Autores

Populares

Recientes

Temáticas


Frases para Facebook

frases de amor

frases romanticas

frases cortas de amor

frases de desamor

te extraño

frases de despedida

poemas de desamor

frases para enamorar

frases tristes

frases de reflexion

frases de agradecimiento

frases lindas

frases de amistad

frases de aliento

frases para pensar

Contemplacion

Contemplacion. Encuentra docenas de contemplacion con fotos para copiar y compartir.


La contemplación es un lujo, mientras que la acción es una necesidad.


Henri Bergson


Ser feliz en la contemplación serena, con la voluntad extinguida, sin la codicia y el afán del egoísmo, frío y gris de pies a cabeza, pero con ojos ebrios de luna.


Friedrich Nietzsche




¡Belleza, sí belleza! Pero la belleza no es eso, no es la del arte por el arte, no es la de los esteticistas. Belleza cuya contemplación no nos hace mejores no es tal belleza.


Miguel De Unamuno


Mientras que para la sociedad no existe mayor pecado que la vida contemplativa, los más cultos opinan que la contemplación es la ocupación natural del hombre.


Oscar Wilde


El estudio y la contemplación de la naturaleza es el natural alimento de la inteligencia y del corazón.


Cicerón


El arte es la contemplación del mundo en estado de gracia


Hermann Hesse




Lo importante se situaría en la riqueza del contacto con el universo. En la unión del mundo interior y el mundo exterior. Pertenecería al orden del placer y de la contemplación.


Hubert Reeves


Me parece como si hubiera dos caminos para llegar a la ciencia de la historia humana: uno, penoso, interminable y lleno de rodeos, el camino de la experiencia; y otro, que es casi un salto, el camino de la contemplación interior.


Novalis


Los bueno es aquello en cuya posesión el apetito descansa, y lo bello, en cambio, aquello cuya contemplación agrada


Tomás de Aquino




La mayoría de las personas están tan absortas en la contemplación del mundo exterior que son totalmente ajenas a lo que está pasando dentro de sí mismas.


Nikola Tesla


Llega siempre un tiempo en que hay que elegir entre la contemplación y la acción


Albert Camus


A la política y a los hombres políticos y de gobierno no les está permitido escindir la realidad, y decir: 'Esto me gusta, esto me agrada, esto me conviene, esto lo organizo y lo defiendo; lo demás, se quita, se borra, desaparece de la contemplación de mis deberes'.


Manuel Azaña


La noche es el tiempo propicio para la contemplación y el estudio


Tomás de Aquino




La contemplación a menudo hace la vida miserable. Debemos actuar más, pensar menos, y parar de mirando a nosotros mismos.


Nicolas Chamfort


Yo creo que se podría vivir continuamente absorto en la contemplación de un ser femenino.


Soren Kierkegaard


Es el miedo a la muerte lo que motiva a los incondicionales de la eternidad: en efecto, la única ventaja real de la experiencia de lo eterno es que nos hace olvidar la muerte. Pero, ¿qué sucede cuando la contemplación se acaba?


Emil Cioran


La contemplación del filósofo, el éxtasis del místico, la creación del poeta -todo cuanto nos aleja de las humillantes necesidades de la conservación corporal, del nauseabundo remolino de los intereses corporales- se halla en el espíritu.


Giovanni Papini


Inmóvil, absorto en una contemplación muda, yo permanecía aún con los ojos fijos en la figura de aquella mujer, cuya especial belleza había herido mi imaginación de un modo tan extraordinario.


Gustavo Adolfo Bécquer


Yo No Sé Nada

Yo no sé nada
Tú no sabes nada
Ud. no sabe nada
El no sabe nada
Ellos no saben nada
Ellas no saben nada
Uds. no saben nada
Nosotros no sabemos nada
La desorientación de mi generación tiene su expli-
cación en la dirección de nuestra educación,cuya
idealización de la acción, era - ¡sin discusión!-
una mistificación, en contradicción
con nuestra propensión a la me-
ditación, a la contemplación y
a la masturbación. (Gutural,
lo más guturalmente que
se pueda.) Creo que
creo en lo que creo
que no creo. Y creo
que no creo en lo
que creo que creo
«C a n t a r d e l a s r a n as»
¡Y ¡Y ¿A ¿A ¡Y ¡Y
su ba llí llá su ba
bo jo es es bo jo
las las tá? tá? las las
es es ¡A ¡A es es
ca ca quí cá ca ca
le le no no le le
ras ras es es ras ras
arri aba tá tá arri aba
ba!... jo!... !... !... ba!... jo!...


Oliverio Girondo


¡Cuidado, cuidado!, la contemplación del cerezote embriaga.


Ume Shukishi


Mientras la sociedad considera que la contemplación es lo más grave de lo que se puede acusar a un ciudadano, la cultura más refinada piensa que es la ocupación digna de un hombre.


Oscar Wilde


La buena fortuna del Hombre Superior surge porque sus deseos de enseñar y su preocupación por sus discípulos no tienen límites y se muestra inagotable en su deseo de enseñar. Nada lo aparta de su pueblo; y para él, no hay motivo de reproche.
Sí para progresar se escuchan los impulsos, el avance será en vano. Si se considera las fallas propias se evitan los fracasos. La contemplación representa al devoto que se ha lavado las manos, más aún, no ha exhibido sus ofrendas. Por ello, los antiguos gobernantes visitaban todas las regiones de su reino para observar a su pueblo y transmitirle sus instrucciones.
El Hombre Superior examinará su influencia sobre otros y, si ésta es positiva, gozará con satisfacción y buena fortuna. Examinándose a conciencia, ha liberado todo interés egoísta, por lo que es capaz de contemplar las maneras trascendentales de los cielos.


I CHING


La contemplación como la de un niño, no es criticable en inferiores, pero sí humillación al Hombre Superior. El niño observa desde lejos con inocencia las cosas sin poder comprender. El Hombre Superior debe estar poseído de gran experiencia para entender las cosas, más el inferior no. Esa falta de entendimiento es humillante.


I CHING


PARA ARISTÓTELES la amistad era "lo más necesario para la vida", y nosotros, cuando oímos decir que "un amigo es un tesoro" o que "donde está tu amigo está tu tesoro", nos damos cuenta de que esas palabras resuenan como un aldabonazo en nuestro interior. No nos dejan indiferentes, porque todos sabemos o intuimos qué clase de tesoro puede llegar a ser una amistad.

A las personas nos gusta tener amigos: gente con la que compartir vida, experiencias, tiempo, conversación... Nos gustan los amigos y nos parecen muy importantes, incluso imprescindibles. La amistad es una relación humana con un valor muy especial. Junto con la família y el trabajo, es algo que nos parece que merece la pena y a lo cual dedicamos tiempo y esfuerzo. Queremos tener amigos en la vida: para no estar solos -a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente-, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, "sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes".

Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o solo algo "satisfactorio". Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un modo de vivir.

LA AMISTAD COMO REGALO
Decía más arriba que dedicamos esfuerzo a hacer amigos. Y el esfuerzo es necesario porque las cosas no salen solas. Sin embargo, la amistad no se puede forzar. Por eso también puede decirse que la amistad surge siempre como un regalo, como un don que se recibe. En un momento dado, aparece entre dos personas un deseo de compartir, de comunicarse, de contar lo que se lleva dentro y de contrastarlo, de ser conocido muy a fondo. De hecho, cuando uno vislumbra en el horizonte la posibilidad de hacer una nueva amistad, de esas profundas y verdaderas, que aportan y llenan tanto por dentro, parece que su espíritu se hincha y crece. Es como ver nacer un día radiante. La vida se ve de otro color porque los amigos hacen cobrar sentido a nuestras vivencias: estas no van a ser solo para nosotros. Las cosas son distintas porque las vivimos pensando en compartirlas, en transmitirlas, en discutirlas, en compararlas. De nuestros amigos nos interesa todo: lo que piensan, lo que hacen, cómo viven las cosas. Lo importante no es solo lo que cuentan ni lo que les pasa; lo importante es que eso "es tuyo", "eres tú".

Desde mi adolescencia he experimentado disgusto ante los momentos meramente descriptivos de los acontecimientos, o las que eran como una reseña informativa de lo que había ocurrido en el verano. Los momentos verdaderos son aquellos en las que los acontecimientos del lunes o del viernes se describen como cosas que me pasan y no solo como cosas que van pasando a mi lado. Lo interesante y lo que me hace disfrutar era ver cómo esas cosas se viven desde dentro de mis amigos.
El grado de amistad con los amigos puede distinguirse precisamente por eso. Por si los momentos estaban llenos de preguntas convencionales y frases que se repetían del mismo modo en todas los demás momentos o si e ellos te dejas llevar, trayendo a colación esto o aquello, y acabando en lugares desconocidos para ti mismo, pero bonitos y en los que habías disfrutado. Escribir para los amigos es descubrir el mundo con unos ojos nuevos para dárselo a ellos.

La amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Y es también reafirmar tu propia existencia porque hay alguien que la quiere así: incondicionalmente. En el amigo encontramos aceptación plena.

La amistad es un don porque, en cierto modo, llega cuando y como quiere; no es programable; simplemente, surge y es como un regalo, un don que uno recibe.

Esa comunión del espíritu que hay entre los amigos, ese compartir denso e intenso, ese vivir y ser sin dar explicaciones porque estas no son necesarias para nuestro mutuo entendimiento, ese encontrar las puertas del alma siempre abiertas y acogedoras para ti porque eres tú, es el tesoro incalculable. No es extraño que los griegos la calificaran como regalo de los dioses.

Regalo es también en el sentido de que nunca es verdaderamente merecida. Si se puede hablar así, algunos podrían merecer más que otros el tener amigos. Pero, en el fondo, la amistad de una persona difícilmente es algo que uno llegue a "merecer". Se pueden tener de modo habitual disposiciones personales adecuadas para la amistad, para tener amigos (no todo el mundo las tiene).

Pero no se puede decidir en qué momento aparecerá el amigo o de quién seré amigo. Por ejemplo, todos contamos con momentos imborrables de la vida en los que comprendes repentinamente que tienes delante a alguien que puede leer dentro de ti como si fueras tú quien lo hiciera; que puede pasearse por tu alma sin explicaciones de tu parte; sin necesidad de mapas, brújulas o palabras clave que le hagan entender lo que se va a encontrar. Es la empatía, una sintonía especialísima que se establece con muy pocas personas a lo largo de la existencia, y que es un descenso y un ascenso vertiginoso por las entrañas de la verdadera vida.

MIRAR A LAS PERSONAS
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y aportarse mutuo. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se ha creado.

Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico, a un "alma gemela"; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad y su alteridad. Y por eso hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo distinto siempre nos enriquece.

Mirarnos en un amigo es mirarnos en un espejo. En un espejo que devuelve algo más que una simple reproducción de la propia imagen. Mirarnos en un amigo es encontrarnos a nosotros mismos vistos desde fuera y con mayor perspectiva, pero con el cuidado con que nosotros mismos pondríamos al mirarnos: "A través de él, los amigos se enriquecen y perfeccionan, se descubren e interpretan.

Se podría decir que, al ver al otro, cada uno de ellos aprende a conocerse" (Marias). La acción de mirar que tanto aparece entre los amigos, es algo que me parece esencial para que pueda surgir amistad entre dos personas para tener amigos hay que saber mirar.

En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que "había encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (...) era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas". En mi respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso: la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a lo más hondo de la realidad.

La belleza es un camino hacia la verdad especialmente bueno. Porque la belleza no produce únicamente la mera delectación estética; posee una cualidad inestimable, y es que exige por nuestra parte contemplación. Ante las cosas bellas no basta pasear la vista. Para disfrutarlas verdaderamente hay que mirarlas con detenimiento, con miramiento. Con ellas hay que andarse con contemplaciones. Y contemplar es importante porque hace que nos detengamos y miremos las cosas tal como son, "dejando" que sean así.

La contemplación es un camino abierto hacia la verdad. Hacia la verdad personal, la de los demás y la del universo entero. Eso lo expresa muy bien de otro modo Lorenzo Silva en una de sus novelas. Escribía que "el mundo está lleno de tesoros sin descubrir porque no hay quien se pare a mirarlos. Pero en cuanto hay alguien que se detiene ante ellos, se abren ante esa persona como una maravillosa realidad llena de riqueza y significado ofreciéndole nuevos horizontes". Yo he pensado muchas veces que eso exactamente pasa con las personas.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí. Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.

A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona de acceso prohibido o de "reservado".

Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo cerrar un buen trato con este cliente...). Para mirar hay que perder el miedo a "pasar tiempo" sin haber sido ""eficaces"".

Todos hemos conocido a personas que provocan que los que están a su lado den lo mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran -parafraseando a Salinas- "sacar de sí su mejor yo". Es así porque son personas que saben mirar, y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las personas. Esa llave de la confianza que uno entrega solo cuando va a saberse visto, aceptado y querido por sí mismo.

LA MORADA DEL YO
Llegar a la intimidad del alma, al centro de la persona o solo rozar su periferia, exige rodeos: rodeos que son esencialmente contemplación, escucha atenta y activa, mirada abierta y receptiva. Solo cuando una persona percibe ese clima de confianza a su alrededor es capaz de empezar a abrir las rendijas de su yo. Y a través de esas rendijas pueden empezar a filtrarse los rayos de la luz que toda persona esconde. La intimidad, la interioridad, es siempre luminosa en el sentido de iluminadora. Porque muestra siempre algo desconocido para quien no está allí dentro. No siempre será lo original y nuevo el qué diga esa persona pero sí el cómo ella lo vive. Esta es la llave que entregamos a nuestros amigos y que hace que quedemos totalmente al descubierto: vulnerables, también.

Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio indiferente o superficial.

Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones, miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal forma, que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de piruetas su salón, compuesto una melodía o garabateado un poema, historia o carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía más apoyos para ser sostenido, para ser vivido).

Sin embargo, no dejaban de ser nuestros: los demás solo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final y solo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello. Pero, de repente, hemos encontrado a alguien que ha provocado que primero quisiéramos abrir una ventanita y después otra, y otra... Luego le hemos pasado al interior de la casa y -poco a poco- le hemos encendido todas las luces que había en ella, iluminando incluso rincones sucios, destartalados, rincones sin ordenar o habitaciones llenas de trastos que no sabemos en dónde colocar. Le hemos enseñado el sillón de los sueños, frente a la ventana, y le hemos invitado a sentarse allí porque desde él puede conocerlos mejor. Le hemos presentado el rincón de los miedos, ese sí, está a oscuras porque nos parece que la luz acabará por hacerlos crecer. Es un rincón siempre difícil de enseñar; se supone que de esos no tenemos, y nos cuidamos mucho de dejarlos salir. También le hemos pasado al cuarto de las preguntas; esa habitación está llena de frases sueltas, de pensamientos, de párrafos incluso, y hasta de alguna página escrita. Pero sobre todo está lleno de interrogantes; es una habitación poblada de signos de interrogación que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida: por qué las relaciones humanas son tan complicadas, por qué hay personas que no miran hacia adentro, por qué las focas son más importantes que los países del Sur... Hay también un cuarto sin techo que mira directamente al sol, o al firmamento, si es de noche. Ese es el cuarto de las aspiraciones grandes, el cuarto en el que respiro hondo, el cuarto al que hay que acudir siempre que hemos pasado un día entre mucho polvo, o mucho tiempo en el sillón. También ha conocido la buhardilla; allí no vamos demasiadas veces porque es donde están los pedazos rotos de nuestra vida y todavía nos cuesta mirarlos sin sentir dolor o pena.

Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es más: deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella. No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos; no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas porque . también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas.

Esas personas son los amigos, el amigo aquel con quien me atrevo a ser yo misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira, con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para arrancarme de mi lugar. Y sabiendo que -como escribió alguien- "comprende esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal". Eso es un amigo.


Diego Torrente


La más alta conquista exige una derrota definitiva; la plenitud de la vida, una oquedad de muerte; el goce, sequedad; la sapiencia, insipiencia; la palabra, silencio; la solidaridad, soledad; la acción, contemplación. Paradoja del compás de dos puntas, que describe su círculo perfecto porque permanece quieto en su centro.


Vicente Fatone


Hemos perdido nuestro espíritu en las regiones de lo abstracto y general, al igual que los monjes lo dejan marchitar en el mundo de la oración y la contemplación


Alexander Herzen




Pronto el silencio se ha pasado a la leyenda. El hombre ha dado la espalda a silencio. Día tras día se inventa máquinas y dispositivos que aumentan el ruido y distraen a la humanidad de la esencia de la vida, la contemplación, la meditación.


Jean Arp


¿Qué clase de persona que crece en no debe lograrse de manera predeterminada, y muchas veces eso es exactamente lo que ocurre con los niños. Veo la literatura como forma de orientación, información, y la contemplación, y considero que es el mayor elogio posible cuando un lector me dice que un libro mío realmente lo hizo / hacía pensar.


Wendelin Van Draanen


En ciertas cepas del judaísmo, hay una profunda pasión por lo inefable. La contemplación de Dios está destinado a ser siempre difícil de alcanzar, porque, ya sabes, nuestras pequeñas mentes no es posible que él comprender. Si nos encontramos él comprender, entonces podemos estar seguros de que estamos fuera de pista.


Ben Marcus


Los sentidos son de la tierra, la razón se aparta de ellos en la contemplación.


Leonardo Da Vinci


Es solo así que escribo de la misma manera fácil donde quiera que esté - no hay bloques o angustia, sin contemplación, sin revisión elaborada, sin necesidad de puntos de vista el amor fichas o agradable.


Peter York


Si conocemos el arte divino de la concentración, si conocemos el divino arte de la meditación, si conocemos el arte divino de la contemplación, de fácil y consciente podemos unir el mundo interior y el mundo exterior.


Sri Chinmoy


Un arte tiene como objetivo, sobre todo, a la producción de algo bello que no afecta a nuestros sentimientos pero el órgano de la contemplación pura, nuestra imaginación.


Eduard Hanslick


Pero, por desgracia Locke trató ideas de reflexión, como si fueran otra clase de objetos de contemplación lado las ideas de la sensación.


Samuel Alexander


La mente es ejercido por la variedad y la multiplicidad de la materia, mientras que el carácter es moldeado por la contemplación de la virtud y el vicio.


Quintiliano


Los misterios de la fe se degradan si se convierten en un objeto de afirmación y negación, cuando en realidad deberían ser objeto de contemplación.


Simone Weil


Como Cuvier podría describir correctamente un animal completo por la contemplación de un solo hueso, por lo que el observador que ha comprendido bien un eslabón de una serie de incidentes debería ser capaz de establecer con precisión todos los demás, tanto antes como después.


Arthur Conan Doyle


Ese placer que es a la vez el más puro, el más elevación y el más intenso, se deriva, sostengo, de la contemplación de lo bello.


Edgar Allan Poe


Si usted es de la opinión de que la contemplación del suicidio es prueba suficiente de carácter poético, no se olvide de que las acciones hablan más que las palabras.


Fran Lebowitz


La ciencia puede llegar a explicar el mundo de How. El mundo final de qué puede quedar para la contemplación, la filosofía, la religión.


Liberty Hyde Bailey