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Bosque ( 3 )

Bosque. Encuentra docenas de bosque con fotos para copiar y compartir.


Hacia Los Afluentes

Esta misma quietud
la reconoces,
el lecho de la luz,
esplendor del estío,
y tu pálido cauce adolescente,
la imagen aún borrosa del clamor y de la yerba.
Como un vaho transterrado
de las fiebres antiguas,
sube todo el silencio
deshojando tu cuerpo.
Este bosque de sauces
que fuera tu dominio,
es hoy el cementerio
del yo que le entregaste.
Mirando hacia esa loma
descubriste el deseo
y el principio de ser memorial abrasado.
Esta misma quietud
la reconoces,
fugaz y transitoria
la voz del epitafio;
y es todo lo que ha muerto
el ayer navegable.


De "Memorial de Amauta"


Amalia Iglesias


La Luna Blanca...y El Frío...

La luna blanca... y el frío...
y el dulce corazón mío
tan lejano... tan lejano...

¡tanto distante su mano...!

La luna blanca, y el frío
y el dulce corazón mío
tan lejano...

Y vagas notas del piano...
Del bosque un aroma arcano...
Y el remurmurar del río...

Y el dulce corazón mío
tan lejano...!


León de Greiff




El Mejor Día

Alma mía que trémula y ansiosa
te asombras ante tanta maravilla:
el sol en la luciérnaga que brilla,
todo el bosque fragante en una rosa.

Un día el agua eterna y silenciosa
has de surcar en vacilante quilla;
el fuego que encendió tu lamparilla
apagará la noche misteriosa.

Hay algo en existir que te aniquila.
La vida es un anillo que se cierra,
la muerte un ojo insomne que vigila.

Puede el último ser el mejor día:
verás al alejarte de la tierra
la luz eterna de la poesía.


Dora Castellanos


Bosque

Cruzas por el crepúsculo.
El aire
tienes que separarlo casi con las manos
de tan denso, de tan impenetrable.
Andas. No dejan huellas
tus pies. Cientos de árboles
contienen el aliento sobre tu
cabeza. Un pájaro no sabe
que estás allí, y lanza su silbido
largo al otro lado del paisaje.
El mundo cambia de color: es como el eco
del mundo. Eco distante
que tú estremeces, traspasando
las últimas fronteras de la tarde.


Ángel González


Tu Amor Es Como La Piel de Las Manzanas

Tu amor es como el roce tímido
de la mejilla de un niño,

como la piel de las manzanas
o la cesta de nueces de la pascua,

como los pasos graves
en la alcoba donde ha muerto la madre,
como una casa en el bosque
o más bien como un llanto vigilante en la noche.


Jorge Carrera Andrade


Canción Para Billie Holiday

Y la muerte
nadie la oía
pero hablaba muy cerca del micrófono

Con careta antigás daba un beso a los niños

Lady Day las gaviotas heridas vuelven a la luz del puerto
Extraña fruta en el aire el crepúsculo se ausenta
Con una espada con un guante con una bola de cristal
la pecera magnética la cueva del pasado el submarino bajo las
mareas que fulgen
Lady Day cuánto amor en una juventud cuántos errores
cuántas tardes hablando qué deseo qué eléctricos
jazmines
cuántos cow-boys muertos como trovadores la sonrisa en los
labios que se tiñen de sangre
los gritos en las calles las manifestaciones disueltas bajo el
arco voltaico del poniente y los lóbregos edificios
irreales
Lady Day el amor como una libélula
cazador de libélulas
Lady Day qué despacio nos viene la experiencia todo cobra un
sentido se ordena como el paisaje en los ojos cuando
recién despiertos corremos las persianas
o intentamos ordenar las palabras de un
poema
Lady Day
Animales heridos en el bosque nuestros ojos qué piden qué
desean
qué desea esta voz en el viento de otoño un lebrel o su presa
disueltos en la fría oscuridad del tiempo
escamoteados como naipes de una baraja los años de nuestra
juventud
Con dos vueltas de llave cerraron la cocina
No nos dan mermelada ni pastel de cereza
ni el amor ni la muerte extraña fruta que deja un sabor ácido.

"Extraña fruta y otros poemas" 1968 - 1969


Pere Gimferrer




Como Octubre Disponga

No más refugio
que la faz de mis brazos
si nos entra el otoño
desgajando
lo que al viento apetece
en su alfombra de bosque
y cuerpo a tIerra.

Mírame.
Otoño aún no somos en años
pero cuando él se nos acerca
hay que extender la batalla real
de los buenos amantes
en el recuento las hojas
de infinitos sabores ocres.

Mírame, y
hagamos la abundancia
a ras de nuestro suelo.
La variedad de un amor
es sepultar la inteligencia
entre los cuerpos.
No conozco otro refugio
ni mejor temperatura.

Solo que estoy adivinando
cómo será el Otoño
nuestras vidas
de verdad calzadas en su estación
y otra vez
el nacimiento de amarse
la pasión inédita
que alumbrará mis versos.

Debo callar.
Ahora vamonos
a lo único
que del lento mudar
es ocre, ocres
como la alfombra disponga
tú y yo
obligando a trabajar
un viento revelación
lo más humano
para empujar las lumbres
bien cernida la noche.

De: Pasión inédita


Pureza Canelo


Lied I

Era el alba,
cuando las gotas de sangre en el olmo
exhalaban tristísima luz.

Los amores
de la chinesca tarde fenecieron
nublados en la música azul.

Vagas rosas
ocultan en ensueño blanquecino
señales de muriente dolor.

Y tus ojos
el fantasma de la noche olvidaron,
abiertos a la joven canción.

Es el alba;
hay una sangre bermeja en el olmo
y un rencor doliente en el jardín.

Gime el bosque,
y en la bruma hay rostros desconocidos
que contemplan el árbol morir.


José María Eguren


Bosque de Música

Mi ser fluye en tu música,
bosque dormido en el tiempo,
rendido a la nostalgia de los lagos del cielo.
¿cómo olvidar que soy oculta melodía
y tu adusta penumbra voz de los misterios?
He interrogado los aires que besan la sombra,
he oído en el silencio tristes fuentes perdidas,
y todo eleva mis sueños a músicas celestes.
Voy con las primaveras que te visitan de noche,
que dan vida a las flores en tus sombras azules
y me revelan el vago sufrir de tus secretos.
Tu sopor de luciérnagas es lenta astronomía
que gira en mi susurro de follaje en el viento
y alas da a los suspiros de las almas que escondes.
¿Murió aquí el cazador, al pie de las orquídeas,
el cazador nostálgico por tu magia embriagado?
Oh, bosque: tú que sabes vivir de soledades
¿adonde va en la noche el hondo suspirar?


Vicente Gerbasi




Niño Hermoso

Niño hermoso, qué tienes en las manos. Que rico
presente, voz silbante
de junco, das.

Mi puma más inocente, arroyo
de arrogancia, divino bien.

A qué callar. Te amo.
Dispones de la llave
del corazón. En esta tarde roja que hierve
cuando miras. Si muerdes la gran manzana en flor
que va cantando bajo tu bozo. Mientras músicas
arden en cada sílaba precoz. Como gacelas
nerviosas, ya atraídas al bosque de tu labio
virginal.

Niño hermoso que fuiste, excelso pájaro,
un trino en el jardín. Ramo de mirto. Brazo
de luna entre lo oscuro.

Quién, mirado, enamora
como tú. Qué así vive sobre el alma, conforma
esferas de ilusión, deja su nombre en sábanas
de hierba, pulsa la miel.

Oh, hijo mío, regato
de mis fuentes. Seguro yo. Gran copia. Caricia
de mi espejo.

Te amo, oh, sí, te amo. No llegue
rubor a mis mejillas al confesar que tuve
tu cáliz, tu amapola
finísima. El murmullo de tu lengua de mar
entre la playa. El mismo yo naciendo. La gloria
difícil de tus años, tu carne atroz.

Bien mío,
recuerdo sólo, hoy humo flotando en la ciudad.
Qué trajo aquí tu estatua de doncel.

Oh, criatura
color de pan. Milagro de piel espesa y grata.
Caballo torpe. Mozo
mollar. Tigre feliz. Arte menor. Hermoso
joven. Luz en la niebla
de la memoria.

Y beso, vez repetida, aquella
superficie. El vaso de licor. -Ah memento,
así arañado-. Rama
que fui. Narciso mío, reflejado en el lago
de la niñez y el Sur. Libro mortal de ejemplos.


Ángel García López


Muerto de Amor

A Margarita Manso

¿Qué es aquello que reluce
por los altos corredores?
Cierra la puerta, hijo mío,
acaban de dar las once.
En mis ojos, sin querer,
relumbran cuatro faroles.
Será que la gente aquella
estará fregando el cobre.

Ajo de agónica plata
la luna menguante, pone
cabelleras amarillas
a las amarillas torres.
La noche llama temblando
al cristal de los balcones,
perseguida por los mil
perros que no la conocen,
y un olor de vino y ámbar
viene de los corredores.

Brisas de caña mojada
y rumor de viejas voces,
resonaban por el arco
roto de la media noche.
Bueyes y rosas dormían.
Solo por los corredores
las cuatro luces clamaban
con el furor de San Jorge.

Tristes mujeres del valle
bajaban su sangre de hombre,
tranquila de flor cortada
y amarga de muslo joven.
Viejas mujeres del río
lloraban al pie del monte,
un minuto intransitable
de cabelleras y nombres.
Fachadas de cal, ponían
cuadrada y blanca la noche.
Serafines y gitanos
tocaban acordeones.
Madre, cuando yo me muera,
que se enteren los señores.
Pon telegramas azules
que vayan del Sur al Norte.
Siete gritos, siete sangres,
siete adormideras dobles,
quebraron opacas lunas
en los oscuros salones.
Lleno de manos cortadas
y coronitas de flores,
el mar de los juramentos
resonaba, no sé donde.
Y el cielo daba portazos
al brusco rumor del bosque,
mientras clamaban las luces
en los altos corredores.


Federico García Lorca


Todos Los Santos

Suena la noche, suena el cautiverio
tenebroso, cadenas arrastradas
por el mármol. Inician !as maderas
y el metal la batalla de la orquesta,
la nublada obertura crece suave,
gotea la cera sobre el paño negro.
Si pudieras dormir. Agazapado
el volatín de los timbales salta,
ríe, te trae desnudo hasta la cama,
bufón de cresta roja, cascabeles.
Ya no puedes dormir. Estás conmigo,
ah vana sombra, aparta tu ternura,
tu torrente de lágrimas: la grave
camelia del oboe se desangra.
Ahí está la mancha. Leve, asciende,
voces humanas, órgano, los tubos
plateados del álamo en el bosque
tienen tu voz. Apaga los blandones,
retira antifonarios. Barbitúricos,
dosis letal de fiebre y laberinto,
tu cabellera flota todavía
por amargos violines del insomnio.
Sube el fagot, el panteón cerrado
ilumina la ojiva de las arpas,
pabilos crujen junto al hueco oscuro.
Humo es el sauce y su atabal ceniza.
Bebe en mi corazón. Cómo estremecen
las lilas, las violas, las sonoras
cajas el ritmo marcan de latidos.
Vuélvete a la pared. Están los sueños
exhumando el espectro. Rosas abren
por las trompas. Estallan las carcasas
de primavera, besos, huellas fulgen.
Duerme. El velorio sigue de las flautas,
pavanas para un tiempo ya difunto,
barraganía inútil del recuerdo.


Pablo García Baena


Palmera Brasileña

Palmera brasileña, que al caminante herido
ofrendaras tus dátiles de pasión y de olvido,
en el desierto único: tu eres la apoteosis
que, nimbando de incendios sus fecundas neurosis,

cruzas por los vaivenes de su hondos desvelos
como si fueras luna de sus noches de duelos.
Yo traigo a tu floresta la alondra moribunda
que, en el violín del bosque, preludió la errabunda

sinfonía terrena de aquel ardor eterno,
que ahuyenta suavemente las aves del invierno,
y en las horas tranquilas descubre su cabeza
como un símbolo vago de amor y de belleza.


Evaristo Carriego




estoy en un suueño,
mas me gusta terminarlos pronto,
ya que de mi vida soy dueño
y muuchos otros he roto.

me pregunto si la muerte segura ahora esta
en esta pesadilla de un bosque ondo
y que el suicida se presta
al "Adiós" olvidando todo... :)


Rui Schwartz


Llegaste con la primavera
iluminado por estrellas,
heladas y desechas manos
curtidas de largas condenas.

Como un trigal apareciste
con olor a campo abierto,
a fresco heno esparcido
a jazmín y hierbabuena.

Eres tierna mirada
de interminable vereda,
eres camino olvidado
de amapolas entreabiertas.

Soplo de vida en un bosque
arrasado por las llamas,
eres brisa, eres beso
que atraviesan mi ventana.


Pedro D. Montalbo


Llegaste con la mañana
al comenzar la primavera,
heladas y desechas manos
curtidas de mil cadenas.

Amarillo, limpio trigo
aroma de campos y eras,
a fresco heno esparcido
a jazmín y hierbabuena.

Mirada dulce,
sonrisa tierna,
de arenas blancas repletas
las interminables veredas.

Eres camino olvidado
de amapolas entreabiertas,
soplo de vida en el bosque
habitado por las bestias.

Eres brisa, eres beso,
deslumbrante luz de estrella,
tu llegaste una mañana,
al comenzar la primavera.


Pedro D. Montalbo


Entre un hombre y una mujer

Entre un hombre y una mujer la vida crece y crecen las lunas los techos la intemperie mientras se entrecruzan palabras halcones arañas zigzagueos del amor del odio de la sombra y el cielo.

Entre un hombre y una mujer la pasión crece el fugor de una lucidez relampagueante que traza entre las sombras sus arabescos y cada uno teme al otro y cada uno confia entrega una almendra al otro y cada uno confía espera y dice:Dios mío amor mío
Y cada uno quisiera un reino azul para el otro en cualquier parte del cielo o de la tierra y cada uno quisiera todo aquello que se oculta tras cercado:
una magnolia,una arcilla, el telón de un teatro de títeres
Una noche de navidad unos balcones que dan a un bosque espeso mientras oscurece.

Cada uno quisiera todo eso para dárselo al otro pero el otro no sabe nada y calla los dos callan.

Estos suele pasar entre un hombre y una mujer que se aman
Y apenas se conocen hasta que las caricias estallan y se dicen todo sin decírselo con las manos sus cuerpos con la respiracion entrecortada la misma de la tierra toda del granito la memoria los prostigos del sueño.


Edgar Bayley


Juego A Dos

Como gota que resbalara
y no acabando la línea
de su cabeza
prende contra la luz
también hermosa, y abrasas.
Ya tengo doble la muerte
sin conseguir rehacerme
de tu perfil que avanza.
Un nudo de miel concentras
está cayendo
de la sien a mis labios
y de ahí al juego de tus manos.
Detenida estoy. Enamorada
con aire libertad en bosque.
El error es no mirarte de frente
apresar el ave
que se mece en la rama y suspiro
y se espanta.

Acaba con el juego, amor mío
que la niña se duele de comba
paciente su cadencia avaricias
no estrellando tu cuerpo
a favor de la reina.
Juego a dos es duelo
haciendo parteluz
hoguera en el bosque
y la rama te pide
benevolencia.
Entonces yo soy
quien el relevo toma
y nos vamos de una vez
de esta leña a más incendio.
Juego a dos porque
se siente la muerte.

De: Pasión inédita


Pureza Canelo


TORO ESA MENTIRA O CASTA.AQUI MASTINES, PRONTO;PALOMA, VUELA;SALTA,TORO,TORO DE LUNA O DE MIEL QUE NO DESPEGA.AQUI PRONTO;ESCAPAD;SOLO QUIERO,SOLO QUIERO LOS BORDES DE LA LUCHA.OH TU, TORO HERMOSISIMO,PIEL SORPRENDIDA,CIEGA SUAVIDAD COMO UN MAR HACIA ADENTRO,QUIETUD, CARICIA,TORO,TORO DE CIEN PODERES,FRENTE A UN BOSQUE PARADO ALBORDE.TORO O MUNDO QUE NO,QUE NO MUGE.SILENCIO;VASTEDAD DE ESTA HORA.CUERNO O CIELO OSTENTOSO,TORO NEGRO QUE AGUANTA CARICIA,SEDA,MANO.TERNURA DELICADA SOBRE UNA PIEL DE MAR,MAR BRILLANTEY CALIENTE,ANCA PUJANTE Y DULCE,ABANDONO ASOMBROSO DEL BULTO QUE DESHACE SUS FUERZAS CASI COSMICAS COMO LECHE DE ESTRLLAS.MANO INMENSA QUE CUBRE CELESTE TORO EN TIERRA.


VICENTE ALEIXANDRE


En la solitaria playa un velero surca el mar azúl
cuando el sol se acuesta la música se calla.
La pendiente de la vida nos conduce al fin.
Renunciar es fácil lo difícil es seguir.
Ríe la cascada y el bosque despiert


iines rivera


de Noche

Y la noche se eleva como música en ciernes,
y las estrellas brillan temblando de extinguirse,
y el frío, el claro frío,
el gran frío del mundo,
la poca realidad de cuanto veo y toco,
el poco amor que encuentro,
me mueven a buscarte,
mujer, en cierto bosque de latidos calientes.

Solo tú, dulce mía,
dulce en los olores de savia espesa y fuerte,
sin palabras, muy cerca, palpitando conmigo,
sólo tú eres real en un mundo fingido;
y te toco, y te creo,
y eres cálida y suave matriz de realidades,
amante, amparo, madre,
o peso de la tierra que solo en ti acaricio,
o presencia que aún dura cuando cierro los ojos,
fuera de mí, tan bella.


Gabriel Celaya


Un día más en la penumbra de este amor, de este adios, del dolor más antiguo en la historia de la humanidad, del llanto inconsolable que fue entonado desde los seres mitológicos hasta la época donde abundan los idiotas y los que se ven obligados a actuar como ellos.
Un día como cualquier otro, en el bosque de las penumbras mudas que ciegas vagan por el mundo.
Un día más en la memoria del olvido, en el olvido de esta humanidad indiferente, tonta, aburrida e incapaz de no serlo.
Un día más en la historia mas antigua desde la memoria del hombre.


Jesnea


Viento En La Alcoba

La misma alcoba de ese amor, es ésta.
Una flor seca y una copa rota.
Soledad del orgullo y voz ignota
del viento intruso, es todo lo que resta.

¿Y dónde, oh viento, el nombre y la floresta
ceceantes al par en tu remota
complicidad? Y al pregunta flota
vanamente en el viento sin respuesta.

La ventana que abrí, cerrada ha tanto
tiempo al viento y al nombre, parecía
tener cuajado en su cristal el llanto.

Ella y su nombre. El viento y su porfía.
Y sobre el libro del amor y el canto,
el retrato inocente todavía.

II

Tiendo la mano hacia el misterio mudo
de las cosas, y al largo movimiento
palpo apenas el tránsito del viento
que no vistió de aroma y va desnudo.

Ya solo el viento. Y lo que fue y no pudo
sobrevivir al plácido momento.
Altivo trance del renunciamiento.
Y algo invádame, lóbrego y sañudo.

No es el dolor que añora en la lejana
tarde del bosque el nombre descendido,
al ábrego de octubre, hoja temprana.

Ni la hoja marchita, ni el sonido
que hizo tal vez la hoja en la ventana
Es el viento que en mí se ha detenido.


Alberto Angel Montoya


Liras

V
Voy a llorar sin prisa.
voy a llorar hasta olvidar el llanto
y lograr la sonrisa
sin cerrazón de espanto
que traspase mis huesos y mi canto.

Por el árbol inerme
que un corazón de pájaro calienta
y sin gemido duerme,
yal gran silencio enfrenta
sin esta altiva lengua cenicienta.
Por el cordero leve
de la pezuña tierna y belfo rosa;
por su vibrante nieve
que la tiniebla acosa
y al final de un relámpago reposa.
Por la hormiga azorada
que un bosque de cien hojas aprisiona;
por su pequeña nada
que al misterio no encona
y que la enorme muerte no perdona.
Por la nube que alcanza
los umbrales de un lirio sin semilla.
Lengua de la mudanza
sin éxtasis ni orilla,
que no sabe morirse de rodillas.
Por la hierba y el astro.
¿C6mo miden tus ojos, Dios oscuro?
Por el más leve rastro
de sombra contra el muro,
mi llanto ha abierto su cristal maduro.


Sara de Ibáñez


Vivo Allí Donde Estuve

Desde un lugar que aprendo
a recorrer cada mañana, vuelvo
sobre mis pasos y te espero
allí donde estoy solo.

Matinal
ofertorio del sueño, escribo el nombre
de tu vida, te vas desentrañando
entre las hoscas hojas traicionadas
en la noche. Eres la reclusión
donde me sacio, el acuciante
azar en que te tengo
cada día, amor propiciatorio que reúne
lo perdido.

Vivo allí donde estuve,
junto al mar delirante, libre
velocidad inmóvil orillada
de fuego, bosque lustral
de la alegría.

¿Qué me queda
de aquel itinerario, habitaciones
clandestinas, bautismales refugios
de única verdad, qué me queda
detrás del sortilegio? Ser
feliz un instante y perderte, mientras
vuelvo sobre mis pasos cada día.


José Manuel Caballero Bonald


Oscureciendo El Bosque

Toda esta hermosa tarde, de poca luz,
caída sobre los grises bosques de Inglaterra,
es tiempo.
Tiempo que está muriendo
dentro de mis tranquilos ojos,
mezclándose en el tiempo que se extingue.
Es en la vida todo
transcurrir natural hacia la muerte,
y el gratuito don que es ser, y respirar,
respira y es hacia la nada angosta.
Con sosegados ojos miro el bosque,
con tal gracia latiendo
que me parece un soplo de su espíritu
esa dicha invisible que a mi pecho ha venido.
Cual se cumple en el hombre
también se ha de cumplir la vida de la tierra;
la débil vecindad que es realidad ahora,
distancia tenebrosa será luego,
toda será negrura.
Miro, con estos ojos vivos, la oscuridad del bosque.
y una dicha más honda llega al pecho
cuando, a la soledad que me enfriaba,
vienen borrados rostros, vacilantes
contornos de unos seres
que con amor me miran, compañía demandan,
me ofrecen, calurosos, su ceniza.
Cercado de tinieblas, yo he tocado mi cuerpo
y era apenas rescoldo de calor,
también casi ceniza.
y sentido después que mi figura se borraba.
Mirad con cuánto gozo os digo
que es hermoso vivir.


Francisco Brines




Otros Poemas:

Del mar brota entonces lo desconocido
familiar, el abandono celeste,
la perseverancia del desorden.
Héctor, sediento de éxtasis,
busca
el apóstrofe de la luz,
el desamparo de la certeza,
la seguridad de los cobardes,
el fulgor en los escombros.
El veneno de un puñal,
amante y esperado,
cañamazo de desdichas.
En el principio Perséfone era un árbol
la mujer fue incluso un bosque,
el estupor y el silencio

*

Por ti todo lo he olvidado,
mi niñez y mi patria.
Bebí tu vino. A tu mesa
me senté.
Con pies de medianoche
recibí los abrazos del viento.
Intriga, astucia, tiempo.
Una marea infinita del mundo
hacía alto el terror de tu éxito.

*

Inventaré palabras nuevas
Para hablar con tus silencios.

Un enjambre de verbos incide en la dulce luz
Que robo ilesa de tus ojos.

Una infancia llena de oscuros secretos,
De palabras afrutadas,
De verbos ensimismados en el tiempo.
-El miedo también es un camino,
un corredor de sombras
que apura el opio perfumado del olvido-.

Tus uñas obscenas,
Ácidas de noches lentas,
Descienden por mi cuerpo,
Arañan
La transparencia súbita de enero,
Una carne de luna
Alegre en la derrota,
- nunca es para siempre -
Con la complicidad de las fronteras.

Al norte del futuro hay una palabra
Que espera ser escrita,

Tal vez pueda sobrevivir a tanto olvido hacia dentro.


Beatriz Hernanz


Waverly Place 2

Hacemos el amor de una manera
imperfecta, mezquina y temerosa.

Nunca profundizamos. Nos quedamos
en la simple epidermis del instinto.
Y el placer obtenido se nos mezcla
con una sensación de desagrado.

Porque ponemos bridas al amor.
Levantamos barreras y frenamos
al llegar al umbral del punto límite.
Nunca lo trasponemos por cobardes.

Nos asusta ese paso hacia adelante.
Y miramos, cansados, al amor
entero, irrealizado, sobre el lecho.

Descontentos por no alcanzar la meta.
Como incendiar un bosque y que una lluvia
imprevista lo apague al poco rato.

Hacemos el amor como si fuera
un rito y por lo tanto usamos símbolos.
Sabemos el sentido de los gestos
y acciones que efectuamos al amarnos.

Morder y devorar, hender, herir...
Y gritos o gemidos alumbrándose.
Su significación es evidente.
Pero nos causa miedo. Y nos frustramos.

Habría que pasar de la parodia
al hecho y realizarnos plenamente.


José María Fonollosa


Y después de gastar un rio de tinta
y un boque de papel,
escribiéndote mi sentir,
en una canción, en un poema...
Que nunca me atreví a leer
me doy cuenta que....
La inspiración de mi interior se fue...

¿Por qué? ...
Será por tu falta de correspondencia
sera por falta de amor
ya no buscare,
una pisca de canciones,
un mar de emociones,
que me recuerden a ti.

Porque no es justo...
Deforestar un bosque por papel,
gastar un mar de tinta en ti
porque es seguro que no leerás ...
ni una canción mas sobre ti...

Ya entendí, que tú no eres para mi
aunque te escriba mi sentir
y escriba páginas completas
tu no lo vas a entender.

Pero no te preocupes corazón,
que también yo puedo ser de lo peor
y dejar de quererte, sin dejar una huella
de ti en mi canción.

Y que el mundo sepa
que a partir de hoy
tu ya no eres mi inspiración,
eres la contra de mi amor.

Puedes plantar un árbol
por cada canción,
para reforestar el bosque de mi corazón
que descuidaste, y secaste
con tu indiferencia sin razón.

Pero no te preocupes corazón,
que también yo puedo ser de lo peor
y dejar de quererte, sin dejar una huella
de ti en mi canción.

Después de gastar un rio de tinta
y un boque de papel,
escribiéndote mi sentir,
en una canción, en un poema...
Que nunca me atreví a leer
me doy cuenta que....
La inspiración de mi interior se fue...

Se fue, para liberar viejos tormentos
y crear una nueva ilusión
porque tu ya no eres mi inspiración.


Enaiiad Lebasí


Los guías de ese pueblo lo han extraviado y sus dirigidos se han perdido. Por eso el Señor no tendrá compasión de sus jóvenes, y tratará sin piedad a sus huérfanos y viudas. Todo ese pueblo es impío y perverso, y toda boca repite cosas horribles. Ni con eso se le ha pasado el enojo a Yavé, y su mano sigue levantada. Pues la maldad arde como el fuego, devora zarzas y espinas, y después quema la espesura del bosque, de donde suben en remolino las columnas de humo. El enojo de Yavé de los Ejércitos ha sacudido el país y el pueblo ha sido pasto de las llamas. Nadie se compadece de su hermano, cada uno se come la carne de su vecino. Muerde a derecha, y todavía sigue con hambre. Come a izquierda, y no queda satisfecho. Manasés se como a Efraím, Efraím a Manasés, y ambos se lanzan contra Judá. Pero su enojo todavía le dura, y su mano sigue levantada.


Sagradas Escrituras


Crecí en New Hampshire. Mi vecino más cercano estaba a una milla de distancia. Los ciervos y los mapaches eran mis amigos. Así que me gustaría pasar el tiempo caminando por el bosque, en busca de lo más hermoso tropical que puede sobrevivir el invierno en los bosques de New Hampshire.


Steven Tyler


De vez en cuando vale la pena salirse del camino, sumergirse en un bosque. Encontrará cosas que nunca había visto


Alexander Graham Bell


No puedo hacer más que seguir a los otros, a los conejos y ciervos, e incluso a una jauría de perros salvajes que corren por el bosque. Confío en su dirección porque sus instintos están más desarrollados que los míos.


Suzanne Collins


Las raíces del árbol tienen márgenes de los ríos juntos y dejan el suelo que sopla el viento de distancia, hay muchas criaturas que viven en el bosque y que proporcionan una sensación de bienestar y se ven bien.


Clive Anderson


Ahora conozco a Amor, dios terrible, de leona fue el pecho que mamó y en agreste bosque lo crió su madre. Él me quema poco a poco y me hiere hasta la médula de los huesos.


Teócrito


La humanidad es cada vez más inteligente cada día. En realidad, solo lo parece. Por lo menos estamos haciendo progresos. Estamos progresando, sin duda, cada vez más profundamente en el bosque.


Franz Grillparzer


Los mejores días que tengo son generalmente los días cuando estoy en el bosque y pasa algo, como yo veo un animal increíble como un zorro, o me da una idea de un cerdo salvaje o algo que no veo. O cosas locas suceden.


Amy Ray


Si un hombre camina en el bosque por amor de ellos la mitad de cada día, está en peligro de ser considerado como un holgazán. Pero si él pasa sus días como un especulador, corte de los bosques y hacer de la tierra calva antes de su tiempo, él se considera un ciudadano laborioso y emprendedor.


Henry David Thoreau


Escribir al aire…

Solo te reconforta al poder desahogarte y puedes construir
Castillos en el aire, ver volar mariposas en el bosque, respirar aromas de flores enamoradas
No sirve de nada, porque no tienes la mirada de la persona amada
Puedes desarrollar y explicar motivos sucedidos;
Pero nadie entenderá y no tendrán ningún sentido
A quién se los escribes nunca lo leerá y si lo leyera quizás no lo entenderá
Puedes molestarte al no sentirte comprendido; pero amigo ese no es el camino
Yo también escribo al aire, para desahogar al no tener en mi realidad alguien que me pueda escuchar.

Escribo al aire, porque sé que mi sueño de fantasía existe en el aire, en los poemas hermosos que hablan del amor y que de alguna manera reconfortan a mi corazón.


cisne25


Soy un niño en el bosque cuando se trata de Internet.


Peter Benchley