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Gustan ( 2 )

Gustan. Encuentra docenas de gustan con fotos para copiar y compartir.


Patrias de nailon, no me gustan los himnos ni las banderas


Mario Benedetti


Si soy honesta debo decir que todavía leo cuentos de hadas y son los que más me gustan.


Audrey Hepburn




Diría que amo encontrarte y sentir dentro de mí una mariposa presa aleteándome en el estómago y muchas ganas de reírme de la pura alegría de que existía y estás, de saber que te gustan las nubes y el aire frío de los bosques de Matagalpa.


Gioconda Belli


Los tontos no gustan de admirar las cosas sino cuando llevan una etiqueta.


Georges Benjamin Clemenceau


Quien habla de cosas que no le atañen, escucha cosas que no le gustan.


Averroes


Unos gustan decir lo que saben; otros lo que piensan.


Joseph Joubert




Eso Era Amor...

Le comenté:
-Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
-¿Te gustan solos o con rimel?
-Grandes, respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.


Ángel González


como escribes sin aver vivido antes
como no te das cuenta que la vida es un sueño manipulado
como sobrevivess con la verdad en tus ojos
como escapas de ti mismo
como no puede ser Dios para canbiar las cosas que veo ah diario y no me gustan
cierro los ojos y veo mas de lo necesario
me rejugie aqui alla en todas partes
me encontre a mi mismo perdido en la oscuridad
y me quede buscando una salida


Daniel jhonatan


EL AMOR ES EL SENTIMIENTO MAS EXTREMO
ES SIN DUDA LO MAS PROXIMO A VIVIR Y MORIR..
PUEDE HACERTE FELIZ O
PUEDE CAUSARTE LA TRISTEZA MAS PROFUNDA

PUEDE HACERTE REIR O
PUEDE HACERTE LLORAR

PUDE ENVOLVERTE Y MORIR O
PUEDE SALVARTE Y VIVIR...

SI TE GUSTAN LOS DEPORTES EXTREMOS PRACTICA A ENAMORATE.......


CLAUDINA




Si no te gustan mis tweets porque te dan espasmos cerebral o dolor de ojo.. Menu opcion UNFOLLOW y te mejoraras!!


Boritweeter


Si te gustan las plantas,las flores,que den frutos y aroma, busca el amor con estas raices, persevera hasta que llegue su pricipe azul no se precipite, poque los olores y los gustos es lo que le dan vida a tu corazon.


Aibarreto


La tolerancia es aprender a convivir con cosas que no te gustan.


Eduardo Naya Ceballos


Definición

Podríamos tener una discusión sobre el amor.
Yo te diría que amo la curiosa manera
en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen,
exploradores que renuevan
el más antiguo acto del conocimiento.

Diría que amo tu piel y que mi piel te ama,
que amo la escondida torre
que de repente se alza desafiante
y tiembla dentro de mí
buscando la mujer que anida
en lo más profundo de mi interior de hembra.

Diría también que amo tus ojos
que son limpios y que también me penetran
con vaho de ternura o de preguntas.

Diría que amo tu voz
sobre todo cuando decís poemas,
pero también cuando sonás serio,
tan preocupado por entender
este mundo tan ancho y tan ajeno.

Diría que amo encontrarte
y sentir dentro de mí
una mariposa presa
aleteándome en el estómago
y muchas ganas de reírme
de la pura alegría de que existía y estás,
de saber que te gustan las nubes
y el aire frío de los bosques de Matagalpa.
Podríamos discutir si es serio
esto que te digo.
Si es una quemadura leve, de segundo,
tercer o primer grado.
Si hay o no que ponerle nombre a las cosas.
Yo solo una simple frase afirmo
Te amo


Gioconda Belli




La Dulce Voz Que Oímos Todos Los Días

¡Tienes una voz tan dulce!...
Yo no sé por qué será,
te oímos y nos dan muchas
ganas de quererte más.
Tienes una voz tan dulce
y una manera de hablar,
que aunque a veces tú también
estés triste de verdad
haces reír a abuelita
cuando ella quiere llorar.
¡Y ninguno sabe en dónde
encuentras tanta bondad
para poder decir unas
cosas que nos gustan más¡...
¡Si vieras cómo nos gusta!
No te habrás de imaginar
lo mucho que sufriremos
si tú nos dejas... Mamá
dice que cuando te cases
nos tendrás que abandonar,
y eso es mentira: ¿no es cierto
que nunca te casarás?
Nunca nos dejarás solos,
porque eres buena, ¿verdad?
¿Alguna vez has pensado
qué haremos si te nos vas?
¿No lo has pensado? Nosotros
no lo queremos pensar.
Si tú te nos vas, ¿entonces
qué voz extraña vendrá
a decirnos esas cosas
que tú ya no nos dirás?
¿Nos hará olvidar tu voz
la voz que vendrá? ¿Lo hará?
¿Hará reír a abuelita
cuando ella quiera llorar?


Evaristo Carriego


Me gustan los villanos porque hay algo muy atractivo en las personas comprometidas -tienen un plan, una ideología, no importa cuan retorcida sea. Están motivados.


Russell Crowe


Estas nuevas generaciones [de raperos] que hablan de culos y tetas no me gustan, pero me parecen bien.


El Chojin


No eres el tipo de hombre que me gusta físicamente y yo se que tampoco soy la mujer perfecta físicamente para ti pero Jesús nos unión los caminos para crear algo juntos, no me gustan tus arrebatos ni tus lokeras y a ti no te no te gusta de mi la paciencia y la bondad que tenga hacia lo demás pero después de este tiempo y por todo lo que hemos pasado y salido juntos, hoy en día con la frente en alto y ante los ojos de todos te puede decir simplemente QUE TE AMO CORAZON Y SE QUE TU A MI TAMBIEN.


Conitita


Camina con cuidado cuando entres en la Casa de Dios. Acércate para escuchar; esto vale más que el sacrificio ofrecido por los tontos, pues no se dan cuenta que hacen mal. No seas precipitado en el hablar, ni te comprometas con Dios a la ligera, porque Dios está en el cielo y tú en la tierra. Por eso, sé hombre de pocas palabras. Porque de las muchas preocupaciones nacen los sueños, y del hablar sin parar, las palabras alocadas. Si haces una promesa a Dios, no te demores en cumplirla, porque a Dios no le gustan los alocados; cumple la promesa que hiciste. Más vale no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos. No dejes que tu boca te haga pecar ni vayas a decir después al representante de Dios que no lo hiciste adrede. ¿Para qué harías enojarse a Dios con una palabra tuya, para que él, después, haga fracasar tus empresas? Pues en los largos sueños hay muchas ilusiones, y lo mismo en las muchas palabras. Por eso, teme a Dios.


Sagradas Escrituras


Contra los ricos. Pobres de ustedes que meditan la injusticia, que toda la noche traman el mal, y al amanecer lo ejecutan, cuando está a su alcance.
Si les gustan campos, se los roban, o unas casas, se las toman. Se apoderan de la casa y de su dueño, de un hombre y de su propiedad.
Por eso dice Yavé, yo también tramo el mal contra esa gente, una desgracia tan grande que no podrán hacerle el quite ni caminar con la frente alta.
Cuando llegue aquel día, otros se burlarán de ustedes y les cantarán la canción: "hemos sido saqueados; ya no tengo tierras en mi propio país. ¿Quién echará al opresor que se adueñó de mis campos?"
Cuando se reúna la Asamblea de Yavé, no habrá nadie para reservarles una cuadra de tierra.
"No gastes tu saliva, dicen ellos, en anunciar todas estas cosas, pues nada malo nos pasará. ¿Va a ser maldita la raza de Jacob? ¿Acaso Yavé se pondrá nervioso? ¿Es así como procede? ¿No tiene más bien palabras de bondad para su pueblo Israel?"
Pero son ustedes los enemigos de mi pueblo, pues le quitan su manta al hombre bueno y tratan como si estuviera en guerra al que vive tranquilo. Arrancan de sus hogares tan queridos a las mujeres de mi pueblo, y les quitan sus hijos la libertad que yo les había dado. Levántense y caminen, pues se acabó el descanso para ustedes: debido a sus pecado irán amarrados al cautiverio. Si llegara a haber un hombre inspirado que dijera estas mentiras: "Yavé te va a dar vino y aguardiente", éste sería el profeta de ese pueblo.


Sagradas Escrituras


PARA ARISTÓTELES la amistad era "lo más necesario para la vida", y nosotros, cuando oímos decir que "un amigo es un tesoro" o que "donde está tu amigo está tu tesoro", nos damos cuenta de que esas palabras resuenan como un aldabonazo en nuestro interior. No nos dejan indiferentes, porque todos sabemos o intuimos qué clase de tesoro puede llegar a ser una amistad.

A las personas nos gusta tener amigos: gente con la que compartir vida, experiencias, tiempo, conversación... Nos gustan los amigos y nos parecen muy importantes, incluso imprescindibles. La amistad es una relación humana con un valor muy especial. Junto con la família y el trabajo, es algo que nos parece que merece la pena y a lo cual dedicamos tiempo y esfuerzo. Queremos tener amigos en la vida: para no estar solos -a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente-, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, "sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes".

Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o solo algo "satisfactorio". Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un modo de vivir.

LA AMISTAD COMO REGALO
Decía más arriba que dedicamos esfuerzo a hacer amigos. Y el esfuerzo es necesario porque las cosas no salen solas. Sin embargo, la amistad no se puede forzar. Por eso también puede decirse que la amistad surge siempre como un regalo, como un don que se recibe. En un momento dado, aparece entre dos personas un deseo de compartir, de comunicarse, de contar lo que se lleva dentro y de contrastarlo, de ser conocido muy a fondo. De hecho, cuando uno vislumbra en el horizonte la posibilidad de hacer una nueva amistad, de esas profundas y verdaderas, que aportan y llenan tanto por dentro, parece que su espíritu se hincha y crece. Es como ver nacer un día radiante. La vida se ve de otro color porque los amigos hacen cobrar sentido a nuestras vivencias: estas no van a ser solo para nosotros. Las cosas son distintas porque las vivimos pensando en compartirlas, en transmitirlas, en discutirlas, en compararlas. De nuestros amigos nos interesa todo: lo que piensan, lo que hacen, cómo viven las cosas. Lo importante no es solo lo que cuentan ni lo que les pasa; lo importante es que eso "es tuyo", "eres tú".

Desde mi adolescencia he experimentado disgusto ante los momentos meramente descriptivos de los acontecimientos, o las que eran como una reseña informativa de lo que había ocurrido en el verano. Los momentos verdaderos son aquellos en las que los acontecimientos del lunes o del viernes se describen como cosas que me pasan y no solo como cosas que van pasando a mi lado. Lo interesante y lo que me hace disfrutar era ver cómo esas cosas se viven desde dentro de mis amigos.
El grado de amistad con los amigos puede distinguirse precisamente por eso. Por si los momentos estaban llenos de preguntas convencionales y frases que se repetían del mismo modo en todas los demás momentos o si e ellos te dejas llevar, trayendo a colación esto o aquello, y acabando en lugares desconocidos para ti mismo, pero bonitos y en los que habías disfrutado. Escribir para los amigos es descubrir el mundo con unos ojos nuevos para dárselo a ellos.

La amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Y es también reafirmar tu propia existencia porque hay alguien que la quiere así: incondicionalmente. En el amigo encontramos aceptación plena.

La amistad es un don porque, en cierto modo, llega cuando y como quiere; no es programable; simplemente, surge y es como un regalo, un don que uno recibe.

Esa comunión del espíritu que hay entre los amigos, ese compartir denso e intenso, ese vivir y ser sin dar explicaciones porque estas no son necesarias para nuestro mutuo entendimiento, ese encontrar las puertas del alma siempre abiertas y acogedoras para ti porque eres tú, es el tesoro incalculable. No es extraño que los griegos la calificaran como regalo de los dioses.

Regalo es también en el sentido de que nunca es verdaderamente merecida. Si se puede hablar así, algunos podrían merecer más que otros el tener amigos. Pero, en el fondo, la amistad de una persona difícilmente es algo que uno llegue a "merecer". Se pueden tener de modo habitual disposiciones personales adecuadas para la amistad, para tener amigos (no todo el mundo las tiene).

Pero no se puede decidir en qué momento aparecerá el amigo o de quién seré amigo. Por ejemplo, todos contamos con momentos imborrables de la vida en los que comprendes repentinamente que tienes delante a alguien que puede leer dentro de ti como si fueras tú quien lo hiciera; que puede pasearse por tu alma sin explicaciones de tu parte; sin necesidad de mapas, brújulas o palabras clave que le hagan entender lo que se va a encontrar. Es la empatía, una sintonía especialísima que se establece con muy pocas personas a lo largo de la existencia, y que es un descenso y un ascenso vertiginoso por las entrañas de la verdadera vida.

MIRAR A LAS PERSONAS
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y aportarse mutuo. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se ha creado.

Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico, a un "alma gemela"; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad y su alteridad. Y por eso hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo distinto siempre nos enriquece.

Mirarnos en un amigo es mirarnos en un espejo. En un espejo que devuelve algo más que una simple reproducción de la propia imagen. Mirarnos en un amigo es encontrarnos a nosotros mismos vistos desde fuera y con mayor perspectiva, pero con el cuidado con que nosotros mismos pondríamos al mirarnos: "A través de él, los amigos se enriquecen y perfeccionan, se descubren e interpretan.

Se podría decir que, al ver al otro, cada uno de ellos aprende a conocerse" (Marias). La acción de mirar que tanto aparece entre los amigos, es algo que me parece esencial para que pueda surgir amistad entre dos personas para tener amigos hay que saber mirar.

En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que "había encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (...) era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas". En mi respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso: la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a lo más hondo de la realidad.

La belleza es un camino hacia la verdad especialmente bueno. Porque la belleza no produce únicamente la mera delectación estética; posee una cualidad inestimable, y es que exige por nuestra parte contemplación. Ante las cosas bellas no basta pasear la vista. Para disfrutarlas verdaderamente hay que mirarlas con detenimiento, con miramiento. Con ellas hay que andarse con contemplaciones. Y contemplar es importante porque hace que nos detengamos y miremos las cosas tal como son, "dejando" que sean así.

La contemplación es un camino abierto hacia la verdad. Hacia la verdad personal, la de los demás y la del universo entero. Eso lo expresa muy bien de otro modo Lorenzo Silva en una de sus novelas. Escribía que "el mundo está lleno de tesoros sin descubrir porque no hay quien se pare a mirarlos. Pero en cuanto hay alguien que se detiene ante ellos, se abren ante esa persona como una maravillosa realidad llena de riqueza y significado ofreciéndole nuevos horizontes". Yo he pensado muchas veces que eso exactamente pasa con las personas.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí. Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.

A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona de acceso prohibido o de "reservado".

Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo cerrar un buen trato con este cliente...). Para mirar hay que perder el miedo a "pasar tiempo" sin haber sido ""eficaces"".

Todos hemos conocido a personas que provocan que los que están a su lado den lo mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran -parafraseando a Salinas- "sacar de sí su mejor yo". Es así porque son personas que saben mirar, y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las personas. Esa llave de la confianza que uno entrega solo cuando va a saberse visto, aceptado y querido por sí mismo.

LA MORADA DEL YO
Llegar a la intimidad del alma, al centro de la persona o solo rozar su periferia, exige rodeos: rodeos que son esencialmente contemplación, escucha atenta y activa, mirada abierta y receptiva. Solo cuando una persona percibe ese clima de confianza a su alrededor es capaz de empezar a abrir las rendijas de su yo. Y a través de esas rendijas pueden empezar a filtrarse los rayos de la luz que toda persona esconde. La intimidad, la interioridad, es siempre luminosa en el sentido de iluminadora. Porque muestra siempre algo desconocido para quien no está allí dentro. No siempre será lo original y nuevo el qué diga esa persona pero sí el cómo ella lo vive. Esta es la llave que entregamos a nuestros amigos y que hace que quedemos totalmente al descubierto: vulnerables, también.

Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio indiferente o superficial.

Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones, miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal forma, que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de piruetas su salón, compuesto una melodía o garabateado un poema, historia o carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía más apoyos para ser sostenido, para ser vivido).

Sin embargo, no dejaban de ser nuestros: los demás solo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final y solo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello. Pero, de repente, hemos encontrado a alguien que ha provocado que primero quisiéramos abrir una ventanita y después otra, y otra... Luego le hemos pasado al interior de la casa y -poco a poco- le hemos encendido todas las luces que había en ella, iluminando incluso rincones sucios, destartalados, rincones sin ordenar o habitaciones llenas de trastos que no sabemos en dónde colocar. Le hemos enseñado el sillón de los sueños, frente a la ventana, y le hemos invitado a sentarse allí porque desde él puede conocerlos mejor. Le hemos presentado el rincón de los miedos, ese sí, está a oscuras porque nos parece que la luz acabará por hacerlos crecer. Es un rincón siempre difícil de enseñar; se supone que de esos no tenemos, y nos cuidamos mucho de dejarlos salir. También le hemos pasado al cuarto de las preguntas; esa habitación está llena de frases sueltas, de pensamientos, de párrafos incluso, y hasta de alguna página escrita. Pero sobre todo está lleno de interrogantes; es una habitación poblada de signos de interrogación que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida: por qué las relaciones humanas son tan complicadas, por qué hay personas que no miran hacia adentro, por qué las focas son más importantes que los países del Sur... Hay también un cuarto sin techo que mira directamente al sol, o al firmamento, si es de noche. Ese es el cuarto de las aspiraciones grandes, el cuarto en el que respiro hondo, el cuarto al que hay que acudir siempre que hemos pasado un día entre mucho polvo, o mucho tiempo en el sillón. También ha conocido la buhardilla; allí no vamos demasiadas veces porque es donde están los pedazos rotos de nuestra vida y todavía nos cuesta mirarlos sin sentir dolor o pena.

Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es más: deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella. No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos; no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas porque . también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas.

Esas personas son los amigos, el amigo aquel con quien me atrevo a ser yo misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira, con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para arrancarme de mi lugar. Y sabiendo que -como escribió alguien- "comprende esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal". Eso es un amigo.


Diego Torrente


A las chicas les gustan más los poemas que los dragones muertos y las espadas encantadas.


Peter Beagle


Todavía leo romance, y leo suspense. Leí los dos. Y parte de lo que sea, me gustan las historias con personajes fuertes, y me gustan las historias donde hay cierre al final. Y me gustan las historias que hay esperanza. Eso es una especie de empoderamiento. Creo que las novelas románticas son muy enriquecedor, y creo que las novelas de suspense son, también.


Lisa Gardner


Cuando alguien habla de lo rápido que olvidan los niños, lo rápido que perdonan, lo sensibles que son, dejo que me entre por un oído y me salga por el otro. Los niños son capaces de recordar, de sentir rencor y guardárselo y tratar a las personas que no les gustan con extrema frialdad.


Peter Hoeg


Me gustan los epitafios; ellos son, entre la gente civilizada, una expresión de aquel piadoso y secreto egoísmo que induce al hombre a arrancar de la muerte un harapo al menos de la sombra que ha pasado.


Machado de Assis


No me gustan mucho los ciegos, como a la mayoría de los sordos


Luis Buñuel


Principalmente soy vegetariano porque me gustan los animales, y yo no quiero participar en sus sufrimientos. Además, es mejor para mi salud y para el medio ambiente.


Moby




Yo no me llamo Monseñor -respondió el monstruo- sino la Bestia. No me gustan los halagos, y sí que los hombres digan lo que sienten; no esperes conmoverme con tus lisonjas.


Jeanne Marie Leprince de Beaumont


Por favor, el hecho que yo sea un "sacrificio satánico" no les dá derecho a acosarme y si no están de acuerdo conmigo les ruego tengan a bien borrarme de Literato.es, ya que todos mis esfuerzos no han sido reconocidos por ustedes para bien y no he recibido ningún bien, sino todo lo contrario. No era mi intención que me utilizen para que me torturen como tanto les gustan hacer con los animales y además difundir ese horror como si fuera una tradición normal. Cualquier comentario les ruego la hagan conocer abiertamente, ya que yo no soy una persona peligrosa como ustedes. Gracias. Lo único bueno que ha resultado de todo esto es que ahora hay más y mejor música que antes por televisión y la raza latina ha sido reinvidicada. Mueran las malditas corridas de toros, ojalá algún día. Como verán yo soy una persona distinta porque no me importa arremeter contra perversos e ignorantes, a difenrencia del resto de la humanidad satánica, incluso a costa propia. El comentario de Saralego merecía una buena respuesta, ya que no aguanto la falta de valores y la cobardía demostrada por hombres y sus mujeres.


mariela iturralde


Me gustan las mujeres. No las entiendo, pero me gustan.


Sean Connery


Ciertamente no es un secreto en el que hay un montón de personas que no les gusta un montón de mis películas. Cada una de mis películas es personal, cada una de mis películas es emocionalmente autobiográfica. Y me gustan los directores que hacen eso. Con cada una de mis películas, estoy explorando uno de mis propios problemas y trato de exponerme un poco en la película.


Jason Reitman


Por naturaleza, los hombres gustan de ver cosas nuevas y de viajar.


Plinio el Joven


Me gustan las canciones y películas, ya que puede convertir su vida en una especie de mito o sueño.


Sean Lennon


No tengo ningún interés en ser dueño de un club de fútbol, ??yo no juego al golf, no me gustan las carreras de caballos y prefiero a ser un puente de bungee profesional de la política.


Lloyd Dorfman


Me gustan los juegos de ordenador, ver la televisión y hacer lo que hace la gente normal.


Gareth Bale


No me gustan los insultos en las películas. Me siento como maldición se ha convertido en el nuevo hackiness. Intenta encontrar sustituciones por maldecir.


Zach Galifianakis


Me gustan las canciones con mucho corazón y sentimiento y sutileza.


Norah Jones


No me gusta la comedia. Me gustan las cosas divertidas. No me gusta la comedia. Al igual que, las películas de comedia son: "Oh Jesús".


Louis C. K.


Me gustan todas las películas de suspenso, psicológicos mentales también. Disfruto de películas de terror en todos los ámbitos.


Sophia Bush


Odio a todos los deportes como rabiosamente como una persona que le gustan los deportes odia el sentido común.


H. L. Mencken


En ningún momento me he amenazado por personas que cuestionan quién soy, ni por qué me gustan las cosas que hago, o mi legitimidad. Porque yo sé que soy muy fuerte, y creo que eso es lo que la cultura friki puede reforzar.


Felicia Day