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Arma ( 2 )

Arma. Encuentra docenas de arma con fotos para copiar y compartir.


No es menos ofensiva arma la caricia en las mujeres, que la espada en los hombres.


Francisco de Quevedo


La más poderosa arma de la ignorancia es el material impreso


León Tolstoi




La mejor arma contra una mujer es otra mujer.


Stendhal


El peor de todos es un cadalso; la espada es el arma de quien no tiene razón, es el recurso común de la ignorancia y de la estupidez; hace prosélitos, inflama el celo y no convence jamás.


Marqués de Sade


Hemos dicho, y lo repetimos, que en ningún caso puede ni debe el estudio de nuestras divergencias ser considerado un arma dirigida contra los compañeros que entonces practicaron una política errónea.


León Trotski


En semejante mundo en el que todo se cuenta, el arma más fácilmente accesible y a la vez más mortal es la divulgación


Milan Kundera




El humor es tu brújula y tu escudo. Puedes afilarlo para convertirlo en un arma o arrancarle hebras para tejerte una colcha mullida. No se puede subsistir a base de humor, pero sin él, tampoco.


David Levithan


La cultura es un arma de construcción masiva.


Ángeles González-Sinde


La seguridad de saberme capaz para algo mejor, me puso en las manos la postergación, que al fin de cuentas es un arma terrible y suicida.


Mario Benedetti




A aquellas antiguas espadas, a aquellos ilustres aceros, que encaman las glorias pasadas... Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas, y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros, al que ama la insignia del suelo materno, al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano, los soles del rojo verano, las nieves y vientos del gélido invierno, la noche, la escarcha y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal, ¡saludan con voces de bronce las trompas de guerra que tocan la marcha triunfal!...


Rubén Darío


Pedir perdón exige más valentía que disparar un arma, que accionar una bomba.


Fernando Aramburu


Sabe Dios hermano, si cuando se me acabe el tiempo de ser tropa no habrá otro soldado que me prenda y me lleve así a Lisboa, en tren nocturno, en la oscuridad de esta tierra, hoy sabemos qué somos y dónde estamos, mañana quien sabe, te dan un fusil, pero nunca te dijeron que apuntaras al latifundio, toda tu instrucción de apunta y fuego se dirige contra los de tu arma, no comprendes nada de lo que haces y un día te dan orden de disparar y te matas.


José Saramago


No basta con tener senos, usar pantalones cortos y tener un arma en la mano para ser una verdadera heroína.


Sigourney Weaver




Siempre dijimos tener un arma secreta en nuestra lucha contra los árabes: el no tener alternativa


Golda Meir


La mediocridad es la más feliz de las máscaras que puede usar un espíritu superior, porque el gran número, es decir, los mediocres, no sospechan que en ello haya engaño; y, sin embargo, por esto es por lo que se sirve de esta arma el espíritu superior: para no irritar, y, en casos no raros, por compasión y bondad.


Friedrich Nietzsche


No estoy involucrada en la política o la religión. Sólo les hago saber que se trata del amor de Dios y el amor por la gente. Eso es más poderoso que cualquier arma de guerra.


Kim Phuc


tener un arma equivale a invitar al otro a que te dispare. ?Esto


Harper Lee


El tanque, el B-12, el bombardero, la policía y el ejército son las armas de la dictadura. El rifle es el arma de la democracia. No en vano el revolver fue llamado empatador. Igualdad implica libertad. Esperemos que nuestras armas no sean nunca necesarias (pero no olvidemos que el pueblo sabía esto al incluir en la Declaración de Derechos: "una ciudadanía armada es la primera defensa, la mejor defensa y la última defensa contra la tiranía.").


Edward Abbey


Cuando regresó, el hijo del posadero le entregó las ropas del guerrero, limpias y dobladas. Mikhon Tiq las subió al sobrado y las colocó en orden junto a sus armas. Eran ropas de estilo Ainari, aunque mezclado con algunos detalles bárbaros del Norte. Las botas, que el propio rapaz había encerado, estaban arrugadas en los tobillos, casi cuarteadas; botas de espadachín acostumbrado a doblar las piernas y girar los pies en la danza del combate. Las mangas de la casaca eran amplias. Sin duda su dueño las utilizaba para guardar en ellas las manos y ocultar así las emociones, según la costumbre de Áinar. Pero tenían corchetes de latón para que, llegado el momento de la pelea, pudieran ceñirse a las muñecas y no estorbar los movimientos. El talabarte, ya descolorido, tenía una pequeña vaina a la derecha para el colmillo de diente de sable que sólo los Tahedoranes podían llevar. A la izquierda había dos trabillas de piel con sendas hebillas para colgar la funda de la espada. Éste era otro detalle que lo delataba. Los guerreros normales llevan una sola hebilla, de forma que la espada cuelgue junto al muslo. Los maestros de la espada, sean Ibtahanes o Tahedoranes, necesitan dos para que la espada se mantenga horizontal; de esta manera pueden sujetar la vaina con la mano izquierda y extraer el arma a una velocidad fulgurante, en el movimiento letal conocido como Yagartéi que es en sí mismo un arte marcial. Pero lo que más llamaba la atención de Mikhon Tiq era la propia espada. Hacía años que no veía una auténtica arma de Tahedorán. La funda era de cuero repujado, reforzada con guarnición y punta de metal, y con dos pequeños bolsillos a ambos lados. Uno de ellos contenía una navaja con un pequeño gavilán en forma de gancho; de este modo servía de arma y a la vez de herramienta para desmontar la empuñadura de su hermana mayor. En la otra abertura había papel de esmeril para sacar filo a la hoja; aunque un Tahedorán sólo haría esto en una emergencia, pues los aceros dignos de tal nombre deben ser bruñidos y afilados por maestros pulidores. En torno a la empuñadura de la espada corría una fina tira de piel, enrollada y apretada con fuerza para evitar que la mano resbalara al aferrarla. Mikhon Tiq miró de reojo a Linar. Tenía el ojo cerrado; o dormía o estaba encerrado en su mundo interior. En cuanto al guerrero, su respiración bajo la manta era profunda y pausada. Mikhon Tiq sintió la tentación de desenvainar la espada para examinar la hoja. Pero aquello habría sido una afrenta, como desnudar a una doncella dormida, así que apartó las manos del arma y procuró pensar en otras cosas.


Javier Negrete


Yo digo "el miedo te abraza como un amigo". Es un regalo de la naturaleza a nosotros. Es la mejor arma para la libertad... permite que nos escapemos o que luchemos con energía más allá de nuestra capacidad.


Gerry Spence


La prensa no solo es el arma mas poderosa contra la tirania y el despotismo, sino el instrumento mas eficaz y mas activo del progreso y de la civilizacion.


Francisco Zarco


Ahora usamos la ley como un arma en lugar de una herramienta.


Warren G. Bennis


Un arma es un enemigo para su dueño.


Proverbio Turco


Apunte y sostenga firme el arma: va a matar a un hombre.


Che Guevara


Penumbra

Nunca podrás ver nada claramente:
todo es zarzal, espinas y maraña.
En vano gastarás toda tu maña
contra el dorado pájaro latente.

Errado el tiro, vuelves bruscamente
el arma hacia otro lado, mas te engaña
la jugada de sol que el árbol baña.
Te vuelves loco y lloras tristemente.

Todo del tonel sale de la vida
tosco, deforme y dando tropezones.
Dejas pasar los años y su herida,

y cuando quieras darte explicaciones
ni te sirvió la espuela ni la brida:
un pétalo fue más que tus razones.


Baldomero Fernández Moreno


Siento que ya no sos aquella arma que podía hacerme daño. Ahora te convertiste en el objeto inútil ubicado en la vitrina de mis recuerdos.


Regina Laje




La televisión es un arma de doble filo, con la que incluso el espectador puede llegar a suicidarse.


Virginia Vilanova


La discordia que divide a los amigos es la mejor arma para los enemigos.


Esopo


Cuerpo que no le arma su corazón, las armas le esconden; más no le arman.


Francisco De Quevedo


A Un Triste

¿Por qué de amor la barca voladora
con ágil mano detener no quieres
y esquivo menosprecias los placeres
de Venus, la impasible vencedora?

A no volver los años juveniles
huyen como saetas disparadas
por mano de invisible Sagitario;
triste vejez, como ladrón nocturno,
sorpréndenos sin guarda ni defensa,
y con la extremidad de su arma inmensa,
la copa del placer vuelca Saturno.

¡Aprovecha el minuto y el instante!
Hoy te ofrece rendida la hermosura
de sus hechizos el gentil tesoro,
y llamándote ufana en la espesura,
suelta Pomona sus cabellos de oro.

En la popa del barco empavesado
que navega veloz rumbo a Citeres,
de los amigos el clamor te nombra,
mientras, tendidas en la egipcia alfombra,
sus crótalos agitan las mujeres.

¡Deja, por fin, la solitaria playa,
y coronado de fragantes flores,
descansa en la barquilla de las diosas!
¿Qué importa lo fugaz de los amores?
¡También expiran jóvenes las rosas!


Manuel Gutiérrez Nájera


Yo Fui La Más Callada

Yo fui la más callada
de todas las que hicieron el viaje hasta tu puerto.

No me anunciaron lúbricas ceremonias sociales,
ni las sordas campanas de ancestrales reflejos;
mi ruta era la música salvaje de los pájaros
que soltaba a los aires mi bondad en revuelo...

No me cargaron buques pesados de opulencia,
ni alfombras orientales apoyaron mi cuerpo;
encima de los buques mi rostro aparecía
silbando en la redonda sencillez de los vientos.

No pesé la armonía de ambiciones triviales
que prometía tu mano colmada de destellos:
solo pesé en el suelo de mi espíritu ágil
el trágico abandono que ocultaba tu gesto.

Tu dualidad perenne la marcó mi sed ávida.
Te parecías al mar, resonante y discreto.
Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos.
Sobre mí te seguiste como el sol en los pétalos.

Y caminé en la brisa de tu dolor caído
con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto:
tu vida era un profundo batir de inquietas fuentes
en inmenso río blando corriendo hacia el desierto.

Un día, por las playas amarillas de histeria,
muchas caras ocultas de ambición te siguieron;
por tu oleaje de lágrimas arrancadas al cosmos
se colaron las voces sin cruzar tu misterio...

Yo fui la más callada.
La voz casi sin eco.
La conciencia tendida en sílaba de angustia,
desparramada y tierna, por todos los silencios.

Yo fui la más callada.
La que saltó la tierra sin más arma que un verso.
¡Y aquí me veis, estrellas,
desparramada y tierna, con su amor en mi pecho!


Julia de Burgos


El arma es enemiga de su dueño.


Proverbio Turco


La poesía es un arma cargada de futuro.


Roger Wolfe


Escribo como medio y arma de combate, que combatir es realizar el pensamiento.


Domingo Faustino Sarmiento


La mentira tiene muchas facetas: reticencia, cabildeo, murmuración... Pero es siempre arma de cobardes.


Josemaría Escrivá de Balaguer


Nunca lances mierda a un hombre con un arma.


Larry Niven


Los débiles tienen un arma: los errores de los que se creen fuertes.


Georges Bidault


La vocación del arma es el blanco.


Manuel Vicent


Aeternum Vale

Un dios misterioso y extraño visita la selva.
Es un dios silencioso que tiene los brazos abiertos.
Cuando la hija de Thor espoleaba su negro caballo,
le vio erguirse, de pronto, a la sombra de un añoso fresno.
Y sintió que se helaba su sangre
ante el dios silencioso que tiene los brazos abiertos.

De la fuente de Imer, en los bordes sagrados, más tarde,
la Noche a los dioses absortos reveló el secreto;
El Águila negra y los Cuervos de Odín escuchaban,
y los Cisnes que esperan la hora del canto postrero;
y a los dioses mordía el espanto
de ese dios silencioso que tiene los brazos abiertos.

En la selva agitada se oían extrañas salmodias;
mecía la encina y el sauce quejumbroso viento;
el bisonte y el alce rompían las ramas espesas,
y a través de las ramas espesas huían mugiendo.
En la lengua sagrada de Orga
despertaban del canto divino los divinos versos.

Thor, el rudo, terrible guerrero que blande la maza,
-en sus manos es arma la negra montaña de hierro,-
va a aplastar, en la selva, a la sombra del árbol sagrado,
a ese Dios silencioso que tiene los brazos abiertos.
Y los Dioses contemplan la maza rugiente,
que gira en los aires y nubla la lumbre del cielo.

Ya en la selva sagrada no se oyen las viejas salmodias,
ni la voz amorosa de Freya cantando a lo lejos;
agonizan los Dioses que pueblan la selva sagrada,
y en la lengua de Orga se extinguen los divinos versos.

Solo, erguido a la sombra de un árbol,
hay un Dios silencioso que tiene los brazos abiertos.


Ricardo Jaimes Freyre


El mundo es un rompecabezas cuyas piezas cada uno de nosotros arma de diferente manera.


David Viscott