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Blanco ( 3 )

Blanco. Encuentra docenas de blanco con fotos para copiar y compartir.


No sé por qué no triunfan los jugadores españoles en Italia, quizás por el cambio de mentalidad o la presión que existe aunque nunca han venido a Italia lo verdaderos 'cracks' de España. Estoy seguro que si Raúl viniera a un equipo importante de Italia, triunfaría. Le admiré siempre


Raúl González Blanco


Mentalmente Raúl es muy fuerte. Es un jugador muy listo que sabe aguantar la presión. Si es elegido mejor jugador del mundo de la FIFA, yo estaré de acuerdo. No es fácil jugar en el Real Madrid y menos al nivel que demuestra Raúl cada partido. Su progresión es absoluta. Yo sigo con atención los partidos de España en la televisión y siempre aporta algo diferente. Raúl es un gran jugador


Raúl González Blanco




Raúl y Van Nistelrooy son unos de los mejores de la historia


Raúl González Blanco


Raúl es el mejor delantero de Europa. Si le dejamos suelto nos la hace


Raúl González Blanco


Di Stéfano era maravilloso, balón que tocaba aseguraba peligro. Como Raúl siempre pensaba en el gol y tenía la portería en su mente, pero el fútbol era diferente al de ahora. En aquellos años se jugaba hasta con cinco delanteros y Raúl tiene mucho mérito porque pelea hasta el último balón contra los fuertes defensas del fútbol de ahora


Raúl González Blanco


¿Quién es mejor, Raúl o Ronaldo? Para mí, Raúl. Lo tiene todo. Ronaldo te puede romper en una jugada, pero con Raúl son noventa minutos de lucha y movimiento, todo lo que hace lo hace bien. En este momento es mejor que Ronaldo aún cuando no juega muy bien. Aunque se diga que no está en racha, cuando el Madrid necesita alguien que tire, ahí está él. Lo ha hecho tantas veces...


Raúl González Blanco




Piense en esto: Cada persona educada no es rico, pero casi todas las personas la educación tiene un trabajo y una manera de salir de la pobreza. Así que la educación es una solución de fondo a la pobreza.


Kathleen Blanco


Sé que el gobierno no tiene todas las soluciones de las que las soluciones reales no vienen de arriba hacia abajo. En cambio, las formas de acabar con la pobreza provienen de todos nosotros. Somos parte de la solución.


Kathleen Blanco


Estamos mal, pero menos mal que estamos". Reflexión del ministro ante la crisis financiera mundial.


José Blanco López




Llévame Contigo

¿No me ves sumergida en el silencio,
y amordazada en soledad y olvido?
Al pasar por la sombra de mi vida,
dame la mano y llévame contigo.

Te esperé tantos años sin saberlo,
perdida dentro de mi laberinto…
ahora que me has abierto la salida,
dame la mano y llévame contigo.

No quiero abrir el libro del pasado,
porque detesto cuanto en él he escrito;
uno en blanco abriré para tu pluma;
dame la mano y llévame contigo.

Llena mis hojas de apretada letra,
yo no quiero escribir, hazlo tú mismo,
enrojeciéndome de sangre y fuego;
dame la mano y llévame contigo.

Dondequiera que vayas, te acompaño,
porque haré tu camino mi camino;
déjame despertar en tus mañanas;
dame la mano y llévame contigo.

No he de mirar atrás, solo adelante;
perdí el pasado, y el futuro es mío;
no te quiero perder; dame la mano,
dame la mano y llévame contigo.


Francisco Alvarez


¡Quién pudiera ser tu novio en un sueño eterno y dulce, blanco como las estrellas!...


Gerardo Diego


Fuga En Los Jardines

Las más jóvenes, deseándoos, avanzan
por estas avenidas de árboles fragantes.
Evaden primavera que a las flores oxida
con un ardor oliendo a frutas, a corceles. ..
¡Qué salvaje presencia la de las hembras púberes
entre glicinias cálidas, entre celindas vívidas!
Exigen que las amen, que las sigan corriendo
para volcarles júbilos sobre la orilla ebria.

¡Muchachas, corred más: corred hasta la aurora!
Estos grandes varones de los pechos revueltos
ansían desgranaros, ¡oh mazorcas crujientes!,
con su hambre de bocas y su hambre de frutos.
Hasta el río, que es tajo delimitando sueños,
huele a amor ya festines...

Han temblado los álamos al estallar unánimes
los oscuros latidos de dobles ruiseñores.
Los regazos del musgo, el frior de los juncos,
contemplando el encuentro aceleran su verde.
Es un cántico trémulo, en gargantas sorbido
por el amor abierto en mitad de la selva.

¡Corred siempre, muchachas, que el seguiros excita
el ardor de cogeros, suyas todas, a hombres
que de fieros esgrimen el ademán tan solo!
Y envolveos en ropas de blanco lino puro
para mojar con ellas esos cuerpos calientes,
y amanecer ceñidas, ante el amor que vibra,
por el celo del agua posesor de las vírgenes.


Carmen Conde


Las Voces Tristes

Por las blancas estepas
se desliza el trineo;
los lejanos aullidos de los lobos
se unen al jadeante resoplar de los perros.

Nieva.
Parece que el espacio se envolviera en un velo,
tachonado de lirios
por las olas del cierzo.

El infinito blanco...
sobre el vasto desierto
flota una vaga sensación de angustia,
de supremo abandono, de profundo y sombrío desaliento.

Un pino solitario
dibújase a lo lejos,
en un fondo de brumas y de nieve,
como un largo esqueleto.

Entre los dos sudarios
de la tierra y el cielo
avanza en el Naciente
el helado crepúsculo de invierno...


Ricardo Jaimes Freyre




Prendan Y Apaguen La Luz...

Prendan y apaguen la luz a partir del segundo piso
un...... * paga esa cuenta
y no dejen la puerta abierta
los malandras causados por el régimen
o degenerados por él
recorren hambrientos y borrachos la calle Passy
donde reina la oscuridad
los del segundo que temen por su seguridad hasta ocho candados
resistirían el asalto y no yo
el licenciado Vidriera
pueden decir que la paranoia es el nódulo
de mi pulmón derecho y la sombra en el izquierdo
solo quiero que apaguen esa luz que cierren esa puerta

*Espacio en blanco en el original.


Enrique Lihn


Estrellas Fijas En Un Cielo Blanco

Estrellas fijas en un cielo blanco,
son los bellos sonetos pues no giran
en torno de orbe alguno
ni han rotado sus densas masas de catorce cifras

No reflejan la luz del sol tampoco
pero irradian su propia luz de adentro
Y en el albor parecen en reposo
o muertos cuyas tumbas son sus cuerpos

Y sin embargo las estrellas fijas
a veces bienhechoras o malignas
siempre de harta energía están cargadas

Y aunque hace miles de años extinguidas
su fulgor todavía nos alcanza
sea por vista o por astrología


Oscar Hahn


La realidad es más real en blanco y negro.


Octavio Paz


La Cita

¡Adiós, amigo, adiós! ¡El sol se esconde,
la luna sale de la nube rota,
y Eva me aguarda en el estanque, donde
el cisne nada y el nelombo flota!

Voy a estrechar a la mujer que adoro.
¡Cuál me fascina mi delirio extraño!
¡Es el minuto del ensueño de oro
de la cita del ósculo en el baño!

¡Es la hora en que los juncos oscilantes
de la verde ribera perfumada
se inclinan a besar los palpitantes
pechos desnudos de mi dulce amada!

¡Es el momento azul en que la linfa
tornasolada, transparente y pura,
sube hasta el blanco seno de la ninfa
como una luminosa vestidura!

¡Es el instante en que la hermosa estrella
crepuscular se asoma con anhelo
para ver a otra venus que descuella
sobre el húmedo esmalte de otro cielo!

¡Es ya cuando las tórtolas se paran
y se acarician en los mirtos rojos,
y los ángeles castos se preparan
a ponerse las manos en los ojos!


Salvador Díaz Mirón


La falsa imaginación te enseña que cosas tales como la luz y la sombra, el largo y el alto, lo blanco y lo negro son diferentes y tienen que ser discriminadas; pero ellas no son independientes una de la otra; ellas son aspectos diferentes de la misma cosa, ellos son conceptos de relación, no la realidad.


Buda


Presentación

Esta que viene aquí toda vestida
de un traje blanco y un negro sombrero
tiene la obligación de mi sendero
y las rosas y espinas de mi vida.

Porque una noche el ánima afligida,
mustia de soledad, dijo: Te quiero.
Hace ya mucho tiempo que te espero
con una mano lánguida extendida.

Era una rara orquesta de violines,
era un pasar de extraños bailarines,
era un degüello de camelias rosas

bajo tus finas manos temblorosas.
¡Era que el corazón se me moría
de tanto, amada, como te quería!


Baldomero Fernández Moreno


Después de mis lágrimas la plenitud de mi soplo blanco.


Takako Hashimoto


Ajedrez

I
En su grave rincón, los jugadores
Rigen las lentas piezas. El tablero
Los demora hasta el alba en su severo
Ambito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
Las formas: torre homérica, ligero
Caballo, armada reina, rey postrero,
Oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
Cuando el tiempo los haya consumido,
Ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
Cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
Reina, torre directa y peón ladino
Sobre lo negro y blanco del camino
Buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
Del jugador gobierna su destino,
No saben que un rigor adamantino
Sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(La sentencia es de Omar) de otro tablero
De negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
De polvo y tiempo y sueño y agonías.


Jorge Luis Borges


Cuanto más blanco es el papel más resalta la mancha.


Refrán


Ni tampoco por ser eterno será más bien, si no es más blanco lo que dura mucho tiempo que lo que dura un solo día.


Aristóteles


¿Que importa que el gato sea blanco o negro con tal de que cace ratones?.


Den Xiaoping


La Primera Mujer Que Recorrió Mi Cuerpo...

La primera mujer que recorrió mi cuerpo
tenía labios de maga: labios verdes y azules,
con sabor a fruto silvestre,
con señales indescifrables como la miel o el aire.
Muchas veces incendió mis cabellos con siete granos y
siete aguas, con ensalmos que sonaban a campanillas
de barro, con nubes de copal que se mezclaban al embrión
que recorría mi frente coronada por ramos de albahaca.
Toda la noche ardía la pócima bajo mi cama.
Al día siguiente, un niño nacido después de mellizos
la arrojaba al río, de espaldas, para no ver el sitio
donde caía ni el vuelo repentino de los zopilotes.
Entre tanto, mi madre me contaba
lo que Colmillo Blanco no sabía de la nieve
y el recuerdo del mar era un espejismo bajo la sábanas.


Francisco Hernández


Romance de Los Vanos Encuentros

No preguntes quién pone en este canto
un alma destinada al sufrimiento
y un pobre corazón que te ama tanto.


I
Bronces de las ocho y media
nos llaman cada mañana
-entre tu casa y mi casa-
de dos cornisas y un breve saludos de camaradas.

¡Estás tan bella, vestida
de crujiente espuma blanca
baje ese sol de las ocho
que te ciñe y que te alaba!

Sus amarillas saetas
bordan en tu pelo el aura
que me recuerda las leves
imágenes de las santas.

(Pienso que rezarte a ti
tal vez me salvará el alma...)

II
Las campanas matinales
ponen música en la senda
por donde a tu escuela vas,
por donde voy a mi escuela.

Tontamente, tontamente
me vuelve la vieja idea
cada vez que nos cruzamos
en nuestras rutas opuestas:
pienso en el ayer que ataba
con una risa dos sendas,
cuando jamás nos cruzábamos
tú y yo en camino a la escuela.

Con una misma campana,
con una misma existencia,
y por una misma calle
con sol de las ocho y media...
Para nosotros, entonces,
había una sola escuela.

III
La señorita maestra
pasa vestida de blanco ;
en su oscuro pelo duerme
la noche aún, perfumado,
y en lo hondo de sus pupilas
yacen dormidos los astros.

Buenos días señorita
del caminar apurado;
cuando su voz me sonríe
olvido todos los pájaros,
cuando sus ojos me cantan
se torna el día más claro,
y subo la escalinata
un poco como volando,
y a veces digo lecciones.


Julio Cortázar




Mujer Dormida

¿Dormida? ¿Hecha cuajado río o luna?
¿Fuera de ti, pálida voz de la tierra?
¿Labio de mármol que oscuro anhelo calla?
No oso acercar manos que tiemblan
a la desnuda y yerma saudade de tu cuerpo.
Bajo las pestañas no sé qué cabalgadas;
qué perfecci6n de bosques y senderos;
qué bueyes con cuernos de laurel adornados
con pardas muchachas en los lomos florecidas.
O nada, o solo el negro sueño, olvido;
dos profundos pozos sin eco y sin llegada,
tu frente sin huella un mar de nieve,
el corazón como una estrella acostumbrada.
Y el blanco amor que te cubre, nube,
granizo es ya, que te conserva, nítida,
como una paloma posada más allá del arrullo.
Lejos de ti; amarte, verte de lejos;
la cabellera, mortaja de tu sueño.
En soledad, sin hombres y sin dioses.
Grises peñascos; mazorcas huecas; hiedra.

De "Anillos de agua"


Ricardo Carballo Calero


¿recuerdas Aquel Cuello, Haces Memoria??

¿Recuerdas aquel cuello, haces memoria
del privilegio aquel, de aquel aquello
que era, almenadamente blanco y bello,
una almena de nata giratoria?

Recuerdo y no recuerdo aquella historia
de marfil expirado en un cabello,
donde aprendió a ceñir el cisne cuello
y a vocear la nieve transitoria.

Recuerdo y no recuerdo aquel cogollo
de estrangulable hielo femenino
como una lacteada y breve vía.

Y recuerdo aquel beso sin apoyo
que quedó entre mi boca y el camino
de aquel cuello, aquel beso y aquel día.


Miguel Hernández


Infame Turba

Nunca supimos qué pájaro era aquel
que cantaba al besarnos...

Al besarnos el alba
sería la alondra ilustre,
el vano timbalero de Verona,
diana floreciendo en el dormido alféizar,
salvas inoportunas,
diligentes clarines matinales
hostigando al amante perezoso
su ligera fanfarria.

Nunca supimos qué pájaro era aquel
que cantaba...

Que cantaba en la noche,
ruiseñor, geiser puro
de lágrimas brotando, silenciosa
perla de la armonía, copa lívida
desbordando tristeza y ebriedad.
Voz sacra de la luna. A su conjuro,
espectral médium pálido,
entre la fronda ensimismada surgen
invocadas estatuas.

Nunca supimos qué pájaro era aquel...

Era aquel mirlo blanco
que llamaba desde la oscura tarde,
cuco, péndulo primaveral
pausadamente hiriendo en el recuerdo.
Ribera del amor, aparejadas
las aves, las sonrisas, golondrinas,
paloma de collar, colibrí, pechirrojo,
pueblan libres el ámbito.

Nunca supimos qué pájaro...

¿Qué pájaro del frío, aguzanieves
del olvido, avefría, nevatilla,
trémulas patas sobre ramas yertas,
con sus picos hurgando en el sonoro
corazón, tronco vivo retumbante,
cavaban tumbas al helor del tiempo?

Nunca supimos...

Supimos bien si aquel reclamo era
gorjeo artificial, ruedas, tornillos,
un jilguero mecánico, espejuelos
o canario de cuerda, fidelísima
tórtola de latón y purpurina,
selvática viuda desolada.

Nunca...

Sí, nunca nos besamos.


Pablo García Baena


Envío

¿Llena tu blanco fuego mi sentido?
¿Hablo de mi camino transparente,
del nombre que me habita, del viviente
a veces escuchado y comprendido?

Crece una luz... su vuelo, su latido
son el poder de la criatura ardiente:
ángel guardián, amigo de mi frente,
memoria de un país que casi olvido.

Celeste donador: sin ti sería
la tierra negro aliento, masa fría,
isla ciega en las noches de su nada.

Ángel: cantemos el fulgor desnudo,
tus alas encendidas y tu escudo
y en mis ojos la tierra iluminada.


Claudia Lars


Muerte Pájaro Príncipe...

Muerte pájaro príncipe, un pájaro es un ángel inmaduro.
Y así, hablaré de tus manos que se alejan y de las manos
de lo hermosísimo ardiendo,
pequeño dios con nariz de ciervo, hermano mío, héroes
de alma recortada,
niñas de oro hipodérmico que nunca creen morir,
qué aguda la pupila y el filo de los dedos encendiendo la
muerte mientras un ángel sobrevuela y pasa de largo
con el pico de plata y de ginebra,
labios del mediodía resuelto en ave sobre tus manos que
se alejan y mis manos
y las manos del pequeño ciervo de aire griego salvaje,
hermano mío,
y las manos sin venas de los héroes, de las madonas
amnésicas.
Mis alas de dolor robadas por tus manos, amor mío,
corazón mío pintado de blanco,
mis alas de dolor con botellas agónicas y líquidos que
disuelven la vida,
y los labios que te aman en mí en la convulso,
y la música en trompas delgadísimas, trompetas peraltadas.
peraltadas, columnas niñas, qué
sobreagudo el do,
la mirada más alta y la más alta queja,
muerte pájaro príncipe volando,
un pájaro es un ángel inmaduro.

"De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall"1980


Blanca Andreu


Bajo Continuo

Como en la muchedumbre de los besos
tantos pierden relieve -sólo el beso
inicial y el postrero por los labios
recibidos perduran-, estas flores
que el año nuevo entrega: Con el blanco
del almendro en su abrigo contra el norte,
la voz del macasar, no su presencia;
hoy, esta rosa. ¿La aguardabas? Huele
como la adolescencia y sus deseos.
Pero en medio se abrieron las cidonias,
los ciruelos, manzanos y perales,
tantos y tantos, rojos, rosas, blancos,
y apenas los mirabas: Como el gozo
de unos brazos constantes de certeza
te acogieron, te acogen, y recuerdas
sólo el primer calor, solo la boca
que te ha dicho, al partir esta mañana:
"No vuelvas tarde".

Pasas por los campos:
Entre las hojas con su verde intenso,
aún canta la blancura de los pétalos.
Es la felicidad que da sus trinos,
sus trémolos, su leve melodía,
sobre un bajo continuo de sosiego,
de paz, de vuelta al labio no sabido
en la forma, en la flor que te formule.


Antonio Carvajal


No estoy del lado del hombre negro. No estoy del lado del hombre blanco. Estoy del lado de Dios.


Bob Marley


Conjunción

Sahumáronte los pétalos de acacia
que para adorno de tu frente arranco,
y tu nervioso zapatito blanco
llenó toda la tarde con su gracia.

Abrióse con erótica eficacia
tu enagua de surá, y el viejo banco
sintió gemir sobre tu activo flanco
el vigor de mi torva aristocracia.

Una resurrección de primaveras,
llenó la tarde gris, y tus ojeras,
que avivó la caricia fatigada,

que fantasearon en penumbra fina,
las alas de una leve golondrina
suspensa en la inquietud de tu mirada.


Leopoldo Lugones


Bajo las flores de un mundo efímero. Con mi arroz entero y mi sake blanco.


Matsuo Basho


Lxxix

Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del Profeta.

El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera
y las ondas del Océano
y el laurel de los poetas.

Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve al través de las perlas.
Y sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que parecen sus pupilas,
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.
Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta
que en el estío convida
a apagar la sed con ella.

Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.
Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.

Es tu frente que corona
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.

Que, entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizás si negros o azules
se tornasen lo sintieras.


Gustavo Adolfo Becquer


Sabrás

Sabrás que me has tenido por tenerte,
por saberte por fin fijo en tu adentro.
Sabrás lo que se sabe al encontrarse.

Y me sabrás después, desde el lejano
imposible-jamás, río perdido.
Ignorado final a cara o cruz.

Te esperaré en ayer, en hoy, en blanco.
¿Cómo explicar en el «adiós» mañana?
Si algo se puede hacer, cuenta conmigo.


Concha Lagos


Más blanco que las piedras De la montaña rocosa El viento de otoño.


Matsuo Basho


A la deriva en un blanco, océano de dudas.


Malcolm Lowry


Con Qué Dolor...

¡Con qué dolor, y válgame ser franco,
trazo los versos que a mi lado impetras!
Esta cuartilla de papel en blanco
me parece una lápida sin letras.

Tristísimo recuerdo me acongoja
y pienso, visionario como un zafio,
que escribo, no una endecha en una hoja,
sino sobre un sepulcro un epitafio.

No extrañes, no, que mi razón sucumba
a esta ilusión que envuelve algo de cierto
porque, ay, tu corazón es una tumba
desde el instante en que tu amor fue un muerto.

¡Tu amor! Ve el mío que cual ámbar de oro
paréceme que nunca se consume,
que ni siquiera sufre deterioro
aunque despida sin cesar perfume.

Mas ¿a dónde me lleva mi extravío?
Perdona a mi amargura ese reproche.
Por ti puedo decir como el judío:
¡un ángel ha pasado por mi noche!

Por ti en el molde general no cupe;
quise ovaciones, codicié oropeles
y en la tribuna y con la lira supe
ganar aplausos y obtener laureles.

Después... ¡mi gloria huyó con mi ventura
y, como nube tenebrosa, el duelo
ha cerrado en mi alma la abertura
que daba grande y esplendente al cielo!

Adiós. Dejo a tus plantas un gemido
y retorno a la sombra más espesa
pues vuelvo a la que reina en el olvido,
y no hay otra tan negra como ésa.


Salvador Díaz Mirón