Confiada
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A una persona naturalmente confiada le lleva bastante tiempo reconciliarse con la idea de que, después de todo, Dios no lo ayudará.
Henry Louis Mencken
¿quién Arde En Ti, Chiltota, Quién Te Hiere?
¿Quién arde en ti, chiltota, quién te hiere?
¿Quién tuerce el derrotero de tu vuelo?
¿Quién te regala el llanto y el consuelo?
¿Quién hay que de tu canto se apodere?
¿Quién abandona el trino, quién lo quiere?
¿Quién alimenta su tenaz desvelo?
¿Quién eleva sus alas hasta el cielo
y salva a la ilusión que desespere?
Encuentras el desdén, gesto vencido,
rota la fe, sin fuerza el ala inerte,
en el páramo frío del olvido,
Y vas, confiada al rumbo de la suerte,
sin mí, que doy tu cielo por perdido,
y consumí la luz por comprenderte.
¿Quién arde en ti, chiltota, quién te hiere?
¿Quién tuerce el derrotero de tu vuelo?
¿Quién te regala el llanto y el consuelo?
¿Quién hay que de tu canto se apodere?
¿Quién abandona el trino, quién lo quiere?
¿Quién alimenta su tenaz desvelo?
¿Quién eleva sus alas hasta el cielo
y salva a la ilusión que desespere?
Encuentras el desdén, gesto vencido,
rota la fe, sin fuerza el ala inerte,
en el páramo frío del olvido,
Y vas, confiada al rumbo de la suerte,
sin mí, que doy tu cielo por perdido,
y consumí la luz por comprenderte.
Carmen González Huguet
Duermes...
Duermes. Mi mano toca sueño. Duermes.
Gozo de tu inocencia confiada,
de tu implícita forma en esa noche
que hace tan suya con amor la mano.
Te siento dormir sin verte,
serenísima, sagrada,
nunca imagen de la muerte,
y oponiéndote a la nada
triunfar como piedra inerte.
La delicada masa de tu sueño
se espesa junto a mí, sin paz nocturna,
que así convive con la invulnerable,
cuyo retorno al despertar es siempre
la súbita inmersión en nuestra dicha.
Sumido en un calor de dos, el sueño
relaja su clausura, casi abierta
dulcemente hacia el día aún isleño.
Calor, amor.
La historia tras la puerta.
Duermes. Mi mano toca sueño. Duermes.
Gozo de tu inocencia confiada,
de tu implícita forma en esa noche
que hace tan suya con amor la mano.
Te siento dormir sin verte,
serenísima, sagrada,
nunca imagen de la muerte,
y oponiéndote a la nada
triunfar como piedra inerte.
La delicada masa de tu sueño
se espesa junto a mí, sin paz nocturna,
que así convive con la invulnerable,
cuyo retorno al despertar es siempre
la súbita inmersión en nuestra dicha.
Sumido en un calor de dos, el sueño
relaja su clausura, casi abierta
dulcemente hacia el día aún isleño.
Calor, amor.
La historia tras la puerta.
Jorge Guillén
¿porque amamos? porque necesitamos a alguien con quien cpmpartir momentos, porque ocupamos a alguien con quien hablar cuando por la noche no tienes sueño. es importante amar sea a quien sea esa persona se sentira confiada con el simple hecho de saber que la amas aun cuando no te corresponde.
kimberly
Entré en el seminario diocesano. Me gustaron los dominicanos, y tuve amigos dominicanos. Pero entonces elegí la Compañía de Jesús, que conocía bien porque el seminario fue confiada a los jesuitas. Hay tres cosas en particular me llamó la atención acerca de la sociedad: el espíritu misionero, la comunidad y la disciplina.
Papa Francisco
Toma un minuto para mí bajar la guardia, pero una vez que lo hago y tengo la oportunidad de conocer a alguien, soy muy abierta, muy confiada. Algunos podrían decir demasiado confiado, porque teniendo en cuenta la cantidad de dinero que se puede hacer de la venta de chisme, podría muy fácilmente ser aprovechado.
Anne Hathaway
La fuerza es confianza por naturaleza. No existe un signo más patente de debilidad que desconfiar instintivamente de todo y de todos.
Arturo Graf