Borrachera
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Las costumbres de la clase militar son la disciplina, el ocio, la ignorancia, la crueldad, el libertinaje y la borrachera, es decir, la falta de libertad. A pesar de todo esto, esa clase superior es respetada por todos
León Tolstói
En el naufragio de la borrachera el amor propio es el único sentimiento que consigue mantenerse a flote
Honoré de Balzac
Aquellos que padecen una indigestión o una borrachera no saben lo que es comer ni lo que es beber.
Anthelme Brillat-SavarÃn
Un despreocupado paseo o una borrachera accidental en tierra bastan para desvelarle los secretos de todo un continente, y con frecuencia descubre que el secreto no vale la pena.
Joseph Conrad
El alcohol es estéril. Las palabras de un hombre habla en la noche de borrachera se desvanecen como la misma oscuridad en la venida del día.
Marguerite Duras
Con un hombre o te aburres porque tarda mucho (fruto de su grasa y borrachera) o ni te enteras porque es Billy el rápido.
I borrachera cuando estoy feliz. Cuando todo va muy bien, cada día es como si estuviera en una fiesta de cumpleaños.
Kirstie Alley
Al día siguiente no se veían. Las parejas se encerraban en casa, haciendo dietas, mareados, abusando de cafés y pastillas efervescentes. No salían hasta caída la noche, iban a comer a un snack bar caro un steak sin guarnición. Tomaban decisiones drásticas: no fumarían más, no beberían más, no derrocharían más dinero. Se sentían vacíos y estúpidos y, en el recuerdo que conservaban de su memorable borrachera, se mezclaba siempre cierta nostalgia, un nerviosismo incierto, un sentimiento ambiguo, como si el impulso mismo que los había llevado a beber no hubiese hecho más que avivar su incomprensión más fundamental, una irritación más insistente, una contradicción más cerrada a la que no podían sustraerse
Georges Perec
Las luces del ?Copacabana? rielando en el agua negra del malecón, que mana de las cloacas de Managua. Conversaciones absurdas de noches de borrachera que se repiten y se repiten como un disco rayado. Y los gritos de las ruletas, y las roconolas. ?Y mi pecado está siempre delante de mí.
Ernesto Cardenal
Tenía ganas de hacer algo para que ya no le quedara escapatoria. Tenía ganas de destruir brutalmente todo el pasado de sus últimos siete años. Era el vértigo. El embriagador, el insuperable deseo de caer.
También podriamos llamarlo la borrachera de la debilidad. Uno se percata de su debilidad y no quiere luchar contra ella, sino entregarse.
Está borracho de su debilidad, quiere ser aún más débil, quiere caer en medio de la plaza, ante los ojos de todos, quiere estar abajo y aún más abajo que abajo.
También podriamos llamarlo la borrachera de la debilidad. Uno se percata de su debilidad y no quiere luchar contra ella, sino entregarse.
Está borracho de su debilidad, quiere ser aún más débil, quiere caer en medio de la plaza, ante los ojos de todos, quiere estar abajo y aún más abajo que abajo.
Milan Kundera