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Frases de esfuerzo ( 2 )

Frases de esfuerzo. Encuentra docenas de frases de esfuerzo con fotos para copiar y compartir.


?Lo que le molesta a usted es que yo, el infeliz, el pobre diablo, haya llegado de pronto, en un momento, a una posición igual a la que usted le ha costado toda una vida de trabajo aburridor. Este cambio que ha ocurrido lo que revela es que el verdadero infeliz es usted. Usted es de los que no tienen más remedio que subir palmo a palmo, arrastrándose y trepando con constante esfuerzo. Yo, no. Yo soy de otra clase de hombres. De la clase que era mi padre, y por eso usted lo odiaba solapadamente. Hombres de vuelo, de oportunidad, de predestinación. Hombres que llegan en un momento a donde otros no se asoman sino después de agotar una vida de tareas subalternas.

?¡Basta! ¡Márchese! No tengo por qué oír sus insensateces y sus injurias. Los hombres como ustedes son los que tienen perdido este país. Quieren cosechar sin sembrar, quieren disfrutar sin trabajar, quieren llegar sin ningún esfuerzo. Con ese sistema y por ese camino no se va a ninguna parte.


Arturo Uslar Pietri


Le había llamado la atención un movimiento que recibe el nombre de enroque: el jugador cambia en una sola jugada la posición de dos figuras: pone la torre junto al rey y desplaza al rey hacia la esquina, al lado del sitio que ocupaba la torre. Aquel movimiento le había gustado: el enemigo concentra todo su esfuerzo en amenazar al rey y éste de pronto desaparece ante sus ojos; se va a vivir a otra parte. Soñaba toda su vida con ese movimiento y soñaba con él tanto más cuanto más cansada estaba.


Milan Kundera




¡Compatriotas! ya que no puedo abrazaros en mi despedida, permitid que os hable por última vez. Con el corazón angustiado y la voz trémula os doy este último adiós; el sentimiento con que me separo de vosotros sólo es comparable a mi gratitud; yo he pedido, yo he solicitado esta partida, que me es ahora tan sensible; pero así lo exigen las circunstancias que habéis presenciado y que yo he olvidado para siempre. Sea cual fuere el lugar adonde llegue, allí estoy con vosotros y con mi cara Patria; siempre soy súbdito de ella y vuestro conciudadano. Aquí os son ya inútiles mis servicios, y os queda al frente del gobierno quien puede haceros venturosos. El Congreso va a instalarse, y él secundará sus esfuerzos: vuestra docilidad los hará provechosos. Debéis recibir en breve sabias instituciones acomodadas al tiempo y a vuestra posición social; pero serán inútiles si no las adoptáis con aquella deferencia generosa que prestaron a Solón todos los partidos que devoraban a Atenas. ¡Quiera el cielo haceros felices, amantes del orden y obsecuentes al que os dirige!... ¡Virtuoso ejército!, ¡Compañeros de armas! llevo conmigo la dulce memoria de vuestros triunfos, y me serán siempre gratos los que la Patria espera de vosotros para consolidar su independencia.


Bernardo O'Higgins


Busqué algo a lo que apegarme y en el esfuerzo, a pesar de haber quedado desamparado, me descubrí a mi mismo.


Henry Miller


Nuestra democracia, con todos su fallos, es un logro inmenso de la Humanidad, Bruna. El resultado de muchos siglos de esfuerzo y sufrimiento. Escucha, el mundo se mueve, la sociedad se mueve, y cuanto más democrática, más movilidad y capacidad para cambiarla.


Rosa Montero


Hice mi mejor esfuerzo.


Manny Pacquiao




Algunos están gobernados por líderes incompetentes, se encuentran fragmentados cultural y étnicamente hasta el punto de llegar a la disfunción, y no producen los bienes que el resto del mundo desea adquirir. En vez de invertir en educación, invierten en grandes ejércitos y armas para aterrorizar a su pueblo y mantener sus privilegios. En lugar de invertir en infraestructuras para acelerar la industrialización de su país, caen en la corrupción y dedican sus esfuerzos a mantenerse en el poder, generando una cleptocracia, y no una meritocracia.


Michio Kaku


El lenguaje es mi esfuerzo humano.


Clarice Lispector


Todo mejorarà en el futuro, si estàs haciendo un esfuerzo espiritual en el presente.
Sri Yukteswar a Paramahansa Yogananda


Paramahansa Yogananda




Aún así, no era en eso donde ella y todos los otros animales habían puesto su esfuerzo y sus esperanzas.


George Orwell


Para esto nos manifiesta la devoción de su Sagrado Corazón, que contiene tesoros incomprensibles y quiere se derramen en todos los corazones de buena voluntad, porque es el último esfuerzo del amor del Señor a los pecadores para atraerlos a penitencia y comunicarles abundantemente sus gracias eficaces y santificantes para obrar su salvación. Muchos de ellos saldrán por este medio del abismo de perdición; pero desgraciados de aquellos que no se aprovecharen de ellas.


Mária Margita Alacoque


¡Qué esfuerzo! ¡Qué esfuerzo del caballo por ser perro! ¡Qué esfuerzo del perro por ser golondrina! ¡Qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!


Federico García Lorca


Después de tantas batallas, de tan felices y gloriosos esfuerzos, antes que deje el sol de alumbrarnos para siempre, que consentir que se establezca en América un centro, una corona


Bernardo O'Higgins




La experiencia y conocimiento superior será puesto a disposición del hombre, exactamente según su valía, capacidad y esfuerzo puesto en ello


Idries Shah


El orgullo del pasado, el esfuerzo del presente y la esperanza del porvenir es lo que constituye una Nación.


Luis Jiménez de Asúa


El ruido es la consecuencia directa del esfuerzo de la gente por luchar contra la naturaleza de las cosas.


Ray Loriga


No somos gente sencilla que cree en la felicidad, ni alfeñiques que caen a tierra desolados ante el primer revés, ni escépticos que observan el esfuerzo sangriento de la marcha de la humanidad desde las alturas de una inteligencia burlesca y estéril. Creyendo en la lucha, aunque sin abrigar ninguna ilusión al respecto, estamos armados contra toda desilusión.


Nikos Kazantzakis


comprendió el papel decisivo que podrían tener los rayos X si conseguía llevarlos al frente, porque permitirían calibrar las fracturas y encontrar y extraer la metralla minimizando la violencia quirúrgica. En un tiempo récord, Madame Curie convenció de su proyecto a las autoridades, se apropió de los aparatos de rayos X que había en las universidades o en las consultas de los médicos movilizados, consiguió que le cedieran suficientes vehículos de motor en los que instalar los equipos y creó las «unidades móviles», que enseguida empezaron a ser denominadas popularmente «las pequeñas Curie». Instruyeron a toda prisa técnicos y enfermeras que supieran manejar el material, y la misma Marie aprendió a conducir y estuvo llevando coches y haciendo radiografías junto a las trincheras. Pero quien más trabajó en el proyecto fue Irène, su hija, que al comienzo de la guerra tenía diecisiete años y que se pasó la contienda realizando una extenuante y maravillosa labor con «las pequeñas Curie». De hecho, probablemente fueron las tremendas dosis de radiación que recibió Irène en esa época lo que acabaría matándola de leucemia a los cincuenta y nueve años. En total, se hicieron más de un millón de exploraciones con rayos X: el plan fue un verdadero éxito. Un efecto secundario del ingenioso esfuerzo de Marie fue que Francia le perdonó el adulterio. Ya no era judía ni extranjera y volvía a ser amada y respetable.


Rosa Montero


La razón posee una naturaleza pulcra y hacendosa y siempre se esfuerza por llenar de causas y efectos todos los misterios con los que se topa, al contrario de la imaginación (la loca de la casa, como la llamaba Santa Teresa de Jesús), que es pura desmesura y deslumbrante caos.


Rosa Montero


Se paga el peso, el esfuerzo se valora, tengo fuego en la boca.


Mucho Muchacho


Al contrario, el esfuerzo físico la llenaba de energía, el agotamiento se convertía en vivacidad y gracia, los días eran largos, lentísimos, y el mundo (percibido como un naufragio interminable) le mostraba su cara más vivaz y la hacía tomar conciencia que la suya, naturalmente, también lo era.


Roberto Bolaño


En el envidioso existe una voluntad, una actitud de esfuerzo o, en el peor de los casos, de capricho, que indirectamente lo hace culto, laborioso, incansable. La envidia es el único vicio que se alimenta de virtudes, que vive gracias a ellas.


Mario Benedetti


No tienes ni idea de lo bien que tocas el violín, al menos cuando te esfuerzas, y cuando sientes que tocas con elegancia, claridad e inteligencia, y piensas que en realidad eres el mejor violinista de Europa.


Leopold Mozart


Creo que la vida del hombre está marcada por tres edades: la primera es la edad del impulso, en la que todo lo que nos mueve y nos importa no necesita justificación, antes bien nos sentimos atraídos hacia todo aquello -una mujer, una profesión, un lugar donde vivir- gracias a una intuición impulsiva que nunca compara; todo es tan obvio que vale por sí mismo y lo único que cuenta es la capacidad para alcanzarlo. En la segunda edad aquello que elegimos en la primera, normalmente se ha gastado, ya no vale por sí mismo y necesita una justificación que el hombre razonable concede gustoso, con ayuda de su razón, claro está; es la madurez, es el momento en que, para salir airoso de las comparaciones y de las contradictorias posibilidades que le ofrece todo lo que contempla, el hombre lleva a cabo ese esfuerzo intelectual gracias al cual una trayectoria elegida por el instinto es justificada a posteriori por la reflexión. En la tercera edad no sólo se han gastado e invalidado los móviles que eligió en la primera sino también las razones con que se apuntaló su conducta en la segunda. Es la enajenación, el repudio de todo lo que ha sido su vida para la cual ya no encuentra motivación ni disculpa. Para poder vivir tranquilo hay que negarse a entrar en esa tercera etapa; por muy forzado que parezca, debe hacer un esfuerzo con su voluntad para permanecer en la segunda; porque otra cosa es la deriva.


Juan Benet


Bast, de pie en el umbral, casi danzaba de irritación. Al ver acercarse a Kote, echó a correr calle abajo agitando, furioso, un pedazo de papel.
?¿Una nota? ¿Te escapas y me dejas una nota? ?dijo en voz baja, pero furioso?. ¿Por quién me has tomado, por una ramera de puerto?
Kote se dio la vuelta y sacudió los hombros hasta depositar el cuerpo inerte de Cronista en los brazos de Bast.
?Sabía que lo único que harías sería discutir conmigo, Bast.
Bast sujetó a Cronista ante él sin esfuerzo.
?Si al menos hubiera sido una nota decente. «Si estás leyendo esto, seguramente estoy muerto.» ¿Qué clase de nota es esa?


Patrick Rothfuss


Se esfuerza en sonreírme, pero percibo que su rostro lleva el peso de las terribles impresiones que en él ha grabado la reflexión, constantemente inclinada sobre las esfinges que desconciertan, con sesgada mirada, las
grandes angustias de la inteligencia de los mortales.
Viendo la inutilidad de sus manejos, aparta los ojos, tasca su freno terrestre con la baba de la rabia, y mira el horizonte que huye cuando nos acercamos. A mi vez, me esfuerzo por recordarle su dorada juventud, que sólo pide entrar, como una reina, en los palacios de los placeres, pero advierte que mis palabras brotan con dificultad de mi demacrada boca y que los años de mi propia primavera pasaron, tristes y glaciales, como un sueño implacable que pasea, por las mesas de los banquetes y los lechos de raso, donde dormita la pálida sacerdotisa del amor, pagada con la reverberación del oro, las amargas voluptuosidades del desencanto, las pestilentes arrugas de la vejez, los terrores de la soledad y las antorchas del dolor. Viendo la inutilidad de mis manejos, no me
asombra no poder hacerle feliz; el Todopoderoso se
me aparece revestido con sus instrumentos de tortura,
en toda la resplandeciente aureola de su horror.


Conde de Lautréamont




Ante la Ley hay un guardián. Hasta ese guardián llega un campesino y le ruega que le permita entrar a la Ley. Pero el guardián responde que en ese momento no le puede franquear el acceso. El hombre reflexiona y luego pregunta si es que podrá entrar más tarde. ?Es posible ?dice el guardián?, pero ahora, no. Las puertas de la Ley están abiertas, como siempre, y el guardián se ha hecho a un lado, de modo que el hombre se inclina para atisbar el interior. Cuando el guardián lo advierte, ríe y dice: ?Si tanto te atrae, intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda esto: yo soy poderoso. Y yo soy sólo el último de los guardianes. De sala en sala irás encontrando guardianes cada vez más poderosos. Ni siquiera yo puedo soportar la sola vista del tercero. El campesino no había previsto semejantes dificultades. Después de todo, la Ley debería ser accesible a todos y en todo momento, piensa. Pero cuando mira con más detenimiento al guardián, con su largo abrigo de pieles, su gran nariz puntiaguda, la larga y negra barba de tártaro, se decide a esperar hasta que él le conceda el permiso para entrar. El guardián le da un banquillo y le permite sentarse al lado de la puerta. Allí permanece el hombre días y años. Muchas veces intenta entrar e importuna al guardián con sus ruegos. El guardián le formula, con frecuencia, pequeños interrogatorios. Le pregunta acerca de su terruño y de muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y al final le repite siempre que aún no lo puede dejar entrar. El hombre, que estaba bien provisto para el viaje, invierte todo ?hasta lo más valioso? en sobornar al guardián. Este acepta todo, pero siempre repite lo mismo: ?Lo acepto para que no creas que has omitido algún esfuerzo. Durante todos esos años, el hombre observa ininterrumpidamente al guardián. Olvida a todos los demás guardianes y aquél le parece ser el único obstáculo que se opone a su acceso a la Ley. Durante los primeros años maldice su suerte en voz alta, sin reparar en nada; cuando envejece, ya sólo murmura como para sí. Se vuelve pueril, y como en esos años que ha consagrado al estudio del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de pieles, también suplica a las pulgas que lo ayuden a persuadir al guardián. Finalmente su vista se debilita y ya no sabe si en la realidad está oscureciendo a su alrededor o si lo engañan los ojos. Pero en aquellas penumbras descubre un resplandor inextinguible que emerge de las puertas de la Ley. Ya no le resta mucha vida. Antes de morir resume todas las experiencias de aquellos años en una pregunta, que nunca había formulado al guardián. Le hace una seña para que se aproxime, pues su cuerpo rígido ya no le permite incorporarse. El guardián se ve obligado a inclinarse mucho, porque las diferencias de estatura se han acentuado señaladamente con el tiempo, en desmedro del campesino. ?¿Qué quieres saber ahora? ?pregunta el guardián?. Eres insaciable. ?Todos buscan la Ley ?dice el hombre?. ¿Y cómo es que en todos los años que llevo aquí, nadie más que yo ha solicitado permiso para llegar a ella? El guardián comprende que el hombre está a punto de expirar y le grita, para que sus oídos debilitados perciban las palabras. ?Nadie más podía entrar por aquí, porque esta entrada estaba destinada a ti solamente. Ahora cerraré.


Franz Kafka


Pero hay una parte de ella que es solo para mí. Tú no puedes tocarla, por mucho que te esfuerces. Y cuando te deje, yo seguiré estando aquí, haciéndola reír. Y mi luz brillará en ella. Yo seguiré estando aquí mucho después de que ella haya olvidado tu nombre.»


Patrick Rothfuss


Hay momentos en que toda la ansiedad y el esfuerzo acumulados se sosiegan en la infinita indolencia y reposo de la naturaleza.


Henry David Thoreau


Si mi filosofía es filosofía -de todos modos es siempre una reflexión sobre la vida humana- puedo llamarla 'sincerismo', o sea, esfuerzo para manifestar la verdad más allá de cualquier mito, ilusión, máscara o engaño, aunque sea útil e ideal.


Giovanni Papini


Debemos concentrarnos en el punto de partida: ofrecer a los más pobres del mundo bienes tan evidentes como las vacunas, antibióticos, los suplementos alimentarios, las variedades de semillas mejoradas, los fertilizantes, las carreteras, las perforaciones, las cañerías, los libros de textos y las enfermeras. esto no significa convertir a los pobres en seres dependientes de los regalos; es darle los insumos que compenses sus esfuerzos por mejorara su nivel de vida".


Jeffrey D. Sachs


Mucha gente tiene pensamientos limitados sobre Dios. En un esfuerzo por verlo como nuestro amigo, hemos perdido de vista su inmensidad. En nuestro deseo de entenderlo, hemos intentado contenerlo.


Max Lucado


La vida es esencialmente injusta. De eso no cabe la menor duda. Pero creo que incluso de las situaciones injustas es posible extraer lo que de "justicia" haya en ellas. Puede que ello cueste tiempo y esfuerzo. Y puede que ese tiempo y esfuerzo sean en vano. Decidir si merece o no la pena intentar extraer esa "justicia" es algo que, queda al criterio de cada uno.


Haruki Murakami


La lucha por nuestra independencia se desarrolló en tales condiciones, que demostró al Alto Perú que, así como debía contar con sólo sus esfuerzos para darse la libertad; que así como estaba solo ante la adversidad, así también en la vida independiente, debía vivir como unidad política autónoma.


Óscar Únzaga


Yo no soy una persona religiosa, yo no soy un santo, no tengo nada que ver con la espiritualidad. Todas estas categorías son irrelevantes para mi. Tú no me puedes categorizar, no me puedes encasillar. Pero una cosa puede decirse, que todo mi esfuerzo consiste en ayudar a liberar la energía llamada amor-inteligencia. Si esa energía de amor-inteligencia es liberada, tú estás curado.


Osho


Andaki: El esfuerzo no es esfuerzo sin ZAMAN, MAKAN, IKHWAN (tiempo adecuado, lugar adecuado, gente adecuada)


Idries Shah


A ratos, cuando se volvía para sacudir la ceniza del cigarrillo en un platito, yo aprovechaba para mirar de soslayo las uñas rojas de sus pies, el brillo dorado de las pantorrillas afeitadas, el pronunciado empeine y, siempre, los senos turgentes y perfectamente redondeados. Me maravillaba que en este mundo hubiese hombres que habían tocado y besado aquellos senos mientras le hacían el amor. ¿Qué más se le podía pedir a la vida después de algo así? ¿Adónde se iba un hombre después de haber alcanzado la cima del mundo? Sólo con gran esfuerzo lograba apartar los ojos y posarlos en algún lugar seguro cuando ella se volvía de nuevo hacia mí.


Khaled Hosseini


Pero cuando ella entraba en la casa, alegre, indiferente, dicharachera, él no tenía que hacer ningún esfuerzo para disimular su tensión, porque aquella mujer cuya risa explosiva espantaba a las palomas, no tenía nada que ver con el poder invisible que le enseñaba a respirar hacia dentro y a controlar los golpes del corazón, y le había permitido entender por qué los hombres le tienen miedo a la muerte.


Gabriel García Márquez


Sin duda la fábrica ya conocía el sistema de primas, pero la empresa se esfuerza más profundamente por imponer una modulación de cada salario, en estados de perpetua metastabilidad que pasan por desafíos, concursos y coloquios extremadamente cómicos. Si los juegos televisados más idiotas tienen tanto éxito es porque expresan adecuadamente la situación de empresa. La fábrica constituía a los individuos en cuerpos, por la doble ventaja del patrón que vigilaba a cada elemento en la masa, y de los sindicatos que movilizaban una masa de resistencia; pero la empresa no cesa de introducir una rivalidad inexplicable como sana emulación, excelente motivación que opone a los individuos entre ellos y atraviesa a cada uno, dividiéndolo en sí mismo. El principio modular del 'salario al mérito' no ha dejado de tentar a la propia educación nacional: en efecto, así como la empresa reemplaza a la fábrica, la formación permanente tiende a reemplazar a la escuela, y la evaluación continua al examen. Lo cual constituye el medio más seguro para librar la escuela a la empresa.


Gilles Deleuze


Analizando su vida doméstica, Biran sentía que había hecho muy bien en casarse con una "amable y simple mujer, capaz de ser feliz a mi lado sin reclamarme nada, y para quien soy siempre lo suficientemente bueno como para no hacer esfuerzo alguno en modificarme".


Aldous Huxley