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Arco iris ( 3 )

Arco iris. Encuentra docenas de arco iris con fotos para copiar y compartir.


Siempre he sido consciente de tener sentimientos que eran bastante intenso a veces. Me imagino que la mayoría de la gente ha tenido que, o no sería humano.


Iris Dement


Un tipo se niega a luchar y lo llamamos el pecado, pero él está de pie por lo que cree y que parece bastante americano me condenado.


Iris Dement




El sacerdocio es un matrimonio. La gente a menudo comienzan por la caída en el amor, y que se prolongan durante años sin darse cuenta de que el amor tiene que cambiar a algún otro amor que es tan diferente de lo que apenas se puede reconocer el amor en absoluto.


Iris Murdoch


Tengo que terminar esta gira de promoción de casi 30 ciudades.


Iris Chang


En casi todos los matrimonios hay un egoísta y un socio generoso. Un patrón se estableció y pronto se convierte en inflexible, de una persona siempre haciendo las demandas y una persona siempre cediendo.


Iris Murdoch


Levántate temprano mañana por la mañana, y antes de lo que lo has hecho hoy, y haz lo mejor que puedas. Mantente siempre cerca de mí, porque mañana voy a tener mucho que hacer y más de lo que tenía que hacer, y mañana la sangre sale del cuerpo por encima de la mama.


Juana de Arco




Uno no tiene que ir a cualquier parte en un matrimonio. No es un medio de transporte público.


Iris Murdoch


Solo aprendemos a amar, amando.


Iris Murdoch


Creo que ser una mujer es como ser irlandés. Todo el mundo dice que eres importante y agradable, pero se toma el segundo lugar de todos modos.


Iris Murdoch




Filosofía! Pensamiento vacío por hombres engreídos ignorantes que creen que pueden digerir sin comer!


Iris Murdoch


Ningún amor es totalmente sin valor, incluso cuando la frivolidad llama a lo frívolo y la base a la base.


Iris Murdoch


Es una cosa maravillosa de ver un segmento de nuestra población que está abierta y con ganas de aprender más sobre la cultura china. Se ha filtrado en la corriente principal. Usted ve los anuncios de tarjetas de crédito en la televisión con parejas blancas y bebés chinos.


Iris Chang


Tal vez equivocada pasión moral es mejor que la indiferencia confundido.


Iris Murdoch




El arte es el final de la astucia del alma humana, que prefieren hacer algo de cara a los dioses.


Iris Murdoch


Todo arte es una lucha que, en una especie particular de manera virtuosa.


Iris Murdoch


Te amo. ¿Te sorprende? No sé. Amar a alguien es simplemente un hecho. No quiero decir que no hubiera, y que no haya, razones para amarte. Podría hallar miles. Pero en cuanto al pasado, al siempre-haber-sido de este amor, es algo que está ahí y a duras penas consigo recordar alguna época en la que no te amara. Quiero que seas capaz de verme, y como mi amor por ti es una parte esencial de mí (de mí entera, convirtiéndome en algo más que yo misma) entonces también podrás ver eso. No verlo sería como no verme, y no hablarte de esto sería engañarte.


Iris Murdoch


Instintivamente se sentía identificado con aquellos héroes que comenzaban con H. Homero. Hannibal. Hobbes. Hume. Hamlet. Hitler. Qué cuadrilla. Sólo su propio nombre parecía algo vacío, una especie de no-nombre, otra causa de resentimiento, irredimible por los reyes. Y, por supuesto, la misma letra H era una no-letra, una simple inhalación, una nada, una carencia de identidad inconstante que en ruso se convertía en G. Gamlet, Gitler, Genry. H, un receptáculo abierto, una vaciedad en pie, igualmente mala o buena por un camino u otro.


Iris Murdoch


Casi se me acaba la fe, casi se me escapa el amor, casi se me quiebra la inocencia, se me agota toda la fuerza para luchar un día mas, casi me rendí... hasta que pensé en ti.


Soraya


Creo -es nada más un creer- que de mi poesía bien podría hacerse el arco con que una gacela traza la mañana.


Roberto Obregón


Despierta. De este sueño Veré el violeta de los iris.


Ume Shukishi


Lo que es la piedra para el escultor es el tiempo para el músico. Cada vez que se levanta para tocar, el músico se enfrenta con su pedazo de tiempo sin esculpir. Sobre este vacío aparentemente sin contornos tiende, quizás, un arco de violín, que es una herramienta para tallar o dar forma al tiempo. . . O, digamos, para descubrir o liberar las formas latentes en ese momento único del tiempo.


Stephen Nachmanovitch


¡Cómo pinta el deseo los colores del iris en las nieblas de la vida!


Rabindranath Tagore


Profundo Amor

Profundo amor
nacido a ras del arco
arco tendido contra lo imposible
tu voz de cueva se extendió en mi cuenco
cabalgaste flechas hasta el mismo centro

El tiempo nos lanzó de lado a lado
trazos redondos surcando paralelos espacios
coincidimos desafiando las leyes deletreadas
infringiendo barreras quebrantadas al tacto

Tiempos feroces no nos devoraron
jugando a niños llegamos a la cópula
llegamos al principio de los vientos
al íntimo recodo del común aposento

Profundo amor compañero de llamas
compañero del agua de ternuras sin nombre
jinete de mis sueños
de mis piernas al alba.


Gioconda Belli


Pasión Y Muerte de La Luz

VIII
Mi entraña mereció, panal mestizo,
la incorruptible ley de tu voluta.
En cada nervio de clavel o fruta
un embozado arroyo de granizo.

La abeja por mi sangre se deshizo.
Vi las raíces de tu isla enjuta,
y el atisbo tenaz de la cicuta
mezcló a tu piel su aroma fronterizo.

Tiendo la mano para recogerla
y el lento cáliz de una llaga fría
estanca el iris de tu simple perla.

Me ciño a su enlutada melodía
quemándome sin fin por retenerla
en el doble rumor de mi agonía.

X
El verano se agota en el racimo.
Ni avena, ni cigarra, ni amapola.
Ni el alga haciendo venas en la ola,
ni las tímidas ranas en el limo.

Ni la corteza que hasta el llanto oprimo
entre la tierna muchedumbre, sola,
hecha de sangre y labios la aureola
donde me corroboro y me lastimo.

Ni la centella que la liebre rubia
mueve entre los primores del rocío,
ni la humilde fragancia de la alubia.

Ni el caballo de sal que adiestra el río;
ni la múltiple espada de la lluvia,
dirán tu arisca huella, idioma frío.


Sara de Ibáñez


Las Alas

Yo tenía...
dos alas!...
Dos alas,
que del Azur vivían como dos siderales
raíces!...
Dos alas,
con todos los milagros de la vida, la muerte
y la ilusión. Dos alas,
fulmíneas
como el velamen de una estrella en fuga;
Dos alas,
como dos firmamentos
con tormentas, con calmas y con astros...

¿Te acuerdas de la gloria de mis alas?...
El áureo campaneo
del ritmo; el inefable
matiz, atesorando
el iris todo, más un iris nuevo
ofuscante y divino,
que adoraran las plenas pupilas del Futuro,
( las pupilas maduras a toda luz! )... El vuelo...

El vuelo eterno, devorante y único,
que largo tiempo atormentó los cielos,
despertó soles, bólidos, tormentas:
abrillantó los rayos y los astros
¿y la amplitud? : tenían
calor y sombra para todo el Mundo,
y hasta incubar un "más allá" pudieron.

Un día, raramente
desmayada a la tierra,
Yo me dormí en las felpas profundas de este bosque...
Soñé divinas cosas...
Una sonrisa tuya me despertó, paréceme...
¡Y no siento mis alas!...
¿Mis alas?...
- Yo las vi deshacerse entre mis brazos...
¡Era como un deshielo!


Delmira Agustini


Lxxix

Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del Profeta.

El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera
y las ondas del Océano
y el laurel de los poetas.

Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve al través de las perlas.
Y sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que parecen sus pupilas,
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.
Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta
que en el estío convida
a apagar la sed con ella.

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.
Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.

Es tu frente que corona
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que, entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizás si negros o azules
se tornasen lo sintieras.


Gustavo Adolfo Becquer




Hoy solo sé que mi cuerpo es un racimo de placer cuando el arco de la vida tocando su canción sobre mi médula me entrega el distico sin par de tus brazos, mujer.


Luis Cardoza Y Aragón


Del violeta de las nubes al morado de los iris se dirige mi pensamiento.


Kaga No Chiyo


Se Descalzan Los Días

Se descalzan los días
para pasar de largo sin que nos demos cuenta.
Son casi despedidas, casi encuentros
-felices pero incómodos-
de cuerpos que se miran
y que aplazan la cita.
Aunque detrás,
suelen quedarnos huellas que no son los recuerdos.

De aquel jardín inculto yo conservo
el hombre que venía a desearte,
a caminar sin ti,
silvestre y solo.
Porque de ti le hablaban las adelfas,
con sus ramas difíciles como muchachas jóvenes,
y las palmeras altas igual que tu desnudo,
y aquel cielo corrido
que buscaba
la luz con que el amor te distingue los ojos.

No envejecemos nunca. Tal vez no envejecemos.

Y ahora puedo decírtelo,
cuando tú me recuerdas las adelfas,
y tu desnudo en arco dibuja una palmera,
y los ojos se nublan
sobre el jardín silvestre de los enamorados.

Tal vez no envejecemos. O es acaso que el tiempo
se quitó los tacones para no molestarnos.
O es acaso el deseo
que camina en los labios todavía descalzo.


Luis García Montero


Un padre sin hijos es como un arco sin las flechas.


Proverbio Africano


La Rueda

El arco o puente que va
de tu mano a la mía cuando
no se tocan, abre
una flor intermedia.
¿Qué toca, qué retoca, qué trastoca
ese vacío de las manos
solas en su fatiga?
Nace una flor, sí,
se agosta en mayo como una
equivocación de la lengua
que se equivoca , sí.
¿Por qué este horror?
En la página de nosotros mismos
tu cuerpo escribe.


Juan Gelman


En Tus Ojos

¡Ojos a toda luz y a toda sombra!
Heliotropos del Sueño! Plenos ojos
que encandiló el Milagro y que no asombra
jamás la vida... Eléctricos cerrojos
de profundas estancias; claros broches,
broches oscuros, húmedos, temblantes,
para un collar de días y de noches...
Bocas de abismo en labios centelleantes;

natas de amargas mares nunca vistas;
claras medallas; tétricos blasones;
capullos de dos noches imprevistas
y madreperlas de constelaciones...

¿Sabes todas las cosas palpitantes,
inanimadas, claras, tenebrosas,
dulces, horrendas, juntas o distantes,
que pueden ser tus ojos?... ¡Tantas cosas

que se nombraran infinitamente!...
Maravilladas veladoras mías
que en fuego bordan visionariamente
la trama de mis noches y mis días!...
Lagos que son también una corriente...

¡Jardines de los iris! devorados
por dos fuentes que eclipsan los tesoros
sombríos más sombríos, más preciados..
Firmamentos en flor de meteoros;

fondos marinos, cristalinas grutas
donde se encastilló la Maravilla;
faros que apuntan misteriosas rutas...
Caminos temblorosos de una orilla

desconocida; lámparas votivas
que se nutren de espíritus humanos
y que el milagro enciende; gemas vivas
y hoy por gracia divina, ¡siemprevivas!
y en el azur del Arte, ¡astros hermanos!


Delmira Agustini


Canción Para Billie Holiday

Y la muerte
nadie la oía
pero hablaba muy cerca del micrófono

Con careta antigás daba un beso a los niños

Lady Day las gaviotas heridas vuelven a la luz del puerto
Extraña fruta en el aire el crepúsculo se ausenta
Con una espada con un guante con una bola de cristal
la pecera magnética la cueva del pasado el submarino bajo las
mareas que fulgen
Lady Day cuánto amor en una juventud cuántos errores
cuántas tardes hablando qué deseo qué eléctricos
jazmines
cuántos cow-boys muertos como trovadores la sonrisa en los
labios que se tiñen de sangre
los gritos en las calles las manifestaciones disueltas bajo el
arco voltaico del poniente y los lóbregos edificios
irreales
Lady Day el amor como una libélula
cazador de libélulas
Lady Day qué despacio nos viene la experiencia todo cobra un
sentido se ordena como el paisaje en los ojos cuando
recién despiertos corremos las persianas
o intentamos ordenar las palabras de un
poema
Lady Day
Animales heridos en el bosque nuestros ojos qué piden qué
desean
qué desea esta voz en el viento de otoño un lebrel o su presa
disueltos en la fría oscuridad del tiempo
escamoteados como naipes de una baraja los años de nuestra
juventud
Con dos vueltas de llave cerraron la cocina
No nos dan mermelada ni pastel de cereza
ni el amor ni la muerte extraña fruta que deja un sabor ácido.

"Extraña fruta y otros poemas" 1968 - 1969


Pere Gimferrer


Foto de Trovador

Probablemente, cuando su amigo
le sacó esta instantánea,
el trovador pensaba en inscripciones
de lápidas hebreas,
cisnes, bueyes perdidos.
Sentado en una silla,
lee un libro no determinado;
el cuerpo levemente en arco,
lentes de carey grueso, el pelo
corto (período de vacas flacas)
el buzo y pantalón -acaso- grises
(en el gris dominante de la toma).
La imagen, es imagen solitaria.
¿Leía en su retiro, esperando mejores
tiempos de la canción y de la alondra?
¿Leía en realidad? ¿O meditaba
el tono de aquel verso, aquel acorde,
en Alicia despojada de toda maravilla,
la relación filosa del tiempo y su trabajo,
esa segunda realidad que duele?
La delgada figura adolescente
(mano con cigarrillo)
absorta
es un detalle del friso. El friso
que no ves, porque eres parte
del mismo.
Fragmentaria
como toda aprehensión
de este terrible huevo.

De "Fotos" 1986


Washington Benavides


Amparo-ezbá

Indecisa y cambiante, ¿eres amor o muerte?
¡Ay, ven, Amparo-Ezbá, que te estoy esperando!
Es la palpitación de origen quien podría
acogerte, y besarte, y ofrecerte un refugio
caliente de jazz-hot y trances convulsivos
como, cuando bailando, se pierde la conciencia.
Ven tú, amorosa, ven como la noche crece,
deseo sin objeto, tú que eres el no-objeto
y el placer imposible que en el límite busca
infinitudes ciegas. ¡Ay, no-tú, Ezbá, no-sí,
sí, ven, Ezbá, indecisa, transparente, inasible,
temblorosa de luces, soñadora, engañosa,
tú, tejido del iris, centelleo, sonrisa
hasta mi dulce llanto y a esos gritos salvajes
que no son el amor, o sí son, o al no ser
te llaman desde el centro del tornasol nocturno,
tiránica, traviesa, fascinante, escapada,
y niña, y absorbente como un vórtice suave,
y riendo, riendo, mortal como un pecado
que no existe mas haces con tu burla que exista,
tan cruel, encantadora, pasajera, incitante,
que líquida, impalpable, movimiento sin móvil,
descubres, deshuesada, la santa realidad!
Entonces flota el mundo casi feliz, dudoso,
y el recuerdo anochece lentísimo en la brisa.
Y tú, nunca creída, y tú, siempre sabida,
te ofreces para nada, te niegas para más,
como un antiguo ensalmo y un susurro al oído,
cuando ya todo duerme, y tú casi nos hablas,
o nos cantas, nos rezas, entonteces con nanas.
¡Oh tú, dime quién eres! ¡Oh Ezba, dime si existes!


Gabriel Celaya


Conjuro

Los guerreros más augustos ya son sombras
bajo la sombra del viejo encinar.
Cárdena crepita la noche.
Latigazos, ladridos, remotos rayos.
Chirrían las cornejas en el pozo ciego.
Guiarán al manso corcel de hielo.
La tormenta. El sol verde de aguas negras.
No me conozco. Es un lago el pecho muerto.
Bajel de oro, cadalso prieto del día.
Mi cuerpo, como la cuerda de un arco.
Ya labora el invierno, cuando rasga
las cortinas, teatro del mar.
Se enmascara tras las nieblas densas.
Arquero negro, detén tu paso.
Petrifícase el arquero de azabache.
La saeta conoce el derrotero.
Palmo a palmo mensuramos la fosa.
Fango y hojas nos daban la yacija.
Arde y arde el guante de oro del barquero.
La laguna, de nieve y azafrán.
No pensabas que fuera así de blanca.
Ahora vienen las huestes. Cielo allá,
las huestes vienen. Verdor de la encina
en los ojos vacíos, de cal llenos.


Pere Gimferrer


Muerto de Amor

A Margarita Manso

¿Qué es aquello que reluce
por los altos corredores?
Cierra la puerta, hijo mío,
acaban de dar las once.
En mis ojos, sin querer,
relumbran cuatro faroles.
Será que la gente aquella
estará fregando el cobre.

Ajo de agónica plata
la luna menguante, pone
cabelleras amarillas
a las amarillas torres.
La noche llama temblando
al cristal de los balcones,
perseguida por los mil
perros que no la conocen,
y un olor de vino y ámbar
viene de los corredores.

Brisas de caña mojada
y rumor de viejas voces,
resonaban por el arco
roto de la media noche.
Bueyes y rosas dormían.
Solo por los corredores
las cuatro luces clamaban
con el furor de San Jorge.

Tristes mujeres del valle
bajaban su sangre de hombre,
tranquila de flor cortada
y amarga de muslo joven.
Viejas mujeres del río
lloraban al pie del monte,
un minuto intransitable
de cabelleras y nombres.
Fachadas de cal, ponían
cuadrada y blanca la noche.
Serafines y gitanos
tocaban acordeones.
Madre, cuando yo me muera,
que se enteren los señores.
Pon telegramas azules
que vayan del Sur al Norte.
Siete gritos, siete sangres,
siete adormideras dobles,
quebraron opacas lunas
en los oscuros salones.
Lleno de manos cortadas
y coronitas de flores,
el mar de los juramentos
resonaba, no sé donde.
Y el cielo daba portazos
al brusco rumor del bosque,
mientras clamaban las luces
en los altos corredores.


Federico García Lorca


En Este Mundo Fugaz

Pozo de realidad, nauseabunda
afirmación, nocturno
cerco de sombras. Todo
hasta la muerte. Somos
aciago resplandor insumiso, noche
florecida. Oh miseria
inmortal. Tú, mi alondra
súbita, mi pequeño colibrí delicado,
flor mecida en la brisa,
tú, dichosa, tú, visitada por la luz,
lavada en su jardín que desciende
despacio,
pequeñez tan querida.

Aquí estás resistiendo,
viva, lúcida,
sostenida
en el sacro relámpago,
alumbrada y dichosa
en el trueno.
tú, mi pequeña
rosa encendida siempre,
pétalo delicado,
húmeda nota,
tú, resistiendo aquí.

Tú, resistiendo,
como si fueses basa
columna, catedral,
como si fueses arco,
romana gradería, circo, templo,
como si fueses número,
incorruptible idea,
tú mi pequeña Yutca,
mi pasajera soledad, mi fugaz entusiasmo,
tú, brevedad, caricia.

Tú, con brazos
débiles como flores,
con cintura,
con quebradizo cuerpo,
con delgadez, con ojos,
con espanto, con risa,
con noche a tu mirada,
tú, mi pequeña Yutca,
tú, resistiendo aquí.


Carlos Bousoño


Me encantaría hacer una ultramaratón. Me encantaría ir a Japón, y tratar de la manera del Samurai. Me encantaría ir a Mongolia, y hacer los juegos de Mongolia - paseos a caballo, tiro con arco. También hay cosas divertidas, como el snorkeling pantano y llevar de la esposa y el queso rodante. Yo me veía haciendo de todo, desde cosas como Hokkaido y karate a los juegos de Mongolia.


Dhani Jones


Nuestra política exterior debe ser compatible con nuestra energía, económico, de defensa y las políticas nacionales. Todo cae dentro del arco de interés nacional. Habrá ventanas de oportunidad, sino que se abre y cierra rápidamente.


Chuck Hagel