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Conde

Conde. Encuentra docenas de conde con fotos para copiar y compartir.


Todos los seres humanos sufrimos y es lo único que nos une, todos tenemos encima nuestro enorme sufrimiento. Algunos, son muy espectaculares como el que cuenta Mario Conde en su libro, pero, salga ústed a la calle y cada hombre, cada mujer, cada familia, es un drama... A lo mejor algunos cambiarían un tiempo de estancia de cárcel por no verse privados de la casa que se la va a quitar el banco, por ver a sus hijos que tienen 35 años y no encuentran trabajo, por preguntarse cual es el porvenir de sus nietos. Muchos estarían dispuestos a pagar tres meses de prisión antes de seguir con ese sufrimiento.


Mario Conde


Los sentimientos y las costumbres que son base de la felicidad pública se forman en el hogar doméstico.


Conde De Mirabeau




He venido a quererte, a que me digas tus palabras de mar y de palmeras.


Carmen Conde


Fuga En Los Jardines

Las más jóvenes, deseándoos, avanzan
por estas avenidas de árboles fragantes.
Evaden primavera que a las flores oxida
con un ardor oliendo a frutas, a corceles. ..
¡Qué salvaje presencia la de las hembras púberes
entre glicinias cálidas, entre celindas vívidas!
Exigen que las amen, que las sigan corriendo
para volcarles júbilos sobre la orilla ebria.

¡Muchachas, corred más: corred hasta la aurora!
Estos grandes varones de los pechos revueltos
ansían desgranaros, ¡oh mazorcas crujientes!,
con su hambre de bocas y su hambre de frutos.
Hasta el río, que es tajo delimitando sueños,
huele a amor ya festines...

Han temblado los álamos al estallar unánimes
los oscuros latidos de dobles ruiseñores.
Los regazos del musgo, el frior de los juncos,
contemplando el encuentro aceleran su verde.
Es un cántico trémulo, en gargantas sorbido
por el amor abierto en mitad de la selva.

¡Corred siempre, muchachas, que el seguiros excita
el ardor de cogeros, suyas todas, a hombres
que de fieros esgrimen el ademán tan solo!
Y envolveos en ropas de blanco lino puro
para mojar con ellas esos cuerpos calientes,
y amanecer ceñidas, ante el amor que vibra,
por el celo del agua posesor de las vírgenes.


Carmen Conde


El gato no nos acaricia, se acaricia contra nosotros.


Conde De Rivarol


Desgraciadamente, hay virtudes que solo los ricos pueden cultivar.


Conde De Rivarol




Límite

Esfera ceñida de esferas que no pueden
escaparse de la esfera única.
Manos esféricas ciñéndose a unas piernas
que se abrazan redondas, perfectísimas.
Si esta esfera que soy ya, que fui yo siempre,
desgajara de sí un anillo y lo arrojara,
se caería
cogido por su extremo, prolongándose
hasta pisar el polvo.

Ondularía siglos, y su música
subiría por temblores a la esfera
que le retiene siempre jamás, tan suyo.
Sería vertical, hasta que un siglo
la curva reclamara ser redonda
desde un albor sin ritmo. subiría
otra vez a ser anillo, anegándose
por amor de querencia inmarchitable,
en la esfera total.

Yo he sido anillo
tembloroso al caer, y erguida
me dejaba correr desde los tiempos...
Mas la esfera sintió que al fin mi esencia
debía descansar en lo redondo.


Carmen Conde


El ser humano es el único animal capaz de hacer fuego. Esto le ha procurado su dominio sobre la Tierra.


Conde De Rivarol


Los privilegios acabarán, pero el pueblo es eterno.


Conde de Mirabeau




La vejez no mejora el corazón: lo endurece.


Conde de Chesterfield


Lo Infinito

Tú vives en el alba.
Los pájaros te aclaman.
De túnicas de aves te viste la alegría.
¡Qué aurora la que exaltas!
¡Qué noble luz la tuya!
Te escuchan las mañanas y las noches
porque eres como un cirio,
porque eres como un corzo.
Sentirte a ti que pasas
rozándome las rosas y los ayes...
Doler en tus rodillas, estrujada
por riscos y malezas.

Y que un céfiro de alondras venga dulce,
que tú llegues aventando mis heridas...
Ser mujer y tuya, ¡qué inefable
fundirse la conciencia entre tus brazos!


Carmen Conde


El hombre odia a quien le hace sentir su propia inferioridad.


Conde de Chesterfield


Inquietud

¿Dónde se guarda la estrella mía,
mi cristal de amor?

La noche me niega su torso de aurora
y vamos extrañas, desprendidas,
sin coincidir jamás.

¿Para qué, si a nada le soy amor
soy yo amor en lo desconocido mío?

Y esta ternura que ciñe mis hombros,
que entolda el oro de mi corazón,
¿Para qué, si estoy buscando el agua
y solo conozco el eco de la fuente?


Carmen Conde




Entrega

Guardaré mi voz en un pozo de lumbre
y será crepúsculo toda la vida.

Ya girarán más leves los cuchillos
porque no encontrarán dónde herirme.
Erguida de rocíos negros,
para ti cantaré.

¡Que no me busquen los sin vista,
que no me llamen los ahogados,
que no me sientan los que huyo!

A mi soledad de reflejos,
amor,
sólo tú.


Carmen Conde


Suma Transida

Encerrarte en palabras...
¡Que tú, tú, quepas en verbos, nombres,
y adjetivos intactos!
Que yo lo pueda decir todo:
lo nuestro, esto que hacemos
y estaremos haciendo siempre,
eternísimamente:
hablar, callar, ser tú y yo
siéndonos nuestros.

Darte una dimensión humana,
representación de ti en la tierra:
estatua, color, arrebatado paso,
y sereno mirar con esos ojos tuyos
y míos: nuestra mirada del mundo.

Que un día, los mortales sin remedio sepan
cómo tuviste sangre,
y abierta pasión por todo;
y te diste cantando, sufriendo,
a mis brazos locos, y lentos, y débiles,
y fuertes, y fríos, y pobres de luz,
pero enamorados tuyos.
Para saber que has sido verdad,
que has sido, ¡pero no eres entonces!

Buscar las palabras de cuando no vivas,
para que vivas mientras se hable.
Dios de dolor, nunca decir podré
cómo eres tú, mi amor, amor mío,
criatura de glorificación que hallo
derramada en océanos,
cielos, campos, ríos y árboles;
y hasta en palomas tristes que en la aurora
¡te despiertan a mi amor por ti!


Carmen Conde


Desierto Sájara

Sí. Yo tuve un mar sobre mi arena.
Un mar grande sin límites, compacto.
La tierra de oro que abrasa soledades
estuvo henchida augusta del mar que ya no soy.

Picaban gaviotas mi cuerpo remeciente,
movíanse las naves arriba de mis olas.
Pues yo era el mar que hervía sobre la arena rubia,
la arena saturada que hoy clama por su agua.

¡Oh el mar aquí fantasma, el mar que finge el viento,
desmelenando dunas, al aventar mi arena!
¡Ay mar del agua espesa, la que corpórea y dura
ansían caminantes de mi desierto blando!

¿Qué arcángeles de fuego evaporar pudieron
tanto mar que hube, llevándolo a un abismo?
Es mi arena abrasada la más sedienta boca
que clama por un agua que le bebieron dioses.

Los hombres me caminan, soñándome poblado
de aquel mar que fue mío, el mar sobre el desierto.
Yo les mullo mi carne, les recibe mi arena
y se quejan de sed junto a mi sede sin huelgo.

¡Ay mar de mi génesis, el mar que me escurrieron
a una zanja de llamas: cuánto pesa la arena!


Carmen Conde


En Francia el utopismo tuvo un carácter más filosófico que en Inglaterra. Su primer representante fue el conde Saint Simon(1760-1825). Según el, la sociedad avanza constantemente hacia la perfectibilidad,...


Felipe González


Estos títulos de duque, conde y marqués fueron introducidos en el imperio en tiempos de Constantino el Grande y provinieron de las costumbres de la militia germánica.


Thomas Hobbes


Cuando el monte se quema, algo suyo se quema... señor conde.


Jaume Perich


La posición del hacendado respecto de los peones, es enteramente igual a la que guardaba el señor feudal, el barón o el conde de la Edad Media, respecto de sus siervos y vasallos


Emiliano Zapata


El CONDE- Te bastaría estudiar un poco la política a mi lado.


Pierre-Augustin de Beaumarchais


El CONDE- Con carácter y con talento, en el futuro podrías ascender en los despachos.


Pierre-Augustin de Beaumarchais


El CONDE- Lo que estás definiendo es la intriga.


Pierre-Augustin de Beaumarchais


El CONDE- ¡Aquí los criados tardan más en vestirse que los amos!


Pierre-Augustin de Beaumarchais


Che Guevara es la contrafigura de Mario Conde.


Gustavo Bueno


El CONDE- ¡Como el inglés, el fondo de la lengua!


Pierre-Augustin de Beaumarchais




El CONDE- ¡Insolentes los dos!


Pierre-Augustin de Beaumarchais


Dupuys abrazó a Fitz, luego le plantó dos besos en las mejillas; y, por una vez, al conde no le molestó en absoluto. ?Los hemos detenido ?dijo Galliéni y, ante el asombro de Fitz, unas lágrimas asomaron tras los quevedos del viejo general?.


Ken Follett


El matrimonio es la escuela segura del orden, de la bondad, de la humanidad, que son cualidades mucho más necesarias que la instrucción y el talento.


Conde de Mirabeau


La poesía es el sentimiento que le sobra al corazón y te sale por la mano.


Carmen Conde


El gobierno no se ha hecho para la comodidad y el placer de los que gobiernan.


Conde de Mirabeau


¿reír, cantar, estremecernos libres de desear y ser mucho más que la vida. . . ?. No. Ya lo sé. Todo es algo que supe y por ello, por ti, permanezco en el mundo.


Carmen Conde


Si te propones algún día mandar con dignidad, debes servir con diligencia.


Conde de Chesterfield


Es necesario tener el apetito del pobre para gozar la fortuna del rico.


Conde De Rivarol


Lo horrible de este mundo es que buscamos con el mismo ardor el hacernos felices y el impedir que los demás lo sean.


Conde De Rivarol


El mayor peligro de los gobiernos es gobernar demasiado.


Conde De Mirabeau


Nostalgia de Mujer

Mil años ante Ti son como sueño.
Como de aguas el grosor de una avenida.
Hierba que en la mañana crece,
florece y crece en la mañana
aunque a la tarde es cortada y se seca.

¿Qué es el tiempo ante Ti, qué son los truenos
que blandes contra mí cuando me nombras?
Pavor siento a tu idea, te veo hosco
mirándome en la lumbre de tu Arcángel.
La espada Tú también, eres el filo
y el pomo que se aprieta con el puño.

Para verte a Ti mismo me has nacido.
Por no estar solo con tu omnipotencia.
Soy la nada, soy de tiempo, soy un sueño...
Agua que te fluye, hierba ácida
que cortas sin amor...
Tú no me quieres.


Carmen Conde


La esperanza es un emprésito que se le hace a la felicidad.


Conde De Rivarol


Las opiniones no se deben combatir sino por medio del raciocinio. A las ideas no se las fusila.


Conde De Rivarol


Para vivir existen tres métodos: mendigar, robar o realizar algo.


Conde de Mirabeau