Cucharadas
Cucharadas. Encuentra docenas de cucharadas con fotos para copiar y compartir.
No es ningún arte ser un hombre sincero, cuando se tiene diariamente sopa que tomar a cucharadas.
Heinrich Boll
El Nombre de La Patria
Mi patria es altísima.
No puedo escribir una letra sin oír
el viento que viene de su nombre.
Su forma irregular la hace más bella
porque dan deseos de formarla, de hacerla
como a un niño a quien se enseña a hablar,
a decir palabras tiernas y verdaderas,
a quien se le muestran los peligros del mundo.
Mi patria es altísima.
Por eso digo que su nombre se descompone
en millones de cosas para recordármela.
Lo he oído sonar en los caracoles incesantes.
Venía en los caballos y en los fuegos
que mis ojos han visto y admirado.
Lo traían las muchachas hermosas en la voz
y en una guitarra.
Mi patria es altísima.
No puedo imaginármela bajo el mar
o escondiéndose bajo su propia sombra.
Por eso digo que más allá del hombre,
del amor que nos dan en cucharadas,
de la presencia viva del cadáver,
está ardiendo el nombre de la patria.
Mi patria es altísima.
No puedo escribir una letra sin oír
el viento que viene de su nombre.
Su forma irregular la hace más bella
porque dan deseos de formarla, de hacerla
como a un niño a quien se enseña a hablar,
a decir palabras tiernas y verdaderas,
a quien se le muestran los peligros del mundo.
Mi patria es altísima.
Por eso digo que su nombre se descompone
en millones de cosas para recordármela.
Lo he oído sonar en los caracoles incesantes.
Venía en los caballos y en los fuegos
que mis ojos han visto y admirado.
Lo traían las muchachas hermosas en la voz
y en una guitarra.
Mi patria es altísima.
No puedo imaginármela bajo el mar
o escondiéndose bajo su propia sombra.
Por eso digo que más allá del hombre,
del amor que nos dan en cucharadas,
de la presencia viva del cadáver,
está ardiendo el nombre de la patria.
Oscar Acosta
Tómese dos docenas de besotes. Añádase una dosis de mantequilla del Deseo. Agréguese tres gramos de tapioca de los Celos. Échese cuatro cucharadas de azúcar de la Melancolía. Colóquese dos huevos. Agítese con el brazo de la Fatalidad y tómese de dos en dos horas marcadas en el reloj de una sola aguja.
Oswald de Andrade
Oh, la literatura, el arte glorioso oh, cómo se aprovecha de la médula ósea en los huesos. Se cucharadas del relleno de nosotros, y nosotros los platos a un lado. ¡Ay!
D. H. Lawrence
¿Recordáis cómo era abril cuando éramos jóvenes, esa sensación de líquida impetuosidad y el viento extrayendo cucharadas azules del aire y los pájaros fuera de sí en los árboles que ya habían echado brotes?
John Banville
Tras una larga experimentación, descubrió dos agentes capaces de engañar al sistema de «punto para set». Unas cucharadas de aceite sin saborizantes (utilizó aceite de canola o de oliva extra light), ingeridas varias veces al día entre las comidas, proporcionaban a su cuerpo algunas calorías, pero no activaban la señal para abastecerse de más. Unos gramos de agua azucarada (utilizó fructosa granulada, que contiene un índice glucémico inferior al del azúcar refinado) producían el mismo efecto. (La dulzura no parece actuar como un «sabor» en el sistema de señales calóricas del cuerpo.)
Steven D. Levitt
La luna se puede tomar a cucharadas o como una cápsula cada dos horas. Es buena como hipnótico y sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofía.
Jaime Sabines