Corriente de la conciencia
Corriente de la conciencia. Encuentra docenas de corriente de la conciencia con fotos para copiar y compartir.
La clase obrera lucha y madura con la conciencia de que su adversario es más fuerte que ella. Así lo observa de continuo en la vida corriente. Tiene el adversario riqueza, poder estatal, todos los medios de presión ideológica y todos los instrumentos de represión.
León Trotski
La presión de nuestras ocupaciones y la incesante corriente de impresiones que se vierten en nuestra conciencia a través de todas las puertas del conocimiento hacen que la existencia moderna sea arriesgada en muchos modos.
Nikola Tesla
El juicio, la valoración, la pretensión, no son experiencias vacías que la conciencia tiene, sino experiencias compuestas de una corriente intencional.
Edmund Husserl
Contra la razón augusta, nada. Sobre el deber de dar empleo a las fuerzas que puso en la mente la naturaleza, nada. Ni rey sobre el derecho político, ni rey sobre la conciencia. Por encima del hombre, solo el cielo.
José MartÃ
Fácilmente estará contento y sosegado el que, de verdad, tiene la conciencia limpia.
Thomas De Kempis
En su lucha contra el individuo, la sociedad tiene tres armas : ley, opinión publica y conciencia.
William Somerset Maugham
La buena conciencia es tan alegre, que hace alegres a todas las molestias de la vida.
Fray Luis De Granada
Cualquier necio puede escribir en lenguaje erudito. La verdadera prueba es el lenguaje corriente.
Clive Staples Lewis
¡cuántas veces el hombre encolerizado niega rabiosamente aquello que le dice su conciencia!.
Frank Herbert
Si existe algún conflicto entre el mundo natural y el moral, entre la realidad y la conciencia, la conciencia es la que debe llevar la razón.
Henry Frédéric Amiel
Cuando nos vimos por primera vez, no hicimos sino recordarnos. Aunque te parezca absurdo, yo he llorado cuando tuve conciencia de mi amor hacia ti, por no haberte querido toda la vida.
Antonio Machado
Muchos son los buenos, si se da crédito a los testigos; pocos, si se toma declaración a su conciencia.
Francisco de Quevedo
Trabaja para mantener viva en tu pecho esa pequeña chispa de fuego celeste, la conciencia.
George Washington
Para salir del laberinto del mundo solo hay una puerta, está dentro de tí, es tu conciencia.
Gustavo Estrada Luque
Sigue pues adelante
y deja de resistirte
que mintras mas lo intentes
la corriente del río
mas daño te hará
y cuando decees coooperar
pues muy tarde será
porque la corriente
con tigo arrasara.
y deja de resistirte
que mintras mas lo intentes
la corriente del río
mas daño te hará
y cuando decees coooperar
pues muy tarde será
porque la corriente
con tigo arrasara.
Yasalin
Apenas si me lograba incorporar, quizá conscientemente en mi ser, mientras mi frente yacía adolorida en el recodo del baño, una bandada de recuerdos vagos sacudía mi estancia al tiempo que mi perturbada cabeza no aguantaba ya la cefalea monstruosa que invadía la poca corriente sanguínea que recorría mi absorto cerebro; el tufo del anís aun circundaba mis aires y en el ambiente podía sentir los estragos ,asaces creo, de una noche pasada por bebidas regocijantes y sustancias extrañas que volaban en mi interior como gaviotas que revolotean a la mar, disfrutando de las corrientes aéreas, invisibles, intangibles, llevándome al máximo éxtasis de la conciencia jamás experimentado por algún otro ser material del universo. Por lo menos eso pensaba yo en mi placebo infinito de drogas alcoholizadas, que hasta el momento solo me llevaban a vivir sueños temporales de colores, de estrellas de cosas tal vez no imaginadas por ninguna otra conciencia humana o recorridas a la misma vez por miles…¿quién lo sabe?.
Seguido al eterno malestar de la resaca, una amplia gama de matices golpeaba mi visión matutina y la resaca era aún más intensa, mas eterna (redundando un poco).La vehemente luz que se infiltraba lentamente por la claraboya del baño me asesto el golpe final, la noche ya era era pasada, y, el inclemente día había llegado de nuevo con su rutina congoja, recordándome el basurero en que vivía, la miseria que me invadía y la soledad que me atormentaba diariamente con los mil demonios que acechaban mí no muy grata existencia. Mis papilas añoraban con loca ansia un poco de agua, que el grifo viejo del lavamanos me negaba, aun así insistía, como si el mismo grifo o tal vez la empresa de acueducto se apiadarían de mí, sin verme, sintieran lastima de una maldito ebrio sediento y miserable. Entre toda esa absurda red de pensamientos, cruzaba mi razón; busque en mis bolsillos algún indicio de dinero.
Salir a la calle en tal estado significaba exponer al mundo mi cara de idiota retraído, lo cual me importaba un bledo, al final no seré el único ser atrapado en una resaca insoportable que carcomía mi sistema nervioso hasta llevarlo casi al colapso. Caminé desde mi segundo piso, por las cortas escaleras de la vieja casa, tan recorridas ya, a lo largo de años incontables, ya olvidados por mente humana alguna, caminé los pasos de otros que ya no están, o quizá sí, ni idea, tal vez estén observándome desde algún sombrío lugar, advirtiéndome, pensando que tal vez me importe. Al salir a la calle una turba de palomas se posaba sobre la plaza de antaño, al lado de la estatua cobriza de una prócer que ya a nadie le importa, tan solo queda su mustia estatua en magnificencia de libertad. La observo, aves sobre ella, la libertad cagada por las palomas. Que irónico. Mientras me dirijo al cafetín al resquicio de la plaza, medite: sosegado por un extraño aire, él universo giraba a mi alrededor, me detuve un segundo para observar el mediocre paso de las almas perdidas, como autómatas del diablo. Encendí un cigarrillo e instantáneamente me sumergí en un mundo mágico de palabras intangibles, inconcebibles, creó que la locura me invadía lentamente....
Seguido al eterno malestar de la resaca, una amplia gama de matices golpeaba mi visión matutina y la resaca era aún más intensa, mas eterna (redundando un poco).La vehemente luz que se infiltraba lentamente por la claraboya del baño me asesto el golpe final, la noche ya era era pasada, y, el inclemente día había llegado de nuevo con su rutina congoja, recordándome el basurero en que vivía, la miseria que me invadía y la soledad que me atormentaba diariamente con los mil demonios que acechaban mí no muy grata existencia. Mis papilas añoraban con loca ansia un poco de agua, que el grifo viejo del lavamanos me negaba, aun así insistía, como si el mismo grifo o tal vez la empresa de acueducto se apiadarían de mí, sin verme, sintieran lastima de una maldito ebrio sediento y miserable. Entre toda esa absurda red de pensamientos, cruzaba mi razón; busque en mis bolsillos algún indicio de dinero.
Salir a la calle en tal estado significaba exponer al mundo mi cara de idiota retraído, lo cual me importaba un bledo, al final no seré el único ser atrapado en una resaca insoportable que carcomía mi sistema nervioso hasta llevarlo casi al colapso. Caminé desde mi segundo piso, por las cortas escaleras de la vieja casa, tan recorridas ya, a lo largo de años incontables, ya olvidados por mente humana alguna, caminé los pasos de otros que ya no están, o quizá sí, ni idea, tal vez estén observándome desde algún sombrío lugar, advirtiéndome, pensando que tal vez me importe. Al salir a la calle una turba de palomas se posaba sobre la plaza de antaño, al lado de la estatua cobriza de una prócer que ya a nadie le importa, tan solo queda su mustia estatua en magnificencia de libertad. La observo, aves sobre ella, la libertad cagada por las palomas. Que irónico. Mientras me dirijo al cafetín al resquicio de la plaza, medite: sosegado por un extraño aire, él universo giraba a mi alrededor, me detuve un segundo para observar el mediocre paso de las almas perdidas, como autómatas del diablo. Encendí un cigarrillo e instantáneamente me sumergí en un mundo mágico de palabras intangibles, inconcebibles, creó que la locura me invadía lentamente....
Julián Giraldo
La paradoja de la modernidad es, los escritores toman la decisión de trabajar con el presente continuo, y para trabajar con... corriente de conciencia, como se le llama, por razones emocionales, y la principal razón emocional es la verosimilitud. Quiero decir, esto es lo que sorprende a la gente: La vida no está en el pasado simple.
Will Self
Y así dos orillas tu corazón y el mío, pues, aunque las separa la corriente de un río, por debajo del río se unen secretamente.
José Angel Buesa
La conciencia es una voz interior que nos advierte que alguien puede estar mirando.
Henry Louis Mencken
La vida es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir.
Milan Kundera
No sé qué es la conciencia de un tonto; pero la de un hombre intelectual está llena de tonterías.
Paul Valéry
Él (dios que prohibió a adán y a eva comer los frutos del árbol de la ciencia) quería, pues, que el hombre, privado de toda conciencia de sí mismo, fuera por siempre una bestia eterna, en cuatro patas ante dios viviente, su creador y su amo.
Mikhail Bakunin
No hay que sobrestimar lo inusitado. Hay que dotar de aguijones a lo común y corriente.
Elias Canetti