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Dejas ( 3 )

Dejas. Encuentra docenas de dejas con fotos para copiar y compartir.


ese lugar a donde vas a buscar tranquilidad, no es mas que otro simple espaico en donde no dejas entrar a tus molestias con tigo


cey ruano


TU ORDENAR



Algunos obsequios he recibido
Y en ellos miro señor tu bendición
Pues tú les abres de una el corazón
Y me entregas lo que te he pedido

Gracias por mi ruego tu escuchar
Y hacer pueda tus respuestas ver
Gracias por hacerme así entender
Que nunca dejas tú de oír mi orar

Por manos de otro lo que te pido
Tu señor me lo hacéis así llegar
Esto es claro y queda entendido

Gracias señor por bendecirme así
Bendice a quienes saben ofrendar
En obediencia señor a tu ordenar


jureme




Cuando quieres a una persona y esa persona no te corresponde o llegas hasta el final para conseguirla o la dejas empaz


Eva Maria Campoy Gallardo


En esta vida he aprendido dos cosas :
1 _ Nadie es amigo de nadie ..
2 _ Si te dejas caer y demuestras que te rindes pierdes..

¡TRIUNFRAR ES UN RETO!


DannyG


PARA ARISTÓTELES la amistad era "lo más necesario para la vida", y nosotros, cuando oímos decir que "un amigo es un tesoro" o que "donde está tu amigo está tu tesoro", nos damos cuenta de que esas palabras resuenan como un aldabonazo en nuestro interior. No nos dejan indiferentes, porque todos sabemos o intuimos qué clase de tesoro puede llegar a ser una amistad.

A las personas nos gusta tener amigos: gente con la que compartir vida, experiencias, tiempo, conversación... Nos gustan los amigos y nos parecen muy importantes, incluso imprescindibles. La amistad es una relación humana con un valor muy especial. Junto con la família y el trabajo, es algo que nos parece que merece la pena y a lo cual dedicamos tiempo y esfuerzo. Queremos tener amigos en la vida: para no estar solos -a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente-, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, "sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes".

Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o solo algo "satisfactorio". Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un modo de vivir.

LA AMISTAD COMO REGALO
Decía más arriba que dedicamos esfuerzo a hacer amigos. Y el esfuerzo es necesario porque las cosas no salen solas. Sin embargo, la amistad no se puede forzar. Por eso también puede decirse que la amistad surge siempre como un regalo, como un don que se recibe. En un momento dado, aparece entre dos personas un deseo de compartir, de comunicarse, de contar lo que se lleva dentro y de contrastarlo, de ser conocido muy a fondo. De hecho, cuando uno vislumbra en el horizonte la posibilidad de hacer una nueva amistad, de esas profundas y verdaderas, que aportan y llenan tanto por dentro, parece que su espíritu se hincha y crece. Es como ver nacer un día radiante. La vida se ve de otro color porque los amigos hacen cobrar sentido a nuestras vivencias: estas no van a ser solo para nosotros. Las cosas son distintas porque las vivimos pensando en compartirlas, en transmitirlas, en discutirlas, en compararlas. De nuestros amigos nos interesa todo: lo que piensan, lo que hacen, cómo viven las cosas. Lo importante no es solo lo que cuentan ni lo que les pasa; lo importante es que eso "es tuyo", "eres tú".

Desde mi adolescencia he experimentado disgusto ante los momentos meramente descriptivos de los acontecimientos, o las que eran como una reseña informativa de lo que había ocurrido en el verano. Los momentos verdaderos son aquellos en las que los acontecimientos del lunes o del viernes se describen como cosas que me pasan y no solo como cosas que van pasando a mi lado. Lo interesante y lo que me hace disfrutar era ver cómo esas cosas se viven desde dentro de mis amigos.
El grado de amistad con los amigos puede distinguirse precisamente por eso. Por si los momentos estaban llenos de preguntas convencionales y frases que se repetían del mismo modo en todas los demás momentos o si e ellos te dejas llevar, trayendo a colación esto o aquello, y acabando en lugares desconocidos para ti mismo, pero bonitos y en los que habías disfrutado. Escribir para los amigos es descubrir el mundo con unos ojos nuevos para dárselo a ellos.

La amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Y es también reafirmar tu propia existencia porque hay alguien que la quiere así: incondicionalmente. En el amigo encontramos aceptación plena.

La amistad es un don porque, en cierto modo, llega cuando y como quiere; no es programable; simplemente, surge y es como un regalo, un don que uno recibe.

Esa comunión del espíritu que hay entre los amigos, ese compartir denso e intenso, ese vivir y ser sin dar explicaciones porque estas no son necesarias para nuestro mutuo entendimiento, ese encontrar las puertas del alma siempre abiertas y acogedoras para ti porque eres tú, es el tesoro incalculable. No es extraño que los griegos la calificaran como regalo de los dioses.

Regalo es también en el sentido de que nunca es verdaderamente merecida. Si se puede hablar así, algunos podrían merecer más que otros el tener amigos. Pero, en el fondo, la amistad de una persona difícilmente es algo que uno llegue a "merecer". Se pueden tener de modo habitual disposiciones personales adecuadas para la amistad, para tener amigos (no todo el mundo las tiene).

Pero no se puede decidir en qué momento aparecerá el amigo o de quién seré amigo. Por ejemplo, todos contamos con momentos imborrables de la vida en los que comprendes repentinamente que tienes delante a alguien que puede leer dentro de ti como si fueras tú quien lo hiciera; que puede pasearse por tu alma sin explicaciones de tu parte; sin necesidad de mapas, brújulas o palabras clave que le hagan entender lo que se va a encontrar. Es la empatía, una sintonía especialísima que se establece con muy pocas personas a lo largo de la existencia, y que es un descenso y un ascenso vertiginoso por las entrañas de la verdadera vida.

MIRAR A LAS PERSONAS
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y aportarse mutuo. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se ha creado.

Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico, a un "alma gemela"; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad y su alteridad. Y por eso hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo distinto siempre nos enriquece.

Mirarnos en un amigo es mirarnos en un espejo. En un espejo que devuelve algo más que una simple reproducción de la propia imagen. Mirarnos en un amigo es encontrarnos a nosotros mismos vistos desde fuera y con mayor perspectiva, pero con el cuidado con que nosotros mismos pondríamos al mirarnos: "A través de él, los amigos se enriquecen y perfeccionan, se descubren e interpretan.

Se podría decir que, al ver al otro, cada uno de ellos aprende a conocerse" (Marias). La acción de mirar que tanto aparece entre los amigos, es algo que me parece esencial para que pueda surgir amistad entre dos personas para tener amigos hay que saber mirar.

En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que "había encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (...) era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas". En mi respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso: la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a lo más hondo de la realidad.

La belleza es un camino hacia la verdad especialmente bueno. Porque la belleza no produce únicamente la mera delectación estética; posee una cualidad inestimable, y es que exige por nuestra parte contemplación. Ante las cosas bellas no basta pasear la vista. Para disfrutarlas verdaderamente hay que mirarlas con detenimiento, con miramiento. Con ellas hay que andarse con contemplaciones. Y contemplar es importante porque hace que nos detengamos y miremos las cosas tal como son, "dejando" que sean así.

La contemplación es un camino abierto hacia la verdad. Hacia la verdad personal, la de los demás y la del universo entero. Eso lo expresa muy bien de otro modo Lorenzo Silva en una de sus novelas. Escribía que "el mundo está lleno de tesoros sin descubrir porque no hay quien se pare a mirarlos. Pero en cuanto hay alguien que se detiene ante ellos, se abren ante esa persona como una maravillosa realidad llena de riqueza y significado ofreciéndole nuevos horizontes". Yo he pensado muchas veces que eso exactamente pasa con las personas.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí. Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.

A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona de acceso prohibido o de "reservado".

Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo cerrar un buen trato con este cliente...). Para mirar hay que perder el miedo a "pasar tiempo" sin haber sido ""eficaces"".

Todos hemos conocido a personas que provocan que los que están a su lado den lo mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran -parafraseando a Salinas- "sacar de sí su mejor yo". Es así porque son personas que saben mirar, y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las personas. Esa llave de la confianza que uno entrega solo cuando va a saberse visto, aceptado y querido por sí mismo.

LA MORADA DEL YO
Llegar a la intimidad del alma, al centro de la persona o solo rozar su periferia, exige rodeos: rodeos que son esencialmente contemplación, escucha atenta y activa, mirada abierta y receptiva. Solo cuando una persona percibe ese clima de confianza a su alrededor es capaz de empezar a abrir las rendijas de su yo. Y a través de esas rendijas pueden empezar a filtrarse los rayos de la luz que toda persona esconde. La intimidad, la interioridad, es siempre luminosa en el sentido de iluminadora. Porque muestra siempre algo desconocido para quien no está allí dentro. No siempre será lo original y nuevo el qué diga esa persona pero sí el cómo ella lo vive. Esta es la llave que entregamos a nuestros amigos y que hace que quedemos totalmente al descubierto: vulnerables, también.

Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio indiferente o superficial.

Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones, miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal forma, que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de piruetas su salón, compuesto una melodía o garabateado un poema, historia o carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía más apoyos para ser sostenido, para ser vivido).

Sin embargo, no dejaban de ser nuestros: los demás solo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final y solo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello. Pero, de repente, hemos encontrado a alguien que ha provocado que primero quisiéramos abrir una ventanita y después otra, y otra... Luego le hemos pasado al interior de la casa y -poco a poco- le hemos encendido todas las luces que había en ella, iluminando incluso rincones sucios, destartalados, rincones sin ordenar o habitaciones llenas de trastos que no sabemos en dónde colocar. Le hemos enseñado el sillón de los sueños, frente a la ventana, y le hemos invitado a sentarse allí porque desde él puede conocerlos mejor. Le hemos presentado el rincón de los miedos, ese sí, está a oscuras porque nos parece que la luz acabará por hacerlos crecer. Es un rincón siempre difícil de enseñar; se supone que de esos no tenemos, y nos cuidamos mucho de dejarlos salir. También le hemos pasado al cuarto de las preguntas; esa habitación está llena de frases sueltas, de pensamientos, de párrafos incluso, y hasta de alguna página escrita. Pero sobre todo está lleno de interrogantes; es una habitación poblada de signos de interrogación que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida: por qué las relaciones humanas son tan complicadas, por qué hay personas que no miran hacia adentro, por qué las focas son más importantes que los países del Sur... Hay también un cuarto sin techo que mira directamente al sol, o al firmamento, si es de noche. Ese es el cuarto de las aspiraciones grandes, el cuarto en el que respiro hondo, el cuarto al que hay que acudir siempre que hemos pasado un día entre mucho polvo, o mucho tiempo en el sillón. También ha conocido la buhardilla; allí no vamos demasiadas veces porque es donde están los pedazos rotos de nuestra vida y todavía nos cuesta mirarlos sin sentir dolor o pena.

Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es más: deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella. No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos; no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas porque . también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas.

Esas personas son los amigos, el amigo aquel con quien me atrevo a ser yo misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira, con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para arrancarme de mi lugar. Y sabiendo que -como escribió alguien- "comprende esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal". Eso es un amigo.


Diego Torrente


Dejas atrás los viejos hábitos, comenzando con el pensamiento: 'Yo libero a la necesidad de esto en mi vida'.


Wayne Dyer




Estoy muriendo, y aun la vida temo; témola con razón, pues tú me dejas; que no hay, sin ti, el vivir para que sea.


Garcilaso de la Vega


Dejas tu pobre sombra como un nombre cualquiera escrito en la muralla.


Gonzalo Rojas


No dejes que nadie te convierta en un esclavo. Eres un esclavo si dejas que los medios de comunicación que dicen que el deporte y el entretenimiento son más importantes que el desarrollo de su cerebro.


Benjamin Carson




La vida es como unas lentejas... o las tomas o las dejas.




Cada vez que dejas de mirar el mal como algo blanco y negro, es útil. Así que el hecho de que no habrá ningún estereotipos obligatorios terroristas islámicos en las películas más, eso sería útil.


John Cusack


Cuando dejas de trabajo, llenar su tiempo en la lectura, la meditación y la oración, y mientras sus manos están trabajando, vamos a emplear su corazón, en lo posible, en los pensamientos divinos.


David Brainerd


Parece que hay un terrible malentendido por parte de mucha gente en el sentido de que, cuando dejas de creer que es posible que deje de comportarse.


Louis Kronenberger




Walder Frey: siempre puedo ver lo que está pasando debajo de un vestido. He estado en esto por mucho tiempo. Apuesto a que cuando tomas el vestido fuera todo se queda justo donde está. No dejas caer ni una pulgada.


Juego de Tronos


La felicidad es una elección. Usted puede elegir para ser feliz. Va a ser el estrés en la vida, pero es su decisión si dejas que te afecte o no.


Valerie Bertinelli


Como un niño de menú de mi família estaba compuesta por dos opciones: lo tomas o lo dejas.


Buddy Hackett


Un amigo es aquella persona en que dejas toda tu confianza, el te la aprecia y no hacen cosas para recibir algo a cambio. Un amigo es el que te quiere, te apoya y siempre estará a tu vera.




Me echaron de la escuela de música para escuchar siquiera a Fats Domino y Ray Charles. Me pregunté: '¿Qué tipo de música te gusta escuchar? y yo dije, 'Bueno, me gusta Paul Hindemith e Igor Stravinsky, pero también me gusta Fats Domino y Ray Charles, 'y que, literalmente, le dije:' O se olvide de eso o lo dejas '.


Steve Winwood


Dejas que tu yo inferior ir, y luego se tarda en todos estos aspectos de la sociedad - la ciudad con cuernos que soplan, la gente gritando cosas el uno al otro, y el todo-en-todo tipo de violencia y el caos de la ciudad. Pon eso en el escenario con la música, y eso es lo que es esto.


Alice Cooper


Un hombre tiene cien dólares y le dejas con dos dólares, eso es sustracción.


Mae West


Mi mayor problema con la religión organizada es que Dios se ha imaginado como un ser con emociones humanas. Siento que si dejas ir, entonces es posible ver a Dios como una fuerza, para conectarse a él espiritualmente.


Christopher Durang


Si dejas el más pequeño rincón de tu cabeza vacío por un momento, las opiniones de los demás se apresurarán en llenártelo.


George Bernard Shaw


Nunca vas a coger a un hombre si le dejas crees que eres demasiado inteligente.


Anna Held


Cuanto más rápido vayas, más estudiantes que dejas atrás. No importa lo mucho o lo rápido que enseñe. La verdadera medida es la cantidad de estudiantes han aprendido.


William Glasser


SIDA puede destruir una família si lo dejas, pero por suerte para mi hermana y yo, mamá nos enseñó a seguir adelante. No te rindas, estar orgullosos de lo que eres, y no sentir lástima por ti mismo.


Ryan White


No creo que alguna vez dejas de dar. Yo realmente no lo hago. Creo que es un proceso en curso. Y no es solo acerca de ser capaz de escribir un cheque. Es ser capaz de tocar la vida de alguien.


Oprah Winfrey




Cada soldado piensa que algo de los aspectos morales de lo que está haciendo. Pero toda guerra es inmoral y si dejas que eso te moleste, no eres un buen soldado.


Curtis LeMay


Me dejas sin palabras, no te basta con eso y me robas el aliento.




Amor mío, ¿no te da pena verme padecer?. Teniendo agua en tus labios, me dejas morir de sed.




Cuando dejas de soñar dejas de vivir.


Malcolm Forbes


Yo digo que no quiero casarme. Me siento atrapado con la idea del matrimonio. ¿Cómo se puede realmente estar con alguien para siempre? Me aburro! A medida que me hago mayor, no me conformo. Prefiero decirle a alguien 'Esto es lo que quiero - lo tomas o lo dejas. '


Amanda Bynes


El establecimiento de metas está bien si no dejas que te privan de desvíos interesantes.


Doug Larson


Que solo tú la puedes

Aprovechar.

Que no la das,

La tiras.

Que si la dejas pasar,

No vuelve.



Escrita en el cuerpo

Comúnmente:

Juventud aparente.

Puedes

Hacer

De ella

Situación interior,

Palabra impresa,

Dique contra el tiempo.

Si no fuera por ti



Si no fuera por tu vaso de besos,

Si no fuera por tus pechos de pan,

Yo no resistiría

Tragar y tragar y tragar.



Si no fuera por el cielo de tus ojos

O por la luna negra de tu pelo...

Si no fuera por la ropa de tu risa...

Si no fuera por el aire

Que nace en tus movimientos...

¡yo no resistiría!



Si no fuera por el fuego de la cama

Y por la calma de después de hacerlo,

¿para qué seguir tragando

más veneno?


Rafa Dedi


Si dejas que el miedo a la pobreza rija tu vida, tu recompensa será que podrás comer, pero no vivirás.


George Bernard Shaw


Usted se encuentra el fresco por la presencia de gente alegre. Por qué no hacer un esfuerzo honesto para conferir ese placer a los demás? La mitad de la batalla se gana si no te dejas de decir algo sombrío.


Lydia M. Child


La conclusión es, estoy bendecido con buena salud. Además de eso, yo no voy por ahí pensando 'Oh, soy 90, es mejor que haga esto o que es mejor hacer eso.' Solo soy Betty. Soy el mismo Betty que siempre he sido. Lo tomas o lo dejas.


Betty White


Si dejas de tener un propósito en la vida es como... como si te rompieras.


Brian Selznick


Pero una vez que has tocado el amor verdadero ?una vez que has tocado la verdad? dejas de necesitar un sistema como la religión para que te lleve hasta allí.


Yehuda Berg


Hay una relación muy estrecha entre el pecado y la enfermedad. ¿Cuántos saben que su enfermedad es un resultado directo del pecado? Yo espero que nadie que esté viviendo en pecado venga para que le ore. Pero si obedeces a Dios y te arrepientes de tu pecado y lo dejas de hacer, Dios llegará a ti, y ni tu enfermedad ni tu pecado se quedarán. ?La oración salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados le serán perdonados.


Smith Wigglesworth


Sea lo que sea lo que la vida te arrebate, permite que se vaya. Cuando te entregas y dejas ir el pasado, te permites estar plenamente vivo en el momento presente.


Miguel Ruiz