Descubrimiento ( 2 )
Descubrimiento. Encuentra docenas de descubrimiento con fotos para copiar y compartir.
Como la mano que posa sobre una sábana de seda mi memoria recorre los pliegues y hendiduras del recuerdo, en busca de señales de imágenes que habían surgir las palabras la figura en mi memoria tiene un rostro que me hace ver la satisfacción que hay en su interior y en cuanto continuo explorando es una mujer recostada, desnuda sobre un cojín, aprieta el cojín como si tuviera frío y no muestra sus senos parece estar muerta más disfruta de un profundo sueño hicimos el amor un par de noches nos perdimos en el placer del descubrimiento pero sabíamos……. Ella sabía que nuestra relación no tenia mañana teníamos amaneceres pero no futuro la mutua exploración de nuestros cuerpos alimento el fuego que calentaba una olla de presión que siempre estabas a punto de estallar, un día creo estar seguro que ella dijo que esto no iba a funcionar y yo moví afirmativamente la cabeza….. ….pocos días después salió de mi vida dejando una profunda herida y yo solo pensaré “TATUASTE CAMINOS EN MI PIEL CON TUS MANOS” por eso digo que está muerta murió adentro de mí……. Aunque siga caminando entre los vivos nos hemos llegado a encontrar y la veo como alguien a quien no conozco……….como se mira uno su propia mano y no sabe porque corre sangre por su interior……….
pensador
No hay necesidad de que se extenúen buscando a Dios. El está ahí. El no proviene de un lugar ni va a otro. El se encuentra aquí, allá, en todas partes. Desde el átomo al cosmos, desde el microcosmo al macrocosmo. El es todo.
La política sin principios, la educación sin carácter, la ciencia sin humanidad y el comercio sin ética no solamente son inútiles, sino abiertamente peligrosos. Es mucho más necesario buscar el carácter que el intelecto.
La Madre es el pilar del hogar, de la sociedad, de la nación y, por lo tanto, de la humanidad misma. Las madres deben conocer el secreto de la paz mental, del silencio interior, del valor espiritual, del contento que es la mayor riqueza y de la disciplina espiritual que otorga la alegría duradera.
Cultiven el amor... planten la semilla del amor en todos los corazones. Derramen amor en todos los corazones. Derramen amor sobre las arenas del desierto y hagan que los verdes vástagos, las bellas flores, los apetitosos frutos y toda esta dulce cosecha de néctar sea ganancia de la humanidad. Este es mi deseo, Mi misión y Mi voto.
Recuerden que con cada paso se acercan más a Dios. Y que cuando dan un paso hacia El, Dios da diez pasos hacia ustedes.
Si hubiera venido como un hombre cualquiera, ¿quién me habría escuchado? De modo que tuve que venir en esta forma humana, pero con mucho más poder y sabiduría que los meramente humanos.
Mi enseñanza es Amor. Mi mensaje es Amor. Mi actividad es Amor. Mi forma de vivir es Amor. No hay nada más precioso que el Amor dentro de la capacidad del entendimiento humano.
¿Cómo se expresa este Principio del Yo en el hombre? Como Amor. El Amor es la naturaleza básica del hombre, la que lo sustenta y la que fortalece su resolución para seguir adelante. Sin amor, el hombre es ciego y para él, el mundo será una jungla oscura y terrorífica. El Amor es la luz que guía los pasos del hombre en el desierto.
Promuevan el amor, vivan en amor, esparzan el amor; este es el ejercicio espiritual que rendirá los mayores beneficios.
Dedíquenle el corazón a Dios y Dios será uno con ustedes. Dios no está lejos de ustedes, ni se encuentra en algún lugar distante. Está dentro de ustedes, en el altar interior. El hombre sufre porque es incapaz de descubrirlo allí y alcanzar la paz y la alegría con este descubrimiento.
Amen a todos los seres, eso basta. Amor sin esperar reciprocidad; amor por el amor; amor porque la naturaleza misma de ustedes es amor; amor porque es la forma de devoción que conocen y prefieren. Cuando otros están felices, siéntanse felices también. Cuando otros se sienten infelices, traten de aliviar su problema lo mejor que puedan. Practiquen el amor a través del servicio. Por este medio, llegarán a tomar conciencia de la Unidad y eliminarán el ego perjudicial.
La felicidad que dan, el amor que comparten, solo ellos serán sus posesiones duraderas.
La política sin principios, la educación sin carácter, la ciencia sin humanidad y el comercio sin ética no solamente son inútiles, sino abiertamente peligrosos. Es mucho más necesario buscar el carácter que el intelecto.
La Madre es el pilar del hogar, de la sociedad, de la nación y, por lo tanto, de la humanidad misma. Las madres deben conocer el secreto de la paz mental, del silencio interior, del valor espiritual, del contento que es la mayor riqueza y de la disciplina espiritual que otorga la alegría duradera.
Cultiven el amor... planten la semilla del amor en todos los corazones. Derramen amor en todos los corazones. Derramen amor sobre las arenas del desierto y hagan que los verdes vástagos, las bellas flores, los apetitosos frutos y toda esta dulce cosecha de néctar sea ganancia de la humanidad. Este es mi deseo, Mi misión y Mi voto.
Recuerden que con cada paso se acercan más a Dios. Y que cuando dan un paso hacia El, Dios da diez pasos hacia ustedes.
Si hubiera venido como un hombre cualquiera, ¿quién me habría escuchado? De modo que tuve que venir en esta forma humana, pero con mucho más poder y sabiduría que los meramente humanos.
Mi enseñanza es Amor. Mi mensaje es Amor. Mi actividad es Amor. Mi forma de vivir es Amor. No hay nada más precioso que el Amor dentro de la capacidad del entendimiento humano.
¿Cómo se expresa este Principio del Yo en el hombre? Como Amor. El Amor es la naturaleza básica del hombre, la que lo sustenta y la que fortalece su resolución para seguir adelante. Sin amor, el hombre es ciego y para él, el mundo será una jungla oscura y terrorífica. El Amor es la luz que guía los pasos del hombre en el desierto.
Promuevan el amor, vivan en amor, esparzan el amor; este es el ejercicio espiritual que rendirá los mayores beneficios.
Dedíquenle el corazón a Dios y Dios será uno con ustedes. Dios no está lejos de ustedes, ni se encuentra en algún lugar distante. Está dentro de ustedes, en el altar interior. El hombre sufre porque es incapaz de descubrirlo allí y alcanzar la paz y la alegría con este descubrimiento.
Amen a todos los seres, eso basta. Amor sin esperar reciprocidad; amor por el amor; amor porque la naturaleza misma de ustedes es amor; amor porque es la forma de devoción que conocen y prefieren. Cuando otros están felices, siéntanse felices también. Cuando otros se sienten infelices, traten de aliviar su problema lo mejor que puedan. Practiquen el amor a través del servicio. Por este medio, llegarán a tomar conciencia de la Unidad y eliminarán el ego perjudicial.
La felicidad que dan, el amor que comparten, solo ellos serán sus posesiones duraderas.
Sathya Sai Baba
PARA ARISTÓTELES la amistad era "lo más necesario para la vida", y nosotros, cuando oímos decir que "un amigo es un tesoro" o que "donde está tu amigo está tu tesoro", nos damos cuenta de que esas palabras resuenan como un aldabonazo en nuestro interior. No nos dejan indiferentes, porque todos sabemos o intuimos qué clase de tesoro puede llegar a ser una amistad.
A las personas nos gusta tener amigos: gente con la que compartir vida, experiencias, tiempo, conversación... Nos gustan los amigos y nos parecen muy importantes, incluso imprescindibles. La amistad es una relación humana con un valor muy especial. Junto con la família y el trabajo, es algo que nos parece que merece la pena y a lo cual dedicamos tiempo y esfuerzo. Queremos tener amigos en la vida: para no estar solos -a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente-, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, "sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes".
Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o solo algo "satisfactorio". Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un modo de vivir.
LA AMISTAD COMO REGALO
Decía más arriba que dedicamos esfuerzo a hacer amigos. Y el esfuerzo es necesario porque las cosas no salen solas. Sin embargo, la amistad no se puede forzar. Por eso también puede decirse que la amistad surge siempre como un regalo, como un don que se recibe. En un momento dado, aparece entre dos personas un deseo de compartir, de comunicarse, de contar lo que se lleva dentro y de contrastarlo, de ser conocido muy a fondo. De hecho, cuando uno vislumbra en el horizonte la posibilidad de hacer una nueva amistad, de esas profundas y verdaderas, que aportan y llenan tanto por dentro, parece que su espíritu se hincha y crece. Es como ver nacer un día radiante. La vida se ve de otro color porque los amigos hacen cobrar sentido a nuestras vivencias: estas no van a ser solo para nosotros. Las cosas son distintas porque las vivimos pensando en compartirlas, en transmitirlas, en discutirlas, en compararlas. De nuestros amigos nos interesa todo: lo que piensan, lo que hacen, cómo viven las cosas. Lo importante no es solo lo que cuentan ni lo que les pasa; lo importante es que eso "es tuyo", "eres tú".
Desde mi adolescencia he experimentado disgusto ante los momentos meramente descriptivos de los acontecimientos, o las que eran como una reseña informativa de lo que había ocurrido en el verano. Los momentos verdaderos son aquellos en las que los acontecimientos del lunes o del viernes se describen como cosas que me pasan y no solo como cosas que van pasando a mi lado. Lo interesante y lo que me hace disfrutar era ver cómo esas cosas se viven desde dentro de mis amigos.
El grado de amistad con los amigos puede distinguirse precisamente por eso. Por si los momentos estaban llenos de preguntas convencionales y frases que se repetían del mismo modo en todas los demás momentos o si e ellos te dejas llevar, trayendo a colación esto o aquello, y acabando en lugares desconocidos para ti mismo, pero bonitos y en los que habías disfrutado. Escribir para los amigos es descubrir el mundo con unos ojos nuevos para dárselo a ellos.
La amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Y es también reafirmar tu propia existencia porque hay alguien que la quiere así: incondicionalmente. En el amigo encontramos aceptación plena.
La amistad es un don porque, en cierto modo, llega cuando y como quiere; no es programable; simplemente, surge y es como un regalo, un don que uno recibe.
Esa comunión del espíritu que hay entre los amigos, ese compartir denso e intenso, ese vivir y ser sin dar explicaciones porque estas no son necesarias para nuestro mutuo entendimiento, ese encontrar las puertas del alma siempre abiertas y acogedoras para ti porque eres tú, es el tesoro incalculable. No es extraño que los griegos la calificaran como regalo de los dioses.
Regalo es también en el sentido de que nunca es verdaderamente merecida. Si se puede hablar así, algunos podrían merecer más que otros el tener amigos. Pero, en el fondo, la amistad de una persona difícilmente es algo que uno llegue a "merecer". Se pueden tener de modo habitual disposiciones personales adecuadas para la amistad, para tener amigos (no todo el mundo las tiene).
Pero no se puede decidir en qué momento aparecerá el amigo o de quién seré amigo. Por ejemplo, todos contamos con momentos imborrables de la vida en los que comprendes repentinamente que tienes delante a alguien que puede leer dentro de ti como si fueras tú quien lo hiciera; que puede pasearse por tu alma sin explicaciones de tu parte; sin necesidad de mapas, brújulas o palabras clave que le hagan entender lo que se va a encontrar. Es la empatía, una sintonía especialísima que se establece con muy pocas personas a lo largo de la existencia, y que es un descenso y un ascenso vertiginoso por las entrañas de la verdadera vida.
MIRAR A LAS PERSONAS
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y aportarse mutuo. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se ha creado.
Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico, a un "alma gemela"; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad y su alteridad. Y por eso hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo distinto siempre nos enriquece.
Mirarnos en un amigo es mirarnos en un espejo. En un espejo que devuelve algo más que una simple reproducción de la propia imagen. Mirarnos en un amigo es encontrarnos a nosotros mismos vistos desde fuera y con mayor perspectiva, pero con el cuidado con que nosotros mismos pondríamos al mirarnos: "A través de él, los amigos se enriquecen y perfeccionan, se descubren e interpretan.
Se podría decir que, al ver al otro, cada uno de ellos aprende a conocerse" (Marias). La acción de mirar que tanto aparece entre los amigos, es algo que me parece esencial para que pueda surgir amistad entre dos personas para tener amigos hay que saber mirar.
En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que "había encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (...) era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas". En mi respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso: la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a lo más hondo de la realidad.
La belleza es un camino hacia la verdad especialmente bueno. Porque la belleza no produce únicamente la mera delectación estética; posee una cualidad inestimable, y es que exige por nuestra parte contemplación. Ante las cosas bellas no basta pasear la vista. Para disfrutarlas verdaderamente hay que mirarlas con detenimiento, con miramiento. Con ellas hay que andarse con contemplaciones. Y contemplar es importante porque hace que nos detengamos y miremos las cosas tal como son, "dejando" que sean así.
La contemplación es un camino abierto hacia la verdad. Hacia la verdad personal, la de los demás y la del universo entero. Eso lo expresa muy bien de otro modo Lorenzo Silva en una de sus novelas. Escribía que "el mundo está lleno de tesoros sin descubrir porque no hay quien se pare a mirarlos. Pero en cuanto hay alguien que se detiene ante ellos, se abren ante esa persona como una maravillosa realidad llena de riqueza y significado ofreciéndole nuevos horizontes". Yo he pensado muchas veces que eso exactamente pasa con las personas.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí. Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.
A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona de acceso prohibido o de "reservado".
Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo cerrar un buen trato con este cliente...). Para mirar hay que perder el miedo a "pasar tiempo" sin haber sido ""eficaces"".
Todos hemos conocido a personas que provocan que los que están a su lado den lo mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran -parafraseando a Salinas- "sacar de sí su mejor yo". Es así porque son personas que saben mirar, y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las personas. Esa llave de la confianza que uno entrega solo cuando va a saberse visto, aceptado y querido por sí mismo.
LA MORADA DEL YO
Llegar a la intimidad del alma, al centro de la persona o solo rozar su periferia, exige rodeos: rodeos que son esencialmente contemplación, escucha atenta y activa, mirada abierta y receptiva. Solo cuando una persona percibe ese clima de confianza a su alrededor es capaz de empezar a abrir las rendijas de su yo. Y a través de esas rendijas pueden empezar a filtrarse los rayos de la luz que toda persona esconde. La intimidad, la interioridad, es siempre luminosa en el sentido de iluminadora. Porque muestra siempre algo desconocido para quien no está allí dentro. No siempre será lo original y nuevo el qué diga esa persona pero sí el cómo ella lo vive. Esta es la llave que entregamos a nuestros amigos y que hace que quedemos totalmente al descubierto: vulnerables, también.
Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio indiferente o superficial.
Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones, miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal forma, que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de piruetas su salón, compuesto una melodía o garabateado un poema, historia o carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía más apoyos para ser sostenido, para ser vivido).
Sin embargo, no dejaban de ser nuestros: los demás solo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final y solo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello. Pero, de repente, hemos encontrado a alguien que ha provocado que primero quisiéramos abrir una ventanita y después otra, y otra... Luego le hemos pasado al interior de la casa y -poco a poco- le hemos encendido todas las luces que había en ella, iluminando incluso rincones sucios, destartalados, rincones sin ordenar o habitaciones llenas de trastos que no sabemos en dónde colocar. Le hemos enseñado el sillón de los sueños, frente a la ventana, y le hemos invitado a sentarse allí porque desde él puede conocerlos mejor. Le hemos presentado el rincón de los miedos, ese sí, está a oscuras porque nos parece que la luz acabará por hacerlos crecer. Es un rincón siempre difícil de enseñar; se supone que de esos no tenemos, y nos cuidamos mucho de dejarlos salir. También le hemos pasado al cuarto de las preguntas; esa habitación está llena de frases sueltas, de pensamientos, de párrafos incluso, y hasta de alguna página escrita. Pero sobre todo está lleno de interrogantes; es una habitación poblada de signos de interrogación que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida: por qué las relaciones humanas son tan complicadas, por qué hay personas que no miran hacia adentro, por qué las focas son más importantes que los países del Sur... Hay también un cuarto sin techo que mira directamente al sol, o al firmamento, si es de noche. Ese es el cuarto de las aspiraciones grandes, el cuarto en el que respiro hondo, el cuarto al que hay que acudir siempre que hemos pasado un día entre mucho polvo, o mucho tiempo en el sillón. También ha conocido la buhardilla; allí no vamos demasiadas veces porque es donde están los pedazos rotos de nuestra vida y todavía nos cuesta mirarlos sin sentir dolor o pena.
Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es más: deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella. No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos; no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas porque . también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas.
Esas personas son los amigos, el amigo aquel con quien me atrevo a ser yo misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira, con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para arrancarme de mi lugar. Y sabiendo que -como escribió alguien- "comprende esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal". Eso es un amigo.
A las personas nos gusta tener amigos: gente con la que compartir vida, experiencias, tiempo, conversación... Nos gustan los amigos y nos parecen muy importantes, incluso imprescindibles. La amistad es una relación humana con un valor muy especial. Junto con la família y el trabajo, es algo que nos parece que merece la pena y a lo cual dedicamos tiempo y esfuerzo. Queremos tener amigos en la vida: para no estar solos -a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente-, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, "sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes".
Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o solo algo "satisfactorio". Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un modo de vivir.
LA AMISTAD COMO REGALO
Decía más arriba que dedicamos esfuerzo a hacer amigos. Y el esfuerzo es necesario porque las cosas no salen solas. Sin embargo, la amistad no se puede forzar. Por eso también puede decirse que la amistad surge siempre como un regalo, como un don que se recibe. En un momento dado, aparece entre dos personas un deseo de compartir, de comunicarse, de contar lo que se lleva dentro y de contrastarlo, de ser conocido muy a fondo. De hecho, cuando uno vislumbra en el horizonte la posibilidad de hacer una nueva amistad, de esas profundas y verdaderas, que aportan y llenan tanto por dentro, parece que su espíritu se hincha y crece. Es como ver nacer un día radiante. La vida se ve de otro color porque los amigos hacen cobrar sentido a nuestras vivencias: estas no van a ser solo para nosotros. Las cosas son distintas porque las vivimos pensando en compartirlas, en transmitirlas, en discutirlas, en compararlas. De nuestros amigos nos interesa todo: lo que piensan, lo que hacen, cómo viven las cosas. Lo importante no es solo lo que cuentan ni lo que les pasa; lo importante es que eso "es tuyo", "eres tú".
Desde mi adolescencia he experimentado disgusto ante los momentos meramente descriptivos de los acontecimientos, o las que eran como una reseña informativa de lo que había ocurrido en el verano. Los momentos verdaderos son aquellos en las que los acontecimientos del lunes o del viernes se describen como cosas que me pasan y no solo como cosas que van pasando a mi lado. Lo interesante y lo que me hace disfrutar era ver cómo esas cosas se viven desde dentro de mis amigos.
El grado de amistad con los amigos puede distinguirse precisamente por eso. Por si los momentos estaban llenos de preguntas convencionales y frases que se repetían del mismo modo en todas los demás momentos o si e ellos te dejas llevar, trayendo a colación esto o aquello, y acabando en lugares desconocidos para ti mismo, pero bonitos y en los que habías disfrutado. Escribir para los amigos es descubrir el mundo con unos ojos nuevos para dárselo a ellos.
La amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Y es también reafirmar tu propia existencia porque hay alguien que la quiere así: incondicionalmente. En el amigo encontramos aceptación plena.
La amistad es un don porque, en cierto modo, llega cuando y como quiere; no es programable; simplemente, surge y es como un regalo, un don que uno recibe.
Esa comunión del espíritu que hay entre los amigos, ese compartir denso e intenso, ese vivir y ser sin dar explicaciones porque estas no son necesarias para nuestro mutuo entendimiento, ese encontrar las puertas del alma siempre abiertas y acogedoras para ti porque eres tú, es el tesoro incalculable. No es extraño que los griegos la calificaran como regalo de los dioses.
Regalo es también en el sentido de que nunca es verdaderamente merecida. Si se puede hablar así, algunos podrían merecer más que otros el tener amigos. Pero, en el fondo, la amistad de una persona difícilmente es algo que uno llegue a "merecer". Se pueden tener de modo habitual disposiciones personales adecuadas para la amistad, para tener amigos (no todo el mundo las tiene).
Pero no se puede decidir en qué momento aparecerá el amigo o de quién seré amigo. Por ejemplo, todos contamos con momentos imborrables de la vida en los que comprendes repentinamente que tienes delante a alguien que puede leer dentro de ti como si fueras tú quien lo hiciera; que puede pasearse por tu alma sin explicaciones de tu parte; sin necesidad de mapas, brújulas o palabras clave que le hagan entender lo que se va a encontrar. Es la empatía, una sintonía especialísima que se establece con muy pocas personas a lo largo de la existencia, y que es un descenso y un ascenso vertiginoso por las entrañas de la verdadera vida.
MIRAR A LAS PERSONAS
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y aportarse mutuo. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se ha creado.
Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico, a un "alma gemela"; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad y su alteridad. Y por eso hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo distinto siempre nos enriquece.
Mirarnos en un amigo es mirarnos en un espejo. En un espejo que devuelve algo más que una simple reproducción de la propia imagen. Mirarnos en un amigo es encontrarnos a nosotros mismos vistos desde fuera y con mayor perspectiva, pero con el cuidado con que nosotros mismos pondríamos al mirarnos: "A través de él, los amigos se enriquecen y perfeccionan, se descubren e interpretan.
Se podría decir que, al ver al otro, cada uno de ellos aprende a conocerse" (Marias). La acción de mirar que tanto aparece entre los amigos, es algo que me parece esencial para que pueda surgir amistad entre dos personas para tener amigos hay que saber mirar.
En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que "había encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (...) era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas". En mi respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso: la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a lo más hondo de la realidad.
La belleza es un camino hacia la verdad especialmente bueno. Porque la belleza no produce únicamente la mera delectación estética; posee una cualidad inestimable, y es que exige por nuestra parte contemplación. Ante las cosas bellas no basta pasear la vista. Para disfrutarlas verdaderamente hay que mirarlas con detenimiento, con miramiento. Con ellas hay que andarse con contemplaciones. Y contemplar es importante porque hace que nos detengamos y miremos las cosas tal como son, "dejando" que sean así.
La contemplación es un camino abierto hacia la verdad. Hacia la verdad personal, la de los demás y la del universo entero. Eso lo expresa muy bien de otro modo Lorenzo Silva en una de sus novelas. Escribía que "el mundo está lleno de tesoros sin descubrir porque no hay quien se pare a mirarlos. Pero en cuanto hay alguien que se detiene ante ellos, se abren ante esa persona como una maravillosa realidad llena de riqueza y significado ofreciéndole nuevos horizontes". Yo he pensado muchas veces que eso exactamente pasa con las personas.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí. Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.
A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona de acceso prohibido o de "reservado".
Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo cerrar un buen trato con este cliente...). Para mirar hay que perder el miedo a "pasar tiempo" sin haber sido ""eficaces"".
Todos hemos conocido a personas que provocan que los que están a su lado den lo mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran -parafraseando a Salinas- "sacar de sí su mejor yo". Es así porque son personas que saben mirar, y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las personas. Esa llave de la confianza que uno entrega solo cuando va a saberse visto, aceptado y querido por sí mismo.
LA MORADA DEL YO
Llegar a la intimidad del alma, al centro de la persona o solo rozar su periferia, exige rodeos: rodeos que son esencialmente contemplación, escucha atenta y activa, mirada abierta y receptiva. Solo cuando una persona percibe ese clima de confianza a su alrededor es capaz de empezar a abrir las rendijas de su yo. Y a través de esas rendijas pueden empezar a filtrarse los rayos de la luz que toda persona esconde. La intimidad, la interioridad, es siempre luminosa en el sentido de iluminadora. Porque muestra siempre algo desconocido para quien no está allí dentro. No siempre será lo original y nuevo el qué diga esa persona pero sí el cómo ella lo vive. Esta es la llave que entregamos a nuestros amigos y que hace que quedemos totalmente al descubierto: vulnerables, también.
Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio indiferente o superficial.
Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones, miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal forma, que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de piruetas su salón, compuesto una melodía o garabateado un poema, historia o carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía más apoyos para ser sostenido, para ser vivido).
Sin embargo, no dejaban de ser nuestros: los demás solo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final y solo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello. Pero, de repente, hemos encontrado a alguien que ha provocado que primero quisiéramos abrir una ventanita y después otra, y otra... Luego le hemos pasado al interior de la casa y -poco a poco- le hemos encendido todas las luces que había en ella, iluminando incluso rincones sucios, destartalados, rincones sin ordenar o habitaciones llenas de trastos que no sabemos en dónde colocar. Le hemos enseñado el sillón de los sueños, frente a la ventana, y le hemos invitado a sentarse allí porque desde él puede conocerlos mejor. Le hemos presentado el rincón de los miedos, ese sí, está a oscuras porque nos parece que la luz acabará por hacerlos crecer. Es un rincón siempre difícil de enseñar; se supone que de esos no tenemos, y nos cuidamos mucho de dejarlos salir. También le hemos pasado al cuarto de las preguntas; esa habitación está llena de frases sueltas, de pensamientos, de párrafos incluso, y hasta de alguna página escrita. Pero sobre todo está lleno de interrogantes; es una habitación poblada de signos de interrogación que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida: por qué las relaciones humanas son tan complicadas, por qué hay personas que no miran hacia adentro, por qué las focas son más importantes que los países del Sur... Hay también un cuarto sin techo que mira directamente al sol, o al firmamento, si es de noche. Ese es el cuarto de las aspiraciones grandes, el cuarto en el que respiro hondo, el cuarto al que hay que acudir siempre que hemos pasado un día entre mucho polvo, o mucho tiempo en el sillón. También ha conocido la buhardilla; allí no vamos demasiadas veces porque es donde están los pedazos rotos de nuestra vida y todavía nos cuesta mirarlos sin sentir dolor o pena.
Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es más: deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella. No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos; no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas porque . también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas.
Esas personas son los amigos, el amigo aquel con quien me atrevo a ser yo misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira, con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para arrancarme de mi lugar. Y sabiendo que -como escribió alguien- "comprende esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal". Eso es un amigo.
Diego Torrente
Después del descubrimiento de Amércia no ha pasado nada en estos lares que merezca la más mínima atención. Nacimientos, necrológicas y desfiles militares: eso es todo. La historia argentina es el monólogo alucinado, interminable, del sargento Cabral en el momento de su muerte, transcrito por Roberto Arlt.
Ricardo Piglia
Un manifiesto es una comunicación hecha al mundo entero, en la que no hay más pretensión que el descubrimiento de los medios para curar instantáneamente la sífilis política, astronómica, artística, parlamentaria, agronómica y literaria.
Tristan Tzara
Usando el poder que obtenga con el descubrimiento de la verdad sobre el racismo en Sudáfrica, usted nos ayudará a rehacer nuestra parte del mundo, en un rincón del mundo en el que todos - de la cual toda la humanidad puede estar orgulloso.
Oliver Tambo
De hecho he disfrutado cada minuto de mi vida al Rey, especialmente el descubrimiento de la literatura francesa y alemana.
Patrick White
Habíamos evitado descubrimiento por los exploradores Sioux, y estábamos seguros de darles una sorpresa.
Buffalo Bill
Mis hijos descarga 10 juegos. Juegan todos ellos durante dos minutos. Ellos tiran los ocho que no les gusta. Luego juegan los dos últimos obsesivamente durante un mes. Eso es extraño a los que comprar un juego de $ 60 y jugar durante 40 ó 50 horas. El mecanismo de descubrimiento es totalmente social y no creo que usted consigue que genio en la botella.
Mitch Lasky
La motivación inicial del experimento que llevó a este descubrimiento era un sentimiento subconsciente de la riqueza inagotable de la naturaleza, una riqueza que va más allá de la imaginación del hombre.
Bruno Rossi
La duda, el preliminar esencial de toda mejora y descubrimiento, deberá acompañar a las etapas de avance hacia adelante del hombre. La facultad de dudar y cuestionar, sin la cual los de comparación y el juicio sería inútil, es en sí una prerrogativa divina de la razón.
Albert Pike
'Secretos de la Mente Millonaria' nació de mi propio viaje de auto-descubrimiento en mi vida personal y profesional.
T. Harv Eker
Para los parisinos, y en especial a los niños, todos los estadounidenses están ahora "héroes du cinema". Esto es especialmente desconcertante para los corresponsales de guerra sensibles, en su caso, conscientes, como son, que estos inocentes gracias pertenecen a esas tropas de combate estadounidenses que ganaron la cabeza de playa y luego hicieron el descubrimiento. No son pocos los hombres en París.
Abbott Liebling
Los científicos se han convertido en los portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda del conocimiento.
Stephen Hawking
Hace sesenta años que lo sabía todo, y ahora no sé nada, la educación es un descubrimiento progresivo de nuestra propia ignorancia.
Will Durant
Es un proceso de descubrimiento. Se trata de ser lo suficientemente tranquilo y lo suficientemente tranquilo para un período de tiempo para que las canciones pueden comenzar a una especie de mirar hacia fuera, y usted comienza a tener experiencias emocionales de una manera musical.
James Taylor
Marcas maduran con el tiempo, como un matrimonio. El enlace se siente con su pareja es diferente a cuando se conocieron entre sí. La emoción y el descubrimiento se sustituyen por el confort y la profundidad.
Gary Vaynerchuk
El descubrimiento fundamental fue hecho de que, con el fin de convertirse en la pintura, el universo visto por el artista tenía que convertirse en una privada creado por sí mismo.
Andre Malraux
La educación superior debe liderar la marcha atrás a los fundamentos de las relaciones humanas, a la edad descubrimiento de que es siempre nuevo, que el hombre no vive solo de pan.
John Hannah
En mi juventud hice hincapié en la libertad y en la vejez insisto orden. He hecho el gran descubrimiento de que la libertad es un producto de la orden.
Will Durant
El mayor obstáculo para el descubrimiento no es la ignorancia - es la ilusión de conocimiento.
Daniel J. Boorstin
Durante trescientos años, hemos tenido nuestro enfoque en el individuo. Le hemos distinguido del mundo objetivo en la Edad Media no pensaron en hacer. Le hemos dado al mundo y al universo como un parque infantil para la exploración y el descubrimiento.
John Grierson
Aprendemos la sabiduría de la falta mucho más que de los éxitos. A menudo descubrimos lo que va a hacer, por descubrir lo que no va a hacer, y probablemente el que nunca ha cometido un error nunca hizo un descubrimiento.
Samuel Smiles
Atención de salud eficaz depende de autocuidado; este hecho es anunciado en la actualidad como si se tratara de un descubrimiento.
Ivan Illich
Pero se lo debo al sujeto que decir, que me ha dado mucho lo que la filosofía es tan a menudo se piensa, e hizo, estéril de - la diversión del descubrimiento, los placeres de la cooperación, y la satisfacción de llegar a un acuerdo.
J. L. Austin
Todo gran descubrimiento que he hecho, me apostó a que la verdad estaba allí, y luego actuó en la fe hasta que pudiera demostrar su existencia.
Arthur H. Compton
El descubrimiento de que pronto hice que el conejillo de indias también era susceptible a la infección hizo posible para mí, a partir del tercer año en adelante, para conservar el virus en este animal.
Charles Jules Henry Nicole
De forma aproximada, la lógica del bien común se ha entendido desde hace mucho tiempo, tal vez desde el descubrimiento de la agricultura o la invención de la propiedad privada en el sector inmobiliario.
Garrett Hardin
Fue una de esas noches en que los hombres sienten que la verdad, la bondad y la belleza son uno. Por la mañana, tras cometer su descubrimiento sobre el papel, cuando otros lo leen escrito allí, parece totalmente ridículo.
Aldous Huxley
El primer paso hacia la búsqueda de Dios, que es verdad, es descubrir la verdad acerca de mí mismo: y si yo he estado en el error, el primer paso a la verdad es el descubrimiento de mi error.
Thomas Merton
Lo que todo el mundo en las acciones Cuerpo de Astronautas en común no es el género o el origen étnico, pero la motivación, la perseverancia y el deseo - el deseo de participar en un viaje de descubrimiento.
Ellen Ochoa
Yo siempre había sido literaria, en el sentido de amar la poesía y el descubrimiento de las novelas, pero encontré mi voz, como se suele decir, en una oficina llena de personas ancianas que cuidaban ciego ex-militares.
Andrew O'Hagan
Pero si quieres saber la verdad, la cosa más extraña que ha sucedido ha sido mi descubrimiento de que las personas que asisten a las convenciones están llenos de amor.
William Shatner
Una gran parte de hacer música es el aspecto descubrimiento, es el aspecto de sorpresa. Es por eso que creo que siempre amaré muestreo. Porque se trata de la combinación de la música fandom: recopilar, buscar, descubrir historia de la música, y los artefactos de grabación que es posible que no haya conocido existido y solo tipo de piezas de desbloqueo de su cerebro, ¿sabes?
Gotye
Hemos alcanzado un hito en nuestra comprensión de la naturaleza. El descubrimiento de una partícula consistente con el bosón de Higgs abre el camino a estudios más detallados, lo que requiere grandes estadísticas, que de definir las propiedades de la nueva partícula, y es probable que arrojar luz sobre otros misterios de nuestro universo.
Rolf-Dieter Heuer