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Estupor

Estupor. Encuentra docenas de estupor con fotos para copiar y compartir.


La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza.


Charles Baudelaire


Yo observo la historia de los tesoros que ustedes encontraron. ¡Veo la continuación! Mi sabiduría es tan despreciada como el caos. ¿Qué es mi nada, frente al estupor que les espera a ustedes?


Arthur Rimbaud




Cuando muere una persona siempre sobreviene una especie de estupor, por lo difícil que es aceptar esta irrupción de la nada y prestarle credibilidad.


Gustave Flaubert


¿Cual raza? ¿Acaso existe la raza alemana? ¿existió alguna vez? ¿existirá acaso? ¿Realidad, mito o mentira de los teóricos? Bueno, vamos a responder, la raza alemana no existe. Varios movimientos. Curiosidad. Estupor. Repetimos. No existe. Nosotros no lo hemos dicho. Los científicos lo dicen. Hitler lo dice.


Benito Mussolini


Lo que me llena de estupor no es la incredulidad sino la fe. Lo que me sorprende no es el ateo, sino el cristiano.


Benedicto XVI


No es el muerto quien provoca el estupor es la sorpresa de ver cómo olvidamos su propia muerte, nuestro gran dolor


Reinaldo Arenas




No hubiese un español que no creyese ser señor de América, y los americanos los miraban entonces con poco menos estupor que los indios en los principios de sus horrorosas carnicerías, tituladas conquistas.


Manuel Belgrano


Todos tenemos algún antepasado imbécil. Todos, en algún momento de nuestras vidas, encontramos el rastro, las huellas vacilantes del más pelmazo de nuestros antepasados, y al mirar ese rostro huidizo nos damos cuenta, con estupor, con incredulidad, con horror, de que estamos contemplando nuestra propia cara que nos hace guiños y muecas amistosas desde el fondo de un pozo.


Roberto Bolaño


Noria de Noches

Otros sufren de hambre o padecen prisión
o viven con vergüenza o con humillación
o rumian una culpa o aguardan un perdón

Yo llevo este secreto que va en mi corazón

Otros están enfermos y se sienten morir
o elaboran de noche la manera de huir
o fatigan las calles sin saber dónde ir

Yo guardo mi secreto y no puedo dormir

Otros en la miseria callan con estupor
o en la tortura aprietan los dientes y el honor
o solitarios llenan las calles de dolor

Yo me entro en el silencio con la palabra amor.


Félix Grande




La Visita Del Arcángel

Verte, como tras niebla, vuelto el rostro,
oculta la cabeza entre las sombras,
y vislumbrar el suelo ajedrezado,
los hondos muros blancos, la ventana
y tras ella el paisaje, una alta torre
guardando la ciudad que ciñe un muro,
los azules, los verdes, los dorados,
tan exactos que niegan la distancia.
Pisar el mármol frío y acercarme
al sitial donde aguardas silenciosa.
Querer cerrar los ojos y estar lejos,
y sentir que mi pulso se acelera
y que fallan mis piernas, y mirarte,
mirarte sin embargo cuando giras
tu rostro envuelto en luz que no es del mundo
hacia mí que te hablo. Y comprender
con estupor y asombro quiénes somos,
pues reconozco al fin cuál es mi sueño,
y sabiendo cumplido mi destino,
y, extendidas mis alas, regresar a lo alto.

De "Espejos" 1986 - 1991
Pre-Textos, 1991 Valencia-España


Abelardo Linares


Otros Poemas:

Del mar brota entonces lo desconocido
familiar, el abandono celeste,
la perseverancia del desorden.
Héctor, sediento de éxtasis,
busca
el apóstrofe de la luz,
el desamparo de la certeza,
la seguridad de los cobardes,
el fulgor en los escombros.
El veneno de un puñal,
amante y esperado,
cañamazo de desdichas.
En el principio Perséfone era un árbol
la mujer fue incluso un bosque,
el estupor y el silencio

*

Por ti todo lo he olvidado,
mi niñez y mi patria.
Bebí tu vino. A tu mesa
me senté.
Con pies de medianoche
recibí los abrazos del viento.
Intriga, astucia, tiempo.
Una marea infinita del mundo
hacía alto el terror de tu éxito.

*

Inventaré palabras nuevas
Para hablar con tus silencios.

Un enjambre de verbos incide en la dulce luz
Que robo ilesa de tus ojos.

Una infancia llena de oscuros secretos,
De palabras afrutadas,
De verbos ensimismados en el tiempo.
-El miedo también es un camino,
un corredor de sombras
que apura el opio perfumado del olvido-.

Tus uñas obscenas,
Ácidas de noches lentas,
Descienden por mi cuerpo,
Arañan
La transparencia súbita de enero,
Una carne de luna
Alegre en la derrota,
- nunca es para siempre -
Con la complicidad de las fronteras.

Al norte del futuro hay una palabra
Que espera ser escrita,

Tal vez pueda sobrevivir a tanto olvido hacia dentro.


Beatriz Hernanz


oh¿que es realidad? ¿que es este universo lleno de estupor? ¿quien es el cubo de la rueda del universo? ¿ques es la vida mas alla´ de la forma?¿como podemos entrar en ella plenamente por encima del espacio y del tiempo,de los nombres y las connotaciones? ¡aclara mis dudas! donde el carazon te lleve


susanna tamaro


Te amo 5 letras que matizan al más obscuro corazón, suaviza la más dulce melodía que
El oído mas sordo quisiera escuchar, rompe las barreras de la distancia el tiempo y
La memoria.

Te amo 2 cortas palabras que alargan la ilusión, la esperanza y la pasión, puente
Entre el odio y los recuerdos, pasillos a la sublime eternidad.

Te amo es el grito del alma, estupor del callado corazón que en valiente jinete se
Convierte y sobre el viento deja impregnada la deliciosa sensación de vivirlo.

Te amo hoy mi boca lo dice y lo siente por ti sin importarme donde y con quien
Estés. Lo repito mil veces y en cada una lleva marcado tu nombre, no me importa nada
La emoción me gana.

Te amo y en cada una de sus letras estará el aroma de tu cuerpo que día a día me
Imagino y lo hago mío, esta tarde me incita a decir, lo que para mi es imposible, lo
Digo sin reproche lo siento sin arrepentimiento te amo sin importarme que tu, nunca
Llegues a sentir lo mismo.


endersi14




Desde las pantallas de visualización entraron en la casa, muchos observadores han preocupado de que ponen el cerebro en un estado de estupor. Una cepa inicial de la investigación afirmó que cuando vemos la televisión, nuestros cerebros mayoría exhiben ondas alfa lenta - que indica un bajo nivel de excitación, al igual que cuando estamos soñando despiertos.


Hanna Rosin


La gente suele viajar por el mundo para ver los ríos y las montañas, las nuevas estrellas, pájaros chillones, peces monstruo, razas grotescas de personas; caen en un estado de estupor animal que abre la boca a la existencia y piensan que han visto algo.


Soren Kierkegaard


Lo más peligroso en el mundo es el pecado de la autosuficiencia y el estupor de lo mundano.


John Piper


Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.


Pablo Neruda


¡Un hijo, un hijo, un hijo! Yo quise un hijo tuyo
y mío, allá en los días del éxtasis ardiente,
en los que hasta mis huesos temblaron de tu arrullo
y un ancho resplandor creció sobre mi frente.

Decía: ¡un hijo!, como el árbol conmovido
de primavera alarga sus yemas hacia el cielo.
¡Un hijo con los ojos de Cristo engrandecidos,
la frente de estupor y los labios de anhelo!

Sus brazos en guirnalda a mi cuello trenzados;
el río de mi vida bajando a él, fecundo,
y mis entrañas como perfume derramado
ungiendo con su marcha las colinas del mundo.

Al cruzar una madre grávida, la miramos
con los labios convulsos y los ojos de ruego,
cuando en las multitudes con nuestro amor pasamos.
¡Y un niño de ojos dulces nos dejó como ciegos!

En las noches, insomne de dicha y de visiones,
la lujuria de fuego no descendió a mi lecho.
Para el que nacería vestido de canciones
yo extendía mi brazo, yo ahuecaba mi pecho...

El sol no parecíame, para bañarlo, intenso;
mirándome, yo odiaba, por toscas, mis rodillas;
mi corazón, confuso, temblaba al don inmenso;
¡y un llanto de humildad regaba mis mejillas!

Y no temí a la muerte, disgregadora impura;
los ojos de él libraron los tuyos de la nada,
y a la mañana espléndida o a la luz insegura
yo hubiera caminado bajo de esa mirada...


Gabriela Mistral