Garcia lorca con ojos de mi otoño enajenado ( 2 )
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Ay, Voz Secreta
Ay voz secreta del amor oscuro
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!
¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡Ay silencio sin fin, lirio maduro!
Huye de mi, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.
Deja el duro marfil de mi cabeza
apiádate de mi, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!
Ay voz secreta del amor oscuro
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!
¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡Ay silencio sin fin, lirio maduro!
Huye de mi, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.
Deja el duro marfil de mi cabeza
apiádate de mi, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!
Federico GarcÃa Lorca
Apunte Para Una Oda
Desnuda soledad sin gesto ni palabra,
transparente en el huerto y untuosa por el monte;
soledad silenciosa sin olor ni veleta
que pesa en los remansos, siempre dormida y sola.
Soledad de lo alto, toda frente y luceros,
como una gran cabeza cortada y palidísima;
redonda soledad que nos deja en las manos
unos lirios suaves de pensativa escarcha.
En la curva del río te esperé largas horas,
limpio ya de arabescos y de ritmos fugaces.
Tu jardín de violetas nacía sobre el viento
y allí temblabas sola, queriéndote a ti misma.
Yo te he visto cortar el limón de la tarde
para teñir tus manos dormidas de amarillo,
y en momentos de dulce música de mi vida
te he visto en los rincones enlutada y pequeña,
pero lejana siempre, vieja y recién nacida.
Inmensa giraluna de fósforo y de plata,
pero lejana siempre, tendida, inaccesible
a la flauta que anhela clavar tu carne oscura.
Mi alma como una yedra de luz verde y escarcha
por el muro del día sube lenta a buscarte;
caracoles de plata las estrellas me envuelven,
pero nunca mis dedos hallarán tu perfume. (....)
Desnuda soledad sin gesto ni palabra,
transparente en el huerto y untuosa por el monte;
soledad silenciosa sin olor ni veleta
que pesa en los remansos, siempre dormida y sola.
Soledad de lo alto, toda frente y luceros,
como una gran cabeza cortada y palidísima;
redonda soledad que nos deja en las manos
unos lirios suaves de pensativa escarcha.
En la curva del río te esperé largas horas,
limpio ya de arabescos y de ritmos fugaces.
Tu jardín de violetas nacía sobre el viento
y allí temblabas sola, queriéndote a ti misma.
Yo te he visto cortar el limón de la tarde
para teñir tus manos dormidas de amarillo,
y en momentos de dulce música de mi vida
te he visto en los rincones enlutada y pequeña,
pero lejana siempre, vieja y recién nacida.
Inmensa giraluna de fósforo y de plata,
pero lejana siempre, tendida, inaccesible
a la flauta que anhela clavar tu carne oscura.
Mi alma como una yedra de luz verde y escarcha
por el muro del día sube lenta a buscarte;
caracoles de plata las estrellas me envuelven,
pero nunca mis dedos hallarán tu perfume. (....)
Federico GarcÃa Lorca
El Amor Duerme En El Pecho Del Poeta
Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.
Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.
Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.
Pero sigue durmiendo, vida mía.
¡Oye mi sangre rota en los violines!
¡Mira que nos acechan todavía!
Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.
Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.
Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.
Pero sigue durmiendo, vida mía.
¡Oye mi sangre rota en los violines!
¡Mira que nos acechan todavía!
Federico GarcÃa Lorca
Interior
No quiero ser poeta,
ni galante.
¡Sábanas blancas donde te desmayes!
No conoces el sueño
ni el resplandor del día.
Como los calamares,
ciegas desnuda en tinte de perfume.
Carmen.
No quiero ser poeta,
ni galante.
¡Sábanas blancas donde te desmayes!
No conoces el sueño
ni el resplandor del día.
Como los calamares,
ciegas desnuda en tinte de perfume.
Carmen.
Federico GarcÃa Lorca
La agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida
Federico GarcÃa Lorca
El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política
Federico GarcÃa Lorca
Ni por un momento, viejo hermoso Walt Whitman, he dejado de ver tu barba llena de mariposas.
Federico Garcia Lorca
¿Te colgaré sobre los muros de mi museo sentimental, junto a los gélidos y oscuros lirios durmientes de mi mal? ¿O te pondré sobre los pinos -libro doliente de mi amor- para que sepas de los trinos que da a la aurora el ruiseñor?
Federico GarcÃa Lorca
Siempre has sido lista. Has visto lo malo de las gentes a cien leguas... Pero los hijos son los hijos. Ahora estás ciega
Federico GarcÃa Lorca
La nieve del alma tiene copos de besos y escenas que se hundieron en la sombra o en la luz del que las piensa
Federico GarcÃa Lorca
Con el alma de charol vienen por la carretera. Hunched y nocturnos, donde se respiran imponen el silencio de goma oscura, y el miedo de arena fina.
Federico Garcia Lorca
Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan solo ahora la hemos de gozar.
Federico GarcÃa Lorca
¿Si la esperanza se apaga y la Babel se comienza qué antorcha iluminará los caminos en la Tierra?
Federico GarcÃa Lorca
Un reposo claro y allí nuestros besos, lunares sonoros del eco, se abrirían muy lejos. Y tu corazón caliente, nada más
Federico GarcÃa Lorca
Oye, hijo mío, el silencio. Es un silencio ondulado, un silencio, donde resbalan valles y ecos y que inclina las frentes hacia el suelo
Federico GarcÃa Lorca
La creación poética es un misterio indescifrable, como el misterio del nacimiento del hombre. Se oyen voces, no se sabe de dónde, y es inútil preocuparse de dónde vienen
Federico GarcÃa Lorca
El primer beso que supo a beso y fue para mis labios niños como la lluvia fresca
Federico GarcÃa Lorca
Es un arca de besos de bocas ya cerradas, es eterna cautiva, del corazón hermana
Federico GarcÃa Lorca
La armonía hecha carne tú eres el resumen genial de lo lírico. En ti duerme la melancolía, el secreto del beso y del grito
Federico GarcÃa Lorca
Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables Cuando sale la luna, el mar cubre la tierra y el corazón se siente isla en el infinito
Federico GarcÃa Lorca
Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña
Federico GarcÃa Lorca
Y aunque no me quisieras te querría por tu mirar sombrío como quiere la alondra al nuevo día, solo por el rocío
Federico GarcÃa Lorca
Porque eso son los viejos: la cuerda, la ligazón que hay entre la vida y el abismo de la muerte
Federico GarcÃa Lorca
Los árboles que cantan se tronchan y se secan. Y se tornan llanuras las montañas serenas. Mas la canción del agua es una cosa eterna
Federico GarcÃa Lorca
No soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja, sino un pulso herido que presiente el más alla
Federico GarcÃa Lorca