Corona de laurel
Corona de laurel. Encuentra docenas de corona de laurel con fotos para copiar y compartir.
Por la Cruz, por la Patria y su gloria denodados al campo marchemos: si nos niega el laurel la victoria, del martirio la palma alcancemos.
Juan Pablo Duarte
Al principio vienen necesariamente a la mente la fantasía y la fábula. Desfilan después lo cálculos matemáticos, y solo al final la realización corona el pensamiento.
Konstantin Tsiolkovski
Lxxix
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del Profeta.
El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera
y las ondas del Océano
y el laurel de los poetas.
Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve al través de las perlas.
Y sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.
Que parecen sus pupilas,
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.
Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta
que en el estío convida
a apagar la sed con ella.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.
Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.
Es tu frente que corona
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.
Que, entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizás si negros o azules
se tornasen lo sintieras.
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del Profeta.
El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera
y las ondas del Océano
y el laurel de los poetas.
Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve al través de las perlas.
Y sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.
Que parecen sus pupilas,
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.
Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta
que en el estío convida
a apagar la sed con ella.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.
Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.
Es tu frente que corona
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas.
Que, entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizás si negros o azules
se tornasen lo sintieras.
Gustavo Adolfo Becquer
A Rosario
Esta hoja arrebatada a una corona
que la fortuna colocó en mi frente
entre el aplauso fácil e indulgente
con que el primer ensayo se perdona.
Esta hoja de un laurel que aún me emociona
como en aquella noche, dulcemente,
por más que mi razón comprende y siente
que es un laurel que el mérito no abona.
Tú la viste nacer, y dulce y buena
te estremeciste como yo al encanto
que produjo al rodar sobre la escena;
Guárdala y de la ausencia en el quebranto,
que te recuerde de mis besos, llena,
al buen amigo que te quiere tanto.
Esta hoja arrebatada a una corona
que la fortuna colocó en mi frente
entre el aplauso fácil e indulgente
con que el primer ensayo se perdona.
Esta hoja de un laurel que aún me emociona
como en aquella noche, dulcemente,
por más que mi razón comprende y siente
que es un laurel que el mérito no abona.
Tú la viste nacer, y dulce y buena
te estremeciste como yo al encanto
que produjo al rodar sobre la escena;
Guárdala y de la ausencia en el quebranto,
que te recuerde de mis besos, llena,
al buen amigo que te quiere tanto.
Manuel Acuña
Esclavos de ajenas pasiones y de su propia vanidad, solo conciben la gloria en un carro triunfal arrastrado por adoradores. Prefieren una corona de cartón dorado, con tal que todos la tomen por oro buen a ley, a la inmortal corona del laurel sagrado que solo resplandece en la obscuridad de la tumba.
Bartolomé Mitre
Las coronas de laurel son arrebatadas por un soplo de brisa; contra las coronas de espinas, nada puede la tempestad.
Friedrich Hebbel
La diadema, la mitra, la corona no ensalzan la cabeza sin al mismo tiempo sobrecargarla; el manto real y el cetro no adornan el cuerpo sin molestarlo.
Giordano Bruno
Los españoles siempre contaréis con el mayor y mejor hacer de la Corona.
Juan Carlos I Rey de España
Aprecio, aún más si cabe, el rigor y el acierto con que mi hijo, el Príncipe de Asturias, me acompaña como Heredero de la Corona.
Juan Carlos I Rey de España
Se ve que no conoces a las mujeres, son capaces de todo, de lo mejor y de lo peor si les da por ahí, son muy señoras de despreciar una corona a cambio de ir al río a lavarle la túnica al amante o de arrasarlo todo y a todos para sentarse en un trono.
José Saramago
Los reyes que no tienen corona, son los monopolios, los verdaderos amos de países enteros y en ocasiones de continentes
Che Guevara
¡Cómo hemos de admirar la pureza sacerdotal! -Es su tesoro. -Ningún tirano podrá arrancar jamás a la Iglesia esta corona.
JosemarÃa Escrivá de Balaguer
Veo al novelista como a una combinación de detector de metales y orfebre. El novelista debe descubrir el potencial, la mina de oro, del alma del hombre, debe extraer el oro y entonces crear una corona tan magnífica como su habilidad y su visión se lo permitan.
Ayn Rand
Esta ciudad no se aplaca con fuego, este laurel con rencor no se tala. Este rosal sin ventura, este espliego júbilo exhala
Miguel Hernández
¡Vamos! ¡En pie! ¡Surge! ¡Escucha!¡Escucha! ¡Despierta! Rompe tus cadenas; sé. Sal de las sombras. Arráncate de la noche; emerge; ¡En pie! ¡En pie! ¡Endurécete! que aparezca tu fuerza.Y que tus ojos sean una corona de los más claros ojos. Corónate. Compón tu mirada. Siéntete todo el instrumento de este día que empieza y del acto que te llama.
Paul Valéry
La inteligencia da bondad, justicia y hermosura; como una ala, levanta el espíritu; como una corona, hace monarca al que la ostenta.
José MartÃ
Sofía.-..., los que son o se tienen por príncipes mayores, para mostrar con señales manifiestas esa su potestad y divina preeminencia sobre los demás, se ciñen la cabeza con la corona, la cual no es otra cosa que una figura de muchos cuernos que lo coronan en círculo, id est, le coronan la cabeza.
Giordano Bruno
Después de tantas batallas, de tan felices y gloriosos esfuerzos, antes que deje el sol de alumbrarnos para siempre, que consentir que se establezca en América un centro, una corona
Bernardo O'Higgins
No tengo miedo de que se me caiga la corona. Si hiciera la vida que llevaba antes, sería peor. Tenemos una mini crisis y nosotros la enfrentamos. Al estar acá, demuestro que soy de la casa.
Diego Maradona
Pocos profesores comprenden que la finalidad del estudio de la Historia no debe consistir en aprender de memoria las fechas y los acontecimientos, o a obligar al alumno a saber cuándo ésta o aquella batalla se realizó, cuándo nació un general o un monarca (casi siempre sin importancia real), o cuándo un rey puso sobre su cabeza la corona de sus antecesores. No, esto no es lo que se debe tratar. Aprender Historia quiere decir buscar y encontrar las fuerzas que conducen a las causas de las acciones que escrutamos como acontecimientos históricos. El arte de la lectura, como el de la instrucción, consiste en esto: conservar lo esencial, olvidar lo accesorio.
Adolf Hitler
Escribo para el pueblo, aunque no pueda leer mi poesía con sus ojos rurales. Vendrá el instante en que una línea, el aire que removió mi vida, llegará a sus orejas, y entonces el labriego levantará los ojos, el minero sonreirá rompiendo piedras, el palanquero se limpiará la frente, el pescador verá mejor el brillo de un pez que palpitando le quemará las manos, el mecánico, limpio, recién lavado, lleno de aroma de jabón mirará mis poemas, y ellos dirán tal vez: «Fue un camarada». Eso es bastante; ésa es la corona que quiero.
Pablo Neruda
Nunca se entenderá que los territorios americanos sean propiedad de los Reyes de España, ni de España como tal. Nunca se interpretaron como "colonias", palabra que no se usaba, que fue adoptada, paradójicamente, por los independentistas hispanoamericanos, tomando el modelo de las colonias inglesas y francesas en Asia y África durante los siglos XVIII y XIX. Fueron provincias o reinos, pertenecientes a la misma Corona; es decir, países con el mismo Rey.
Julián MarÃas
Aprendí en el negocio del juego de ordenador desde el principio que todos los sentidos no son iguales. El mejor ejemplo es, que estás escuchando una obra de radio y se está conduciendo por la carretera, y de repente te das cuenta de que no has visto el camino en cinco minutos. Es debido a que su corteza visual ha estado de fiesta con su imaginación, básicamente.
Brenda Laurel
Siempre he disfrutado de viajar y tener experiencias con diferentes culturas y personas diferentes. Pero también es una cosa maravillosa para poder beneficiar y permitir la investigación, no solo en nuestro país sino en todo el mundo.
Laurel Clark
Estamos pensando en ciencias de la Tierra, la observación de nuestro planeta. También la ciencia espacial, mirando el ozono en la atmósfera alrededor de la Tierra. También busca en ciencias de la vida. Y en un nivel humano, utilizando como sujetos de prueba.
Laurel Clark
La realidad siempre ha sido demasiado pequeño para la imaginación humana. Siempre estamos tratando de trascender.
Brenda Laurel