Frases de napoleon
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El porvenir de un hijo es siempre obra de su madre.
La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo.
No se debe juzgar a los hombres por su fisonomía, sobre todo, sin ponerlos a prueba.
Cada hora de tiempo perdido en la juventud es una posibilidad más de desgracia en la adultez.
Nunca se sufre tanto por amor como cuando volvemos a ver el objeto amado, o mejor cuando este está ausente.
Las personas que debemos temer no son las que no están de acuerdo con nosotros. Debemos temer las que no están de acuerdo y son demasiado cobardes para darlo a entender.
Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo.
Los sabios son los que buscan la sabiduría; los necios piensan ya haberla encontrado.
Las mujeres no son otra cosa que máquinas de producir hijos.
Una mujer hermosa agrada a la vista, una mujer buena agrada al corazón. La primera es una joya, la segunda es un tesoro.
Donde con toda seguridad encontrarás una mano que te ayude, será en el extremo de tu propio brazo.
La envidia es una declaración de inferioridad.
La Biblia no es un mero libro, sino una creación viviente, con un poder que vence a todo cuanto se le opone.
Solo se puede gobernar un pueblo ofreciéndole un porvenir. Un jefe es un vendedor de esperanzas.
¿Queréis contar a vuestros amigos? Caed en el infortunio.
Si la obediencia es el resultado del instinto de las muchedumbres, el motín es el de su reflexión.
Hay una especie de ladrón a quien la ley no ataca a, y que roba lo más preciado para los hombres: el tiempo.
A todos nos gustaría haber sabido todo antes.
Hace falta más valor para sufrir que para morir.
Hay ladrones a los que no se castiga, pero que roban lo más preciado: el tiempo.
En un mundo imperfecto, vivir es cambiar.
Tan tranquilas son las personas honradas y tan activas las pícaras, que a menudo es necesario servirse de las segundas.
El método más seguro de permanecer pobre es, sin duda, ser una persona franca.
El hombre superior es impasible por naturaleza: le da igual que le elogien o censuren.
El ateísmo ha sido un principio destructor de toda organización social que niega al hombre la posibilidad del consuelo y toda esperanza.
El gobernante debe tener energía sin fanatismo, principios sin demagogia y severidad sin crueldad.
Es más fácil engañar que desengañar.
Nada va bien en un sistema político en que las palabras contradicen a los hechos.
No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que tienen otra opinión pero son demasiado cobardes para manifestarla.
La verdadera felicidad social consiste en la armonía y en el uso pacífico de las satisfacciones de cada individuo.
En las revoluciones hay dos clases de personas; las que las hacen y las que se aprovechan de ellas.
El cementerio está lleno de personas imprescindibles.
Hay cuatro cosas que ponen al hombre en acción:interés, amor, miedo y fe.
Para triunfar es necesario, más que nada, tener sentido común.
Mas vale tener un enemigo conocido que un amigo a la fuerza.
En la guerra como en el amor, para acabar es necesario verse de cerca.
Les hommes de génie sont des météores destinés a brûler pour éclairer leur siècle.
La mejor manera de mantener un secreto es no contarlo.
La guerra es el negocio de los bárbaros.
Una revolución no puede ser ni hecho, ni se detuvo. La única cosa que se puede hacer es para uno de varios de sus hijos para darle un sentido a fuerza de victorias.
