Frases celebres de temor de seneca
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Haz pues mi querido Lucilio lo que dices que tú mismo me dices que haces: agárrate a las horas con ambas manos. Dependerás menos del día de mañana si tuvieses bien asido el de hoy. - Cartas de Séneca a Lucilio, Carta I -
Séneca
En la defensa de la verdad hemos de proceder con la mayor sencillez; en la lucha con el temor con la mayor fortaleza
Séneca
No hay nadie hizo tan grande, pero puede tanto necesitan la ayuda y el servicio, y de pie en el temor del poder y crueldad, incluso del más humilde de los mortales.
Séneca
Para ser feliz hay que vivir en guerra con las propias pasiones y en paz con las de los demás.
Séneca
Dice hecatón: te descubriré un modo de provocar el amor sin filtro mágico, sin hierbas, sin ensalmos de hechicera: si quieres ser amado, ama.
Séneca
En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto.
Séneca
Cuando sueñas, lloras o bailas como un loco y el temor acecha, te duele el tiempo perdido y llueve. Escribe entonces.
Antonio Brañas
El temor es siempre la confesión de una debilidad que desaconseja la lucha y no quiere ni ver al adversario.
Yoritomo Tashi
Ataca el ocio con productividad y reconócele tu grandeza, solo así cruzarás la frontera entre el temor de soñar y la realidad de haberlos hecho realidad.
Pedro Pantoja Santiago
Ningún gobierno puede sostenerse sin el principio del temor así como del deber. Los hombres buenos obedecerán a este último, pero los malos solamente al primero.
Thomas Jefferson
La base de todas las sociedades grandes y duraderas ha consistido, no en la mutua voluntad que los hombres se tenían, sino en el recíproco temor.
Thomas Hobbes
Nada nos enreda en mayores males que el atenernos a los rumores, en la creencia de que lo mejor es lo aceptado por consentimiento de muchos, y el seguir los ejemplos más numerosos, rigiéndonos, no por la razón, sino por la imitación de los demás.
Séneca
Muchas cosas no nos atrevemos a emprenderlas, no porque sean difíciles en sí, sino que son difíciles porque no nos atrevemos a emprenderlas.
Séneca