Hay gente en ocasiones que deseas que fuera un libro, para así poder cerrarla con un sonoro y seco golpe de la mano, sin marcar la página, y devolverla luego para siempre al lugar en que por derecho...
Yo creo que llevo unos veinte años odiando y amando la televisión. Las épocas de nuestra vida se pueden fijar en el recuerdo en función de la programación.
No hay color que no se doblegue al del dinero.
Tienes derecho a expresar libremente todo aquello que te esté permitido decir.
Las más elementales faltas de educación son las que más me han desarmado siempre.
Gente. Pedazos de carne con patas.
Periodismo: lanza la mierda y lávate las manos.
El poeta escribe para un futuro que no va a conocer.
Hace falta estar a punto de morirse para caer en la cuenta de que nada en esta vida tiene la más mínima importancia, pero claro, en ese momento lo jodido es que ya tampoco te sirve para nada haberlo...
Una mujer que pasa en bicicleta a las dos de la mañana, hermosas piernas morenas bombeando los pedales mientras la brisa le alza el vestido y revela un perfecto milagro de carne femenina en movimient...
Las palabras son inútiles, tercas, retorcidas como tornillos que no entran rectos. Y me cansan. Pero son lo único que tengo.
Los buenos escritores —no hace falta repetirlo— son aquellos que saben siempre, exactamente, cuándo no deben escribir.
La poesía es un arma cargada de futuro.
El odio son las cosas que te gustaría hacer cuando le dejas un libro a alguien y te lo devuelve en edición fascicular.
El pasado es un país lejano.
La vida es un mero parpadeo. Abre los ojos y ciérralos.
Los demócratas han aprendido de las moscas: cuanto mayor sea el tamaño de la mierda tanto más grande es el consenso.
Claro que vivimos en un mundo en el que nadie es quien dice ser.