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Dignos ( 2 )

Dignos. Encuentra docenas de dignos con fotos para copiar y compartir.


Lo que me duele más en mis ofensas pasadas, oh Dios de amor, no es tanto el castigo que merezco, como el disgusto que te he dado, que son dignos de amor infinito.


Alphonsus Liguori


Los hechos matemáticos dignos de ser estudiados son aquellos que, por su analogía con otros hechos, son capaces de conducirnos al conocimiento de una ley física.


Henri Poincare




Siempre habrá soledad para aquellos que son dignos.


Jules d'Aurevilly


Muchas personas cuando caen en el amor miran por un puerto de refugio en el mundo, donde se puede estar seguro de ser admirado cuando no son admirables, y ser alabados cuando no son dignos de elogio.


Bertrand Russell


Nuestros negocios mejorarán y no tendremos por qué arrepentirnos de habernos mostrado dignos hijos de la patria.


Juan Pablo Duarte


La moralidad no es la doctrina de cómo podemos ser felices, pero ¿cómo podemos hacernos dignos de la felicidad.


Immanuel Kant




Yo no soy un viejo, mano experta en política. Pero ahora soy lo suficientemente experimentados para haber aprendido que lo más difícil de cualquier campaña política es cómo ganar sin demostrar que son dignos de ganar.


Adlai E. Stevenson


Me considero un bello instrumento musical, y mi papel es contribuir ese instrumento a los guiones dignos de ella. Y espero que la música que tocamos será de unos seres humanos decentes luchando contra la enfermedad, la lucha contra la corrupción, la lucha por la verdad... y la lucha por un día en que todas nuestras cárceles están vacías, y todas nuestras escuelas están llenas.


Ed Asner


Quiero que te muestres señor de la Vejez, a la que harás volver frecuentemente la vista atrás y si no ha dejado vestigios dignos la volverás molesta, triste, temerosa del juicio cercano de la próxima estación que la lleva al inexorable tribunal de Radamanto y harás así que sienta los horrores de la muerte antes de que ésta venga.


Giordano Bruno




Tengo amigos que he hecho a través de Twitter o cosas por el estilo, pero todos son verificados como personas reales - ya sea que he visto a desempeñar, o son fans mutuas de unos a otros, algo así. No tengo ningún auténticas 'historias Catfish' dignos.


Katie Featherston


Los únicos principios de conducta pública que son dignos de un caballero o un hombre son a sacrificar bienes, la facilidad, la salud, y los aplausos, e incluso la vida, a las llamadas sagradas de su país.


James Otis


El éxito está en tus pensamientos son dignos de consideración de todos.


Julian Fellowes


La campaña de PETA debería incluirse en los programas escolares. Si somos capaces de abrir los corazones y las mentes de los niños a las necesidades de los animales, les enseñan a tratar a un perro o un pollo como si sienten miedo y el amor y el dolor - como lo hacen - entonces van a crecer y entender que todos somos dignos de respeto .


Ingrid Newkirk




La mujer es el sexo dominante. Los hombres tienen que hacer todo tipo de cosas para demostrar que son dignos de la atención de la mujer.


Camille Paglia


Islam esperar todos los musulmanes a hacer esta tarea, y si nos damos cuenta de nuestro tiempo vendrá pronto la responsabilidad cuando vamos a justificar que somos dignos de un pasado glorioso.


Muhammad Ali Jinnah


Éramos amigos y nos hemos vuelto extraños. Pero está bien que sea así, y no queremos ocultarnos ni ofuscarnos como si tuviésemos que avergonzarnos de ello. Somos dos barcos y cada uno tiene su meta y su rumbo; bien podemos cruzarnos y celebrar juntos una fiesta, como lo hemos hecho - y los valerosos barcos estaban fondeados luego tan tranquilos en un puerto y bajo un sol que parecía como si hubiesen arribado ya a la meta y hubiesen tenido una meta. Pero la fuerza todopoderosa de nuestras tareas nos separó e impulsó luego hacia diferentes mares y regiones del sol, y tal vez nunca más nos veremos - tal vez nos volveremos a ver, pero no nos reconoceremos de nuevo: ¡los diferentes mares y soles nos habrán trasformado! Que tengamos que ser extraños uno para el otro, es la ley que está sobre nosotros: ¡por eso mismo hemos de volvernos más dignos de estimación uno al otro! ¡Por eso mismo ha de volverse más sagrado el recuerdo de nuestra anterior amistad! Probablemente existe una enorme e invisible curva y órbita de estrellas, en la que puedan estar contenidos como pequeños tramos nuestros caminos y metas tan diferentes -¡elevémonos hacia ese pensamiento! Pero nuestra vida es demasiado corta y demasiado escaso el poder de nuestra visión, como para que pudiéramos ser algo más que amigos, en el sentido de aquella sublime posibilidad. Y es así como queremos creer en nuestra amistad de estrellas, aun cuando tuviéramos que ser enemigos en la tierra".


Friedrich Nietzsche


¡A veces es necesario que entren algunos dignos y libres a la cárcel para conocer dónde irán después los delincuentes de la República!


Ricardo Balbín


Cuando regresó, el hijo del posadero le entregó las ropas del guerrero, limpias y dobladas. Mikhon Tiq las subió al sobrado y las colocó en orden junto a sus armas. Eran ropas de estilo Ainari, aunque mezclado con algunos detalles bárbaros del Norte. Las botas, que el propio rapaz había encerado, estaban arrugadas en los tobillos, casi cuarteadas; botas de espadachín acostumbrado a doblar las piernas y girar los pies en la danza del combate. Las mangas de la casaca eran amplias. Sin duda su dueño las utilizaba para guardar en ellas las manos y ocultar así las emociones, según la costumbre de Áinar. Pero tenían corchetes de latón para que, llegado el momento de la pelea, pudieran ceñirse a las muñecas y no estorbar los movimientos. El talabarte, ya descolorido, tenía una pequeña vaina a la derecha para el colmillo de diente de sable que sólo los Tahedoranes podían llevar. A la izquierda había dos trabillas de piel con sendas hebillas para colgar la funda de la espada. Éste era otro detalle que lo delataba. Los guerreros normales llevan una sola hebilla, de forma que la espada cuelgue junto al muslo. Los maestros de la espada, sean Ibtahanes o Tahedoranes, necesitan dos para que la espada se mantenga horizontal; de esta manera pueden sujetar la vaina con la mano izquierda y extraer el arma a una velocidad fulgurante, en el movimiento letal conocido como Yagartéi que es en sí mismo un arte marcial. Pero lo que más llamaba la atención de Mikhon Tiq era la propia espada. Hacía años que no veía una auténtica arma de Tahedorán. La funda era de cuero repujado, reforzada con guarnición y punta de metal, y con dos pequeños bolsillos a ambos lados. Uno de ellos contenía una navaja con un pequeño gavilán en forma de gancho; de este modo servía de arma y a la vez de herramienta para desmontar la empuñadura de su hermana mayor. En la otra abertura había papel de esmeril para sacar filo a la hoja; aunque un Tahedorán sólo haría esto en una emergencia, pues los aceros dignos de tal nombre deben ser bruñidos y afilados por maestros pulidores. En torno a la empuñadura de la espada corría una fina tira de piel, enrollada y apretada con fuerza para evitar que la mano resbalara al aferrarla. Mikhon Tiq miró de reojo a Linar. Tenía el ojo cerrado; o dormía o estaba encerrado en su mundo interior. En cuanto al guerrero, su respiración bajo la manta era profunda y pausada. Mikhon Tiq sintió la tentación de desenvainar la espada para examinar la hoja. Pero aquello habría sido una afrenta, como desnudar a una doncella dormida, así que apartó las manos del arma y procuró pensar en otras cosas.


Javier Negrete