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Caminante no hay camino antonio machado analisis ( 21 )

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Casi no he tocado el barro y soy de barro.


Antonio Porchia


La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante.


Antonio Gala




Todo es como los ríos, obra de las pendientes.


Antonio Porchia


Canto Xxxv

Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
He respirado al lado del mar fuego de luz.
Lento respira el mundo en mi respiración.
En la noche respiro la noche de la noche.
Respira el labio en labio el aire enamorado.
Boca puesta en la boca cerrada de secretos,
respiro con la sabia de los troncos talados,
y, como roca voy respirando el silencio
y, como las raíces negras, respiro azul
arriba en los ramajes de verdor rumoroso.
Me he sentado a sentir cómo pasa en el cauce
sombrío de mis venas toda la luz del mundo.
Y yo era un gran sol de luz que respiraba.
Pulmón el firmamento contenido en mi pecho
que inspira la luz y espira la sombra,
que recibe el día y desprende la noche,
que inspira la vida y espira la muerte.
Inspirar, espirar, respirar: la fusión
de contrarios, el círculo de perfecta consciencia.
Ebriedad de sentirse invadido por algo
sin color ni sustancia, y verse derrotado,
en un mundo visible, por esencia invisible.
Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
Me he sentado en el centro del mundo a respirar.
Dormía sin soñar, mas soñaba profundo
y, al despertar, mis labios musitaban despacio
en la luz del aroma: "Aquel que lo conoce
se ha callado y quien habla ya no lo ha conocido".


Antonio Colinas


Sabes tanto de mí y no me comprendes. Saber no es comprender. Podríamos saberlo todo y no comprender nada.


Antonio Porchia


Dame, Dame La Noche Del Desnudo...

Dame, dame la noche del desnudo
para hundir mi mejilla en ese valle,
para que el corazón no salte, y calle:
hazme entregado, reposado y mudo.

Dame, dame la aurora, rompe el nudo
con que ligué mis rosas a tu talle,
para que el corazón salte y estalle:
hazme violento, bullidor y rudo.

Dame, dame la siesta de tu boca,
dame la tarde de tu piel, tu pelo:
sé lecho, sé volcán, sé desvarío.

Que toda plenitud me sepa a poca,
como a la estrella es poco todo el cielo,
como la mar es poca para el río.


Antonio Carvajal




Descansa en paz, oh complicada, oh elaborada eternidad concluida.


Antonio Brañas


Escribe sin descanso, con fe, cólera, envidia, amor, ilusionadamente, sin esperanza. Escribe como quien cierra una puerta de una a otra nada.


Antonio Brañas


Deshojar Un Recuerdo...

Deshojar un recuerdo se convierte
en un trabajo lleno de rocío,
como un campo de lirios y cerezos
donde me vieras sin estar conmigo.

Dócilmente te tiendes a mi lado,
extiendes tu cabello, abres al lino
interiores de concha y amaranto:
el alba fija tus contornos tibios.

Yo repaso el silencio suavemente,
fluyen las horas, y en su claro signo
ponemos un común astro de besos,
y damos los recuerdos al olvido.

Todo lo que anhelé, tú me lo has dado;
todo lo que viví, por ti está vivo;
lo que no fuiste tú, sombra es de un sueño
y no esta flor quemándose en tu brillo.

Tus alas puras lo tocaron todo
Y aún vuelas en mi gesto pensativo.
Oh, no levantes más recuerdos yertos.
Déjame en ti gozosamente hundido.


Antonio Carvajal




Nadie entiende que lo has dado todo. Debes dar más.


Antonio Porchia


Y si crees que eres como cualquier ser, como cualquier cosa, eres todos los seres, todas las cosas. Eres el universo.


Antonio Porchia


Viene Y Se Va....

Viene y se va, caliente de oleaje,
arrastrando su gracia por mi arena.
Viene y se va, dejándome la pena
que, por no venir solo, aquí me traje.

Viene y se va. Para tan breve viaje
talé el jazmín, segué la yerbabuena.
Ya no sé si me salva o me condena:
sé que se va y se lleva mi paisaje.

Sé que se va y me quedo frente al muro
de la lamentación y del olvido,
oscuro el sol y el corazón oscuro.

Viene y se va. Yo nunca lo despido.
Al oído del alma le murmuro:
-"Gracias, bien mío, por haber venido".-


Antonio Gala


No hallé como quien ser, en ninguno. Y me quedé, así: como ninguno.


Antonio Porchia




El aburrimiento suele ser el origen de malos comportamientos.


José Antonio Alcázar


Si yo te diera la vida, ¿qué podría darte?.


Antonio Porchia


El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo.


Antonio Porchia


La razón se pierde razonando.


Antonio Porchia


Si el hombre tuviese alas, bajaría más.


Antonio Porchia


El divorcio es la fe de erratas del matrimonio.


Marco Antonio Almazán


El dolor no nos sigue: camina adelante.


Antonio Porchia


La primavera del espíritu florece en invierno.


Antonio Porchia


Pueden en mí, más que todos los infinitos, mis tres o cuatro costumbres inocentes.


Antonio Porchia


Las dificultades también pasan como todo pasa, sin dificultad.


Antonio Porchia


Durmiendo sueño lo que despierto sueño. Y mi soñar es contínuo.


Antonio Porchia


Tenemos el clavo, ahora solo me falta encontrar el martillo.


Pedro Antonio De Alarcon


Sí, están equivocados, porque no saben. Y si supieran. . . Nada. Ni estarían equivocados.


Antonio Porchia




Cuando se quiere algo de verdad, desaparecen del vocabulario las palabras aburrimiento, cansancio, desilusión.


Antonio Parra


Me dice que soy un ciego, lo que veo.


Antonio Porchia


Lo eterno es el producto de efímeras vidas.


Antonio Porchia


Mi corazón me duele a mí. Y no debiera dolerme a mí, porque no vive de mí, ni vive para mí.


Antonio Porchia


Hallarás la distancia que te separa de ellos, uniéndote a ellos.


Antonio Porchia


Mueren cien años en un instante, lo mismo que un instante en un instante.


Antonio Porchia


Mi Cinturón Aprieta Tu Cintura...

Mi cinturón aprieta tu cintura,
y tu sonrisa, mi corazón.
Sobrevolamos las islas indecibles
ya nuestro paso las nubes se disipan.
¿Cómo regresar al beso y la armonía
sin que la respiración se entrecorte?
¿Cómo planear la noche compartida
después de tanta ausencia?
Solo el aire es aliado nuestro
porque nuestro deseo es de aire puro.
Cuando descendamos a la tierra
las alas deberán seguir batiendo:
el aire de las alas
es nuestro sostén único
y las alas del aire nuestro lecho.
Desembocan los ríos en los mares azules
como en tu pecho desemboca el mar.
Abrázame en tus alas
para que otro aire no me roce
sino tu aliento, del que vivo y muero.
Bajo el cielo impalpable
hecho de luz y espera,
abrázame, amor mío, con tus alas.
Abrázame sobre la corrompida
ciudad sagrada de los hombres.


Antonio Gala


Sierpe Profana

Quien tanto te adoró, muerde tu pecho
y desata torrentes carmesíes;
tiene en las sienes pulsos colibríes
y undoso el pelo como el crespo helecho.

Dardo de luz acomodé en tu lecho,
duras palpitaciones y rubíes.
¡Y qué fundirse nardos y alhelíes
culmen mi cuerpo de tu cuerpo y techo!

Labios que te invocaron, como a diosa,
bajo tu vientre ya volcán obsceno,
sobre tu piel serpientes de zafiro,

azules de pasión -no de veneno-
sorben, caliginosos, tu ebria rosa
e, hidrópicos de anhélito, el suspiro.


Antonio Carvajal


Nocturno

Duermes como la noche duerme:
con silencio y con estrellas.
Y con sombras también.
Como los montes sienten el peso de la noche,
así hoy sientes tú esos pesares
que el tiempo nos depara:
suavemente y en paz.

Te han llovido las sombras,
pero estás aquí, abrazando en la almohada
(en negra noche)
toda la luz del mundo.
Yo pienso que la noche, como la vida, oculta
miserias y terrores,
más tú duermes a salvo,
pues en el pecho llevas una hoguera de oro:
la del amor que enciende más amor.

Gracias a él aún crecerá en el mundo
el bosque de lo manso
y seguirán girando los planetas
despacio, muy despacio, encima de tus ojos,
produciendo esa música
que en tu rostros disuelve la idea del dolor,
cada dolor del mundo.

Reposas en lo blanco
como en lo blanco cae en paz la nieve,
duermes como la noche duerme
en el rostro sereno de esa niña
que todavía ignora
aquel dolor que habrá de recibir
cuando sea mujer.

Otra noche,
la nieve de tu piel y de tu vida
reposan milagrosamente al lado
de un resplandor de llamas,
del amor que se enciende en más amor.
El que te salvará.
El que nos salvará.


Antonio Colinas


Cuando comienzan a vernos como esto, como aquello, comienzan a no vernos.


Antonio Porchia


Las cadenas que más nos encadenan son las cadenas que hemos roto.


Antonio Porchia


A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad.


Antonio Porchia


Mi primer mundo lo hallé todo en mi escaso pan.


Antonio Porchia


El hombre no va a ninguna parte. Todo viene al hombre, como el mañana.


Antonio Porchia