Cuchillo ( 2 )
Cuchillo. Encuentra docenas de cuchillo con fotos para copiar y compartir.
Si te sientas a la mesa de un grande, cuídate de lo que hay frente de tí; si sientes demasiado apetito, pones un cuchillo a tu garganta. No codicies sus guisos delicados: es un alimento engañoso. No te fatigues por tener riqueza, no pienses en ella. Si fijas en ella los ojos, ya no existe. Porque sabe ponerse alas y, como el águila, vuela al cielo. No comas el pan del hombre malo, ni codicies sus delicados manjares. Todo es apariencia, menos lo que medita en sí mismo. Te dice: "Come y bebe",pero no es sincero. Vomitarás el bocado apenas tragado y perderás tus palabras aduladoras. No hables a oídos necios: no sabrán apreciar tus discursos.
Sagradas Escrituras
Dale a tus hijos un cuchillo con sangre y un tenedor y dejar que me puse un poco de comida fresca en frente de ellos pueden comer.
Jamie Oliver
El cuchillo de la corrupción pone en peligro la vida de la ciudad de Nueva York. El bisturí de la ley nos está haciendo bien otra vez.
Ed Koch
INSOMNIO
Ya habían pasado dos horas desde que decidí acostarme en mi angosta cama de plaza y media y aún no podía conciliar el sueño. Solo daba vueltas sobre ella sin poder pegar un solo ojo, las piernas me hormigueaban por la desesperación, estaba inquieto pensando en el momento en que me quedaría dormido; pero nada de nada, seguía con los ojos abiertos y sin lograr el ansiado placer del dormir.
No sé a qué hora me dormí, pero en algún momento lo pude hacer. Eran ya casi las tres de la mañana cuando me volví a levantar pegando un grito que estremeció la habitación en la que me había instalado. Mi cuerpo estaba temblando, sudoroso, agitado y desesperadamente temeroso. Las cosas que me habían sucedido en el anhelado sueño que perseguía fueron desastrosas, en él me vi observando la persecución de una bella mujer a la que acusaban las mujeres del pueblo de haberse metido con sus esposos, ella corría despavorida intentando no ser atrapada por la enardecida turba y así lograr escapar de una paliza segura.
_ ¡Maldita mujerzuela!_ le gritaban desaforadamente.
Mientras que ella solo atinaba a temblar y a pedir perdón: _ ¡Por favor, perdónenme!, lo siento mucho.
Sin embargo la turba descontrolada no escuchaba las súplicas de Fiorela, ese era el nombre de la infortunada, y en ese momento empecé a recordarla; con razón su cara se me hacía conocida, ella era la hermana de mi compañera del colegio, Sofía. Esta chica, unos años mayor que yo, se había ido del pueblo a trabajar a la provincia, ya hace un buen tiempo que no la veía, pero supe que se había vuelto un poco creída y arrogante porque estaba ganando una buena plata.
Volviendo al tema, yo estaba atónito por lo que sucedía, ella me miraba fijamente a los ojos como interrogándome por no ayudarla a salir de ese problema en el que se había metido…de pronto la mujer de los cabellos rubios logra subir por los techos de las casas y en su intento por seguir su huida, cae pesadamente sobre el pavimento, pero en su descenso pude ver que su mirada seguía clavada mí; esa mirada quedó grabada en mi mente como una pintura imborrable. En ese instante me retiré haca mi casa y sin saber cómo aparecí caminando por el lomo de una pared de adobes, ésta era lo suficientemente ancha como para poder caminar, sin darme cuenta ella apareció detrás de mí. Venía volando hacia donde estaba yo, era su alma, sí su alma tétrica y fantasmal que se reía emitiendo grandes carcajadas; luego pude divisar que en su mano derecha llevaba un filoso cuchillo de grandes proporciones. Me empezó a insultar y a lanzarme amenazas:
_ Te voy a matar infeliz, tú dejaste que me pasara esto, por tu culpa yo ahora estoy muerta._
Las palabras ahogadas por la desesperación quedaron atrapadas en mi garganta y por más que intentaba gritar, pedirle perdón o clamar por ayuda no lograba hacerlo, sin embargo ella se acercaba más y más, sus ojos echaban chispas, sus labios exageradamente pintados parecían los de un pobre payaso; ya estaba muy cerca y seguía vociferando:
_ Maldito, eres un maldito. Te voy a clavar este cuchillo en el centro de tu corazón y te voy a ver morir desgraciado… ¡Muérete…!
_ ¡Noooooooooooooooooooo!_
Fue un grito profundo y horroroso, sentí el filo del brillante cuchillo, introducirse en mi pecho frágil y agitado. Aún temblando por esa indeseable experiencia, me senté en el borde de la cama, mis latidos acelerados galopaban desbocados en mi cuerpo. Luego me levanté, fui al baño, lavé mi cara, miré alrededor y regresé a la cama; solo había sido un mal sueño convertido en una malísima escena de terror.
Ya habían pasado dos horas desde que decidí acostarme en mi angosta cama de plaza y media y aún no podía conciliar el sueño. Solo daba vueltas sobre ella sin poder pegar un solo ojo, las piernas me hormigueaban por la desesperación, estaba inquieto pensando en el momento en que me quedaría dormido; pero nada de nada, seguía con los ojos abiertos y sin lograr el ansiado placer del dormir.
No sé a qué hora me dormí, pero en algún momento lo pude hacer. Eran ya casi las tres de la mañana cuando me volví a levantar pegando un grito que estremeció la habitación en la que me había instalado. Mi cuerpo estaba temblando, sudoroso, agitado y desesperadamente temeroso. Las cosas que me habían sucedido en el anhelado sueño que perseguía fueron desastrosas, en él me vi observando la persecución de una bella mujer a la que acusaban las mujeres del pueblo de haberse metido con sus esposos, ella corría despavorida intentando no ser atrapada por la enardecida turba y así lograr escapar de una paliza segura.
_ ¡Maldita mujerzuela!_ le gritaban desaforadamente.
Mientras que ella solo atinaba a temblar y a pedir perdón: _ ¡Por favor, perdónenme!, lo siento mucho.
Sin embargo la turba descontrolada no escuchaba las súplicas de Fiorela, ese era el nombre de la infortunada, y en ese momento empecé a recordarla; con razón su cara se me hacía conocida, ella era la hermana de mi compañera del colegio, Sofía. Esta chica, unos años mayor que yo, se había ido del pueblo a trabajar a la provincia, ya hace un buen tiempo que no la veía, pero supe que se había vuelto un poco creída y arrogante porque estaba ganando una buena plata.
Volviendo al tema, yo estaba atónito por lo que sucedía, ella me miraba fijamente a los ojos como interrogándome por no ayudarla a salir de ese problema en el que se había metido…de pronto la mujer de los cabellos rubios logra subir por los techos de las casas y en su intento por seguir su huida, cae pesadamente sobre el pavimento, pero en su descenso pude ver que su mirada seguía clavada mí; esa mirada quedó grabada en mi mente como una pintura imborrable. En ese instante me retiré haca mi casa y sin saber cómo aparecí caminando por el lomo de una pared de adobes, ésta era lo suficientemente ancha como para poder caminar, sin darme cuenta ella apareció detrás de mí. Venía volando hacia donde estaba yo, era su alma, sí su alma tétrica y fantasmal que se reía emitiendo grandes carcajadas; luego pude divisar que en su mano derecha llevaba un filoso cuchillo de grandes proporciones. Me empezó a insultar y a lanzarme amenazas:
_ Te voy a matar infeliz, tú dejaste que me pasara esto, por tu culpa yo ahora estoy muerta._
Las palabras ahogadas por la desesperación quedaron atrapadas en mi garganta y por más que intentaba gritar, pedirle perdón o clamar por ayuda no lograba hacerlo, sin embargo ella se acercaba más y más, sus ojos echaban chispas, sus labios exageradamente pintados parecían los de un pobre payaso; ya estaba muy cerca y seguía vociferando:
_ Maldito, eres un maldito. Te voy a clavar este cuchillo en el centro de tu corazón y te voy a ver morir desgraciado… ¡Muérete…!
_ ¡Noooooooooooooooooooo!_
Fue un grito profundo y horroroso, sentí el filo del brillante cuchillo, introducirse en mi pecho frágil y agitado. Aún temblando por esa indeseable experiencia, me senté en el borde de la cama, mis latidos acelerados galopaban desbocados en mi cuerpo. Luego me levanté, fui al baño, lavé mi cara, miré alrededor y regresé a la cama; solo había sido un mal sueño convertido en una malísima escena de terror.
Juancho
El mejor regalo que he recibido de un fan era de la Casa de Moneda de Franklin. Era un cuchillo, y que tenía una foto del General Wade Hampton, que mi hijo mayor le da nombre. Es una pieza de colección y viene con un caso y un stand y todo.
Josh Turner
Felicidad, porque caminamos en el filo de un cuchillo. Para los ojos son una luz parpadeante, a los pies, hielo delgado que se agrieta, y así nadie te puede tocar que te ama.
Eugenio Montale
Mi preocupación es que vivimos en una economía en la que apuñalar a alguien y esperar a que se quejan antes de extraer el cuchillo se ha convertido en la forma habitual de hacer negocios. ¿En qué momento perdemos de vista el hecho de que no es agradable a la gente arma blanca en el primer lugar?
Simon Sinek
El dolor era algo que se esperaba que soportar. Pero dudo mucho si usted desea ser completamente feliz hoy si un médico arrojó una toalla en la cara y saltó sobre ti con un cuchillo.
Roald Dahl
He muerto muchas veces. Tengo 65 años. En mi 40 cumpleaños, mi novia me dio un carrete con las formas que había muerto, ya fuera con un cuchillo o una electrocución o ahogamiento o ser lanzado desde un edificio o lo que podría haber sido. He muerto muchas veces!
Jonathan Banks
Mi hermano tiene un 0,22 por su 12 cumpleaños, y yo tengo un 0,22. Se puso un cuchillo de caza, me dieron un cuchillo de caza.
Stephanie Cutter
No veo al cuchillo de la forma en que solía hacerlo. Soy más consciente de lo que es. Me lo pienso dos veces. Este es un dedo clave. Está en cada acorde.
Neil Young
Siempre he sido de la opinión de que en una democracia los modales son las únicas armas efectivas contra el cuchillo de monte.
James Russell Lowell
Cuando era pequeña, mi madre me enseñó a usar un tenedor y un cuchillo. El problema es que la madre se olvide de enseñarme a dejar de usarlos!
Hattie McDaniel
No puedo ir a disparar a la gente en la parte posterior de la cabeza, porque es una película para niños, que en realidad es una muy buena prueba, ya que no se tiene la clara amenaza de un cuchillo en la cara.
Ralph Fiennes
Si mucha gente se apoderó de un cuchillo y un tenedor la forma de hacer un club de golf, se morirían de hambre hasta la muerte.
Sam Snead
Indian street magic tiende a ser muy sangriento, sangre y vísceras. Un truco es un mago para tomar un cuchillo y parece cortar la cabeza de su niño casi apagado. El mago entonces dice a la gente: 'Bueno, yo puedo seguir para cortar la cabeza de mi hijo o que todos ustedes me puede dar algo de dinero. ' Luego se pasea y toma 10 rupias cada uno y restaura su hijo.
Teller
Todo lo que el hombre hace a los animales, regresa de nuevo a él. Quien corta con un cuchillo la garganta de un buey y permanece sordo ante los bramidos de temor, quien es capaz de matar impávido a un atemorizado cabrito, y se come el pájaro, al que él mismo ha alimentado, ¿cuán lejos está del crimen un hombre así?
Pitágoras
Como dicen en Italia, los italianos estaban comiendo con un cuchillo y tenedor cuando los franceses todavía estaban comiendo unos a otros. La família Medici tenía que traer sus cocineros toscanos allí para que pudieran hacer algo comestible.
Mario Batali
Alguien me dijo una vez que la religión es como un cuchillo: puede apuñalar a alguien con ella, o puede cortar el pan con ella.
Vera Farmiga
No habrá justicia mientras el hombre de pie con un cuchillo o con un arma y destruir a aquellos que son más débiles que él.
Isaac Bashevis Singer
Recuerdo que mi padre la comprobación de un niño de montaña que no habían estado viniendo a la escuela. Mi padre tenía esta preciosa Harris tweed abrigo. Volvió con un cuchillo de cortar todo a un lado. Los padres le habían dicho que era de su incumbencia por qué su hijo no iba a la escuela.
Charles Frazier
Dos médicos: el pequeño, de piernas torcidas, mira hoscamente a los pacientes, el otro, de insignificante físico, muy delgado, tiene una nariz como el filo de un cuchillo... ¡Es él! Me aferro a su brazo, como si fuese mi hermano, tartamudeo algo que hace referencia al insomnio, sueños, pesadillas, sombras...Y a un mundo amarillo. Sus labios finos sonríen: Malo, muy malo. Por lo visto se le ha formado un alma.
Yevgueni Zamiatin
Siempre habíais sido lo más caro a mi corazón, mi posesión y mi obsesión; por eso tuvisteis que morir prematuramente.
Friedrich Nietzsche
No quiero nada para mí, todo lo quiero para Vizcaya (Bizkaia); ahora mismo, y no una sino cien veces, daría mi cuello a la cuchilla sin pretender ni la memoria de mi nombre si supiese que con ello habría de revivir mi Patria.
Sabino Arana
Después de tanto tiempo juntos, ambos tenemos la cabeza atiborrada de esas advertencias menores, esas pistas útiles sobre la otra persona: lo que le gusta y lo que le disgusta, sus preferencias y sus tabúes. No te pongas detrás de mí cuando estoy leyendo. No uses mis cuchillos de cocina. No desordenes. Cada cual cree que el otro debería respetar esa serie frecuentemente repetida de instrucciones de uso, pero el caso es que se anulan las unas a las otras: si Tig debe respetar mi necesidad de remolonear sin pensar en nada, libre de malas noticias, antes de la primera taza de café ¿no debería yo respetar su necesidad de escupir catástrofes para librarse cuanto antes de ellas?
-Oh, lo siento- dice, y me dirige una mirada de reproche.
¿Por qué tengo que decepcionarlo de ese modo? ¿No sé acaso que si no puede contarme las malas noticias de inmediato, alguna glándula biliar o alguna úlcera de las malas noticias estallará en su interior y le producirá una peritonitis del alma? Entonces quien lo sentirá seré yo.
Tiene razón, debería sentirlo. No me queda nadie más cuyo pensamiento pueda leer.
-Oh, lo siento- dice, y me dirige una mirada de reproche.
¿Por qué tengo que decepcionarlo de ese modo? ¿No sé acaso que si no puede contarme las malas noticias de inmediato, alguna glándula biliar o alguna úlcera de las malas noticias estallará en su interior y le producirá una peritonitis del alma? Entonces quien lo sentirá seré yo.
Tiene razón, debería sentirlo. No me queda nadie más cuyo pensamiento pueda leer.
Margaret Atwood
La verdadera Oscuridad es más densa y más silenciosa; llena el espacio que hay entre la chaqueta y el corazón. Se mete en los ojos. Cuando estoy fuera por la noche, no son los cuchillos lo que me da miedo, sino la Oscuridad. Tú que caminas tan alegremente, silbando, detente cinco minutos. Detente en la Oscuridad en un campo o en un sendero. Entonces te darás cuenta de que tu presencia es sólo tolerada. La Oscuridad sólo te permite dar un paso cada vez. El paso y la Oscuridad se cierran contra tu espalda. Delante de ti no hay espacio ninguno hasta que das el paso. La Oscuridad es absoluta. Caminar por la Oscuridad es como nadar por debajo del agua, sólo que no se puede subir a coger aire.
Jeanette Winterson