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No hay peor sordo que el que no puede oír; pero hay otro peor, aquél que por una oreja le entra y por otra se le va.
Baltasar Gracián
Cuando el amor desenfrenado entra en el corazón, va royendo todos los demás sentimientos; vive a expensas del honor, de la fe y de la palabra dada.
Alejandro Dumas
Cuanto más dinero entra, más inestable te sientes, porque tienes miedo de perderlo.
Luis GarcÃa Berlanga
Muchos mueren demasiado tarde y algunos prematuramente. No entra aún en los oídos la doctrina del morir a tiempo.
Friedrich Nietzsche
No hay ninguna lectura peligrosa. El mal no entra nunca por la inteligencia cuando el corazón está sano.
Jacinto Benavente
La vida es un tránsito; el mundo es una sala de espectáculos; el hombre entra en ella, mira y sale.
Demócrito
Padres no podemos tener más que una vez; se promete demasiado el que entra en la vida con la esperanza de hallar muchos amigos.
Samuel Johnson
El hombre esta hecho para el error. Este entra en su espíritu con toda naturalidad, pero para descubrir una verdad requiere un gran esfuerzo.
Federico el Grande
No vayas mirando fuera de ti, entra en ti mismo, porque la verdad habita en el interior del hombre.
AgustÃn de Hipona
La mónada... no es sino una sustancia simple que entra a entidades compuestas. Simple significa desprovista de partes... Las mónadas no poseen ventanas a través de las cuales algo pudiera entrar o salir. Monadología
Gottfried Wilhelm Leibniz
El Jeet Kune Do evita lo superficial, penetra en lo complejo, entra en el corazón del problema y señala los factores clave.
Bruce Lee
Tú eres mi fortaleza, entra en ella para que estés a salvo. Mi amor está en ti; conócelo, para que me encuentres junto a ti.
Bahá'u'lláh
A uno le entra siempre el temor. Si a mí me pasa algo, ¡Dios, qué va a pasar con mi hijo!
Rigoberta Menchú
En el fondo, pienso que nunca he elegido nada por mí mismo, que todo me ha venido dado, que simplemente he interpretado los papeles que me han caído en las manos. Cuando de noche me despierto y pienso en eso, me entra pánico. ¿Quién soy? ¿Cómo soy en esencia? ¿Quién lleva las riendas de mi vida?
Haruki Murakami
La cirugía lleva el imperativo básico de la profesión médica hasta límites extremos, en los que lo humano entra en contacto con lo divino.
Milan Kundera
No hay hombre a quien la fortuna no vaya a visitarlo alguna vez en la vida; pero cuando no lo halla dispuesto a recibirla, entra por la puerta y sale por la ventana
Montesquieu
Su encanto, su entrega, su disponibilidad. ¡Sabe Dios!... cuando una persona entra en uno, se hace indispensable y no es fácil olvidarla
Miguel Delibes
Lo que entra por la boca del hombre no le hace impuro. Al contrario, lo que hace impuro al hombre es lo que sale de su boca
Jesús Cristo
Una promesa es un concepto vago hasta el momento en que entra en juego el concepto de lealtad.
Yukio Mishima
Cuando un hombre empieza a pensar en que va a morir, le entra miedo y preocupación por cosas por las que antes no le entraban
Platón
A medida que un hombre entra en años, quiere vivir profundamente. Un sentimiento de triste dignidad invade su alma, y esto es fatal para un cómico.
Charles Chaplin
Donde entra la ventura, la envidia le pone asedio y la combate. Cuándo nos abandona, nos deja el dolor y el arrepentimiento.
Leonardo Da Vinci
A La Orilla Del Sueño
A la orilla del sueño algo de mí despierta
Brasas que miran la otra parte que
como siempre
duerme
Hay una barca que se abre ante el mar como una espera
Hay una vertical sombra sin rostro que me invita a subir
A irme de viaje por estas aguas turbias
en estas horas que alzan su ramazón
su tallo oscuro
en el tiempo que crece antes del alba
Hora de gallos asustados
que concentran pavor bajo sus alas
Estancias tibias en donde irrumpe el frío
como un silbido de cristal
Alza su pecho gris la incertidumbre
Entra mi pie en la barca
Despierta la otra parte de mí
que siempre duerme
y unta un frío sudor sobre mi frente
Enciendo luz
Salto fuera del sueño
Tiemblo.
"Música solar" 1984
A la orilla del sueño algo de mí despierta
Brasas que miran la otra parte que
como siempre
duerme
Hay una barca que se abre ante el mar como una espera
Hay una vertical sombra sin rostro que me invita a subir
A irme de viaje por estas aguas turbias
en estas horas que alzan su ramazón
su tallo oscuro
en el tiempo que crece antes del alba
Hora de gallos asustados
que concentran pavor bajo sus alas
Estancias tibias en donde irrumpe el frío
como un silbido de cristal
Alza su pecho gris la incertidumbre
Entra mi pie en la barca
Despierta la otra parte de mí
que siempre duerme
y unta un frío sudor sobre mi frente
Enciendo luz
Salto fuera del sueño
Tiemblo.
"Música solar" 1984
EfraÃn Bartolomé
Hola
Tú, que vienes caminando
desde el fondo de mi vida;
que traes como bandera
la música de tu risa;
tú que en tus ojos escondes
lo que mi alma necesita;
tú, que en mi pecho has vivido
por años como dormida
y hoy me despiertas de golpe
hasta que no da cabida
mi pequeño corazón
para esta explosión de dicha.
Eres el río al que quise
ponerle diques un día.
Hoy que subió tu corriente
ya no hay diques que resistan.
En la casa de mi pecho,
en mi sueño y mi vigilia,
en las calles de mis manos,
en la ciudad de mis días,
en la patria de mis pasos
y en el país de mi vida
ven, entra y manda: es tu reino,
tu victoria, tu conquista.
Tú, que vienes caminando
desde el fondo de mi vida;
que traes como bandera
la música de tu risa;
tú que en tus ojos escondes
lo que mi alma necesita;
tú, que en mi pecho has vivido
por años como dormida
y hoy me despiertas de golpe
hasta que no da cabida
mi pequeño corazón
para esta explosión de dicha.
Eres el río al que quise
ponerle diques un día.
Hoy que subió tu corriente
ya no hay diques que resistan.
En la casa de mi pecho,
en mi sueño y mi vigilia,
en las calles de mis manos,
en la ciudad de mis días,
en la patria de mis pasos
y en el país de mi vida
ven, entra y manda: es tu reino,
tu victoria, tu conquista.
Manuel José Arce
Cuando el amor es algo real e incontrolable; nos entra un miedo indefinible e intolerable, por que así debe ser o así debemos ver; que no hay nada igual a el.
Pablo Colin
La política es bella, aunque parezca fea por lo que se le entra del interés inevitable; y su beldad está en la fatiga difícil y dolorosa de los hombres en virtud por tener la república a salvo de los que negocian con la santidad de sus oficios.
José MartÃ