Comprende ( 2 )
Comprende. Encuentra docenas de comprende con fotos para copiar y compartir.
LA VIDA SE COMPRENDE MIRANDO EL PASADO, PERO SE VIVE Y DISFRUTA MIRANDO EL PRESENTE, YA Q SI LLEGO A MORIR EL MUNDO SEGUIRA SU RUMBO, AL FINAL LA VIDA PASA Y A VECES NOS PESA…
Alessandro Mazariegos
EL PAPEL ES MAS PACIENTE QUE EL HOBRE, EL HOBRE JUZGA Y CONDENA, EL PAPEL COMPRENDE
NORA ELIZA JACQUEZ
ANTES DE CONSIDERARTE INCOMPRENDIDO, COMPRENDE A LOS DEMÀS, SÒLO ASÌ SABRAS LA DIFERENCIA.
JORGE GIL
No tengo miedo ya a la muerte
pero aún temo apasado casi siempre, ro,
solo el tiempo es lo que siento
que me ha hecho más maduro!
cada muro que he podido
en el pasado derribar,
me hizo mirar hacía arriba
y esa rabia desechar.
Me da igual, cada cual
persona superficial
que ha escondido su miseria
bajo marca comercial.
Si social yo no soy
como en el día de ayer,
es normal que no me hayen
conversando con alguien
que no sabe ni comprende
como se vive la vida,
y tan solo va sin rumbo
caminando a la deriva.
Me he cruzado ante cuchillas
dardos flechas y balasos,
ya no importa desangrarme
en cada uno de mis pasos!
Me he basado en el pasado
casi siempre,
para escribir mis canciones
haber sí es que alguien me entiende.
Vente, que cantare
Siente, lo que diré
Frente, de tí estaré
Por siempre!
pero aún temo apasado casi siempre, ro,
solo el tiempo es lo que siento
que me ha hecho más maduro!
cada muro que he podido
en el pasado derribar,
me hizo mirar hacía arriba
y esa rabia desechar.
Me da igual, cada cual
persona superficial
que ha escondido su miseria
bajo marca comercial.
Si social yo no soy
como en el día de ayer,
es normal que no me hayen
conversando con alguien
que no sabe ni comprende
como se vive la vida,
y tan solo va sin rumbo
caminando a la deriva.
Me he cruzado ante cuchillas
dardos flechas y balasos,
ya no importa desangrarme
en cada uno de mis pasos!
Me he basado en el pasado
casi siempre,
para escribir mis canciones
haber sí es que alguien me entiende.
Vente, que cantare
Siente, lo que diré
Frente, de tí estaré
Por siempre!
NSM
Si usted permanece calmo, tranquilo y seguro de sí mismo, mientras los demás corren a su alrededor perdiendo la cabeza, quizá usted no comprende la gravedad de la situación.
M. J. Smith
El insensato no sueña sino en pecar, el burlón es odiado de los hombres. Si te dejas abatir en el día de la miseria, miserable es tu fuerza. Libra a los que son llevados a la muerte, salva a los que van titubeando al suplicio. Después tú dirás: "No lo sabíamos", pero el que pesa los corazones, ¿acaso no comprende? El que vigila tu alma, ¿no se entera? El dará a cada cual según sus obras.
Sagradas Escrituras
La unificación procede de nuestro interior. Con firmeza y corrección habrá buena fortuna. Cuando un hombre comprende su auténtica naturaleza se unirá a los demás, no como servidor sino como igual. Solo el hombre que actúa con dignidad y firmeza logrará el éxito.
I CHING
Estoy muriendo, no entendés?
Ella lo miro, cómo no comprendiendo a que venia el comentario.
Si, en 45 minutos voy a morir.
Más o menos, tampoco puedo darte precisiones. Dijo el.
Pero si puedo decirte, que es desgarrador.
Ya se, no me digas nada.
Usar la palabra desgarrador en este momento a mí también me suena demasiado melodramática.
Pero no se me ocurre otra, para expresar lo que siento.
Además de temor, por supuesto.
Parada desde un ángulo, observándolo sin comprender nada, ella lo observa.
Lo estudia, como a un animal extraño al que no se comprende y se trata de descifrar.
Por supuesto que tengo miedo. Aterrado estoy ante la sensación de vacío.
Porque lamentablemente, no creo en nada. Ni en la reencarnación, ni en un cielo idílico y un paraíso salvador, como refugio de almas perdidas, ni en nada de eso.
Nunca fui creyente.
Creo que ni siquiera al atravesar los más duros momentos, me aferre a alguna de esas posibilidades.
Quizás en esas situaciones criticas, durante enfermedades de seres queridos y al dudar de su supervivencia, intenté entregarme en manos de “algo”, por ellos.
Pero la verdad, es que ni yo mismo lo creía.
Supongo que era un buen método para dejar que el tiempo transcurriera, hasta que me diesen el próximo parte medico.
En fin. La cuestión es, que como no creo en ninguna salvación,
Ni siquiera en que el alma me sobreviva.
Tengo mucho miedo.
Hasta podría contarte y describir, como el miedo me invade en estos momentos.
Imaginá un montón de puntos verdes.
Pero de un verde horrible, como de un fluor oscuro y tenebroso.
Y esas manchas, que son pequeñas.
Se van uniendo a otras y van formando un solo y único lamparón, que avanza desde mis pies hacia mi cabeza.
Los dos están solos, en ese ambiente silencioso y blanco.
Casi pulcro e inmaculado.
El, sentado en una de esas sillas de metal y cuerina, de un estilo tan impersonal, que suelen habitar las recepciones de hospitales, consultorios y oficinas.
Ella continúa ahí parada en el rincón.
Justo en la unión de las dos paredes blancas.
Algo recostada sobre ellas.
No atina a reaccionar ante esta declaración que la sorprendió.
Realmente la dejo perpleja, si...perpleja.
Otra vez una palabra demasiado rebuscada para describir una situación, simple y dolorosa.
La muerte como algo voraz.
Deseosa de comerse los trazos de vida que recuerda.
Se le acerca sigilosamente y aunque se hace el distraído, no puede evadirla.
Como alguna vez le contara ese viejo europeo, hablando español en su media lengua.
Avanza como el elefante, le decía.
Y ante su mirada de interés continuaba.
Si, como el elefante, lentamente, pero siempre hacia adelante.
Una imagen terrible, agobiante.
La sensación de que por su cerebro desfilan ,una tras otra, las mas variadas y caprichosas fotos de su vida, a una velocidad vertiginosa, tratando de hacerle revivir momentos, a la velocidad de la luz.
Como si eso sirviera de algo.
Como si eso le permitiera disfrutarlos nuevamente.
Nada tan alejado de ello.
La inmensa tristeza que lo invade y agobia, no le permite regodearse en viejos y amarillentos recuerdos.
Es más.
No son los más felices, esos que florecen, por así decirlo en este momento.
Ella desaparece de esa vieja escenografia.
Y no es que se haya ido.
Simplemente se esfumo.
Es parte de la macabra película que el esta viviendo.
Parte del reparto que imaginó para su escena.
Quizás para no sentirse tan solo en este momento crucial y doloroso.
No se porque será, que uno supone que al atravesar circunstancias difíciles, estando acompañado nos resultara mas sencillo.
Aunque cuando llegamos a enfrentarnos a ellos.
Tomamos conciencia, rápidamente que, no tenemos deseos de compartirlos con nadie.
Que ni siquiera deseamos que nos digan una palabra y mucho menos darnos charla consoladora.
¿Quien sabe que será de el?
Quien sabe donde habitara su ser, ya, ahora, en este mismo momento.
Tampoco muchos se lo preguntan.
Sopla una pequeña brisa.......y el mundo continúa....
Ella lo miro, cómo no comprendiendo a que venia el comentario.
Si, en 45 minutos voy a morir.
Más o menos, tampoco puedo darte precisiones. Dijo el.
Pero si puedo decirte, que es desgarrador.
Ya se, no me digas nada.
Usar la palabra desgarrador en este momento a mí también me suena demasiado melodramática.
Pero no se me ocurre otra, para expresar lo que siento.
Además de temor, por supuesto.
Parada desde un ángulo, observándolo sin comprender nada, ella lo observa.
Lo estudia, como a un animal extraño al que no se comprende y se trata de descifrar.
Por supuesto que tengo miedo. Aterrado estoy ante la sensación de vacío.
Porque lamentablemente, no creo en nada. Ni en la reencarnación, ni en un cielo idílico y un paraíso salvador, como refugio de almas perdidas, ni en nada de eso.
Nunca fui creyente.
Creo que ni siquiera al atravesar los más duros momentos, me aferre a alguna de esas posibilidades.
Quizás en esas situaciones criticas, durante enfermedades de seres queridos y al dudar de su supervivencia, intenté entregarme en manos de “algo”, por ellos.
Pero la verdad, es que ni yo mismo lo creía.
Supongo que era un buen método para dejar que el tiempo transcurriera, hasta que me diesen el próximo parte medico.
En fin. La cuestión es, que como no creo en ninguna salvación,
Ni siquiera en que el alma me sobreviva.
Tengo mucho miedo.
Hasta podría contarte y describir, como el miedo me invade en estos momentos.
Imaginá un montón de puntos verdes.
Pero de un verde horrible, como de un fluor oscuro y tenebroso.
Y esas manchas, que son pequeñas.
Se van uniendo a otras y van formando un solo y único lamparón, que avanza desde mis pies hacia mi cabeza.
Los dos están solos, en ese ambiente silencioso y blanco.
Casi pulcro e inmaculado.
El, sentado en una de esas sillas de metal y cuerina, de un estilo tan impersonal, que suelen habitar las recepciones de hospitales, consultorios y oficinas.
Ella continúa ahí parada en el rincón.
Justo en la unión de las dos paredes blancas.
Algo recostada sobre ellas.
No atina a reaccionar ante esta declaración que la sorprendió.
Realmente la dejo perpleja, si...perpleja.
Otra vez una palabra demasiado rebuscada para describir una situación, simple y dolorosa.
La muerte como algo voraz.
Deseosa de comerse los trazos de vida que recuerda.
Se le acerca sigilosamente y aunque se hace el distraído, no puede evadirla.
Como alguna vez le contara ese viejo europeo, hablando español en su media lengua.
Avanza como el elefante, le decía.
Y ante su mirada de interés continuaba.
Si, como el elefante, lentamente, pero siempre hacia adelante.
Una imagen terrible, agobiante.
La sensación de que por su cerebro desfilan ,una tras otra, las mas variadas y caprichosas fotos de su vida, a una velocidad vertiginosa, tratando de hacerle revivir momentos, a la velocidad de la luz.
Como si eso sirviera de algo.
Como si eso le permitiera disfrutarlos nuevamente.
Nada tan alejado de ello.
La inmensa tristeza que lo invade y agobia, no le permite regodearse en viejos y amarillentos recuerdos.
Es más.
No son los más felices, esos que florecen, por así decirlo en este momento.
Ella desaparece de esa vieja escenografia.
Y no es que se haya ido.
Simplemente se esfumo.
Es parte de la macabra película que el esta viviendo.
Parte del reparto que imaginó para su escena.
Quizás para no sentirse tan solo en este momento crucial y doloroso.
No se porque será, que uno supone que al atravesar circunstancias difíciles, estando acompañado nos resultara mas sencillo.
Aunque cuando llegamos a enfrentarnos a ellos.
Tomamos conciencia, rápidamente que, no tenemos deseos de compartirlos con nadie.
Que ni siquiera deseamos que nos digan una palabra y mucho menos darnos charla consoladora.
¿Quien sabe que será de el?
Quien sabe donde habitara su ser, ya, ahora, en este mismo momento.
Tampoco muchos se lo preguntan.
Sopla una pequeña brisa.......y el mundo continúa....
little john
la vida se comprende de ciclos y debemos saber cuando es tiempo de cerrar uno y empezar otro.
Carlos Santana
TE AMO
Te amo de una manera inespicable..de una forma inconfesable..de un modo contradictorio..te amo con mil estados de animo que son muchos y cambian de humor continuamente por lo que ya sabes, el tiempo, la vida la muerte.Te amo con el mundo que no entiendo con la gente que no comprende, con la equivalencia de mi alma,con la incoerencia de mis actos, con la fatalidad del destino,por la coospiración del deseo,aun cuando te digo que no te amo ,te amo,cuando te engaño, no te engaño,en el fondo llevo a cabo un plan para amarte mejor, te amor para reflexionar ,inconciestemente,imboluntariamente,por instinto, por impulso,irracionalmente, en efecto no tengo argumento logicos ni si quiera improvisados para fundamentar este amor que siento por ti ,que surgio misteriosamente de la nada .Que no a resuelto magicamente nada y que milagrosamente de ambo con poco y nada a mejorado lo peor de mi.
Te amo.
Te amo con un cuerpo que no piensa,con un corazón que no razona,con un cabeza que no coordina, te amo imcompresiblemente sin preguntarme por que te amo,sin importarme por que te amo, sin cuestionarme por que te amo.
Te amo sencillamente por que te amo.
Yo misma no se por que te amo.
Te amo de una manera inespicable..de una forma inconfesable..de un modo contradictorio..te amo con mil estados de animo que son muchos y cambian de humor continuamente por lo que ya sabes, el tiempo, la vida la muerte.Te amo con el mundo que no entiendo con la gente que no comprende, con la equivalencia de mi alma,con la incoerencia de mis actos, con la fatalidad del destino,por la coospiración del deseo,aun cuando te digo que no te amo ,te amo,cuando te engaño, no te engaño,en el fondo llevo a cabo un plan para amarte mejor, te amor para reflexionar ,inconciestemente,imboluntariamente,por instinto, por impulso,irracionalmente, en efecto no tengo argumento logicos ni si quiera improvisados para fundamentar este amor que siento por ti ,que surgio misteriosamente de la nada .Que no a resuelto magicamente nada y que milagrosamente de ambo con poco y nada a mejorado lo peor de mi.
Te amo.
Te amo con un cuerpo que no piensa,con un corazón que no razona,con un cabeza que no coordina, te amo imcompresiblemente sin preguntarme por que te amo,sin importarme por que te amo, sin cuestionarme por que te amo.
Te amo sencillamente por que te amo.
Yo misma no se por que te amo.
MD
Qué Hermoso es el amor!
Cuando llega sin razón y te vuelve loca la mente y el corazón
Cuando de repente estás ciego y chocas contra las paredes, muros transparentes que quizas están en nuestra mente.
No lo entiendes y te enfureces; pero eso hace que lo pienses,
Te das cuenta que estás en otro mundo y respiras hasta diferente,
Nadie te comprende y de pronto te sientes solo y perdido como que si fuese un castigo.
Y resulta que descubres que realmente estás vivo al amar a alguien es tu único alivio.
Caminos difíciles de recorrer porque este sentimiento a veces no es mutuo, pero que le vamos hacer.
Es maravilloso al ver al ser amado caminando contigo de la mano,
Sonriéndole a la naturaleza, escribiendo por ti cosas bellas,
Si no tienes a esa persona a tu lado, sientes que no vale la pena seguir,
La mente se vuelve muy activa y comienza a ver en muchas partes cosas que quisieras que fuesen para ti.
Con este sentimiento aprendes mucho y no se trata precisamente de Títulos profesionales.
Aprendes a agradecer, a compartir, a valorar, a aceptar entre otras.
Es maravilloso poder tocar el corazón de las personas y amarlas y poder expresarles todo nuestro amor.
Les deseo a todos esos seres que le escriben a su amor, que sean felices y que ojala y puedan disfrutar de su sentimiento y sean correspondidos con mucha devoción.
Cuando llega sin razón y te vuelve loca la mente y el corazón
Cuando de repente estás ciego y chocas contra las paredes, muros transparentes que quizas están en nuestra mente.
No lo entiendes y te enfureces; pero eso hace que lo pienses,
Te das cuenta que estás en otro mundo y respiras hasta diferente,
Nadie te comprende y de pronto te sientes solo y perdido como que si fuese un castigo.
Y resulta que descubres que realmente estás vivo al amar a alguien es tu único alivio.
Caminos difíciles de recorrer porque este sentimiento a veces no es mutuo, pero que le vamos hacer.
Es maravilloso al ver al ser amado caminando contigo de la mano,
Sonriéndole a la naturaleza, escribiendo por ti cosas bellas,
Si no tienes a esa persona a tu lado, sientes que no vale la pena seguir,
La mente se vuelve muy activa y comienza a ver en muchas partes cosas que quisieras que fuesen para ti.
Con este sentimiento aprendes mucho y no se trata precisamente de Títulos profesionales.
Aprendes a agradecer, a compartir, a valorar, a aceptar entre otras.
Es maravilloso poder tocar el corazón de las personas y amarlas y poder expresarles todo nuestro amor.
Les deseo a todos esos seres que le escriben a su amor, que sean felices y que ojala y puedan disfrutar de su sentimiento y sean correspondidos con mucha devoción.
cisne25
En el corazòn no se manda, el corazòn solo siente. No entiende de razones no comprende a nuestra mente.
Laura E. Santamaria
[El hombre] no debe aceptar a Dios por su bondad o su justicia, sino que debe comprenderlo en la sustancia pura y limpia en la que él se comprende a sí mismo en su pureza. Pues la bondad y la justicia son un vestido de Dios que le ocultan. Por eso, aparta de Dios todo cuanto lo reviste y tómalo puro en el vestidor en donde está descubierto y desnudo en sí mismo. Entonces permaneceréis en él.
Maestro Eckhart
PARA ARISTÓTELES la amistad era "lo más necesario para la vida", y nosotros, cuando oímos decir que "un amigo es un tesoro" o que "donde está tu amigo está tu tesoro", nos damos cuenta de que esas palabras resuenan como un aldabonazo en nuestro interior. No nos dejan indiferentes, porque todos sabemos o intuimos qué clase de tesoro puede llegar a ser una amistad.
A las personas nos gusta tener amigos: gente con la que compartir vida, experiencias, tiempo, conversación... Nos gustan los amigos y nos parecen muy importantes, incluso imprescindibles. La amistad es una relación humana con un valor muy especial. Junto con la família y el trabajo, es algo que nos parece que merece la pena y a lo cual dedicamos tiempo y esfuerzo. Queremos tener amigos en la vida: para no estar solos -a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente-, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, "sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes".
Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o solo algo "satisfactorio". Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un modo de vivir.
LA AMISTAD COMO REGALO
Decía más arriba que dedicamos esfuerzo a hacer amigos. Y el esfuerzo es necesario porque las cosas no salen solas. Sin embargo, la amistad no se puede forzar. Por eso también puede decirse que la amistad surge siempre como un regalo, como un don que se recibe. En un momento dado, aparece entre dos personas un deseo de compartir, de comunicarse, de contar lo que se lleva dentro y de contrastarlo, de ser conocido muy a fondo. De hecho, cuando uno vislumbra en el horizonte la posibilidad de hacer una nueva amistad, de esas profundas y verdaderas, que aportan y llenan tanto por dentro, parece que su espíritu se hincha y crece. Es como ver nacer un día radiante. La vida se ve de otro color porque los amigos hacen cobrar sentido a nuestras vivencias: estas no van a ser solo para nosotros. Las cosas son distintas porque las vivimos pensando en compartirlas, en transmitirlas, en discutirlas, en compararlas. De nuestros amigos nos interesa todo: lo que piensan, lo que hacen, cómo viven las cosas. Lo importante no es solo lo que cuentan ni lo que les pasa; lo importante es que eso "es tuyo", "eres tú".
Desde mi adolescencia he experimentado disgusto ante los momentos meramente descriptivos de los acontecimientos, o las que eran como una reseña informativa de lo que había ocurrido en el verano. Los momentos verdaderos son aquellos en las que los acontecimientos del lunes o del viernes se describen como cosas que me pasan y no solo como cosas que van pasando a mi lado. Lo interesante y lo que me hace disfrutar era ver cómo esas cosas se viven desde dentro de mis amigos.
El grado de amistad con los amigos puede distinguirse precisamente por eso. Por si los momentos estaban llenos de preguntas convencionales y frases que se repetían del mismo modo en todas los demás momentos o si e ellos te dejas llevar, trayendo a colación esto o aquello, y acabando en lugares desconocidos para ti mismo, pero bonitos y en los que habías disfrutado. Escribir para los amigos es descubrir el mundo con unos ojos nuevos para dárselo a ellos.
La amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Y es también reafirmar tu propia existencia porque hay alguien que la quiere así: incondicionalmente. En el amigo encontramos aceptación plena.
La amistad es un don porque, en cierto modo, llega cuando y como quiere; no es programable; simplemente, surge y es como un regalo, un don que uno recibe.
Esa comunión del espíritu que hay entre los amigos, ese compartir denso e intenso, ese vivir y ser sin dar explicaciones porque estas no son necesarias para nuestro mutuo entendimiento, ese encontrar las puertas del alma siempre abiertas y acogedoras para ti porque eres tú, es el tesoro incalculable. No es extraño que los griegos la calificaran como regalo de los dioses.
Regalo es también en el sentido de que nunca es verdaderamente merecida. Si se puede hablar así, algunos podrían merecer más que otros el tener amigos. Pero, en el fondo, la amistad de una persona difícilmente es algo que uno llegue a "merecer". Se pueden tener de modo habitual disposiciones personales adecuadas para la amistad, para tener amigos (no todo el mundo las tiene).
Pero no se puede decidir en qué momento aparecerá el amigo o de quién seré amigo. Por ejemplo, todos contamos con momentos imborrables de la vida en los que comprendes repentinamente que tienes delante a alguien que puede leer dentro de ti como si fueras tú quien lo hiciera; que puede pasearse por tu alma sin explicaciones de tu parte; sin necesidad de mapas, brújulas o palabras clave que le hagan entender lo que se va a encontrar. Es la empatía, una sintonía especialísima que se establece con muy pocas personas a lo largo de la existencia, y que es un descenso y un ascenso vertiginoso por las entrañas de la verdadera vida.
MIRAR A LAS PERSONAS
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y aportarse mutuo. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se ha creado.
Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico, a un "alma gemela"; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad y su alteridad. Y por eso hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo distinto siempre nos enriquece.
Mirarnos en un amigo es mirarnos en un espejo. En un espejo que devuelve algo más que una simple reproducción de la propia imagen. Mirarnos en un amigo es encontrarnos a nosotros mismos vistos desde fuera y con mayor perspectiva, pero con el cuidado con que nosotros mismos pondríamos al mirarnos: "A través de él, los amigos se enriquecen y perfeccionan, se descubren e interpretan.
Se podría decir que, al ver al otro, cada uno de ellos aprende a conocerse" (Marias). La acción de mirar que tanto aparece entre los amigos, es algo que me parece esencial para que pueda surgir amistad entre dos personas para tener amigos hay que saber mirar.
En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que "había encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (...) era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas". En mi respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso: la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a lo más hondo de la realidad.
La belleza es un camino hacia la verdad especialmente bueno. Porque la belleza no produce únicamente la mera delectación estética; posee una cualidad inestimable, y es que exige por nuestra parte contemplación. Ante las cosas bellas no basta pasear la vista. Para disfrutarlas verdaderamente hay que mirarlas con detenimiento, con miramiento. Con ellas hay que andarse con contemplaciones. Y contemplar es importante porque hace que nos detengamos y miremos las cosas tal como son, "dejando" que sean así.
La contemplación es un camino abierto hacia la verdad. Hacia la verdad personal, la de los demás y la del universo entero. Eso lo expresa muy bien de otro modo Lorenzo Silva en una de sus novelas. Escribía que "el mundo está lleno de tesoros sin descubrir porque no hay quien se pare a mirarlos. Pero en cuanto hay alguien que se detiene ante ellos, se abren ante esa persona como una maravillosa realidad llena de riqueza y significado ofreciéndole nuevos horizontes". Yo he pensado muchas veces que eso exactamente pasa con las personas.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí. Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.
A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona de acceso prohibido o de "reservado".
Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo cerrar un buen trato con este cliente...). Para mirar hay que perder el miedo a "pasar tiempo" sin haber sido ""eficaces"".
Todos hemos conocido a personas que provocan que los que están a su lado den lo mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran -parafraseando a Salinas- "sacar de sí su mejor yo". Es así porque son personas que saben mirar, y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las personas. Esa llave de la confianza que uno entrega solo cuando va a saberse visto, aceptado y querido por sí mismo.
LA MORADA DEL YO
Llegar a la intimidad del alma, al centro de la persona o solo rozar su periferia, exige rodeos: rodeos que son esencialmente contemplación, escucha atenta y activa, mirada abierta y receptiva. Solo cuando una persona percibe ese clima de confianza a su alrededor es capaz de empezar a abrir las rendijas de su yo. Y a través de esas rendijas pueden empezar a filtrarse los rayos de la luz que toda persona esconde. La intimidad, la interioridad, es siempre luminosa en el sentido de iluminadora. Porque muestra siempre algo desconocido para quien no está allí dentro. No siempre será lo original y nuevo el qué diga esa persona pero sí el cómo ella lo vive. Esta es la llave que entregamos a nuestros amigos y que hace que quedemos totalmente al descubierto: vulnerables, también.
Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio indiferente o superficial.
Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones, miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal forma, que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de piruetas su salón, compuesto una melodía o garabateado un poema, historia o carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía más apoyos para ser sostenido, para ser vivido).
Sin embargo, no dejaban de ser nuestros: los demás solo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final y solo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello. Pero, de repente, hemos encontrado a alguien que ha provocado que primero quisiéramos abrir una ventanita y después otra, y otra... Luego le hemos pasado al interior de la casa y -poco a poco- le hemos encendido todas las luces que había en ella, iluminando incluso rincones sucios, destartalados, rincones sin ordenar o habitaciones llenas de trastos que no sabemos en dónde colocar. Le hemos enseñado el sillón de los sueños, frente a la ventana, y le hemos invitado a sentarse allí porque desde él puede conocerlos mejor. Le hemos presentado el rincón de los miedos, ese sí, está a oscuras porque nos parece que la luz acabará por hacerlos crecer. Es un rincón siempre difícil de enseñar; se supone que de esos no tenemos, y nos cuidamos mucho de dejarlos salir. También le hemos pasado al cuarto de las preguntas; esa habitación está llena de frases sueltas, de pensamientos, de párrafos incluso, y hasta de alguna página escrita. Pero sobre todo está lleno de interrogantes; es una habitación poblada de signos de interrogación que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida: por qué las relaciones humanas son tan complicadas, por qué hay personas que no miran hacia adentro, por qué las focas son más importantes que los países del Sur... Hay también un cuarto sin techo que mira directamente al sol, o al firmamento, si es de noche. Ese es el cuarto de las aspiraciones grandes, el cuarto en el que respiro hondo, el cuarto al que hay que acudir siempre que hemos pasado un día entre mucho polvo, o mucho tiempo en el sillón. También ha conocido la buhardilla; allí no vamos demasiadas veces porque es donde están los pedazos rotos de nuestra vida y todavía nos cuesta mirarlos sin sentir dolor o pena.
Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es más: deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella. No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos; no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas porque . también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas.
Esas personas son los amigos, el amigo aquel con quien me atrevo a ser yo misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira, con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para arrancarme de mi lugar. Y sabiendo que -como escribió alguien- "comprende esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal". Eso es un amigo.
A las personas nos gusta tener amigos: gente con la que compartir vida, experiencias, tiempo, conversación... Nos gustan los amigos y nos parecen muy importantes, incluso imprescindibles. La amistad es una relación humana con un valor muy especial. Junto con la família y el trabajo, es algo que nos parece que merece la pena y a lo cual dedicamos tiempo y esfuerzo. Queremos tener amigos en la vida: para no estar solos -a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente-, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, "sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes".
Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o solo algo "satisfactorio". Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un modo de vivir.
LA AMISTAD COMO REGALO
Decía más arriba que dedicamos esfuerzo a hacer amigos. Y el esfuerzo es necesario porque las cosas no salen solas. Sin embargo, la amistad no se puede forzar. Por eso también puede decirse que la amistad surge siempre como un regalo, como un don que se recibe. En un momento dado, aparece entre dos personas un deseo de compartir, de comunicarse, de contar lo que se lleva dentro y de contrastarlo, de ser conocido muy a fondo. De hecho, cuando uno vislumbra en el horizonte la posibilidad de hacer una nueva amistad, de esas profundas y verdaderas, que aportan y llenan tanto por dentro, parece que su espíritu se hincha y crece. Es como ver nacer un día radiante. La vida se ve de otro color porque los amigos hacen cobrar sentido a nuestras vivencias: estas no van a ser solo para nosotros. Las cosas son distintas porque las vivimos pensando en compartirlas, en transmitirlas, en discutirlas, en compararlas. De nuestros amigos nos interesa todo: lo que piensan, lo que hacen, cómo viven las cosas. Lo importante no es solo lo que cuentan ni lo que les pasa; lo importante es que eso "es tuyo", "eres tú".
Desde mi adolescencia he experimentado disgusto ante los momentos meramente descriptivos de los acontecimientos, o las que eran como una reseña informativa de lo que había ocurrido en el verano. Los momentos verdaderos son aquellos en las que los acontecimientos del lunes o del viernes se describen como cosas que me pasan y no solo como cosas que van pasando a mi lado. Lo interesante y lo que me hace disfrutar era ver cómo esas cosas se viven desde dentro de mis amigos.
El grado de amistad con los amigos puede distinguirse precisamente por eso. Por si los momentos estaban llenos de preguntas convencionales y frases que se repetían del mismo modo en todas los demás momentos o si e ellos te dejas llevar, trayendo a colación esto o aquello, y acabando en lugares desconocidos para ti mismo, pero bonitos y en los que habías disfrutado. Escribir para los amigos es descubrir el mundo con unos ojos nuevos para dárselo a ellos.
La amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Y es también reafirmar tu propia existencia porque hay alguien que la quiere así: incondicionalmente. En el amigo encontramos aceptación plena.
La amistad es un don porque, en cierto modo, llega cuando y como quiere; no es programable; simplemente, surge y es como un regalo, un don que uno recibe.
Esa comunión del espíritu que hay entre los amigos, ese compartir denso e intenso, ese vivir y ser sin dar explicaciones porque estas no son necesarias para nuestro mutuo entendimiento, ese encontrar las puertas del alma siempre abiertas y acogedoras para ti porque eres tú, es el tesoro incalculable. No es extraño que los griegos la calificaran como regalo de los dioses.
Regalo es también en el sentido de que nunca es verdaderamente merecida. Si se puede hablar así, algunos podrían merecer más que otros el tener amigos. Pero, en el fondo, la amistad de una persona difícilmente es algo que uno llegue a "merecer". Se pueden tener de modo habitual disposiciones personales adecuadas para la amistad, para tener amigos (no todo el mundo las tiene).
Pero no se puede decidir en qué momento aparecerá el amigo o de quién seré amigo. Por ejemplo, todos contamos con momentos imborrables de la vida en los que comprendes repentinamente que tienes delante a alguien que puede leer dentro de ti como si fueras tú quien lo hiciera; que puede pasearse por tu alma sin explicaciones de tu parte; sin necesidad de mapas, brújulas o palabras clave que le hagan entender lo que se va a encontrar. Es la empatía, una sintonía especialísima que se establece con muy pocas personas a lo largo de la existencia, y que es un descenso y un ascenso vertiginoso por las entrañas de la verdadera vida.
MIRAR A LAS PERSONAS
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y aportarse mutuo. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se ha creado.
Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico, a un "alma gemela"; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad y su alteridad. Y por eso hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo distinto siempre nos enriquece.
Mirarnos en un amigo es mirarnos en un espejo. En un espejo que devuelve algo más que una simple reproducción de la propia imagen. Mirarnos en un amigo es encontrarnos a nosotros mismos vistos desde fuera y con mayor perspectiva, pero con el cuidado con que nosotros mismos pondríamos al mirarnos: "A través de él, los amigos se enriquecen y perfeccionan, se descubren e interpretan.
Se podría decir que, al ver al otro, cada uno de ellos aprende a conocerse" (Marias). La acción de mirar que tanto aparece entre los amigos, es algo que me parece esencial para que pueda surgir amistad entre dos personas para tener amigos hay que saber mirar.
En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que "había encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (...) era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas". En mi respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso: la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a lo más hondo de la realidad.
La belleza es un camino hacia la verdad especialmente bueno. Porque la belleza no produce únicamente la mera delectación estética; posee una cualidad inestimable, y es que exige por nuestra parte contemplación. Ante las cosas bellas no basta pasear la vista. Para disfrutarlas verdaderamente hay que mirarlas con detenimiento, con miramiento. Con ellas hay que andarse con contemplaciones. Y contemplar es importante porque hace que nos detengamos y miremos las cosas tal como son, "dejando" que sean así.
La contemplación es un camino abierto hacia la verdad. Hacia la verdad personal, la de los demás y la del universo entero. Eso lo expresa muy bien de otro modo Lorenzo Silva en una de sus novelas. Escribía que "el mundo está lleno de tesoros sin descubrir porque no hay quien se pare a mirarlos. Pero en cuanto hay alguien que se detiene ante ellos, se abren ante esa persona como una maravillosa realidad llena de riqueza y significado ofreciéndole nuevos horizontes". Yo he pensado muchas veces que eso exactamente pasa con las personas.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí. Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.
A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona de acceso prohibido o de "reservado".
Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo cerrar un buen trato con este cliente...). Para mirar hay que perder el miedo a "pasar tiempo" sin haber sido ""eficaces"".
Todos hemos conocido a personas que provocan que los que están a su lado den lo mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran -parafraseando a Salinas- "sacar de sí su mejor yo". Es así porque son personas que saben mirar, y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las personas. Esa llave de la confianza que uno entrega solo cuando va a saberse visto, aceptado y querido por sí mismo.
LA MORADA DEL YO
Llegar a la intimidad del alma, al centro de la persona o solo rozar su periferia, exige rodeos: rodeos que son esencialmente contemplación, escucha atenta y activa, mirada abierta y receptiva. Solo cuando una persona percibe ese clima de confianza a su alrededor es capaz de empezar a abrir las rendijas de su yo. Y a través de esas rendijas pueden empezar a filtrarse los rayos de la luz que toda persona esconde. La intimidad, la interioridad, es siempre luminosa en el sentido de iluminadora. Porque muestra siempre algo desconocido para quien no está allí dentro. No siempre será lo original y nuevo el qué diga esa persona pero sí el cómo ella lo vive. Esta es la llave que entregamos a nuestros amigos y que hace que quedemos totalmente al descubierto: vulnerables, también.
Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio indiferente o superficial.
Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones, miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal forma, que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de piruetas su salón, compuesto una melodía o garabateado un poema, historia o carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía más apoyos para ser sostenido, para ser vivido).
Sin embargo, no dejaban de ser nuestros: los demás solo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final y solo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello. Pero, de repente, hemos encontrado a alguien que ha provocado que primero quisiéramos abrir una ventanita y después otra, y otra... Luego le hemos pasado al interior de la casa y -poco a poco- le hemos encendido todas las luces que había en ella, iluminando incluso rincones sucios, destartalados, rincones sin ordenar o habitaciones llenas de trastos que no sabemos en dónde colocar. Le hemos enseñado el sillón de los sueños, frente a la ventana, y le hemos invitado a sentarse allí porque desde él puede conocerlos mejor. Le hemos presentado el rincón de los miedos, ese sí, está a oscuras porque nos parece que la luz acabará por hacerlos crecer. Es un rincón siempre difícil de enseñar; se supone que de esos no tenemos, y nos cuidamos mucho de dejarlos salir. También le hemos pasado al cuarto de las preguntas; esa habitación está llena de frases sueltas, de pensamientos, de párrafos incluso, y hasta de alguna página escrita. Pero sobre todo está lleno de interrogantes; es una habitación poblada de signos de interrogación que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida: por qué las relaciones humanas son tan complicadas, por qué hay personas que no miran hacia adentro, por qué las focas son más importantes que los países del Sur... Hay también un cuarto sin techo que mira directamente al sol, o al firmamento, si es de noche. Ese es el cuarto de las aspiraciones grandes, el cuarto en el que respiro hondo, el cuarto al que hay que acudir siempre que hemos pasado un día entre mucho polvo, o mucho tiempo en el sillón. También ha conocido la buhardilla; allí no vamos demasiadas veces porque es donde están los pedazos rotos de nuestra vida y todavía nos cuesta mirarlos sin sentir dolor o pena.
Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es más: deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella. No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos; no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas porque . también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas.
Esas personas son los amigos, el amigo aquel con quien me atrevo a ser yo misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira, con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para arrancarme de mi lugar. Y sabiendo que -como escribió alguien- "comprende esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal". Eso es un amigo.
Diego Torrente
Es tontería decir a los ministros del culto que no se mezclen en las cosas de este mundo, porque su ministerio comprende cuanto es el hombre.
John Selden
Exponiendo mis ideas a medida que redacto, esta carta tiene (como advierto al releerla) un tono pasional; es lo único posible. ¿Antiimperialistas sin pasión? Semejante cosa no existe. (...) Si se comprende el problema, entonces se lo siente, se desea combatir y el alma se llena de furia, de odio.
John William Cooke
Ya no soy un ser humano, ¡Todo vive! ¡No existe la nada!... No lo comprende nadie más que yo, el más vil de los gusanos, que, encumbrado por el sufrimiento más inaudito, ha alcanzado la cordura a través de la locura.
Ladislav KlÃma
Dios ama y comprende el sufrimiento de los hombres como una madre comprende a sus hijos
Papa Francisco
Se comprende fácilmente que, sin respeto, simpatía ni apoyo mutuo, la especie degenera. Pero eso no importa a la clase directiva e inventa toda una ciencia falsa para probar lo contrario
Piotr Kropotkin
Dios es la sustancia universal en las cosas existentes. Él comprende todas las cosas. Él es la fuente de todo ser. En él existe todo lo que es.
Séneca
No creo que los medios de comunicación comprende las personas de color son multidimensionales. Por alguna razón, hay una idea de que solo los blancos son relacionables. No creo que sea necesariamente racista. Pero es raro, porque las personas que ven la televisión son más las mujeres negras, por lo que debe estar representado en más formas.
Issa Rae
El sector público comprende, ciertamente, el Departamento de Trabajo. Son puestos de trabajo que están disponibles. Ellos están abiertos y son buenos empleos bien remunerados. El gobierno en su conjunto ha sido realmente retrenching bajo el liderazgo del presidente Clinton.
Alexis Herman
Existencia lesbiana comprende tanto la ruptura de un tabú y el rechazo de una forma obligatoria de la vida. También es un ataque directo o indirecto sobre el derecho masculino de acceso a las mujeres.
Adrienne Rich
Éxito comprende en sí misma el germen de su propia decadencia y el deporte no se salvan de esta ley.
Pierre de Coubertin
Si hablas con un hombre en un idioma que comprende, el mensaje le llega a su cabeza. Si le hablas con su idioma materno, el mensaje llega a su corazón.
Nelson Mandela
Jordi Pujol es una persona con un alto sentido de la responsabilidad que comprende lo que significa la oportunidad que tenemos.
José MarÃa Aznar
Un amigo te llama solo para decirte hola, perdona tus errores y esta contigo incondicionalmente, esta ahí solo para ti pero comprende que no todo el tiempo es para estar con él, te dice la verdad cuando tienes que saberla, te grita cuando lo necesitas, te valora y cuando es necesario te devuelve a la realidad.
Darse cuenta de que desde el principio, todas las actividades que comprende el viaje tiene valor y la capacidad de enseñar algo.
Bill Toomey
Cuando se comprende que la condición humana es la imperfección del entendimiento, ya no resulta vergonzoso equivocarse, sino persistir en los errores.
George Soros
De todos los enemigos de la libertad pública, la guerra es quizás el más temible, porque comprende y desarrolla el germen de todos los demás.
James Madison
Hay tres tipos de inteligencia: una clase entiende las cosas por sí mismo, el otro aprecia lo que los demás puedan entender, la tercera comprende ni por sí, ni por medio de otros. El primer tipo es excelente, el segundo bueno, y el tercer tipo inútil.
Nicolás Maquiavelo
La comunidad hispana comprende el sueño americano y no han olvidado lo que se les prometió - que en los EE.UU., un sistema de libre mercado, permite a todos a tener éxito económicamente, lograr la estabilidad y la seguridad para su família y dejar a sus hijos mejor que vosotros.
Marco Rubio
El amor no comprende muchas cosas pero sabrás cómo establecer el cariño que tengas a esa persona amada...
¿Qué es un amigo? El amigo es aquel que te comprende, que te cuida, que te escucha, que sabe siempre que decir o que hacer para hacerte sentir mejor, es aquél que te apoyó incondicionalmente, en pocos palabras amigo eres tú.
La amistad es una de las cosas más bonitas que hay, tener un amigo que te comprende, que ha estado contigo siempre que lo necesitas, con quien pasa tus mejores momentos, con quien ríes, con quien lloras, es algo muy importante, una migo es una persona muy valiosa, que debes cuidar mucho, y tratar de conservar...