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Hacerlos

Hacerlos. Encuentra docenas de hacerlos con fotos para copiar y compartir.


El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices.


Oscar Wilde


La fuerza no puede jamás persuadir a los hombres; solo logra hacerlos hipócritas.


François Fénelon




La amistad supone sacrificios y solo el que está dispuesto a hacerlos sin molestia comprende la amistad


Noel Clarasó


Me gusta hacerlos retorcerse.


Bobby Fischer


Era propio de los mismos que causaban grandes males el hacerlos cesar


Catón el Joven


Los sueños son tuyos y de ti depende hacerlos realidad, no dejes que nadie te los robe.


HLGG




Cierro mis ojos para soñar y los abro para hacerlos realidad


Dulce Esmeralda Sánchez Lara


El exito significa,conocer la diferencia entre acorralar a las personas,y el hacerlos parte de tu corral.


JANNETTE ROSADO PUERTO RICO


Camina con cuidado cuando entres en la Casa de Dios. Acércate para escuchar; esto vale más que el sacrificio ofrecido por los tontos, pues no se dan cuenta que hacen mal. No seas precipitado en el hablar, ni te comprometas con Dios a la ligera, porque Dios está en el cielo y tú en la tierra. Por eso, sé hombre de pocas palabras. Porque de las muchas preocupaciones nacen los sueños, y del hablar sin parar, las palabras alocadas. Si haces una promesa a Dios, no te demores en cumplirla, porque a Dios no le gustan los alocados; cumple la promesa que hiciste. Más vale no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos. No dejes que tu boca te haga pecar ni vayas a decir después al representante de Dios que no lo hiciste adrede. ¿Para qué harías enojarse a Dios con una palabra tuya, para que él, después, haga fracasar tus empresas? Pues en los largos sueños hay muchas ilusiones, y lo mismo en las muchas palabras. Por eso, teme a Dios.


Sagradas Escrituras




Soñar…

Es lo más cercano a la perfección

Es encontrar felicidad en nuestro corazón

Es tener rumbo en nuestra realidad

Es abrazar quizás cosas que solo existen en nuestro corazón

Es avanzar con alegría

Es ver cerca situaciones lejanas en nuestra realidad

Es no aceptar la realidad de las cosas

Es trabajar para lograr esos sueños

Es querer hacerlos realidad rápido

Un sueño de amor, mi amor, es quererte como eres

Es verte y comprenderte y que me comprendas

Es hacer un sueño realidad

Es intentar hacer de una ilusión felicidad para ambos…


cisne25


RECUERDO DE MI COLEGIO

Pasé, gran parte de mi vida en mi gran colegio
Junto a mis compañeros.
Aún recuerdo que cada vez que pasaban los años
Mi estudio ascendía
Y cada vez más la comprendía.

Quizá pueden decir
Que recordar es volver a vivir;
Pero yo digo que recordar
Es renacer mis vivencias reales
En mi gran colegio.

Hice cosas que no debí hacerlos,
Hice cosas más de lo que me pidieron,
Hice cosas buenas y malas,
Pero siempre supe que mi colegio
Es más que mi segunda casa.
Y que mis compañeros
Son más que mis amigos.

Ahora puedo decir con abundante seguridad
Que en mi gran colegio
Tuve más que amigos,
Tuve más que una familia.

Aún recuerdo todo mi pasado
Cuando me enseñaban todos mis maestros.
Y mis compañeros de mi gran colegio
Estuvieron conmigo en cada examen.

Cada dificultad que se me presentaba
Ahí siempre estaba
Mi profesor y mis compañeros
Para salir del problema juntos.

Algunas veces ellos
Algunas veces yo.
Pero siempre juntos y unidos;
Cada trabajo lo realizamos.

Algunas veces ellos
Algunas veces yo.
Pero siempre con amor recordaremos
Nuestro gran colegio.


Lo digo y lo repito
Es mi gran colegio…
Donde comprendí y aprendí
Lo que es estudiar,
Y lo que es “ser” después de estudiar.


Victor Alfredo Ticlla Calla


La sociedad paga para tener un sistema educativo de mierda, porque mientras mas idiotas salgan, más fácil de venderles algo es, hacerlos dóciles consumidores, o empleaduchos. Graduados con sus títulos y nada en sus cabezas, que creen saber algo, pero no saben nada. ¿Qué música escuchan? Mis discos seguro que no


Frank Zappa


PARA ARISTÓTELES la amistad era "lo más necesario para la vida", y nosotros, cuando oímos decir que "un amigo es un tesoro" o que "donde está tu amigo está tu tesoro", nos damos cuenta de que esas palabras resuenan como un aldabonazo en nuestro interior. No nos dejan indiferentes, porque todos sabemos o intuimos qué clase de tesoro puede llegar a ser una amistad.

A las personas nos gusta tener amigos: gente con la que compartir vida, experiencias, tiempo, conversación... Nos gustan los amigos y nos parecen muy importantes, incluso imprescindibles. La amistad es una relación humana con un valor muy especial. Junto con la família y el trabajo, es algo que nos parece que merece la pena y a lo cual dedicamos tiempo y esfuerzo. Queremos tener amigos en la vida: para no estar solos -a veces se siente la soledad incluso estando rodeados de gente-, para vivir la vida más a fondo y para disfrutarla de verdad. Como escribió Aristóteles, "sin amigos nadie querría vivir, aun cuando poseyera todos los demás bienes".

Quizá por eso escribo esto. Escribir sobre la amistad me ayuda a saber qué espero yo de ella, qué doy yo a mis amigos, si mi amistad con ellos es plena o solo algo "satisfactorio". Reflexionar sobre las cosas ayuda a vivirlas mejor. Reflexionar es un modo de vivir.

LA AMISTAD COMO REGALO
Decía más arriba que dedicamos esfuerzo a hacer amigos. Y el esfuerzo es necesario porque las cosas no salen solas. Sin embargo, la amistad no se puede forzar. Por eso también puede decirse que la amistad surge siempre como un regalo, como un don que se recibe. En un momento dado, aparece entre dos personas un deseo de compartir, de comunicarse, de contar lo que se lleva dentro y de contrastarlo, de ser conocido muy a fondo. De hecho, cuando uno vislumbra en el horizonte la posibilidad de hacer una nueva amistad, de esas profundas y verdaderas, que aportan y llenan tanto por dentro, parece que su espíritu se hincha y crece. Es como ver nacer un día radiante. La vida se ve de otro color porque los amigos hacen cobrar sentido a nuestras vivencias: estas no van a ser solo para nosotros. Las cosas son distintas porque las vivimos pensando en compartirlas, en transmitirlas, en discutirlas, en compararlas. De nuestros amigos nos interesa todo: lo que piensan, lo que hacen, cómo viven las cosas. Lo importante no es solo lo que cuentan ni lo que les pasa; lo importante es que eso "es tuyo", "eres tú".

Desde mi adolescencia he experimentado disgusto ante los momentos meramente descriptivos de los acontecimientos, o las que eran como una reseña informativa de lo que había ocurrido en el verano. Los momentos verdaderos son aquellos en las que los acontecimientos del lunes o del viernes se describen como cosas que me pasan y no solo como cosas que van pasando a mi lado. Lo interesante y lo que me hace disfrutar era ver cómo esas cosas se viven desde dentro de mis amigos.
El grado de amistad con los amigos puede distinguirse precisamente por eso. Por si los momentos estaban llenos de preguntas convencionales y frases que se repetían del mismo modo en todas los demás momentos o si e ellos te dejas llevar, trayendo a colación esto o aquello, y acabando en lugares desconocidos para ti mismo, pero bonitos y en los que habías disfrutado. Escribir para los amigos es descubrir el mundo con unos ojos nuevos para dárselo a ellos.

La amistad es un regalo porque es vivir otra vida además de la propia. Es poder vivir dos veces. Y es también reafirmar tu propia existencia porque hay alguien que la quiere así: incondicionalmente. En el amigo encontramos aceptación plena.

La amistad es un don porque, en cierto modo, llega cuando y como quiere; no es programable; simplemente, surge y es como un regalo, un don que uno recibe.

Esa comunión del espíritu que hay entre los amigos, ese compartir denso e intenso, ese vivir y ser sin dar explicaciones porque estas no son necesarias para nuestro mutuo entendimiento, ese encontrar las puertas del alma siempre abiertas y acogedoras para ti porque eres tú, es el tesoro incalculable. No es extraño que los griegos la calificaran como regalo de los dioses.

Regalo es también en el sentido de que nunca es verdaderamente merecida. Si se puede hablar así, algunos podrían merecer más que otros el tener amigos. Pero, en el fondo, la amistad de una persona difícilmente es algo que uno llegue a "merecer". Se pueden tener de modo habitual disposiciones personales adecuadas para la amistad, para tener amigos (no todo el mundo las tiene).

Pero no se puede decidir en qué momento aparecerá el amigo o de quién seré amigo. Por ejemplo, todos contamos con momentos imborrables de la vida en los que comprendes repentinamente que tienes delante a alguien que puede leer dentro de ti como si fueras tú quien lo hiciera; que puede pasearse por tu alma sin explicaciones de tu parte; sin necesidad de mapas, brújulas o palabras clave que le hagan entender lo que se va a encontrar. Es la empatía, una sintonía especialísima que se establece con muy pocas personas a lo largo de la existencia, y que es un descenso y un ascenso vertiginoso por las entrañas de la verdadera vida.

MIRAR A LAS PERSONAS
Cuando nos sentimos así, vistos con unos ojos ajenos que al mismo tiempo son como los nuestros propios, es como si todo nuestro ser despertara. Querríamos saberlo todo acerca de aquella persona y que ella conociera nuestro yo hasta el final. Las conversaciones se convierten en un continuo maravillarse y aportarse mutuo. Sentimos el mundo como un pequeño globo terráqueo que gira entre nuestras manos y el motor de ese movimiento es la corriente que entre nosotros se ha creado.

Es un encuentro con otro yo, sin que ese yo se refiera a un yo idéntico, a un "alma gemela"; pues puede serlo o no. Es otro yo porque se pone en nuestra piel como si fuéramos nosotros mismos; pero al tiempo que mantiene su mismidad y su alteridad. Y por eso hay mucha riqueza en el trato con el amigo, porque lo distinto siempre nos enriquece.

Mirarnos en un amigo es mirarnos en un espejo. En un espejo que devuelve algo más que una simple reproducción de la propia imagen. Mirarnos en un amigo es encontrarnos a nosotros mismos vistos desde fuera y con mayor perspectiva, pero con el cuidado con que nosotros mismos pondríamos al mirarnos: "A través de él, los amigos se enriquecen y perfeccionan, se descubren e interpretan.

Se podría decir que, al ver al otro, cada uno de ellos aprende a conocerse" (Marias). La acción de mirar que tanto aparece entre los amigos, es algo que me parece esencial para que pueda surgir amistad entre dos personas para tener amigos hay que saber mirar.

En una carta que recibí hace unos meses me decía una amiga que "había encontrado el camino para trascender lo inmediato. El despertador para mirar (...) era el del pensamiento filosófico y la contemplación de las cosas bellas". En mi respuesta, le reafirmé en su descubrimiento porque me parecía realmente valioso: la filosofía y la contemplación estética son dos medios muy buenos para acceder a lo más hondo de la realidad.

La belleza es un camino hacia la verdad especialmente bueno. Porque la belleza no produce únicamente la mera delectación estética; posee una cualidad inestimable, y es que exige por nuestra parte contemplación. Ante las cosas bellas no basta pasear la vista. Para disfrutarlas verdaderamente hay que mirarlas con detenimiento, con miramiento. Con ellas hay que andarse con contemplaciones. Y contemplar es importante porque hace que nos detengamos y miremos las cosas tal como son, "dejando" que sean así.

La contemplación es un camino abierto hacia la verdad. Hacia la verdad personal, la de los demás y la del universo entero. Eso lo expresa muy bien de otro modo Lorenzo Silva en una de sus novelas. Escribía que "el mundo está lleno de tesoros sin descubrir porque no hay quien se pare a mirarlos. Pero en cuanto hay alguien que se detiene ante ellos, se abren ante esa persona como una maravillosa realidad llena de riqueza y significado ofreciéndole nuevos horizontes". Yo he pensado muchas veces que eso exactamente pasa con las personas.
Por eso, para tener amigos hay que saber mirar. Mirar es ver con atención, es contemplar, es concentrar nuestro ser entero en los ojos deseando captar lo que hay frente a ellos. Mirar presupone una vista limpia, sin prejuicios ni cargas anteriores, para captar lo que hay y no lo que yo he puesto o quiero poner. Mirar no es ver lo que yo quiero ver sino percibir cómo son las cosas o las personas en sí. Y además de limpieza interior, la mirada requiere también aceptación, renuncia a dominar. Cuando miramos de verdad, estamos dispuestos a dejar ser a las cosas y a las personas tal y como son. Esto es especialmente importante con las personas.

A las personas hay que dejarlas ser, hay que aceptarlas como son. Sin esa condición nunca sabremos lo que es una verdadera amistad; nunca llegaremos a saborear el gozo inmenso que produce esa identificación con el otro, ese compartir la vida, los sueños, los deseos, los fracasos. Habrá siempre en el amigo una zona de acceso prohibido o de "reservado".

Para mirar de verdad hay que aprender a hacerlo. Los hay que conocen ese arte de modo natural o han sido educados en él. Pero también puede aprenderse. Para mirar hay que pararse, parar la rueda de la actividad exterior y parar también nuestro ruido interior (qué tengo que hacer luego, cómo resolveré la cena en casa de mi hermano, qué ropa necesito, a ver cómo queda el Madrid, a ver si consigo cerrar un buen trato con este cliente...). Para mirar hay que perder el miedo a "pasar tiempo" sin haber sido ""eficaces"".

Todos hemos conocido a personas que provocan que los que están a su lado den lo mejor de sí mismos. Son personas que logran que los demás quieran -parafraseando a Salinas- "sacar de sí su mejor yo". Es así porque son personas que saben mirar, y que por eso han sabido encontrar la llave interior de las personas. Esa llave de la confianza que uno entrega solo cuando va a saberse visto, aceptado y querido por sí mismo.

LA MORADA DEL YO
Llegar a la intimidad del alma, al centro de la persona o solo rozar su periferia, exige rodeos: rodeos que son esencialmente contemplación, escucha atenta y activa, mirada abierta y receptiva. Solo cuando una persona percibe ese clima de confianza a su alrededor es capaz de empezar a abrir las rendijas de su yo. Y a través de esas rendijas pueden empezar a filtrarse los rayos de la luz que toda persona esconde. La intimidad, la interioridad, es siempre luminosa en el sentido de iluminadora. Porque muestra siempre algo desconocido para quien no está allí dentro. No siempre será lo original y nuevo el qué diga esa persona pero sí el cómo ella lo vive. Esta es la llave que entregamos a nuestros amigos y que hace que quedemos totalmente al descubierto: vulnerables, también.

Algunas veces, tras haber desnudado la intimidad del alma en conversación con la persona que nos ha inspirado esa confianza, uno siente el vértigo del miedo a romperse, a que le rompan, a que se burlen, a que no comprendan, al silencio indiferente o superficial.

Hasta ahora, esos pensamientos, deseos, aspiraciones, miedos y preguntas más íntimas habían quedado dentro de nuestra alma. A veces nos angustiaban, otras nos elevaban, otras nos desbordaban por dentro de tal forma, que había que expresarlos de algún modo (quién no ha cantado, llenado de piruetas su salón, compuesto una melodía o garabateado un poema, historia o carta, por puro desbordamiento. Tanto no cabía dentro; fuera crecía, pero tenía más apoyos para ser sostenido, para ser vivido).

Sin embargo, no dejaban de ser nuestros: los demás solo poseían de ellos su cara externa, lo que era fruto de la superabundancia. Por lo demás, no habían sido escuchados por nadie hasta el final y solo de vez en cuando abríamos a alguien una pequeña ventanita de nuestro interior, observando con atención la reacción del interlocutor ante aquello. Pero, de repente, hemos encontrado a alguien que ha provocado que primero quisiéramos abrir una ventanita y después otra, y otra... Luego le hemos pasado al interior de la casa y -poco a poco- le hemos encendido todas las luces que había en ella, iluminando incluso rincones sucios, destartalados, rincones sin ordenar o habitaciones llenas de trastos que no sabemos en dónde colocar. Le hemos enseñado el sillón de los sueños, frente a la ventana, y le hemos invitado a sentarse allí porque desde él puede conocerlos mejor. Le hemos presentado el rincón de los miedos, ese sí, está a oscuras porque nos parece que la luz acabará por hacerlos crecer. Es un rincón siempre difícil de enseñar; se supone que de esos no tenemos, y nos cuidamos mucho de dejarlos salir. También le hemos pasado al cuarto de las preguntas; esa habitación está llena de frases sueltas, de pensamientos, de párrafos incluso, y hasta de alguna página escrita. Pero sobre todo está lleno de interrogantes; es una habitación poblada de signos de interrogación que hemos ido recogiendo a lo largo de nuestra vida: por qué las relaciones humanas son tan complicadas, por qué hay personas que no miran hacia adentro, por qué las focas son más importantes que los países del Sur... Hay también un cuarto sin techo que mira directamente al sol, o al firmamento, si es de noche. Ese es el cuarto de las aspiraciones grandes, el cuarto en el que respiro hondo, el cuarto al que hay que acudir siempre que hemos pasado un día entre mucho polvo, o mucho tiempo en el sillón. También ha conocido la buhardilla; allí no vamos demasiadas veces porque es donde están los pedazos rotos de nuestra vida y todavía nos cuesta mirarlos sin sentir dolor o pena.

Hay personas a las que paseamos por nuestra morada interior sin miedo alguno; es más: deseamos desde lo más íntimo de nuestro ser hacerlo. Sentimos desde muy hondo que apreciará, entenderá y comprenderá cada objeto que encuentre en ella. No le importarán los cacharros rotos, aunque tengamos la estantería llena de ellos; no querrá reírse de nuestras inquietudes: se le iluminará la mirada al conocerlas porque . también ella las había sentido latir más de una vez. Le encantará que tengamos un sillón de sueños y un cuarto sin techo, y querrá saber qué nos dicen los astros por la noche y cómo es el vuelo de los pájaros que vemos pasar. Son personas que hacen que sintamos la necesidad de hacer crecer todo eso, de mostrárselo, de hacerlo vivir para ellas.

Esas personas son los amigos, el amigo aquel con quien me atrevo a ser yo misma; sin restricciones y sin temores. Esa persona con la que puedo decir todo porque todo lo va a entender en su contexto; esa persona con la que puedo hablar en borrador: sin orden, sin hilazón, sin sentido algunas veces. Con rabia o ira, con desesperación, con alegría exultante, desvariando. Descubriendo todas las raíces de mi alma y sabiendo que en ningún momento se aprovechará de ello para arrancarme de mi lugar. Y sabiendo que -como escribió alguien- "comprende esas contradicciones en mi naturaleza que llevarían a otros a juzgarme mal". Eso es un amigo.


Diego Torrente




Mi originalidad consiste en traer a la vida, de un modo humano, seres improbables y hacerlos vivir de acuerdo como las leyes de la probabilidad pero poniendo -tan lejos como sea posible- la lógica de lo visible al servicio de lo invisible.


Odilon Redon


Vivimos en una época en la que es más barato comprar los derechos de las películas que a hacerlos.


Hayao Miyazaki


No podemos detener el invierno o el verano de venir. No podemos detener la primavera o el otoño o hacerlos que ponen. Ellos son un regalo del universo que no podemos rechazar. Pero podemos elegir lo que vamos a contribuir a la vida cuando llega cada uno.


Gary Zukav


Yo soy un escritor bastante decente. Se viene fácil para mí. No me cuesta trabajo que las sentencias. Yo escribo como hablo. Trato de hacerlos buenos libros.


Anthony Bourdain


No tengo planes de escribir otro libro de ciencia, pero no pienso que no. Disfruto escribiendo historias, y tomando temas que son generalmente aburrido y tratando de hacerlos interesantes.


Bill Bryson


Dado que no hay nada tan bien vale la pena tener como amigos, nunca pierden la oportunidad de hacerlos.


Francesco Guicciardini


Siempre me ha gustado la idea de tomar las ideas dramáticas y productos anteriores y hacerlos sentir pertinente o contemporáneo o lo que sea.


Edward Norton


Realmente comencé a soñar... y estalló de mi timidez cuando llegué a la Universidad de Howard. Mi primera clase de actuación fue una introducción a la actuación de clase con el profesor Bay, que realmente me sacó de mi concha, me animó a seguir mis sueños y hacerlos realidad.


Lance Gross


Estamos viviendo en un nuevo orden social y económico integral con un nuevo conjunto de problemas y desafíos. Los viejos supuestos y programas antiguos no funcionan en esta nueva sociedad y cuanto más tratamos de estirar para hacerlos encajar, más seremos vistos como huyendo de lo que es la realidad.


Ann Richards


Hice una serie de decisiones equivocadas sobre libros moderadamente recientes, y he vendido los derechos a los estudios por cantidades ridículas de dinero y las películas nunca se han hecho. Eso es lo más triste de todo, porque están encerrados y nadie más puede hacerlos.


John le Carre


La inteligencia no es no cometer errores, pero rápidamente para ver cómo hacerlos bien.


Bertolt Brecht


Los buenos modales tienen mucho que ver con las emociones. Para hacerlos sonar verdad, hay que sentirlos, no solo exhibirlas.


Amy Vanderbilt


La búsqueda de la felicidad, que los ciudadanos estadounidenses están obligados a realizar, tiende a hacerlos participar en el intento de perpetuar los estados de ánimo, gustos y aptitudes de los jóvenes.


Malcolm Muggeridge




Nuestros cuerpos son a la vez las estaciones de recepción y transmisión de la vida misma. Es la más alta sabiduría para reconocer este hecho y entrenar a nuestros cuerpos para hacerlos sensibles y receptivos a la naturaleza. el arte y la religión.


Ruth St. Denis


En tanto que los hombres adoran los césares y napoleones, Caesars y Napoleón le debidamente surgir y hacerlos miserables.


Aldous Huxley


Envié a las tropas estadounidenses a Irak para que su pueblo libre, no para hacerlos americano. Iraquíes escribir su propia historia y encontrar su propio camino.


George W. Bush


Trato de hablar en el lenguaje cotidiano. Siento que Dios me ha regalado a tomar los principios bíblicos y hacerlos prácticos.


Joel Osteen


Las mujeres, con sus instintos seguros, se dieron cuenta de que mi intención era hacerlos no solo más bello, sino también más feliz.


Christian Dior


Recomienda la virtud a tus hijos; la virtud por sí sola, no el dinero, puede hacerlos felices. Lo digo por experiencia.


Ludwig van Beethoven


Yo juego con el lenguaje mucho en mis poemas, y me gusta eso. Trato de condensar lenguaje, es decir, trato de expresar complicado pero espero emociones reales manera más sencilla posible. Pero eso no significa que los poemas son simples, solo que son tan sinceros como puedo hacerlos.


Anne Stevenson


La estrategia de Oliver Stone es poner nerviosos a los actores con el fin de hacerlos alerta y vivo.


Claire Danes


La vida va por, y si no hacemos algo acerca de sus sueños y hacerlos realidad y empezar a amar lo que eres como a ti mismo, entonces usted no será capaz de abrazar a cualquiera de esos sueños. ¿Quién eres tú es la inmensa magia.


Ellen Greene


Cada parte de mí está dedicado al amor y el arte. Y yo aspiro a tratar de ser un maestro a mis jóvenes fans que siento como me sentía cuando era más joven. Me sentía como un bicho raro. Supongo que lo que estoy tratando de decir es que estoy tratando de liberarlos, quiero liberarlos de sus miedos y hacerlos sentir que ellos pueden hacer su propio espacio en el mundo.


Lady Gaga


Recomienda a tu virtud hijos, que por sí solo puede hacerlos felices, no de oro.


Ludwig van Beethoven


Los tutores que hacen que los jóvenes aprendieron no siempre hacerlos virtuosos.


Samuel Richardson


Todos los hombres sueñan, pero no por igual. Los que sueñan de noche en los polvorientos recovecos de su mente, despertar en el día para encontrar que era vanidad, pero los soñadores del día son hombres peligrosos, porque pueden actuar sobre sus sueños con los ojos abiertos, para hacerlos posibles.


T. E. Lawrence


¿Qué es la comedia? La comedia es el arte de hacer reír a la gente sin hacerlos vomitar.


Steve Martin