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Estrella ( 4 )

Estrella. Encuentra docenas de estrella con fotos para copiar y compartir.


5. Me Habita El Mar, Con Desorden de Estrella...

Me habita el mar, con desorden de estrella,
precipitadamente rubia,
y el aire de sus muertos me golpea,
tiritando callada y sorda espuma.

-En los peldaños violetas del cielo,
la noche va cerrando sus ventanas-.

Nada hará la tierra más amarga:

ni el metal desvanecido en su abrazo de invierno,
ni una vegetal, terrible desnudez de luna y sangre

De "La lealtad del espejo" 1993


Beatriz Hernanz


A Un Poeta Sajón

Tú cuya carne, hoy dispersión y polvo,
pesó como la nuestra sobre la tierra,
tú cuyos ojos vieron el sol, esa famosa estrella,
tú que viniste no en el rígido ayer
sino en el incesante presente,
en el último punto y ápice vertiginoso del tiempo,
tú que en tu monasterio fuiste llamado
por la antigua voz de la épica,
tú que tejiste las palabras,
yú que cantaste la victoria de Brunanburh
y no la atribuiste al Señor
sino a la espada de tu rey,
tú que con júbilo feroz cantaste,
la humillación del viking,
el festín del cuervo y del águila,
tú que en la oda militar congregaste
las rituales metáforas de la estirpe,
tú que en un tiempo sin historia
viste en el ahora el ayer
y en el sudor y sangre de Brunanburh
un cristal de antiguas auroras,
tú que tanto querías a tu Inglaterra
y no la nombraste,
hoy no eres otra cosa que unas palabras
que los germanistas anotan.
Hoy no eres otra cosa que mi voz
cuando revive tus palabras de hierro.

Pido a mis dioses o a la suma del tiempo
que mis días merezcan el olvido,
que mi nombre sea Nadie como el de Ulises,
pero que algún verso perdure
en la noche propicia a la memoria
o en las mañanas de los hombres.


Jorge Luis Borges




Tendidos Bajo El Sueño

Era grande la noche. Estábamos en ella
con todos los impulsos dispuestos para el beso.
Se quemó el filamento de la única estrella
y un cosquilleo eléctrico nos palpitó en los huesos.

La luna se estiraba como una gata en celo.
La tierra tomó un hondo tibior de carne abierta.
Docenas de emociones cayeron en tu pelo.
Nos hallamos, de pronto, con la alegría despierta.

Dios se encogió de un golpe y se escondió en tu traje.
El pájaro del miedo se nos fue del paisaje.
Olvidamos el alma y el pecado.
Todo nos dejó solos: la luna y el vestido.
La noche era profunda como un lecho mullido.


Jorge Debravo


Al irte dejas una estrella en tu sitio, dejas caer tus luces como el barco que pasa, mientras te sigue mi canto embrujado.


Vicente Huidobro


. . . Y cuando en las noches quietas y frías dirigía el hocico hacia alguna estrella y aullaba como un lobo, eran sus antepasados, muertos y ya convertidos en polvo, los que dirigían el hocico a las estrellas y aullaban a través de los siglos. Y las cadencias de buck eran las cadencias de ellos, las cadencias con que expresaban su pena y el significado que para ellos tenían el silencio, el frío y la oscuridad.


Jack London


Dame, Dame La Noche Del Desnudo...

Dame, dame la noche del desnudo
para hundir mi mejilla en ese valle,
para que el corazón no salte, y calle:
hazme entregado, reposado y mudo.

Dame, dame la aurora, rompe el nudo
con que ligué mis rosas a tu talle,
para que el corazón salte y estalle:
hazme violento, bullidor y rudo.

Dame, dame la siesta de tu boca,
dame la tarde de tu piel, tu pelo:
sé lecho, sé volcán, sé desvarío.

Que toda plenitud me sepa a poca,
como a la estrella es poco todo el cielo,
como la mar es poca para el río.


Antonio Carvajal




Yo daría una estrella por volver a tenerte y por una mirada, un pedazo del mar, y por una caricia este cielo completo y no se qué daría si me fueras a amar.


Jenniley Bonilla


Pausas

I

¡El mar, el mar!
Dentro de mí lo siento.
Ya solo de pensar
en él, tan mío,
tiene un sabor de sal mi pensamiento.

II

No canta el grillo. Ritma
la música
de una estrella.

Mide
las pausas luminosas
con su reloj de arena.

Traza
sus órbitas de oro
en la desolación etérea.

La buena gente piensa
- sin embargo -
que canta una cajita
de música en la hierba.


José Gorostiza


Una estrella anhelante que se inflama, un resplandor que deja de luz ciego al que intenta mirar!.


Rafael Lasso de la Vega




El beso que no te di se me ha vuelto estrella dentro... ¡Quién lo pudiera tornar -y en tu boca...- otra vez beso!.


Dulce María Loynaz


La Carta, El Beso

Llega una carta y rompe abre
la mañana en mis verdes ojos.
Ha llegado después
del cántaro de leche
de la cesta con higos
y otra sombra que cruzó
con oveja merendera y juncos
recién cortados
el portal de mi casa todavía
en la frescura del valle.

Deseando que buscara el sol
la ventana, el beso dice:
Te imagino quieta
es tan hermoso el existir
ofreciendo tempranura al mundo
espesada en el lecho
porque no estoy ahí
Mira que sin estarlo
sé cómo andas de transparencia
y fruta,
cómo endulzas ya tu amanecida
en la boca
y sé que en tu costura va este poema
escrito en el instante
que relees mi carta, tan firme como
mueves el brazo que yo amo
el café que sorbes pero te equivocas
que estoy bebiéndome aquí
insistencia de tu mirada
contra la distancia quiébrala
y sigue.

Ah, la distancia y su isla
es el lugar más oculto
que el amante ofrece cautivo
con su cuerpo y beso en tierra.
La distancia es una charca
cercada de pasto amarillo y antiguo
que ahora mismo se la regalo al mundo
con la belleza primera de los siglos.
La distancia es no morir de sed
sino de bebiéndola vivirte
si madruga el amor en el verde cristal
los abiertos brazos
que se han puesto a trabajar deprisa
con el rayo de sol, la carta, aquí el beso
y ya te alcanz0.
Sabes que te alcanzo miwntras tenga
silencio de amarte, no en papel
en sábana bordada con una estrella
y su número pegado a los otoños
Mañana es siempre
planeando sobre mi casa todavía
en la frescura del valle.

De: Pasión inédita


Pureza Canelo


El Vivir de La Amada

Yo sé que de tu pecho los latidos
están contados. Corazón, haz lento
tu misericordioso movimiento
y leves tus quejidos doloridos

por ese cuerpo, donde mis sentidos
ponen todo su amor, donde me siento
morir a cada golpe ceniciento
de tus redobles graves y oprimidos.

Y tú, ventana de mi amor, aldea
mía de paz, caricia que sestea,
umbral del mundo, amor de cada día.

Dame tu fe, tu claridad, mi estrella,
dime que existe lo que yo sabía
cuando era niño en la ciudad aquella...


Carlos Bousoño


Canción de La Noche Sola

Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.
Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la llama;
la flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.

Fue mía una noche, locamente mía:
me quema los labios su sed todavía.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
Su amor de una noche sigue siendo mío:
la corriente pasa, pero queda el río;
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.

Amor de una noche que ignoró el hastío.
Somos las distantes orillas de un río,
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.

El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en cenizas.
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
así como un ciego que tiende la mano.
Amor de una noche sin amanecer:
¡acaso prefiero no volverte a ver!


José Angel Buesa




Hotel Lucero

Finito todo y también estos brazos
que se me tienden en la semipenumbra
y un hilo -el de la voz- soplo que apenas brota

pero incisivamente de una fuente: la duda
El bello aparecer de este lucero
¿El del amanecer? ¿El de la tarde?
¿Abre el día o lo cierra?

Bajo la ducha una estrella se apaga
que, absurdamente, la comparte contigo
Las estrellas que viste nacer, a mediodía
estaban muertas desde hace cien años
sólo hiciste el amor con una luz
olfateaste «la ausente de todos los ramos».

Resuena un timbre en el Hotel Lucero
traga y escupe esta boca de sombra
para el caso es lo mismo: apariciones
y desapariciones instantáneas.

No sé en qué sentido hemos hablado de todo
¿Era la duda el tema que nos hizo vestirnos
justo en la hora convenida
salir de allí en distintas direcciones
y la que me detuvo
para ver, y fue inútil, si volvías la cara?


Enrique Lihn


El Blues de La Estrella Del Sur

La caracola azul
de la mañana
y el despertar violento de la rosa
volverán a latir
debajo de tu piel.
Las puertas de cristal del sentimiento
se abrirán con un blues:
con el blues
de la estrella del sur.
Es hora ya de que despierten los colores.
Es el blues de la estrella del sur.
El adiós, la aventura
están en los bolsillos de tu ropa.
Es el blues de la estrella del sur.
Brilla la luna
encima de las piedras.
Es hora ya, despierta.
Es el blues de la estrella del sur.


Manu Cáncer


Si Mi Voz Muriera En Tierra

Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento una vela!


Rafael Alberti


Ceguera

Me abismo en una rara ceguera luminosa,
un astro, casi un alma, me ha velado la Vida.
¿Se ha prendido en mí como brillante mariposa,
o en su disco de luz he quedado prendida?
No sé...
Rara ceguera que me borras el mundo,
estrella, casi alma, con que asciendo o me hundo.

¡Dame tu luz y vélame eternamente el mundo!


Delmira Agustini


Presencia En El Olvido

Tú ya no tienes rostro en mi recuerdo. Eres,
nada más, la dorada tarde aquella
en que la primavera se detuvo
a leer con nosotros unos versos.

Y eres también esta tenaz y leve
melancolía que sus pasos mueve
sobre mi corazón,
y casi no es
melancolía...

Alguna vez yo tuve
tu rostro y tus palabras...
¡Hoy no sé qué se hicieron!

Hoy eres solamente
esas pequeñas cosas que se llaman
un día, un libro, el lento

caminar de la mano de la estrella,
y a veces, -pocas veces-, el silencio
fijándome los ojos desolados
en un sitio del aire, como ciegos...

Yo se que estás lejano de mi límite.
Que ya no eres ni la voz ni el eco...
si por el cauce de mi sangre subes,
llegas, vano fantasma, hasta mi sueño.

Y te quiero mirar, y es esta tarde
dorada, que ya dije,
lo que encuentro...

La tarde que tenía un campanario
entre los dedos
y una humana dulzura en la manera
de entendernos...

Tú ya no tienes rostro.
Ya no eres.


Meira Delmar


Bajo Las Luces Rojas

Sus cuerpos bajo aquella luz rojiza,
su desnudo irreal entre la rasa niebla.
Fosforescía el cuarto, altas paredes
con blancos azulejos. Pensé: es un hospital,
quizás la habitación de revelado
de un amigo fotógrafo. Pero aquellas dos lunas
gemelas en un cielo azul cobalto
eran de otra galaxia, y miré el firmamento
y no reconocí ninguna estrella
que antes que yo miraran otros ojos humanos.
Era un bárbaro rito el que cumplían
ante mí aquellos cuerpos. Pude apenas saber
de una desolación y una belleza
que el deseo no nombra, y sentí que espiaba
el fondo más secreto de mí mismo.
Goce o dolor, su voz se rompía en mi pecho,
aunque al oído fuera indescifrable.
Mirándose a los ojos durmieron en su abrazo.
Ciego ascendía un sol agonizante
Y era fría su luz en el alba indecisa.
Bajo aquella luz roja, en un mundo ya muerto
como yo mismo vi borrarse a los amantes.

De "Espejos" 1986 - 1991
Pre-Textos, 1991 Valencia-España


Abelardo Linares


Quizá

Percibo tu presencia sin estar a mi lado,
y oigo tu breve paso hallándote tan lejos;
siento tu escalofrío sin haberte tocado,
y aún cerrando los ojos me ciegan tus reflejos.

Veo pasar las sombras y en ellas te adivino;
cuando me roza el aire sé que son tus cabellos;
si me azota la lluvia, tus besos imagino,
y por ti son mis sueños inmensamente bellos.

Pero no reconozco tu risa entre las risas,
porque amarga tristeza te cubre con su manto;
y en el tropel de gentes ruidosas y con prisas
no estás, porque te encuentras en soledad y llanto.

Un aura te rodea solemne y misteriosa
que fascina mis ojos aunque nunca te han visto;
es quizá la nostalgia gentil y silenciosa
que permea tu vida y en que yo mismo existo.

No obstante, ambos sabemos que ha de llegar el día
en que la luz disipe la sombra en que vivimos;
y al resurgir pujante nuestra innata alegría,
hemos de ser de nuevo como otro tiempo fuimos.

Tú encontrarás un hombre que te bese y te cante,
y no habrá en vuestra entrega ni exigencia ni ruego;
yo volveré a mis sueños, inventando una amante
y escribiéndola versos, sentado junto al fuego.

Y al mirar al pasado desde el nuevo presente
de ilusiones azules y de esperanzas verdes,
una estrella en el cielo y una luz en tu mente
musitarás mi nombre… y quizá me recuerdes.


Francisco Alvarez


CABALLO NEGROS TIRAN EL COCHE,
DONDE PASEA LA JOVEN NOCHE.
HOY TIENE EL PELO TODO INCRUSTADO
DE ESTRELLA BLANCAS: COMO UN BORDADO
QUE A SU ABUELITA LE HABIAN DADO.
CABALLOS NEGROS TIRAN EL COCHE
DONDE PASEA LA JOVEN NOCHE
CON MEDIA LUNA PUESTA DEL BROCHE


POETA ENAMORADA


le robe una estrella al cielo, apague el sol con un dedo le encontre un defecto a Dios, y entonces xq no puedo robarte el corazon si solo verte me lastima aunq no pueda encotrar mi vida encontrare la salida


Allen Saul


Exhortación

Oyes, en medio de la selva, un trino,
ves en la noche cintilar tu estrella,
un alma de mujer cándida y bella
refulge a trechos en tu gris camino.

Tú sientes la emoción, el repentino
embrujamiento, la indeleble huella,
pero el éxtasis lírico te sella
en los labios el verso peregrino.

No importa. Tus momentos de Absoluto
hierven en ti, como la kiel en cubas,
y a cada germen corresponde un fruto:

a nubes de pasión, lluvias de llanto,
a viñedos en flor, cosecha de uvas,
y a siembras de emoción, siegas de canto.


Juan Lozano y Lozano


Misterio

Si tu alma pura es un broche
que para abrirse a la vida
quiere la calma adormecida
de las sombras de la noche;

Si buscas como un abrigo
lo más tranquilo y espeso,
para que tu alma y tu beso
se encuentren solo conmigo;

Y si temiendo en tus huellas
testigos de tus amores,
no quieres ver más que flores,
más que montañas y estrellas;

Yo sé muchas grutas, y una
donde podrás en tu anhelo,
ver un pedazo de cielo
cuando aparezca la luna.

Donde a tu tímido oído
no llegarán otros sones
que las tranquilas canciones
de algún ruiseñor perdido.

Donde a tu mágico acento
y estremecido y de hinojos,
veré abrirse ante mis ojos
los mundos del sentimiento.

Y donde tu alma y la mía,
como una sola estrechadas,
se adormirán embriagadas
de amor y melancolía.

Ven a esta gruta y en ella
yo te daré mis desvelos,
hasta que se hunda en los cielos
la luz de la última estrella.

Y antes que el ave temprana
su alegre vuelo levante
y entre los álamos cante
la vuelta de la mañana.

Yo te volveré al abrigo
de tu estancia encantadora,
donde el recuerdo de esa hora
vendrás a soñar conmigo...

Mientras que yo en el exceso
de la pasión que me inspiras
iré a soñar que me miras,
e iré a soñar que te beso.


Manuel Acuña


Gesto

A la brisa, a la abeja, a la hermosa
el rosal puede dedicar la rosa.

Al poeta, al grumete, a la doncella
la noche puede dedicar la estrella.
Si eres tú misma el rosal y las rosas,
la noche de mi verso y sus estrellas,
¿a quién dedicaré este breve cielo,
este arbusto, esta fuente, este desvelo?


Gerardo Diego


SI quieres mantener tu surco derecho ,ata tu arado a una estrella ,lanza tu sombra a la nada y empaca tus sueños al infinito.


Maria Feliz




eres como una estrella,tan bella para admirarla y tan lejana para tocarla.


arley


Amar es depertar después de soñar con ella
y pensar en ella no bajarle subirle una estrella


MC AESE


Desprendimiento

Dulzura de sentirse cada vez más lejano.
Más lejano y más vago...
Sin saber si es porque las cosas se van yendo
o es uno el que se va.
Dulzura del olvido como un rocío leve cayendo en la tiniebla...
Dulzura de sentirse limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarse y ser como la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio...
En silencio,
¡Dios mío!...


Dulce María Loynaz


Canción de La Noche Callada

En la noche balsámica, en la noche,
cuando suben las hojas hasta ser las estrellas,
oigo crecer las mujeres en la penumbra malva
y caer de sus párpados la sombra gota a gota.

Oigo engrosar sus brazos en las hondas penumbras
y podría oír el quebrarse de una espiga en el campo.

Una palabra canta en mi corazón, susurrante
hoja verde sin fin cayendo. En la noche balsámica,
cuando la sombra es el crecer desmesurado de los árboles,
me besa un largo sueño de viajes prodigiosos
y hay en mi corazón una gran luz de sol y maravilla.

En medio de una noche con rumor de floresta
como el ruido levísimo del caer de una estrella,
yo desperté en un sueño de espigas de oro trémulo
junto del cuerpo núbil de una mujer morena
y dulce, como a la orilla de un valle dormido.

Y en la noche de hojas y estrellas murmurantes
yo amé un país y es de su limo oscuro
parva porción el corazón acerbo;
yo amé un país que me es una doncella,
un rumor hondo, un fluir sin fin, un árbol suave.

Yo amé un país y de él traje una estrella
que me es herida en el costado, y traje
un grito de mujer entre mi carne.

En la noche balsámica, noche joven y suave,
cuando las altas hojas ya son de luz, eternas...

Mas si tu cuerpo es tierra donde la sombra crece,
si ya en tus ojos caen sin fin estrellas grandes,
¿qué encontraré en los valles que rizan alas breves?,
¿qué lumbre buscaré sin días y sin noches?


Aurelio Arturo


La Sed

¡Tengo sed, sed ardiente! -dije a la maga, y ella
me ofreció de sus néctares. -¡Eso no: me empalaga!-
Luego, una rara fruta, con sus dedos de maga,
exprimió en una copa clara como una estrella;

y un brillo de rubíes hubo en la copa bella.
Yo probé. -Es dulce, dulce. ¡Hay días que me halaga
tanta miel, pero hoy me repugna, me estraga!
Vi pasar por los ojos del hada una centella.

Y por un verde valle perfumado y brillante,
llevóme hasta una clara corriente de diamante.
-¡Bebe! -dijo-. Yo ardía, mi pecho era una fragua.

Bebí, bebí, bebí la linfa cristalina...
¡Oh, frescura! ¡Oh, pureza! ¡Oh, sensación divina!
-Gracias, maga, ¡y bendita la limpidez del agua!


Delmira Agustini


A Rene Magritte

Las mujeres con pechos de papel
alumbran la armonía de los prados.
A las ventanas vienen los venados
bajo un cielo de páginas de miel.

Detrás de esa cortina hay un doncel
con los ojos azules y vendados
pero en las blancas vendas hay pintados
tres ojos negros donde está Luzbel.

La pierna adolescente de la bella
abre sus abanicos de cristales
mientras un aerolito resplandece.

La carne es un espejo y una estrella.
El hombre la contempla con puñales
pero la rosa corre mientras crece.


Juan Eduardo Cirlot


Alto Nombre

Nombre de suave lienzo y blanco lino,
paisaje donde nevó rosas heladas,
primavera cuajada en amor joven.
Cuántas huidas, cuántos escalofríos
entre tú y yo levantaron nuestro puente.
Puente de plata o tela de araña, dulce,
donde al amanecer la niebla se columpia.
Mi vida es un acercarse a la tuya.
Al morder la primera fruta de oro,
el zumo por los labios resbalaba.
Era la pasión como una novia antigua.
Nombre de limpio vidrio y aire tamizado,
en soledad arrodillada encendido,
de campana en campana por los campos vuelas.
Como un animal sagrado vagabas;
alto zumbido de otoños olvidados
bajo tus pies, arcángel de los pies blancos.
Esparciendo luz y oliendo a flor,
Planeas sobre mí, ángel en ruinas.
¿Qué brisa, qué amor, qué pena deshojada,
qué fuente dorada o qué cristal de estrella
sueña tus sueños cuando estoy dormido?
Al latirte el corazón de viento,
florezco bajo tus alas desnudas.

De "Angel de tierra"


Ricardo Carballo Calero


... nombre celestial, maravilloso, amoroso y lleno de gracia, eres el rocío de la mañana, estrella de los deseos, cautivas a todo ser, nada en este mundo se resistiría a admirar tan escultural silueta...


Edvin Roberto Us De Paz


Estrella mágica, linda, hermosa que inspiras cariño y admiración generas un zigzagueo de emociones, sentimientos amorosos y tiernos... bella en cuerpo y alma mujer encantadora llena de vida... eres toda una doncella...


Edvin Roberto Us De Paz


Dedicatoria

Cuanto en mí vierte luz y armonía
ha nacido a tus besos de miel;
yo soy bardo y tribuno, alma mía,
porque tú eres aliento y laurel.

Si he lanzado una piedra a los cielos,
si fui cruel, no me guardes rencor;
confesando que ha sido por celos,
harto digo que fue por amor.

No te aflijas si el nauta suspira
tanto nombre en las noches del mar;
si son muchos los astros que mira,
uno solo es la Estrella Polar.

La esperanza, luchando y venciendo,
me promete sin par galardón;
¡a ti vaya, sangrando y gimiendo,
este libro, que es un corazón!

Cuanto en mí vierte luz y armonía
ha nacido a tus besos de miel;
yo soy bardo y tribuno, alma mía,
porque tú eres aliento y laurel.


Salvador Díaz Mirón


Si te sientes triste sal de tu casa y cuenta las estrellas cada estrella que contaste es un motivo por el cual eres especial, imaginate si las puedes contar todas


Daneuris Restituyo


Duda que el sol se mueva,
duda que de fuego sea una estrella,
duda que la verdad sea mentira,
pero... nunca dudes que te amo.


el poeta del pueblo


En el cielo ahí muchas estrellas que brillan pero en mi cielo tu eres la estrella que mas brillas


martin


la ilusion es como una estrella en lo alto del cielo ,pero cuando se desprende ,la ilusion desaparece


marianelida