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Cada altar tiene su cruz

Cada altar tiene su cruz. Encuentra docenas de cada altar tiene su cruz con fotos para copiar y compartir.


Cada altar tiene su cruz.


Refrán


Busca lo que cada experiencia desagradable en la vida tiene que enseñarte. De ese modo evolucionamos.


Michel Tanus Cruz




Creo que el primero y el principio objetivo es derogar Obamacare antes de que suceda, un daño duradero fundamental para nuestro sistema de salud, a nuestra libertad individual, a la relación de cada uno de nosotros tiene con su médico.


Ted Cruz


Milly o la tierra natal

¿Por qué, pues, pronunciar ese nombre de patria?
En su exilio brillante se estremece mi pecho
y resuena de lejos en el alma afligida
como lo hacen los pasos o la voz de un amigo.

¡Oh montañas veladas por la niebla de otoño,
valles que entapizaban las escarchas del alba,
sauces cuya corona deshojaba la poda,
viejas torres doradas por el sol de la tarde,

muros negros del tiempo, lomas, cuestas abruptas,
manantial donde van a beber los pastores,
gota a gota esperando aguas raras y límpidas,
con sus urnas dispuestas mientras hablan del día!

Choza que hace brillar el fulgor de la lumbre
y que amaba el viajero por humear a lo lejos,
sólo objetos, ¿o acaso tenéis alma también
que se pega a nuestra alma y a la fuerza de amar?

Yo vi cielos azules cuya noche es sin brumas,
toda de oro hasta el alba bajo un brillo de estrellas
que en su curva infinita redondeaban la cúpula
de cristal que jamás ha empañado algún viento.

Y vi montes cargados de limones y olivas
reflejar en las aguas sus inquietos perfiles;
y en sus valles profundos al impulso del céfiro
balancearse la espiga y la cepa madura;

en los mares que apenas son un leve murmullo
vi del agua luciente la ondulante cintura
apretando y soltando en sus pliegues azules
de sus riscos mellados los contornos inciertos

extenderse en el golfo como mantos de luz,
y blanqueando el escollo con sus flores de espuma
llevar hasta lo lejos de un poniente rojizo
islas» que eran el lecho como de oro del sol;

allí abriéndose a mí me mostraban sin límite
todo un mar infinito donde habita el misterio;
vi las cumbres altivas, cual del aire pirámides,
donde estío fundía el abrigo invernal,

descendiendo en peldaños hasta el fondo de valles
con laderas pobladas por aldeas y frondas,
con picachos y rocas que se yerguen, bajando
en pendientes de hierba para huir deslizándose,

mientras curvas humeantes, con un ruido de trueno
sus torrentes de espuma y sus ríos en polvo,
en sus flancos que son ya de luz ya de sombra,
con oleadas oscuras y con islas radiantes,

se ven valles profundos caros al soñador,
ascendiendo, bajando y ascendiendo otra vez,
y allí desde la raíz de sus amplias murallas,
entre abetos y robles por la tierra esparcidos,

en los lagos o espejos que a su sombra dormitan
dar sus verdes reflejos o su imagen oscura,
y en el tibio azul claro de estas límpidas aguas
ser la nieve un temblor y algo fluido los cerros.

Visité esas orillas y ese albergue divino
que la sombra del vate eligió como tumba,
esos campos que pudo la Sibila-" mostrarle,
y el Elíseo y Cumas; y a pesar de todo eso
no está allí el corazón...

Pero existe también una estéril montaña
que no tiene ni bosques ni hontanares, con una
cumbre humilde minada por la acción de los años,
que por su propio peso día a día se inclina

y que pierde su tierra derramada en barrancos
conservando un boj seco de raíz descarnada,
con roquedos a punto de caer si los pisa
con su pata ligera algún chivo nervioso.

Con el tiempo esos restos al caer han formado
como un cerro que mengua y que va escalonándose
hasta muros que sirven de pared protectora
a unos campos avaros que ha regado el sudor;

unas cepas con brazos que no encuentran sus arces
por la tierra serpean o en la arena se arrastran,
y hay zarzales en donde el zagal de la aldea
coge un fruto olvidado que disputa a los pájaros;

allí ovejas escuálidas de las chozas vecinas
ramonean dejando entre espinos su lana.
Lugar donde la música de las aguas de estío
o el temblor del follaje que sacuden las brisas

o los himnos que entrega el ruiseñor a los aires,
no conmueven el pecho ni el oído seducen,
sino que bajo un cielo que es de bronce perpetuo
la cigarra ensordece con su grito escondido.

Hay en estos desiertos una rústica casa
que recibe tan sólo de este monte la sombra,
con paredes golpeadas por la lluvia y los vientos,
con los musgos antiguos ocultando su edad.

En su umbral pueden verse tres peldaños de piedra
y allí puso el azar de una yedra las raíces
que mezclando cien veces sus enredos de nudos
con sus brazos esconde las injurias del tiempo,

y curvando en un arco sus volutas agrestes
es el único adorno de aquel rústico porche.
Un jardín que desciende por el flanco de un cerro
muestra cara al poniente un sediento arenal.

No sujeta, la piedra que el invierno ha tiznado
es el triste jalón del recinto minúsculo.
Esa tierra que hieren las azadas exhibe
sus entrañas desnudas de la hierba y la sombra;

ni esmaltadas alfombras ni el verdor hecho bóveda,
ni un arroyo en los bosques, ni frescor ni murmullo;
solamente seis tilos que el arado olvidó,
con un poco de hierba extendida a sus pies

dan en tiempo de otoño sombra tibia y escasa,
que es más grata a la frente bajo un cielo tan duro;
árboles que en sus frondas, en mi infancia feliz,
albergaron los sueños más hermosos que tuve.

En aquellos lugares que suspiran por agua
hay un pozo en la roca que el frescor nos esconde,
y allí el viejo, después, de muy largos esfuerzos,
mientras gime descansa su urna sobre el brocal;

la era donde el mayal sobre tierra pisada
bate rítmicamente las dispersas gavillas,
y la blanca paloma y el humilde gorrión
se disputan la espiga que el rastrillo olvidó;

y esparcidas por tierra, herramientas del campo,
yugos rotos y carros que duermen bajo porches,
ejes ya sin los rayos que quebró la rodada,
y la reja inservible que embotaron los surcos.

Nada alivia la vista de su estéril prisión,
ni las cúpulas áureas de soberbias ciudades,
ni la senda de polvo, ni a lo lejos un no,
ni los blancos tejados a la luz de la aurora.

Solamente esparcidos de distancia en distancia
los refugios agrestes que los pobres habitan,
junto a sendas estrechas que dispuso el desorden,
con tejados de bálago y paredes ahumadas,

se ven donde el anciano que se sienta a la puerta,
en su cuna de juncos duerme al niño que llora.
¡Una tierra sin sombra, sin colores los cielos,
unos valles sin agua! ¡Y allí está el corazón!

Éstos son los lugares, los sagrados parajes
de los cuales el alma rememora la imagen,
y que forjan de noche mis ensueños más bellos
hechizando los ojos con antiguas visiones.

Allí cada momento, cada aspecto del monte,
cada ruido que se alza por la noche en los campos,
cada mes que retorna como un paso del tiempo,
y hace verdes o mustia esos bosques y prados,

y la luna que mengua o que crece en la sombra,
y la estrella que asciende por la oscura colina,
los rebaños del monte que la escarcha ha expulsado
y que vuelven al valle con su andar vacilante,

viento, espino florido, hierba verde o marchita,
y la reja en el surco y en los prados el agua,
todo me habla una lengua que resuena aquí dentro,
con palabras que entienden los sentidos y el alma:

resonancias, perfumes, tempestades y rayos,
y peñascos, torrentes, y esas dulces imágenes
y esos viejos recuerdos que en nosotros dormitan,
que un lugar nos conservan y devuelven más dulce.

Allí está el corazón que se vuelve a encontrar;
todo allí me recuerda, me conoce y me ama.
Allí abundan amigos en todo este horizonte,
en cada árbol releo una historia pasada

y también cada piedra tiene un nombre que es suyo;
«¿qué más da que este nombre, como Palmira o Tebas,»
no recuerde los fastos de un imperio grandioso
ni la sangre vertida a la voz de un tirano

o esos grandes que el hombre llama azotes de Dios?
El lugar cuya trama nos cautiva la mente,
que aún rebosa de fastos que no olvida nuestra alma,
me parece tan grande como el campo glorioso

que fue cuna o sepulcro de un imperio inseguro.
¡Nada es vil! ¡Nada es grande! Todo el alma lo mide.
Al nombrar una choza puede un pecho agitarse,
y sobre monumentos de los héroes y dioses
el pastor pasa y silba y desvía los ojos.

He aquí el banco rústico que servía a mi padre,
y la sala que oyó su voz fuerte y severa,
cuando aquí los pastores, en sus rejas sentados,
le contaban los surcos hechos en cada hora;

o tal vez palpitante de sus días de gloria
nos contaba la historia de los regios cadalsos;
y aún viviendo el combate en que había luchado,
al contarnos su vida la virtud enseñaba.

Y el vacío lugar en que siempre mi madre,
al suspiro más leve de su casa salía
para hacernos llevar o la lana o el pan,
y vestir la indigencia o dar vida al hambriento;

y aquí están las cabañas donde su mano amante
las heridas curaba con aceite y con miel,
y muy cerca del lecho del anciano expirante
no dejaba de abrir ese libro que da

todavía esperanza al que deja la vida,
recogiendo suspiros que eran casi estertores
y llevando hacia Dios su postrera ansiedad,
y cogiendo la mano del menor de nosotros,

a la viuda y al niño, de rodillas ante ella,
les decía enjugando de sus ojos las lágrimas:
«Os doy un poco de oro, devolvedlo en plegarias.»
Y el umbral a la sombra donde nos acunaba,

y la rama de higuera que curvaba su mano,
y el estrecho sendero que cuando las campanas
en el templo lejano atronaban el alba,
tras sus pasos subíamos al altar del Señor

con el fin de ofrecerle dos inciensos muy puros
que eran nuestra inocencia junto con nuestra dicha.
Y su voz aquí mismo, muy piadosa y solemne,
nos hablaba de un Dios que en la madre sentíamos,

señalando la espiga encerrada en su germen,
el racimo que daba su brebaje aromático,
la ternera" trocando plantas verdes en leche,
y la peña agrietada por manar de las fuentes,

y la lana de oveja que a las zarzas se roba
para así tapizar dulces nidos de pájaros,
y aquel sol siempre exacto en sus doce mansiones
repartiendo en su entorno estaciones y horas,

y esos astros nocturnos salvo a Dios incontables,
mundos que el pensamiento casi no osa escalar,
enseñaba la fe hija de agradecidos,
y hacía admirar a nuestra simple infancia

que el insecto invisible a los ojos y el astro
en los cielos tenían padre igual que nosotros.
Esos brezos y campos, esos prados y viñas
tienen muchos recuerdos y sus sombras amadas.

Aquí mismo jugaban mis hermanas, y el viento
las seguía jugando con sus rubios cabellos;
allí con los pastores en la cumbre del cerro
encendía fogatas con ramaje y espinos,

y mis ojos, pendientes de las llamas del fuego
las veían ondear horas y horas enteras.
Allí contra el furor del temible aquilón
este sauce vacío nos prestaba su tronco,

y yo oía silbar en su fronda ya muerta
brisas que aún rememora como música el alma.
Y aquí el álamo está, inclinado al abismo,
que en el tiempo de nidos nos mecía en su copa,

y el arroyo en los prados cuyas aguas dormidas
lentamente inundaban nuestras barcas de caña,
y la encina, la peña, el molino monótono,
y aquel muro que al sol, en los días de otoño,

me veía sentado, cerca de los ancianos,
contemplando el crepúsculo con atenta mirada.
Todo aún sigue en pie y en su sitio renace;
aún seguimos las huellas de mi andar por la arena;

sólo un corazón falta que lo pueda gozar.
¡Ay de mí! Que la luz disminuye y se pierde.
Como espigas en la era, dispersó la existencia
lejos de la paterna heredad a los hijos,

y a la madre también, y ese hogar tan amado
se parece a los nidos de los cuales ha huido
la veloz golondrina en los largos inviernos.
Ya la hierba que crece en las losas antiguas

borra en torno a los muros los senderos domésticos,
y la hiedra, flotando como un manto de luto,
cubre a medias la puerta y hasta invade el umbral.
Tal vez pronto... ¡Oh Dios mío, oh presagio funesto!,

tal vez pronto un extraño al que nadie conoce,
con el oro en la mano del lugar se hará dueño,
oh lugares que habitan, según nuestra memoria,
tantas sombras queridas, familiares, y entonces

todos nuestros recuerdos de las cunas y tumbas,
huirán a su voz igual que las palomas
echarán a volar de su nido en el árbol
de los bosques que el hacha abatió para siempre,

y que ya no sabrán donde van a posarse.
¡No permitas, Señor, tanto llanto y ofensa!
No toleres, Dios mío, que nuestra humilde herencia
pase de mano en mano a vil precio comprada,

como el techo de gentes que vivieron del vicio,
arruinados, o el campo que fue de unos proscritos.
Que un extraño avariento venga con paso altivo
y que pise el humilde surco que años atrás

fue también nuestra cuna sobre un campo de hierba,
a expoliar a los huérfanos, a contar sus monedas
donde sólo tenía la pobreza un tesoro,
blasfemando tu nombre aquí bajo estos pórticos

donde antaño mi madre enseñaba a la voz
de sus hijos los cánticos que exaltaban tu gloria.
Ah, prefiero cien veces que entregada a los vientos
penda roto el tejado sobre el muro decrépito;

que las flores mortuorias, los espinos, las malvas,
broten entre las ruinas de los atrios deshechos.
Que el lagarto dormido allí al sol se caliente,
que en las horas del sueño Filomela allí cante,

que el humilde gorrión y las fieles palomas
allí junten en paz bajo el ala a sus crías,
y que el ave del cielo tenga allí su nidada
donde antaño durmió la inocencia en su lecho.

Ah, si el número escrito por los altos destinos
alcanzara la edad de los blancos cabellos,
ojalá, feliz viejo, allí mengüen mis días
entre tales recuerdos de mis simples amores.

Y ojalá cuando sean los benditos tejados
y estos tristes escombros para mí solamente
todo un pueblo de sombras, ojalá pueda entonces
reencontrar en los nombres, en los mismos lugares,

tantos seres amados que los ojos no ven.
Y vosotros que acaso viviréis cuando yo
sea helada ceniza, si queréis dedicarme
algo grato al recuerdo, elevadme algún día...

Pero no, no elevéis nada que me recuerde;
sólo cerca del sitio donde duerme la humilde
esperanza de aquellos que llamamos cristianos,
en los campos cavadme ese lecho que quiero,

como el último surco donde va a germinar
otra vida. Extended sobre mí un lecho herboso
que el cordero del pueblo ramonee en primavera,
donde todos los pájaros que años ha mis hermanas

consiguieron que fueran del lugar habitantes,
aquí acudan a amar y también a cantar
en mis noches tranquilas. Y para señalar
mi lugar de reposo, que despeñen rodando

de las altas montañas un fragmento de roca;
sobre todo que no haya un cincel que lo talle
ni que borre ese musgo de los días antiguos
que oscurece su cara, y que al paso de inviernos,

incrustado en la piedra, dé en sus letras vivientes
una fecha a sus años; y que no haya ni cifras
ni mi nombre grabado en tal página agreste.
Ante la eternidad toda edad se confunde,

y Aquel que con su voz a los muertos despierta,
aunque falte mi nombre sé que no va a olvidarme.
Allí bajo mis cielos, al pie de las colinas
que cubrieron antaño con sus sombras mi cuna,

junto al suelo natal, junto al aire y al sol,
con un sueño muy leve esperaré el despertar.
Mi ceniza mezclada con la tierra que me ama
volverá a tener vida incluso antes que el alma,

será verde en los prados y color en las flores,
en las noches de estío beberá los perfumes
y los llantos del aire; y al llegar de aquel día
que no tiene crepúsculo la primera centella

que podrá despertarme a la aurora sin fin,
cuando se abran los ojos volveré a ver lugares
que en mi vida adoré y que vi tantas veces,
nuestra aldea y sus piedras con el fiel campanario,

la montaña y el cauce seco de este torrente,
y los campos resecos; y juntando ante mí
con la nueva mirada tantos seres queridos,
cuya sombra dormía aquí cerca entre escombros,

mis hermanas, un padre y una madre que es alma,
no dejando cenizas que conserve la tierra,
igual que el viajero desembarca y dirige
al navío miradas en las que hay gratitud,

nuestras voces dirán al unísono entonces
a todo este lugar que rebosa delicias
nuestro único adiós ya sin mezcla de lágrimas.


Alphonse de Lamartine


Un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.


Gabriel García Márquez


Cada hombre tiene que inventar su camino.


Tomás de Aquino




Cada hombre tiene su precio.


Robert Louis Stevenson


Cuando transcurre el tiempo cada cosa tiene su momento. Nuevas cosas acontecen mientras las cosas anteriores envejecen.


Robert Fripp


Cada sociedad tiene el tipo de criminal que se merece


Robert Kennedy




Cada quien es como es, y ya bastante desgracia tiene


José Luis Coll


Si un corazón triste pudo ver la luz, si hice más liviano el peso de tu cruz, nadie tiene a nadie y yo te tengo aún, dentro de mi alma. Siento que me amas, chau, hasta mañana.


Fito Páez


Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él


Carlos Ruiz Zafón


Parece evidente que, cuando la mente mira hacia delante para describir el suceso que puede resultar del lanzamiento de ese dado, considera que cada lado tiene la misma probabilidad de salir.


David Hume




El hombre no es más que un proyecto y la vida una especie de barco que cada uno tiene que llevar a buen puerto.


Robert Baden-Powell


Todos los géneros de felicidad se asemejan, pero cada desgracia tiene su carácter peculiar.


León Tolstoi


Gracias, Pedro ?le contesté?. No sé bien a qué llamas idealista y a qué ?poner los pies en el suelo?? Sin duda existe un conflicto entre tu pensamiento y el mío, entre las raíces de nuestros pensamientos? ¿Quién está más desbocado? ¿Quién tiene más el jugo del suelo? Quieres cambiar y uniformar a los otros. Necesitas más de mí que acaso percibo mejor cada detalle del mundo? ».


José María Arguedas


Carino lleva seis anillos en cada dedo y no se los quita ni de noche ni cuando se baña. ¿Queréis saber por qué? Pues porque no tiene dactiloteca.


Marcial


Asumir el mestizaje tiene tanta importancia como reclamar el derecho a la diferencia y reducir la capacidad de acumulación a cambio de estimular el desarrollo de los cada día más condenados de la tierra.


Manuel Vázquez Montalbán


Cada marco moral tiene sus prejuicios, sus condenas y sus miedos, creer que el nuestro no es sólo uno más, es estar condenado a respetarlo


Valérie Tasso


La tolerancia significa enterarse cada cual de que tiene frente a sí a alguien que es un hermano suyo, quien, con el mismo derecho que él, opina lo contrario, concibe de contraria manera la felicidad pública.


Antonio Maura


Te confieso que no sé lo que persigo, que tampoco sé muy bien hacia dónde voy y que explicar mi poema es imposible. Por otro lado, el arte no tiene explicación alguna. Cada uno debe deducirla de su propia lectura.


Roberto Alifano


Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza por su páginas, su espíritu crece y se hace fuerte.


Carlos Ruiz Zafón


... Cada metal tiene un poder, que es diferente para cada uno, de poner el fluido eléctrico en movimiento...


Alessandro Volta


El lógico (al Señor anciano):
Aquí tiene un silogismo ejemplar. El gato tiene cuatro patas. Isidoro y Fricot tienen cada uno cuatro patas. Por lo tanto Isidoro y Fricot son gatos.

El señor anciano (al Lógico):
Mi perro también tiene cuatro patas.

El lógico (al Señor anciano):
Entonces es un gato.


Eugéne Ionesco


Uno sabe que tiene madera de villano cuando descubre en cada límite ajeno un desafío propio.


Xavier Velasco


Estar enamorado es como pisar la Luna. Te crees que eres el primero, pero en 1969 por allí ya se paseó un tal Neil Armstrong. ¿Y qué más da? Cada cual tiene su luna. Cada cual es dueño de su propio universo sentimental. Por eso, el amor es único.

No se puede vivir con él, porque te ahoga, pero es imposible vivir sin él, porque te mata.


Jordi Sierra i Fabra




Existen infinidad de maneras de forzarte a tomar una decisión. Todo el tiempo hacemos eso: tomar decisiones. Si pensáramos cada vez que tomamos una decisión, nos quedaríamos paralizados. Que palabras deberíamos decir. Hacia donde girar. Que mirar. Que número marcar. Uno tiene que tomar aquellas decisiones que considera importantes y dejar a un lado el resto. Son aquellas ocasiones en las que uno piensa que una de esas opciones podría arruinarlo todo.


Rachel Cohn


... cada uno tiene que conocer en la vida muchas tristezas. Lo notable es que cada tristeza es distinta de la otra, porque cada una de ellas se refiere a una alegría que no podemos tener.


Roberto Arlt


Por lo visto, el que no tiene una cruz, se la hace con dos palos.


Diego Fortea


Para tener una vida espiritual, uno no necesita entrar en un seminario, ni tiene que hacer ayuno, abstinencia y castidad. Basta con tener fe y aceptar a Dios. A partir de ahí, cada uno se transforma en Su camino., pasamos a ser vehículo de Sus milagros.


Paulo Coelho


Cada Verano llora, no tiene corazón.


Manu Chao


Cada cual tiene el diablo que se merece.


Arturo Pérez-Reverte


Sí. A eso ahora lo llaman evadirse de la realidad. Pero no tiene nada de malo. Cada uno hace con su vida lo que quiere. Si tienes claro lo que deseas, debes vivir tu vida a tu manera. No importa lo que digan los demás. Que se pudran y se los coma un cocodrilo.


Haruki Murakami


No se hace digno de la libertad y de la existencia sino aquel que tiene que conquistarlas cada día.


Johann Wolfgang von Goethe


Eso de que cada pueblo tiene el Gobierno que se merece es un error, porque no existe el pueblo como tal, sino sólo individuos sueltos que se reunen y suman a la hora de votar, pero eso no significa que todos piensen igual o que la opinión mayoritaria sea la siempre aceptada siguiendo la famosa regla de dónde va Vicente.


Federico Jiménez Losantos


Se queda un momento en silencio, casi puedo oír el zumbido de lo que está pensando y me explica por fin que no sólo hay una realidad, sino muchas distintas, que cada hombre tiene la suya, y que no siempre coincide su realidad con la del prójimo.


Javier Tomeo


Ausencia

Cuanta soledad hay en el alma mia!
tu ausencia destroza cada día mi corazón;
mi pensamiento y mi ser sufren tu lejaniía
y siento como poco a poco voy perdiendo la razón.

Si pudiera tenerte entre mis brazos
si pudieras llenar mis días tristes con tu amor,
Que feliz seria vida mia!
y en mi alama naceria otra vez la ilusión.

Pero eso es algo tan dificil!
es tanta la distancia que hay entre los dos;
que trato de vivir ya sin tus besos
pero cada día muero al no escuchar tu voz.


Nohemi Sandoval Cruz


SERÁ IMPOSIBLE QUE YO TE ALCANSE CON MIS MANOS, PERO MI CORAZÓN DESESPERADO ES QUIEN LLEGA CADA DÍA HASTA TU LADO AHÚN CUANDO NO LO PUEDES VER ESTOY AHÍ JUNTO A TÍ EN MUCHAS OCASIONES MIENTRAS DORMÍAS YO ACARISIÉ TU PELO, CUANDO HAS ESTADO LLORANDO YO HE SECADO TUS LÁGRIMAS, Y MIS LAVIOS SE HAN HASRCADO A LOS TUYOS Y TE HAN BESADO CON TANTA PASIÓN. TODO ESTO HA SUSEDIDO GRACIAS A MI DESESPERADO CORAZÓN APASIONADO , MI CORAZÓN QUE NO SE DETIENE ANTE LA DISTANCIA DESOLADORA QUE NOS HA SEPARADO,HOY DESPUÉS DE TANTOS LARGOS AÑOS SIGO AQUÍ AMANDOTE Y HE PODIDO HASERCARME HASTA TI A TRAVÉS DE CADA PENSAMEINTO DE AMOR QUE HAN VOLADO HASTA TU LADO Y TE HE PODIDO ACARICIAR CON ESTE AMOR QUE VIVEN EN LA ILUCIÓN DE ENCONTRARTE OTRA VES ALGÚN DÍA DE MI VIDA......YO VIVO SOÑANDO CON TU REGRESO ....."VUELVE PRONTO MI AMOR"


Noelia Quintas Cruz


Quien tiene el poder y autoridad, pero no castiga el mal, entonces ordena que se haga.


Michel Tanus Cruz


Si no eres feliz, porque te atormentas en ser infeliz? Esa energia negativa inviertela con un minuto de tu tiempo solamente en cada hora de tu día y tendras 16 minutos de felicidad que poco a poco se quedaran haciendo que la costumbre y el tiempo por fin te hagan feliz.


Michel Tanus Cruz