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Guardan

Guardan. Encuentra docenas de guardan con fotos para copiar y compartir.


Cuán terrible es lo que los científicos guardan en sus portafolios.


Nikita Krushov


La muerte es una amarga pirueta de la que no guardan recuerdo los muertos, sino los vivos.


Camilo José Cela




Los hombres son como vasijas de barro, que no valen sino por lo que guardan.


Enrique Larreta


Las leyes guardan silencio cuando suenan las armas.


Cicerón


Preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres


Papa Francisco


No desprecies las tradiciones que nos llegan de antaño; ocurre a menudo que las viejas guardan en la memoria cosas que los sabios de otro tiempo necesitaban saber


J. R. R. Tolkien




En las cajas de lápices guardan sus sueños los niños.


Ramón Gómez de la Serna


Hay secretos que se guardan por delicadeza más que por engañar.


Jacinto Benavente


Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz, o en el infierno. Donde sea. Donde se pueda


Arturo Pérez-Reverte




Transformación

Emergeré apacible, en el mundo del sueño,
con el rostro azotado por aires fantasmales,
y vagaré en el cielo, cubierto de silencio,
llevando entre mis ojos las hogueras de antes.

No tendré ya la fiera potencia de los rayos
que dan a las tormentas segundos abusivos,
y dejan la corteza, blanda, de los pantanos,
envuelta entre los gritos de árboles caídos.

No seguiré la noche con horribles jaurías
de colmilludos astros y lunas descompuestas,
ni golpearé la espalda de la tierra dormida
con ardientes meteoros y colas de cometas.

No fundiré perfiles de las cosas pequeñas
que guardan la semilla de mi brillante cosmos,
ni sembraré en el mundo castigos y tragedias,
ni execrables momentos de cosas en trastorno.

Estaré en la armonía, con sonrisa oportuna,
pegado a los vitrales históricos del tiempo;
actuando en sacramentos preñados de cordura,
haciendo comunión con las normas del cielo.

Mi gesto reposado, mi cara alucinada,
buscarán manifiestos legendarios del pacto;
que borra la fiereza fluctuante de las almas
y otorga la silvestre llaneza de los campos.

Estaré en las ideas que altamente suscribo
al ir por el recinto de las grandes estatuas,
como fruta sin nombre y el corazón herido
al enviar los reportes a las cruentas batallas.


Humberto Garza


Siempre

¡Tú no sabes cuánto sufro! ¡Tú que has puesto mis tinieblas
en mi noche, y amargura más profunda en mi dolor!
Tú has dejado, como el hierro que se deja en una herida,
en mi oído la caricia dolorosa de tu voz.

Palpitante como un beso; voluptuosa como un beso;
voz que halaga y que se queja; voz de ensueño y de dolor...
Como sigue el ritmo oculto de los astros el Océano‚
mi ser todo sigue el ritmo misterioso de tu voz.

¡Oh, me llamas y me hieres! Voy a ti como un sonámbulo
con los brazos extendidos en la sombra y el dolor...
¡Tú no sabes cuánto sufro! Cómo aumenta mi martirio
temblorosa y desolada, la caricia de tu voz.

¡Oh, el olvido! El fondo oscuro de la noche del olvido,
donde guardan los cipreses el sepulcro del Dolor!
Yo he buscado el fondo oscuro de la noche del olvido,
y la noche se poblaba con los ecos de tu voz...


Ricardo Jaimes Freyre


Angustia

Yo me lleno de angustia mirándote la frente
porque estás más lejana cuando estás más presente.

Para que yo no pueda llegar hasta tu alma
tú me miras a veces con esa misma calma

con que miran los lagos una noche estrellada:
la miran hasta el alba y no le dicen nada.

Espadas de silencio guardan tu pensamiento
y yo me estoy muriendo de sentir lo que siento:

angustia de no verte los labios apretados
cuando nombro la historia de los besos robados,

angustia de mirarte las pestañas caídas
indiferentemente, como flores vencidas,

cuando me entrego y hablo de la virtud del trigo
y te pido amoroso que te vengas conmigo.

Nada te transparenta, hasta tu misma risa
relieva tus perfiles de mujer imprecisa.

Todos tus actos tienen profundidad de arcano,
hasta el acto sencillo de levantar la mano.

Me nombras y te salen despacio los sonidos,
como si no quisieran llegar a mis oídos.

En ti misma te escondes, yo te busco y el llanto
muchas veces me inunda y es de buscarte tanto.

Te fugas hacia adentro de ti misma obstinada
y yo sufro mirándote con la boca cerrada.

Tus dos labios sin música de palabras ardidas
se me antojan dos flautas por ti misma vencidas.

Vives en mi tan honda, desde hace tantos meses,
que si ahora muriera moriría dos veces.

Angustia de mis manos buscando en el vacío
tu corazón que ignora la soledad del mío.

Angustia de tus trenzas, que recortaste un día
y que tenían la forma de la tristeza mía.


Carlos Castro Saavedra


La lectura, la reflexion y el descanso guardan al corazon de pensar tonterias.


Joel T




Cuando tienes la oportunidad de echar un vistazo al archivo que guardan sobre ti en el FBI es cuando descubres que las agencias de inteligencia en general son extremadamente incompetentes.


Noam Chomsky


La pradera esta nublada Y las aguas guardan silencio. Es el atardecer.


Yosa Buson


Lix

¡Cuántas veces al pie de las musgosas
paredes que la guardan
oí la esquila que al mediar la noche
a los maitines llama!
¡Cuántas veces trazó mi silueta
la luna plateada,
junto a la del ciprés, que de su huerto
se asoma por las tapias!

Cuando en sombras la iglesia se envolvía
de su ojiva calada,
¡cuántas veces temblar sobre los vidrios
vi el fulgor de la lámpara!
Aunque el viento en los ángulos oscuros
de la torre silbara,
del coro entre las voces percibía
su voz vibrante y clara.

En las noches de invierno, si un medroso
por la desierta plaza
se atrevía a cruzar, al divisarme,
el paso aceleraba.
Y no faltó una vieja que en el torno
dijese a la mañana
que de algún sacristán muerto en pecado
acaso era yo el alma.

A oscuras conocía los rincones
del atrio y la portada;
de mis pies las ortigas que allí crecen
las huellas tal vez guardan.
Los búhos, que espantados me seguían
con sus ojos de llamas,
llegaron a mirarme con el tiempo
como a un buen camarada.

A mi lado sin miedo los reptiles
se movían a rastras;
¡hasta los mudos santos de granito
creo que me saludaban!


Gustavo Adolfo Becquer


Ayer En Fondo

Son canas infantiles.
Recuerdos de la infancia.
Por ese tiempo aquel
tu figurilla blanca.

(Te imagino allí, breve,
al corro, con palabras
medias. Puras.
-El tiempo.
El tiempo, el tiempo, hermana.)

Eras. Fuiste. Has sido.
Nostalgia de nostalgia.
¡Y estas fotografías
que todo me lo aclaran!

Mirándolas estamos.
Te pregunto. Me hablas.
Mi pregunta es un eco;
tu respuesta una cana:
parece que respondes
como si preguntaras.

Eras. Fuiste. Has sido.
Me duele un poco tanta
inocencia. Me duele
más que la mía tu infancia.

Ayer en fondo. Sueña.
Parece una cantata.
¡Música de una niña
mirándome, lejana!
Y, en marco, ¡los paisajes
aquellos que te guardan!

Estamos juntos viendo
arqueologías cuadradas,
testamentos pequeños,
lejanías, cantatas.
Cartoncitos.
Nos lloran.
Los ancianos del alma.
Ayer en fondo. Nunca,
nunca será mañana.

Los paisajes aquellos,
¡tu figurilla blanca!


Félix Grande


Acto Amoroso

: dos se miran uno al otro
hasta que son irreales
entonces

cierran los ojos

y se tocan uno al otro
hasta que son irreales

entonces
guardan los cuerpos,

y se sueñan uno al otro
hasta que son tan reales
que despiertan
dos se miran


Ulalume González de León


donde se guardan los recuerdos si no el en alma, pues al fin de los dias, solo los recuerdos nos llevamos a la tumba


psiceve


A Safo

Porque eres canallesca, porque eres exquisita,
y porque eres perversa, y porque eres fatal,
mi carne pecadora tu carne necesita
para libar las mieles de las flores del Mal.

Porque tiene tu vientre albor de margarita,
y tus piernas, columnas de tu templo carnal,
guardan el Tabernáculo de mi hostia maldita
y ocultan el secreto de mi anhelo sensual.

Porque tus ojos glaucos, para el hombre inconstantes,
brillan faunescamente, lesbianos, inquietantes,
cuando pasa una núbil doncella junto a ti,

anhelo pecadora, tu lascivo contacto
para la complicada consumación del Acto,
¡Con la santa lujuria que está latente en mí!


Hilarión Cabrisas


MAPA ANTIGUO. En un amor, la mayoría busca una patria eterna. Otros, aunque muy pocos, un eterno viajar. Estos últimos son melancólicos que tienen que rehuir el contacto con la madre tierra. Buscan a quien mantenga alejada de ellos la melancolía de la patria. Y le guardan fidelidad. Los tratados medievales sobre los humores saben de la apetencia de viajes largos de este tipo de gente.


Walter Benjamin


Entre las razones por las que guardan historias tristes para ellos es que no quieren que nadie se sienta lástima por ellos. No lo hago. Yo no quiero que te sientas mal por mí.


Judith Moore


Nuestras fuerzas se guardan los restos de los judíos de Europa para una nueva vida y una nueva esperanza en la tierra de Israel renacido. Junto con todos los hombres de buena voluntad, saludo a los jóvenes del estado y desea bien.


Dwight D. Eisenhower


Los muertos guardan sus secretos, y en un momento que será tan sabio como ellos - y tan taciturno.


Alexander Smith


Los que condenan el matrimonio gay, pero guardan silencio o indiferente a la ruptura del matrimonio y el divorcio, son, en mi opinión, la falta de la verdadera cuestión.


Malcolm Turnbull


Lo que es interesante es que los hombres y las mujeres están luchando con este problema en porcentajes muy similares, pero la gran diferencia es que las mujeres tienden a hablar de esto cuando los hombres guardan silencio.


James Levine




Los únicos secretos son los secretos que se guardan.


George Bernard Shaw


La mayoría de las personas, cuando piensan en un insulto, lo guardan para sí mismos. Pero no te creas que la gente dice en mi feed de Twitter, y yo soy un buen tipo. Imagínese si yo era un idiota.


Jeff Ross


Creo que, me imagino que la mayoría de las personas guardan secretos.


Beau Bridges


En todo momento, pensar como un escritor, y guardan las antenas crispar - de esa manera, de recoger nuevas ideas.


Ian Rankin


Más tarde comencé a merodear por el umbral del sueño. A veces creo que se descansa mejor en la frontera que separa la vigilia y el sueño que durmiendo. La mente erra bajo el crepúsculo de ambos estados y es capaz de desvelar las verdades que guardan tanto la luz del día como los sueños. Todo aquello que no estamos preparados para descubrir pervive en ese límite, a la espera de encontrarse con ese rincón desprotegido de la psique.


Robin Hobb


Desván donde el polvo viejo congrega estatuas y musgos, cajas que guardan silencio de cangrejos devorados en el sitio donde el sueño tropezaba con su realidad.


Federico García Lorca


Los libros son como las mariposas. Habitualmente tienen las alas plegadas, como cuando las mariposas descansan dobre una hoja y desenrrollan su trompa filiforme para sorber el agua de una gota de rocío. Cuando abres un libro este echa a volar. Y tú con él, como si volaras en el cuello de plumón de una mariposa gigante. Pero el libro no tiene un único par de alas, sino cientos, clara señal de que te puede llevar no solo de flor en flor por este mundo glorioso, sino a centenares de mundos habitados. Algunos guardan gran parecido con el mundo en que vivimos, otros están habitados por seres que solo se muestran en sueños."
El ojo castaño de nuestro amor


Mircea Cartarescu


Al final descubrí un delgado volumen, titulado El libro de los secretos, enterrado en lo más profundo de Catálogos Muertos. Era un libro extraño: estaba organizado como un bestiario, pero escrito como un abecedario para niños. Tenía ilustraciones en que aparecían seres de cuentos de hadas como ogros, troles y resinillos. Cada entrada tenía una ilustración acompañada de un poema breve e insípido.
La entrada de los Chandrian era la única que no llevaba ilustración, por supuesto. En su lugar solo había una página vacía enmarcada con volutas decorativas. El poema no aportaba absolutamente nada:
De un sitio a otro los Chandrian van, pero nunca dejan rastro ni sabes dónde están.
Guardan sus secretos con mucho cuidado, pero nunca te arañan ni te pegan un bocado.
No montan peleas ni arman jaleos.
De hecho con nosotros son bastante buenos.
Llegan y se van, te vuelves y se han ido, como un rayo en el cielo, como un suspiro.
Pese a lo irritante que resultaba un texto tan superficial, al menos dejaba algo muy claro: para el resto de la gente, los Chandrian no eran más que cuentos de hadas infantiles. Tan irreales como los engendros o los unicornios.
Yo sabía otra cosa, por supuesto. Los había visto con mis propios ojos. Había hablado con Ceniza, el de los ojos negros. Había visto a Haliax, envuelto en un manto de sombra.
Continué mi infructuosa búsqueda. No me importaba lo que creyera el resto de la gente. Yo sabía la verdad, y no soy de los que se rinden fácilmente.


Patrick Rothfuss


Si te viese aparecer entre las nubes, Eliacim, con unas alas bien cosidas a la espalda, como un ángel, e incluso con una varita de la virtud en la mano, como un hada, probablemente enloquecería de tristeza.
Las nubes, hijo mío, con sus blandas cárcavas y sus cimientos movibles, guardan indescifrables teoremas cuyo planteamiento no es sano para los hombres. ¿Te acuerdas de aquel escalatorres, Eliacim, que un día de niebla escaló, una por una, todas las nubes del cielo y desapareció para siempre? Según los pastores de las montañas, que lo vieron, tenía la cabeza hueca y en su calavera se empollaban los minúsculos huevecillos de las tormentas, los huevecillos que, al reventar, sobrecogen al mundo.
Las nubes, Eliacim, se forman con las almas de quienes mueren en la horca y con las almas, también, de los niños que pecan antes de tiempo. Por eso, en los países del sol, suceden, a veces, cosas inexplicables, misteriosas y agudísimas cosas inexplicables.
Si te viese aparecer entre las nubes, Eliacim, estoy segura que enloquecería de tristeza. No es como un ángel como yo te quiero, hijo mío. Tampoco como habitante de la nube blanca, de la nube gris, de la nube negra.
Es de una manera mucho más sencilla e imposible.


Camilo José Cela


Las esperanzas las guardan las personas, pero el destino lo reparte el diablo.


Carlos Ruiz Zafón


Los moribundos son egoístas; se guardan sus momentos para sí, como los niños.


John Williams


La geometría se ocupa de la relación lógica que guardan sus conceptos entre sí.


Albert Einstein


Los extravertidos, como Alicia, que echan fuera el lastre de sus emociones, tienen menos riesgo de enloquecer que los introvertidos que se guardan para sí las toxinas emotivas con las que acaban envenenándose por no saber o no querer eliminarlas.


Torcuato Luca de Tena