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Barro ( 2 )

Barro. Encuentra docenas de barro con fotos para copiar y compartir.


La Fuente Perdurable

Se estremeció al contacto de las manos
y ofrecía su cuerpo al alfarero
que ella siempre anheló: primero el rostro
después el talle luego las rodillas.

¡Oh sí! Mujer de barro que se vuelve
cántaro de aguamiel vasija húmeda
copa de vino para los desmayos
maceta de albahaca taza honda

cáliz de olor jofaina regalada
pila bajo la fuente perdurable
lamparilla de aceite que alumbrara

noches sin sueño y páginas de un libro
que está por escribir. ¡Oh sí; ser barro!
Barro que ha descubierto a su alfarero.


José Agustín Goytisolo


¿cómo Era?

¿Cómo era Dios mío, cómo era?
Juan Ramón Jiménez

La puerta franca.
Vino queda y suave.
Ni materia ni espíritu. Traía
una ligera inclinación de nave
y una luz matinal de claro día.

No era de ritmo, no era de armonía
ni de color. El corazón la sabe,
pero decir cómo era no podría
porque no es forma, ni en la forma cabe.

Lengua, barro mortal, cincel inepto
deja la flor intacta del concepto
en esta clara noche de mi boda,

y canta mansamente, humildemente,
la sensación, la sombra, el accidente,
mientras Ella me llena el alma toda.


Dámaso Alonso




Sequía

Porque la sed había herido toda cosa,
todo ser, toda tierra de hombres…
Y nunca más volvería la lluvia.

Y moría la aldea en el silencio de bronce.
Los flacos perros alargaban sus lenguas hasta las
galaxias.
¿Y solo en secreto saben hablar los bosques?

Y la sed enseñaba palabras procaces,
era un recuerdo de savias y frutas,
era un lirio de hielo abierto en todo el cielo.
y dijo el hombre: aquí junto a mi lecho
perros de sed y fuego saltan a mi garganta...
Pero más allá de las lontananzas
oigo venir la lluvia danzando jubilosa
con violetas y rosas,
la siento venir en distancias de años,
sus pies menudos, finos y saltarines.

Si lloviera en la aldea,
sobre los valles que bostezan secos,
si lloviera sobre las alfombras
del monte,
sobre la noche de rocas amarillas.

Una delgada aguja había,
perdida,
en la profusa sombra,
una agujita de agua.

Y la joven madre cobriza
inclinada y desnuda como hoja de plátano,
prendido de sus senos
tiene un hijo de barro,
otros días los cielos tímidos descendían
a picotear los granos en su palma de greda.

¿Dónde el agua desnuda,
el agua que brilla y canta?

El agua es en la noche como una luz opaca.

Y esa palabra húmeda sonando lejos en el monte.
Ese fresco tambor no se sabe en dónde.


Aurelio Arturo


Te Abraza La Lluvia En Su Descenso

Te abraza la lluvia en su descenso
de resbalantes lenguas párvulas;
descifras su caída al sesgo;
sus tocamientos multiplicas
en ti; los amparas, te conocen:

Ánfora armónica en perpetua
reconciliación, recinto cálido,
hogar de las delicias, próspero
alhajero de arcillas dóciles.

Aprieta la lluvia: albercas, mares,
oleaje que te desahoga.
Anticipándose, ambicioso,
en torno de ti mi afán aprieta:
dulceamarga serpiente, alianza
clandestina del terror y el júbilo.

Ánfora tu cuerpo, revestido
por su desnudez; barro engastado
de blandas perlas, se envanece
con las deleitosas cicatrices
de un dolor que pasó; que exponen
lo apenas sanado al riesgo nuevo.

Yo las encuentro, y al tocarlas
te sigo en otras cicatrices,
mapa de táctiles misterios,
que el tiempo no olvida, pero esconde.

Llueve y me afano. Tú me abrazas
en mi caída; me descifras
cuando te abrazo. Y me amonesto:
Nunca es temprano para amarte.

Y sé que nunca será pronto.


Rubén Bonifaz Nuño


¡azotadme!

¡Azotadme!
Aquí estoy,
¡azotadme!
Merezco que me azoten.
No lamí la rompiente,
la sombra de las vacas,
las espinas,
la lluvia;
con fervor,
durante años;
descalzo,
estremecido,
absorto,
iluminado.
No me postré ante el barro,
ante el misterio intacto
del polen,
de la cama,
del gusano,
del pasto;
por timidez,
por miedo,
por pudor,
por cansancio.
No adoré los pesebres,
las ventanas heridas,
los ojos de los burros,
los manzanos,
el alba;
sin restricción,
de hinojos,
entregado,
desnudo,
con los poros erectos,
con los brazos al viento,
delirante,
sombrío;
en comunión de espanto,
de humildad,
de ignorancia,
como hubiera deseado...
¡como hubiera deseado!


Oliverio Girondo


Mujer de Barro

Mujer de barro soy, mujer de barro:
pero el amor me floreció el regazo.

Mujer
¡Cuán vanamente, cuán ligeramente
me llamaron poetas, flor; perfume!

Flor; no: florezco. Exhalo sin mudarme.
Me entregan la simiente: doy el fruto.
El agua corre en mí: no soy el agua.
Árboles de la orilla, dulcemente
los acojo y reflejo: no soy árbol.
Ave que vuela, no: seguro nido.

Cauce propicio, cálido camino
para el fluir eterno de la especie.


Ángela Figuera Aymerich




La Condena

El que posee el oro añora el barro.
El dueño de la luz forja tinieblas.
El que adora a su dios teme a su dios.
El que no tiene dios tiembla en la noche.

Quien encontró el amor no lo buscaba.
Quien lo busca se encuentra con su sombra.
Quien trazó laberintos pide una rosa blanca.
El dueño de la rosa sueña con laberintos.

Aquel que halló el lugar piensa en marcharse.
El que no lo halló nunca
es desdichado.
Aquel que cifró el mundo con palabras
desprecia las palabras.
Quien busca las palabras que lo cifren
halla solo palabras.

Nunca la posesión está cumplida.
Errático el deseo, el pensamiento.
Todo lo que se tiene es una niebla
y las vidas ajenas son la vida.

Nuestros tesoros son tesoros falsos.

Y somos los ladrones de tesoros.

De «Los vanos mundos»


Felipe Benítez Reyes


Dulce Amor

Las cosas suceden así,
sencillamente:

Vuelven del trabajo
con sabor de cal viva entre los dientes.
la esposa les contempla con costumbre.
-¿Quién dice amor, si la palabra estalla?-.

Y cogen del pan,
como si fuera barro y arena,
un puñado tan sólo.
(Es pan de pobres, desalado y negro
y triste como el silencio de la casa toda.)

Y se marchan.

(La esposa les oye cerrar la puerta,
pero no dice nada. ¡Está tan cansada!
Prefiere aquella fría soledad
con olor de abandono.

Pudiera recordar su juventud y dormir,
pero ¿quién sueña o duerme?
Los pobres no recuerdan;
mueren como las piedras roídas de las murallas.

Ellos, en tanto, beben
un agrio vino con sabor de azufre;
y si ríen y gritan y golpean,
es porque -¡Dios, qué vida!-
da rabia beber sin alegría.

Acaso entonces lleguen hombres
de esos que velan por la paz de las familias,
y les hablen del dulce amor de las esposas
y del descanso junto al fuego,
escuchando, por la radio, una dulce canción,
mientras los niños buscan en el atlas
países coronados de yedras o corales...

Si esto sucede, gritan con más fuerza
y beben más vino agrio con sabor de azufre,
hasta que ya no saben dónde tienen los ojos,
ni por qué les duele el corazón.

Les arrojan con prisa.
La calle es larga, y en el firmamento
las estrellas relucen.

Regresan a la casa -¡oh dulce hogar!- llorando.
La esposa les contempla con costumbre.
-¿Quién dice amor, si la palabra estalla?-.


Victoriano Crémer


Tríptico

I
Tendido
entre lo blanco,
la vi.
Se aproximaba.
Las pupilas baldías,
el cuerpo inhabitado,
sin cabellos,
sin labios, inasible,
vacía;
junto a mí
a mi lado...
¡Toda hecha de nada!
Se sentó.
¿Me esperaba?
La miré.
Me miraba.

II
Ya estaba entre sus brazos
de soledad,
y frío,
acalladas las manos,
las venas detenidas, sin un pliegue en los párpados,
en la frente,
en las sábanas;
más allá de la angustia,
desterrado del aire,
en soledad callada,
en vocación de polvo,
de humareda,
de olvido.

III
¿Era yo,
la voz muerta,
los dientes de ceniza,
sin brazos,
bajo tierra,
roído por la calma,
entre turbias corrientes,
de silencio,
de barro?
¿Era yo,
por el aire,
ya lejos de mis huesos,
la frente despoblada,
sin memoria,
ni perros,
sobre tierras ausentes,
apartado del tiempo,
de la luz,
de la sombra;
tranquilo,
transparente?


Oliverio Girondo




Mujer Redonda

Hasta los niños la miraban, cuando
doblaba las esquinas de la calle;
tan azul y radiante, que una llama
parecía tener entre los dientes.

Huía de la luz con la pereza
de una cierva cansada, y sonreía
sintiendo las miradas de las gentes
resbalar por su vientre abovedado.

Se llevaba las manos a la henchida
plenitud de su carne y las dejaba
allí sumidas, por sentir el eco
caliente y vivo del amor, haciéndose.

Hasta entonces, los hombres la siguieron
con ronca voz de barro; y los temía;
porque el hombre fue solo para ella
lobo furtivo y sal de madrugada.

Pero ahora les miraba desde un cielo
grávido y fuerte. Ellos la veían,
redonda poderosa, como un puño
abriéndose caminos en la niebla.

Si entonces una voz gritaba:
-Mira;
tiene un hijo...
Se apretaba doliente
la cintura de vidrio, y, en la tarde,
era como una encina coronada.

Los oscuros balcones con geráneos;
los húmedos zaguanes; las buhardillas;
las frescas herrerías; las campanas
que las monjas tañían en el alba...

Todo, a su paso, sin cesar latía
al compás de su vientre... Todo, atento
al dulce peso de su vientre... El aire,
de cristal y de gloria, por su vientre...

Ya la carne de trigo se atiranta
y duele extensamente.
¡Cómo sabe
el dolor de los hijos!
¡Porque tienen
sabor a junco verde por la sangre!


Victoriano Crémer


Intima soledad, ermitaña compañera, procurad concederme lo que con humildad os pido… proporcionadme unos ojos de diamante afilado, procuradme un espeso corazón de barro,
duros lomos que acaricie el aire… pues apetezco dormir a gusto cada noche,
aspiro cantar al estilo de poeta, persigo vivir y amar sin que me pese ese saber y oír y darme cuenta; este mirar a diario, de rostro en rostro, todo el resentido revés de la moneda,
pretendo reír al sol sin que me asombre, que este existir de tazón permanezca con tanta envidia desprendida por las calles….
Anhelo el día que pueda atravesar alegre entre la gente sin que me cause recelo la mirada de los que despojan los sentimientos ajenos, de los que desgastan la fidelidad palabra por palabra,
de los que colman engaños migaja a migaja, ya que es incuestionable que me da mengua, que se me detiene el latir del corazón y la sonrisa, de ver tantos seres con el ansia encima, de tantos semblantes con la piel calcinada por la celada cólera de la traición...
Porque es cierto, y me asusta mirarme las manos limpias persiguiendo a sonsas mariposas de papel o versos sin sentidos.
Manifiesto y demando a los que por mi momento pasan que me perdonen pronto tantos suspiros cargados de nostalgia, que me perdonen esta melaza tan dulce sobre amargos labios,
y no cuestionen el delicado silencio de mi almohada…


Daniel Navarro


Oaxaca
Veo tus playas de vida llena
y las nubes caprichosas como se evaden del mar
con sus simientes de aguas puras,
para posarse en el umbral
de tus montañas majestuosas y llanuras.
Veo a Oaxaca vestida con la semblanza del pasado,
de sus monumentos y joyas arqueológicas,
y el arraigo fervoroso,
de sus costumbres amorosas.
Veo a sus mujeres trabajadoras
y sus hombres emprendedores,
que se nutren de esas tierras,
bendecidas por sus dioses.
La de las entrañas de rojo oro
y del barro negro brillante
La que viste de verde jade
sus fachadas y sus calles.
La que desprende del corazón del agave
el licor ardiente y mezcalino de sus goces.
Y en las velas dedicadas a sus santos se constata,
la raíz de su espiritualidad sobria y puritana.
Veo a Oaxaca la del corazón autóctono
mostrada con pinceladas de blanco negro y amarillo
Sobre el lienzo bronceado de su piel indiana.
Oaxaca la que muestra
el poderío cultural
y la fuerza ancestral
de su Raza única e irrepetible
en la Guelaguetza,
en que subsisten
en el color de sus vestidos,
la magia que copia con hilos
los símbolos de los códices,
y la figura y colorido
de los prados y sus flores,
que se combinan con el universo
de los armoniosos sonidos
de las flautas y tambores.
Hombres y Mujeres que danzan
con la fuerza gravitacional
de los sentidos,
con los ritmos de las bandas,
entonando el son costeño,
y la vibrantes marimbas
con el ritmo sandungueño.
Veo a la mujer decorada,
con la singular orfebrería,
con monedas de oro y plata
y alamares de fantasía,
Veo A la Heroica Oaxaca
la de Don Porfirio y Juárez
ejemplos que te demandan,
A ser siempre los mejores.
Veo a Oaxaca desgarrada
por la ambición inconsciente,
y a los hombres que se afanan
por defender a su gente.
Veo a Oaxaca la Sureña
a la ístmica Tehuana
Veo a Oaxaca La Antequera,
Veo a Oaxaca con el alma.


Efren Romero Acuña


Cuando el pozo enlodado nadie bebe de él. Un pozo viejo no atrae animales. El hombre que carece de cualidades espirituales es como si estuviera hundido en el barro sin que los demás le presten atención. Al final se encontrará solo.


I CHING




Poema del tiempo del destierro. Jerusalén se levanta.
No te alegres de mi desgracia, oh enemiga mía, pues si he caído, me levantaré; si ahora estoy a oscuras, Yavé es mi luz.
Por ahora debo soportar la cólera de Yavé, pues me rebelé contra él, mientras examina mi causa y me hace justicia; entonces me hará salir a la luz y me alegraré viendo la honradez de su conducta.
Cuando mi enemiga, que se burlaba de mí diciendo: ¿dónde se metió tu Dios?, vea esto, se sentirá avergonzada. Mis ojos se recrearán viendo cómo es pisoteada, igual que el barro de las calles.


Sagradas Escrituras


La Escritura dice al respecto: Preferí a Jacob antes que a Esaú. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que Dios es injusto? ¡Eso no! Pero también dijo Dios a Moisés: "Perdonaré a quien perdone, y tendré compasión de quien tenga compasión." Así pues, no depende eso del querer o del esforzarse de uno, sino de Dios, que tiene compasión. En la Escritura dice al faraón: "Te hice faraón con el fin de mostrar en ti mi poder y para que toda la tierra conozca mi Nombre." Así pues, Dios se compadece de quien quiere y endurece al que quiere.
Quizá alguien se me opondrá diciendo: ¿Por qué entonces se queja Dios si nadie se puede oponer a su voluntad? Pero tú amigo, ¿quién eres para pedir cuentas a Dios? Dirá acaso la olla de barro al que la modeló: ¿Por qué me hiciste así? El alfarero, ¿no es dueño de su greda para hacer del mismo barro una vasija de lujo o una ordinaria?
Si Dios, para demostrar cómo se enoja y dar a conocer hasta dónde llega su poder, aguantó con tanta paciencia vasijas que provocaban su ira, listas para romperlas, también quiso mostrar las riquezas de su Gloria con otras vasijas, es decir, nosotros, de los que tuvo compasión y que preparó con anticipación para la Gloria. Para ella fuimos llamados, no solamente de entre los judíos, sino también de entre los paganos, según lo anunció Dios por el profeta Oseas: "Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y amada mía a la no amada. Y en el mismo lugar donde se les dijo: No son ustedes mi pueblo, los llamarán hijos del Dios vivo."


Sagradas Escrituras


¿Has escuchado las advertencias de Dios? Escucha, Job, mis palabras, pon atención a mis discursos. Ya ves que he abierto mi boca, y he empezado a hablar. Mi corazón me dicta las palabras de sabiduría que pronunciaré con claridad. El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida. Si puedes, respóndeme, está atento en contra mía. Mira, ante Dios soy igual que tú, también yo fui modelado de barro. Por eso, no tendrás que atemorizarte ante mi, ni temerás que te apremie mi mano. No dejas de repetir, pues he oído el son de tus palabras: "Sou puro, no tengo pecado; estoy limpio y en mí no hay culpa. Dios es el que busca pretextos y me tiene por su enemigo; pone trabas a mis pies y vigila mis pasos." En esto no tienes razón, es lo que te quiero decir, porque ciertamente Dios es más grande que el hombre. Tú que te quejas de él porque no responde a todas tus razones. Pero mira que Dios habla una vez y no lo repite dos veces. En sueños, en visión nocturna, cuando desciende el sueño sobre los hombres, él les abre el entendimiento y los espanta con apariciones, para retraerlos del mal y apartarlos del orgullo. Así libra sus almas del sepulcro y salva su vida de la muerte. También instruye Dios al hombre, en su cama, por medio del dolor y de la fiebre, cuando está hastiado del pan y rechaza los manjares apetitosos. Cuando su carne desaparece a la vista y los huesos se transparentan, cuando su alma se acerca al sepulcro y su vida a la morada de los muertos. Si hay junto a él en ese momento un ángel de Dios, un intercesor que le indique su deber, que tenga piedad de él y diga: "Líbralo, ¡Oh Dios!, de bajar al sepulcro, he encontrado el rescate para su vida." Entonces, su carne rejuvenece como en los días de su adolescencia. Ruega a Dios y es escuchado de él y contempla alegre el rostro de Dios. Luego publica lo sucedido y dice entre los hombres: "Había yo pecado y torcido el derecho, pero Dios no me ha tratado según mi culpa, libró mi alma del sepulcro y vivo ahora gozando la luz." Esto es lo que hace Dios, dos y tres veces con el hombre, para sacar su alma del sepulcro e iluminarla con la luz de los vivos. Fíjate, Job, y escúchame, guarda silencio y yo hablaré. Si tienes algo que decir, respóndeme, habla, que yo quiero darte la razón. O si no, escúchame, y yo te enseñaré la sabiduría.


Dios en las Alturas


No te enfades conmigo, seremos gusanos mañana ambos retorciéndonos en el barro, partidos en dos por un arado.


Allen Ginsberg


Esta siempre ha sido la forma de la política presidencial. El presidente se eleva por encima de la refriega, mientras que sus sustitutos van al ataque. Arrojan las lanzas y lanzar el barro, que está sentado en el trono.


John Podhoretz


Siempre hay vergüenza en la creación de una obra expresiva, ya sea un libro o una olla de barro. Cada artista se preocupa por cómo van a ser vistos por los demás a través de su trabajo. Cuando se crea, usted aspira a hacer justicia a sí mismo, para rehacer a sí mismo, y siempre hay el temor de que se exponga la misma cosa que usted esperaba transformar.


Rachel Cusk


Lombardi, cierta magia aún persiste en el mismo nombre. Habla de los duelos en la nieve y el barro noviembre... Él sigue siendo para muchos el corazón del fútbol americano profesional, el bombeo duro en estos momentos.


Steve Sabol


Ese cruce de si se trata de entretenimiento o noticias es el más grande de barro de bs en la televisión hoy en día, porque es todo entretenimiento.


Vince McMahon


No podemos culpar a los niños para ocuparse del Facebook en lugar de jugar en el barro. Nuestra sociedad no pone una prioridad en la conexión con la naturaleza. De hecho, muy a menudo les decimos que es sucio y peligroso.


David Suzuki


La riqueza del sur de Florida, pero aún más importante, el significado y la importancia del sur de la Florida se encuentra en el barro negro de los Everglades y el desarrollo inevitable de este país a ser el gran centro agrícola tropical del mundo.


Marjory Stoneman Douglas


Bueno, lo que trato de hacer es tirar tanto barro en la pared como me sea posible y simplemente ver qué se pega, lo que destaca como peculiar o más interesante que los otros, y tratan de aferrarse a que uno, de alguna manera participar en un enlace desde allí existe.


Guy Ritchie


La razón de por qué los hombres no nos obedece, es porque ven el barro en el fondo de nuestros ojos.


Ralph Waldo Emerson


Por supuesto, con la agricultura llegaron las primeras grandes civilizaciones, las primeras ciudades construidas de barro y ladrillo, los primeros imperios. Y era la administra de estos imperios que iniciaron la contratación de personas para realizar un seguimiento del trigo y ovejas y el vino que se le debía, y los impuestos que se adeudan en ellos haciendo marcas, marcas de arcilla en ese momento.


Howard Rheingold




Reglas de mi madre tenían que ver con conducta femenina, por lo que nunca jugaron lo suficiente como para romper un juguete o con barro mi vestido duro. Reglas de mi padre tenían que ver con no avergonzar a la família ni siquiera una pizca de escándalo, y no proporcionar rivales de negocios la oportunidad de secuestrarme o tirar ácido en la cara.


Bharati Mukherjee


Yo podría haber puesto fin a la guerra en un mes. Podría haber hecho Vietnam del Norte parece un charco de barro.


Barry Goldwater


Crecimos fundar nuestros sueños en la promesa infinita de publicidad norteamericana. Sigo creyendo que uno puede aprender a tocar el piano por correo y que el barro le dará un cutis perfecto.


Zelda Fitzgerald


Felicitaciones, usted tiene un sentido del humor. Y para los que no: Ir meter la cabeza en el barro.


Jesse Ventura


Sería el barro negro de las Injurias y de las Cambroneras, que ahogaría a los ricos, la venganza justa contra las clases directoras, que hacían del Estado una policía para salvar sus intereses, obtenidos por el robo y la explotación, que hacían del Estado un medio de calmar a tiros el hambre de los desesperados.


Pío Baroja


Cuando estás en el barro solo se puede ver suciedad. Si de alguna forma logran flotar por encima de ella, sigue viendo el barro, pero lo ves desde una perspectiva diferente. Y ves otras cosas también. Ese es el consuelo de la filosofía.


David Cronenberg


Descubriría que cultura es el muñeco de barro hecho por los artistas de su pueblo, así como la obra de un gran escultor, de un gran pintor, de un gran místico, o de un pensador. Que cultura es tanto la poesía realizada por poetas letrados como la poesía contenida es un cancionero popular. Que cultura es toda creación humana.


Paulo Freire


Mi papá quería que yo fuera un agricultor, sentir la suavidad de Alabama arcilla y convertirse en uno de los primeros negros en mi pueblo a poseer tierras. Pero, yo estaba preocupado por mi historia de ser cubiertos de barro que el sur, y me suscribí a un tipo diferente de enseñar y aprender en mis huesos y en mi espíritu.


John Henrik Clarke


He tratado de sacar a Francia del barro. Pero ella va a regresar a sus errores y vómitos. No puedo evitar que los franceses de ser francés.


Charles de Gaulle


La guerra tiene reglas, lucha en el barro tiene reglas - la política no tiene reglas.


Ross Perot


Así que desandaría el camino que había recorrido, recorrería hacia atrás todo lo que había avanzado, cruzando marisma resecas y lóbregas, sobrepasando al sargento feroz en el puente, atravesaría el pueblo bombardeado, seguiría a lo largo de la cinta de la carretera los kilómetros de onduladas tierras de labranza, buscando el camino a la izquierda en el lindero del pueblo, enfrente de la zapatería, y tres kilómetros más allá saltaría la alambrada de púas y cruzaría los bosques y los campos hasta la estancia de una noche en la granja de los hermanos, y al día siguiente, a la amarilla luz de la mañana, siguiendo el balanceo de pequeños valles y arroyuelos y enjambres de abejas y tomaría el sendero en cuesta que llevaba a la triste casona junto al ferrocarril. Y el árbol. Recoger del barro los andrajos de ropa quemada y rayada, los jirones del pijama y luego descolgarle, al pobre chico pálido, y hacerle un entierro decente. Un chico guapo.


Ian McEwan


Como guarda el avaro su tesoro,
guardaba mi dolor;
quería probar que hay algo eterno
a la que eterno me juró su amor.

Mas hoy le llamo en vano y oigo, al tiempo
que le acabó, decir:
¡Ah, barro miserable, eternamente
no podrás ni aun sufrir!


Gustavo Adolfo Bécquer


En casa lejana
de barro y depaja,
el niño Benito
nació una mañana.

Vestido de manta
y jerga de lana
soñaba mirando
el agua encantada.

Tocaba su flauta,
su flauta tocaba
y las ovejitas
balaban, balaban.

Y aquel indiecito,
calmando sus ansias
valiente se marcha
con rumbo a Oaxaca.

Y fue licenciado,
llegó a Presidente.
¡ Que viva el gran Juárez !
¡ Que vivan sus leyes!


Benito Juarez


Las barras y las estrellas se adueñan de mi bandera, y nuestra libertad no es otra cosa que una ramera


Ricardo Arjona