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Francisco zarco ( 4 )

Francisco zarco. Encuentra docenas de francisco zarco con fotos para copiar y compartir.


Perdonamos cuanto amamos.


Francisco de La Rochefoucauld


Para conservar la salud y cobrarla si se pierde, conviene alargar en todo y en todas maneras el uso del beber vino, por ser, con moderación, el mejor vehículo del alimento y la más eficaz medicina.


Francisco De Quevedo




Conozco los secretos del alma del paisaje, y sé lo que entristece, y sé lo que consuela, y el viento traicionero y el bárbaro oleaje conocen la invencible firmeza de mi vela.


Francisco Villaespesa


No se desprecia a todos los que tienen vicios, pero sí a los que no tienen ninguna virtud.


Francisco de La Rochefoucauld


Donde hay poca justicia es un peligro tener razón.


Francisco De Quevedo


La moderación es un temor a caer en la envidia y en el desdén que merecen los que se embriagan con su dicha; es una vana ostentación de la fuerza de nuestro ánimo; y finalmente, la moderación de los hombres que se ven muy encumbrados es un deseo de parecer más grandes aún que su buena fortuna.


Francisco de La Rochefoucauld




Cuando me dices: Soy tuya, tu voz es miel y es aroma, es igual que una paloma torcaz que a su macho arrulla.


Francisco Villaespesa


Lo más importante que tiene que saber un estudiante que sale de la escuela es qué es y qué no es la arquitectura.


Francisco Javier Sáenz De Oiza


Esas acciones grandiosas y espléndidas que deslumbran, según los políticos son efecto de grandes designios, pero por lo común tan solo son efecto del talante y de las pasiones. Así, la guerra de augusto con antonio, que se atribuye a la ambición de ambos por llegar a ser dueños del mundo, tal vez no fue más que una consecuencia de la envidia.


Francisco de La Rochefoucauld




Actividad artística impulsada por la potencia del creador capaz de despertar emociones.


Francisco Javier Sáenz De Oiza


Tus bellas formas cantan himnos contra la sombra y el olvido; tus formas, para quienes la luna resplandece, cada noche se entregan como la vez primera: temblorosas, sí, pero voluntarias.


Francisco Morales Santos


La soledad es un viaje sin límites a la sed.


Francisco Garzón Céspedes


El interés, que ciega a unos, ilumina a otros.


Francisco de La Rochefoucauld




Se necesitan virtudes más grandes para soportar la prosperidad que la suerte adversa.


Francisco de La Rochefoucauld


Las pasiones engendran a menudo otras que son sus contrarias: la avaricia produce a veces la prodigalidad, y la prodigalidad la avaricia; a menudo somos firmes por ser débiles, y audaces por cobardía.


Francisco de La Rochefoucauld


El orgullo se resarce siempre y no pierde nada, incluso cuando renuncia a la vanidad.


Francisco de La Rochefoucauld


El tiempo también pinta.


Francisco De Goya


Lo que tomamos por virtudes a menudo no es más que un compuesto de diversas acciones y diversos intereses que el azar o nuestro ingenio consiguen armonizar, y no es siempre el valor y la castidad lo que hace que los hombres sean valientes y que las mujeres sean castas.


Francisco de La Rochefoucauld


¡La tragedia es vulgar por lo sencilla!.


Francisco Villaespesa


La música se va... Tan solo queda un perfume fugaz a carne y seda... ¿Quién tus encantos desnudó a la brisa?.


Francisco Villaespesa


Todos tenemos fortaleza suficiente para soportar los males ajenos.


Francisco de La Rochefoucauld


En El Cansancio de La Noche

En el cansancio de la noche,
penetrando la más oscura música,
he recobrado tras mis ojos ciegos
el frágil testimonio de una escena remota.

Olía el mar, y el alba era ladrona
de los cielos; tornaba fantasmales
las luces de la casa.
Los comensales eran jóvenes, y ahítos
y sin sed, en el naufragio del banquete,
buscaban la ebriedad
y el pintado cortejo de alegría. El vino
desbordaba las copas, sonrosaba
la acalorada piel, enrojecía el suelo.
En generoso amor sus pechos desataron
a la furiosa luz, la carne, la palabra,
y no les importaba después no recordar.
Algún puñal fallido buscaba un corazón.

Yo alcé también mi copa, la más leve,
hasta los bordes llena de cenizas:
huesos conjuntos de halcón y ballestero,
y allí bebí, sin sed, dos experiencias muertas.
Mi corazón se serenó, y un inocente niño
me cubrió la cabeza con gorro de demente.

Fijé mis ojos lúcidos
en quien supo escoger con tino más certero:
aquel que en un rincón, dando a todo la espalda,
llevó a sus frescos labios
una taza de barro con veneno.
Y brindando a la nada
se apresuró en las sombras.


Francisco Brines


La fuerza y la flaqueza del ánimo tienen nombres engañosos; en realidad no son más que la buena o mala disposición de los órganos del cuerpo.


Francisco de La Rochefoucauld


Con lo que odio las aguas quietas, digo, me exaspera la gente sosegada: la que arrulla que te arrulla el sueño de que el tiempo pasado fue mejor; la que no dice, ¡ejem!, esta boca es mía, este país es mío; la gente que joroba por quitarnos el aire con sus quejas de hipocondría pura y que hoy, como siempre, se la encuentra sembrando una rosa y cortando un clavel.


Francisco Morales Santos


Contra mis enemigos, terco y rudo, esgrimiré en la lid, que no me apoca, por lanza mi razón y como escudo mi carácter más firme que una roca.


Francisco Villaespesa


Para escribir este poema, pasé años buscándome las manos. Debí quitarme telarañas de los ojos; poner mi corazón al ritmo de las circunstancias más que al de las novias efímeras y, sobre todo, no olvidar que el poema es la síntesis de toda una vida.


Francisco Morales Santos




La Última Costa

Había una barcaza, con personajes torvos,
en la orilla dispuesta. La noche de la tierra,
sepultada.
Y más allá aquel barco, de luces mortecinas,
en donde se apiñaba, con fervor, aunque triste,
un gentío enlutado.
Enfrente, aquella bruma
cerrada bajo un cielo sin firmamento ya.
Y una barca esperando, y otras varadas.

Llegábamos exhaustos, con la carne tirante, algo seca.
Un aire inmóvil, con flecos de humedad,
flotaba en el lugar.
Todo estaba dispuesto.
La niebla, aún más cerrada,
exigía partir. Yo tenía los ojos velados por las lágrimas.
Dispusimos los remos desgastados
y como esclavos, mudos,
empujamos aquellas aguas negras.

Mi madre me miraba, muy fija, desde el barco
en el viaje aquel de todos a la niebla.


Francisco Brines


El capricho de nuestro humor es aún más arbitrario que el de la suerte.


Francisco de La Rochefoucauld


Ni el sol ni la muerte pueden mirarse de hito en hito.


Francisco de La Rochefoucauld


Parece como si la naturaleza, que tan sabiamente dispuso los órganos de nuestro cuerpo para hacernos felices, hubiera querido darnos también el orgullo para evitarnos el dolor de conocer nuestras imperfecciones.


Francisco de La Rochefoucauld


La fortaleza de los hombres juiciosos no es más que el arte de encerrar el propio desasosiego dentro del corazón.


Francisco de La Rochefoucauld


Cuando en mi devastado país la primavera decida que ya es tiempo de florecer de nuevo, tendrá el abono de la osamenta humana que dispersó en todos lados la danza de la muerte.


Francisco Morales Santos


Por ti mares de sangre los hombres han llorado. El fuego de tus ojos al sacrilegio incita, y la eterna sonrisa de tu boca maldita de pálidos suicidas el infierno ha poblado.


Francisco Villaespesa


Quietud

Sentada a media luz en mi rodilla,
y una sonrisa tenue y luminosa
como las alas de una mariposa,
me reclinó en el hombro la mejilla
y abandonóse inmóvil, silenciosa.

Se me quedó dormida entre los brazos,
niña interior, aunque mujer externa,
un tiempo apasionada, luego tierna,
frágil hoy con el alma hecha pedazos,
mañana con impulsos de galerna.

No me quise mover por no alterarla,
y dejé transcurrir el tiempo lento,
con el temor de que hasta el pensamiento
pudiera, al agitarse, despertarla,
destruyendo la magia del momento.

Y así quedó, colgada de mi cuello,
dormida en mí, sin dudas y sin prisa,
y hasta su soplo refrenó la brisa;
y al fin, acariciando su cabello,
hice anidar mi beso en su sonrisa.


Francisco Alvarez


Los pájaros saben que no hay invierno que dure cien años y que, al pasar la tormenta, la primera semilla que brota es el sol.


Francisco Morales Santos


Cuerpo que no le arma su corazón, las armas le esconden; más no le arman.


Francisco De Quevedo


Y si fuera pintor, ¡con qué cuidado, con mi pincel, por el amor guiado, diluiría en la cándida vitela de un abanico tu sutil figura, entre el rosa fragante y la frescura de un florido paisaje de acuarela!.


Francisco Villaespesa


Solo el que manda con amor es servido con lealtad.


Francisco De Quevedo


¡El amor es más fuerte que la Muerte, y la Muerte más fuerte que el olvido!.


Francisco Villaespesa


La pintura es la gran pizarra de la historia.


Francisco Umbral