece tu mirada
como el íntimo vuelo de una alondra en abril.
Y cuando ahora recorremos el camino
donde nuestro amor halló su origen,
las piedras de calles angostas,
los monumentos altivos,
las ruinas cansadas,
la silenciosa lluvia,
el hijo de una amiga soñando
su histórica ciudad de provincia,
espejan en su canción agitada
la letanía feroz del tiempo,
y cada vez más me iluminan
tus ojos de nocturno horizonte,
cuando la vida acucia con sus cielos
y renunciamos al pan cotidiano
a cambio de unas tazas gozosas
de policromada arcilla,
tazas que el agua convertirá en recuerdo.
Y entonces comprendo qué es la claridad
del horizonte fiel de tus ojos,
el horizonte oscuro de un amor
que me asedia cada amanecer con una sonrisa,
inmune al tránsito de la tristeza,
de la harapienta tristeza del mundo.
Germán Bleiberg
Poema Número Uno
Ahora sí. Tú puedes ya mirarme.
Soy compañero de los ofendidos;
de las almas oscuras que transitan
la profunda llanura de la noche,
amando tristemente los abismos
y las jaurías cárdenas del vino.
Ahora sí. Tú puedes ya mirarme. ..
Padezco el peso puro de la tierra
sobre mi corazón buscador de ángeles,
sobre mi alma hechizada por el río
azul e inmóvil que atraviesa el cielo
con invisibles olas siderales
y con mil barcas de humo pensativo.
Una vez quise abrir tu paraíso
con una aguja débil de rocío.
Hoy amo el cielo humano de la arcilla
poblado de fantasmas que tiritan.
Amo la soledad, la sed, el frío,
la carne vestidora de incurables,
el pecado y su fina risa de ámbar.
Sí: ya puedes mirarme.
Enterré ya los mármoles que amaba.
Duermen en él los ángeles helados
en ocultos tropeles ateridos.
Ya sé odiar berilos y zafiros,
-parásitos brillantes de la roca-.
No deseo admirar tus vestiduras
salpicadas de signos y asteroides.
Amo la desnudez de los caminos.
Sí: ya puedes mirarme.
Por la llanura de la noche cruza
una pequeña luz que cabecea;
ella es mi pecho roto en el que tiembla
la fiebre inextinguible.
Ya puedes tú mirarla;
tú que vives arriba
y que talvez no eres inconmovible.
Ahora sí. Tú puedes ya mirarme.
Soy compañero de los ofendidos;
de las almas oscuras que transitan
la profunda llanura de la noche,
amando tristemente los abismos
y las jaurías cárdenas del vino.
Ahora sí. Tú puedes ya mirarme. ..
Padezco el peso puro de la tierra
sobre mi corazón buscador de ángeles,
sobre mi alma hechizada por el río
azul e inmóvil que atraviesa el cielo
con invisibles olas siderales
y con mil barcas de humo pensativo.
Una vez quise abrir tu paraíso
con una aguja débil de rocío.
Hoy amo el cielo humano de la arcilla
poblado de fantasmas que tiritan.
Amo la soledad, la sed, el frío,
la carne vestidora de incurables,
el pecado y su fina risa de ámbar.
Sí: ya puedes mirarme.
Enterré ya los mármoles que amaba.
Duermen en él los ángeles helados
en ocultos tropeles ateridos.
Ya sé odiar berilos y zafiros,
-parásitos brillantes de la roca-.
No deseo admirar tus vestiduras
salpicadas de signos y asteroides.
Amo la desnudez de los caminos.
Sí: ya puedes mirarme.
Por la llanura de la noche cruza
una pequeña luz que cabecea;
ella es mi pecho roto en el que tiembla
la fiebre inextinguible.
Ya puedes tú mirarla;
tú que vives arriba
y que talvez no eres inconmovible.
César Dávila Andrade
Entre un hombre y una mujer
Entre un hombre y una mujer la vida crece y crecen las lunas los techos la intemperie mientras se entrecruzan palabras halcones arañas zigzagueos del amor del odio de la sombra y el cielo.
Entre un hombre y una mujer la pasión crece el fugor de una lucidez relampagueante que traza entre las sombras sus arabescos y cada uno teme al otro y cada uno confia entrega una almendra al otro y cada uno confía espera y dice:Dios mío amor mío
Y cada uno quisiera un reino azul para el otro en cualquier parte del cielo o de la tierra y cada uno quisiera todo aquello que se oculta tras cercado:
una magnolia,una arcilla, el telón de un teatro de títeres
Una noche de navidad unos balcones que dan a un bosque espeso mientras oscurece.
Cada uno quisiera todo eso para dárselo al otro pero el otro no sabe nada y calla los dos callan.
Estos suele pasar entre un hombre y una mujer que se aman
Y apenas se conocen hasta que las caricias estallan y se dicen todo sin decírselo con las manos sus cuerpos con la respiracion entrecortada la misma de la tierra toda del granito la memoria los prostigos del sueño.
Entre un hombre y una mujer la vida crece y crecen las lunas los techos la intemperie mientras se entrecruzan palabras halcones arañas zigzagueos del amor del odio de la sombra y el cielo.
Entre un hombre y una mujer la pasión crece el fugor de una lucidez relampagueante que traza entre las sombras sus arabescos y cada uno teme al otro y cada uno confia entrega una almendra al otro y cada uno confía espera y dice:Dios mío amor mío
Y cada uno quisiera un reino azul para el otro en cualquier parte del cielo o de la tierra y cada uno quisiera todo aquello que se oculta tras cercado:
una magnolia,una arcilla, el telón de un teatro de títeres
Una noche de navidad unos balcones que dan a un bosque espeso mientras oscurece.
Cada uno quisiera todo eso para dárselo al otro pero el otro no sabe nada y calla los dos callan.
Estos suele pasar entre un hombre y una mujer que se aman
Y apenas se conocen hasta que las caricias estallan y se dicen todo sin decírselo con las manos sus cuerpos con la respiracion entrecortada la misma de la tierra toda del granito la memoria los prostigos del sueño.
Edgar Bayley
arte
mis labios desean pintar mil historias en tu cuerpo desnudo
trazare con mi lengua las líneas que dibujen el amor que siento
cual artesano moldeare la arcilla de mi amor por ti
tu cuerpo sera mi templo sagrado, mi lienzo sera tu piel desnuda
hagamos de nuestro amor el oleo perfecto algo que dure una eternidad
que parezca un segundo.
deja que la exhibición de nuestro amor sea un éxito nuestro arte es supremo
pues eres algo perfecto.
y cuando estas junto ami mis pies ya no tocan el suelo
cual artista en éxtasis imaginando su arte asi imagino tu amor
NUNCA DEJARE DE AMARTE.
mis labios desean pintar mil historias en tu cuerpo desnudo
trazare con mi lengua las líneas que dibujen el amor que siento
cual artesano moldeare la arcilla de mi amor por ti
tu cuerpo sera mi templo sagrado, mi lienzo sera tu piel desnuda
hagamos de nuestro amor el oleo perfecto algo que dure una eternidad
que parezca un segundo.
deja que la exhibición de nuestro amor sea un éxito nuestro arte es supremo
pues eres algo perfecto.
y cuando estas junto ami mis pies ya no tocan el suelo
cual artista en éxtasis imaginando su arte asi imagino tu amor
NUNCA DEJARE DE AMARTE.
Nancy Vanessa Gonzalez Ortega
Desde las paredes miran los iconos sin rostro, sin manos ni piernas. Ahoga el concentrado olor del aceite secante, de los huevos podridos, de la arcilla agria que cubre las rendijas del suelo.
Máximo Gorki
Las pistas difíciles son muy negativo para el cuerpo. Sé que el deporte es un negocio y la creación de estos tribunales es más fácil que la arcilla o césped, pero estoy seguro al 100 por ciento que es un error.
Rafael Nadal
La reproducción de la humanidad es una gran maravilla y misterio. Si Dios me consultó sobre el asunto, que debería haberle aconsejado que continúe la generación de las especies por la configuración de fuera de la arcilla.
Martin Luther
Es la madera de poesía que lleva seguramente, y no hay madera que no tiene un fuerte arraigo entre la arcilla y gusanos.
John Millington Synge
No busca amistad en sí a favor,
Ni por sí mismo tenga algún cuidado,
Pero por otro da la facilidad,
Y construye un Cielo en la desesperación del infierno ".
Así que cantar un poco Clod de arcilla
Pisado con las patas del ganado,
Sin embargo, un Pebble del arroyo
Trinó un vistazo a estos metros se encuentran:
"El amor no busca sino yo a favor,
Para enlazar otro para su deleite,
Alegrías de la pérdida de facilidad de otra,
Y construye un infierno en el cielo a pesar de
Ni por sí mismo tenga algún cuidado,
Pero por otro da la facilidad,
Y construye un Cielo en la desesperación del infierno ".
Así que cantar un poco Clod de arcilla
Pisado con las patas del ganado,
Sin embargo, un Pebble del arroyo
Trinó un vistazo a estos metros se encuentran:
"El amor no busca sino yo a favor,
Para enlazar otro para su deleite,
Alegrías de la pérdida de facilidad de otra,
Y construye un infierno en el cielo a pesar de
William Blake
Por supuesto, con la agricultura llegaron las primeras grandes civilizaciones, las primeras ciudades construidas de barro y ladrillo, los primeros imperios. Y era la administra de estos imperios que iniciaron la contratación de personas para realizar un seguimiento del trigo y ovejas y el vino que se le debía, y los impuestos que se adeudan en ellos haciendo marcas, marcas de arcilla en ese momento.
Howard Rheingold
La tierra es rocosa y llena de raíces, sino de arcilla, y parece condenada al fracaso y contaminada, pero cavar pequeños agujeros para los bulbos arrugados feas, tirar un puñado de semillas de amapola, y se cubre todo el cuerpo, y usted sabe que va a nunca ver otra vez - es la muerte y la arcilla y se arrugan, y sus manos están mellados de las rocas, las uñas negras con tierra.
Anne Lamott
Mi papá quería que yo fuera un agricultor, sentir la suavidad de Alabama arcilla y convertirse en uno de los primeros negros en mi pueblo a poseer tierras. Pero, yo estaba preocupado por mi historia de ser cubiertos de barro que el sur, y me suscribí a un tipo diferente de enseñar y aprender en mis huesos y en mi espíritu.
John Henrik Clarke