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Hiere

Hiere. Encuentra docenas de hiere con fotos para copiar y compartir.


Si una espina me hiere, me aparto de la espina pero no la aborrezco.


Amado Nervo


Los ideales son peligrosos. La realidad hiere, pero es mejor.


Oscar Wilde




La amistad siempre es provechosa; el amor a veces hiere.


Séneca


Cada hora hiere, la última acaba con nosotros.


Théophile Gautier


La espada de la divina justicia no hiere prematura ni tardíamente, aunque una u otra cosa parezca a los que la deseen o la temen


Dante Alighieri


Soy neutral con las mentiras, ya que veo que hay ocasiones en que la verdad solo hiere a la gente.


Orson Scott Card




Lo Mucho que hiere cada delirio. Lo lejos que parece la realidad del alcance de uno. Es un mundo de desesperacion y frustación.


John Katzenbach


No la vida, sino la forma de mirarla, es la que hiere o da la felicidad


César Fernández García


Cuando A molesta o hiere a B con el pretexto de salvar o mejorar X, A es un sinvergüenza


Henry Louis Mencken




La ira es nuestro auténtico enemigo ya que se haya en nuestra mente. La ira no cambia nunca su naturaleza. Siempre hiere y destruye. Y lo que es peor, aniquila nuestras propias fuerzas y energías.


Dalai Lama


Sé como el sándalo, que perfuma el hacha del leñador que lo hiere.


Rabindranath Tagore


Cada hora la vida te hiere; la última te mata.


Giacomo Leopardi


El amor no desconfía, no se venga, no hiere; el amor siempre cree y perdona y vive y hace vivir.


Rafael Barrett




Cuando entro en mi cuarto solitario después de un fracaso, éste no me hiere. Pero si estuviese obligado a encontrarme con los ojos interrogadores de mi mujer y tener que decirle que he fallado nuevamente. . . No podría soportarlo.


Johannes Brahms


Virtud es fortaleza, ser bueno es ser valiente; escudo, espada y maza llevar bajo la frente; porque el valor honrado de todas armas viste: no solo para, hiere, y más que aguarda, embiste.


Antonio Machado


Desgracia imprevista nos hiere más fuertemente.


Séneca


Perder una ilusión, hiere. Perderlas todas, mata.


José Narosky


Amigo traidorcillo, mas hiere que un cuchillo.


Refrán


La frase es el alma del pensamiento; con una frase se hiere y hasta se mata. Durante largo tiempo se recuerda y se repite.


Álvaro de Figueroa y Torres


¿quién Arde En Ti, Chiltota, Quién Te Hiere?

¿Quién arde en ti, chiltota, quién te hiere?
¿Quién tuerce el derrotero de tu vuelo?
¿Quién te regala el llanto y el consuelo?
¿Quién hay que de tu canto se apodere?

¿Quién abandona el trino, quién lo quiere?
¿Quién alimenta su tenaz desvelo?
¿Quién eleva sus alas hasta el cielo
y salva a la ilusión que desespere?

Encuentras el desdén, gesto vencido,
rota la fe, sin fuerza el ala inerte,
en el páramo frío del olvido,

Y vas, confiada al rumbo de la suerte,
sin mí, que doy tu cielo por perdido,
y consumí la luz por comprenderte.


Carmen González Huguet


Perfume

Vuelvo a tenerte, amor,
como si nunca
te me hubieras ido.

Tus manos me recorren
el rostro suavemente,
y te oigo la voz en un
susurro
que me roza el oído.

Vuelvo a tenerte
y pienso en el perfume
que de nuevo me hiere
aunque el jazmín no exista.


Meira Delmar


Hojas Secas

¡En vano fue buscar otros amores!
¡En vano fue correr tras los placeres,
que es el placer un áspid entre flores,
y son copos de nieve las mujeres!

Entre mi alma y las sombras del olvido
existe el valladar de su memoria:
que nunca olvida el pájaro su nido
ni los esclavos del amor su historia.

Con otras ilusiones engañarme
quise, y entre perfumes adormirme.
¡Y vino el desengaño a despertarme,
y vino su memoria para herirme!

¡Ay, mi pobre alma, cuál te destrozaron
y con cuánta inclemencia te vendieron!
Tú quisiste amar ¡y te mataron!
Tú quisiste ser buena ¡y te perdieron!

¡Tanto amor, y después olvido tanto!
¡Tanta esperanza convertida en humo!
Con razón en el fuego de mi llanto
como nieve a la lumbre me consumo.

¡Cómo olvidarla, si es la vida mía!
¡Cómo olvidarla, si por ella muero!
¡Si es mi existencia lúgubre agonía,
y con todo mi espíritu la quiero!

En holocausto dila mi existencia,
la di un amor purísimo y eterno,
y ella en cambio, manchando mi conciencia,
en pago del edén, diome el infierno.

¡Y mientras más me olvida, más la adoro!
¡Y mientras más me hiere, más la miro!
¡Y allá dentro del alma siempre lloro,
y allá dentro del alma siempre expiro!

El eterno llorar: tal es mi suerte;
nací para sufrir y para amarla.
¡Solo el hacha cortante de la muerte
podrá de mis recuerdos arrancarla!


Manuel Gutiérrez Nájera


El Cómplice

Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos.
Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.
Me engañan y yo debo ser la mentira.
Me incendian y yo debo ser el infierno.
Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.
Mi alimento es todas las cosas.
El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.
Debo justificar lo que me hiere.
Soy el poeta.


Jorge Luis Borges


A los poetas.
Por Efrén Romero Acuña 2010

La palabra se vuelve verso,
el verso se convierte en poesía,
el poete la traga, bebe ese universo,
y en mieles placenteras regurgita.

Condena a esa palabra a ser su esclava,
y su voz embajadora de armonías,
que dictan sensaciones en escalas.
que conllevan los matices de la vida.

Así surge el poeta cortesano,
de lamentos de risas y del llanto,
de un sinfín de de sentimientos artesano,
que se nutre de la crítica y el aplauso.

Vas poeta en el mundo trashumante,
Del sentir de todos inferido,
Nada es nuevo seguid siempre adelante,
Que lo que dices hoy ya se había dicho.

Mas tu palabra es fina es subyugante,
eres un dios por la poesía bendecido,
¿mas dime poeta? si en un instante ,
No te hiere la intriga del olvido..


Efren Romero Acuña


Una palabra hiere más profundamente que una espada.


Robert Burton


¿por Qué Voy A Llorarme?

¿Por qué voy a Llorarme? Los árboles no lloran
cuando el hacha furiosa les hiere la madera.
Yo solo he preguntado si tu mano sombría
con nuestros troncos lívidos enciende sus hogueras.

Lloro a los que han caído porque son de mi bosque,
pero yo sigo erguido cantando en las tinieblas.
Pisando las cenizas heladas de su ruina,
avanzo hacia ese fuego soñado en que me esperas.

Soy joven como el mundo, mas lloro desde siempre,
aunque todas mis hojas huelen a primavera.
Pero a mí no me lloro, porque tengo mi vida
y su efímera carne por Ti también se quema.


José Luis Hidalgo




Hombres Descalzos

Grávida luz, me hiere tu silencio;
quéjate, grita, rómpeme la sangre
con un feroz escalofrío.
Será la muerte, sí, pero no importa.
¡Morir hasta que el mundo resucite!
Morir hasta que sean en el mundo
los hombres recorriéndolo descalzos:
¡la humanidad por fin enriquecida!

Hombres descalzos;
por su planta desnuda, justos, buenos.
Hombres que al ir andando en carne viva.
sintieran el dolor de cada hombre
latir en cada piedra que rozaran;
sintieran cada gota de rocío
temblar a cada sed, a cada lágrima,
morir a cada muerte, y gota a gota,
encadenando así nuevos rocíos.

Hombres descalzos;
por su planta desnuda,
sobre la tierra lentos y seguros,
como una enredadera sorprendente,
como si Dios sus águilas postrase,
y fueran en el mundo las palomas.


Ana Inés Bonnin Armstrong


Mientras de Luz Y de Esperanza Herido

Mientras de luz y de esperanza herido
mi corazón te piensa y te edifica,
un llanto luminoso purifica
tu cielo claro en claridad crecido.

Las aves hacia ti me han conducido,
cuando el silencio el cántico amplifica,
que en ti las luces íntimas explica,
y esta pasión, primaveral latido.

El alma te construye entre azucenas
sobre el paisaje que la brisa hiere,
donde los aires tiemblan en tu ensueño.

Tu nombre vivo fluye por mis venas,
y toda mi nostalgia te prefiere
en la espiga y la hierba de mi sueño.


Germán Bleiberg


La libertad no muere jamás de las heridas que recibe. El puñal que la hiere lleva a sus venas nueva sangre.


José Martí


Soneto Al Amor Iii

Hiere más fuerte, amor, hiere más hondo,
que aún en tu dardo está toda mi vida.
Para que goces con tu propia herida,
ni el alma oculto, ni la llaga escondo.

Mira un momento hacia el ayer. Al fondo,
otra -aquella- desángrase vencida.
Trasfúndele la sangre de tu herida,
y por lograrlo, amor, hiere más hondo.

Qué triste fue nuestro placer, qué vano.
Oh, carne con sus rosas y racimos,
manjar para el necrófago gusano.

Y ha de ser el final lo que quisimos
desde un tiempo, oh amor, ya tan lejano.
Mas vencidos, amor, nos redimimos.


Alberto Angel Montoya


En La mañana Del Mundo

Apenas la caricia de tu mano.
Mi piel es de cristal cuando me tocas.
¿Qué apaciguada luz, qué temblor hecho brasa
se deslíe en mis ojos si me miras?
¿Dónde hiere tu risa y por qué hiere
si con ella me abres la mañana del mundo?
Tu existir me hace un dios y tú me creas.
No hay mayor claridad ni otro misterio.

De "Espejos" 1986 - 1991
Pre-Textos, 1991 Valencia-España


Abelardo Linares


Sin Nadie La Mirada

Lo que cambia es el rostro,
la hondura de unos ojos,
la luz de una mirada;
la penumbra indiscreta
de confidencias íntimas,
la ternura, los besos,
los cuerpos y las almas.

El amor es el mismo;
busca formas distintas:
a veces una frente
de curvas sosegadas,
otras la boca roja,
quizá una boca pálida;
unos brazos ardientes
de tibias manos largas;
el instante amoroso,
la amorosa distancia.

Cambian tan solo el rostro,
los luceros, el alba;
el palor de la luna
detrás de una ventana;
la lluvia que solloza
con sus gotas que cantan;
el fulgor que nos junta
la luz que nos separa,
las llamas que calientan
los muros de la casa,
las cortinas de sombra,
el temblor de una lámpara.

El amor es el mismo,
no declina, no cambia;
existe en nuestro pecho
desde lejana infancia;
nos saca de la cuna,
nos hiere con su espada,
nos da siempre el veneno
que vivifica y mata;
zumo que nos agobia,
licor que nos exalta;
el ardor que consume,
la ceniza que apaga.
El amor es el mismo,
sólo busca una cara.
siempre es lo mismo
lo que esperas;
siempre es lo mismo
lo que amas.

Tú estás en ti y eres el mismo,
es lo de fuera lo que cambia.
Tu amor existe
y busca siempre
un pretexto para sus ansias.
Primero un nombre: Luz, Elvira,
Diego, Alejandro,
Helena, Clara;
después del nombre algo infinito
que en nuestros brazos se quedara
y un rostro, un rostro,
cualquier rostro
que no nos deje ningún día
llevar sin nadie la mirada.


Dora Castellanos


Tus Ojos Tienen El Recóndito Desmayo

Tus ojos tienen el recóndito desmayo
del nocturno horizonte,
que nunca hiere el alba.
Pero también irradian alegrías
cuando recuerdas o presientes,
y entonces resplandece tu mirada
como el íntimo vuelo de una alondra en abril.

Y cuando ahora recorremos el camino
donde nuestro amor halló su origen,
las piedras de calles angostas,
los monumentos altivos,
las ruinas cansadas,
la silenciosa lluvia,
el hijo de una amiga soñando
su histórica ciudad de provincia,
espejan en su canción agitada
la letanía feroz del tiempo,
y cada vez más me iluminan
tus ojos de nocturno horizonte,
cuando la vida acucia con sus cielos
y renunciamos al pan cotidiano
a cambio de unas tazas gozosas
de policromada arcilla,
tazas que el agua convertirá en recuerdo.

Y entonces comprendo qué es la claridad
del horizonte fiel de tus ojos,
el horizonte oscuro de un amor
que me asedia cada amanecer con una sonrisa,
inmune al tránsito de la tristeza,
de la harapienta tristeza del mundo.


Germán Bleiberg


TÚ, LA QUE NO ME VES.


YO, EL QUE SONRÍE CON SOLO IMAGINARTE.
EL QUE TE EXTRAÑA EN CADA AMANECER. SIN SABER PORQUE, SI NO TE HE HABLADO
EL QUE TE QUIERE A LA DISTANCIA Y SIN SER NOTADO.

DISTANCIA…
ESA DISTANCIA QUE DUELE.
DISTANCIA QUE HIERE.

HASTA EL VIENTO Y EL ROCIO
DE LA NOCHE SE HAN VUELTO EN
MI CONTRA, CUANTAS VECES LOS
HE USADO DE MENSAJEROS Y HE RECIBIDO
RESPUESTA DE ESOS LUGARES REMOTOS,

SIEMPRE TE ENVIO MIS BESOS CON
EL VIENTO, INTENTANDO QUE ALGUNO
DE ELLOS ACARICIE TU ROSTRO
SUAVICE TU CABELLO
O QUE EN ALGÙN MOMENTO DE
REPOSO HAGAN NIDO EN TU BOCA
LANZO MIS BESOS AL VIENTO CON LA
ESPERANZA VAGA QUE ALGUNO TOQUE
TUS LABIOS, ASI SERIA FELIZ
ME BASTA TAN SOLO VERTE DESDE LEJOS, PORQUE ILUMINAS TODO CON TU BELLEZA
ERES UNA PRINCESA!
ATT: UN HOMBRE QUE HAS DEJADO LOCO POR TU BELLEZA Y PORTE. jvs


jackson vinasco serna


La mujer hiere por despecho, el hombre sin razón.


Nebre


No pude esconder mas lo que sentia y desnude mi alma frente a ti y duele el no saberse correspondida. Eso no es culpa de nadie. No te preocupes si me hieres porque no puedas corresponderme, quien se hiere soy yo misma; porque yo se lo que tu no sientes por mi.


Maraji


Usted no sabe de verdad como se ama!...
Usted no sabe, como he sufrido yo!...
Usted es frio, y su maldad me hiere el alma!...
Usted lleno mi vida!... TODA DE DOLOR!!...


Lisel Mueller


Amar a quienes no te aman no es difícil pero si es muy doloroso porque cada desprecio, es como un puñal que te hiere el corazon y te penetra el alma.


Norma Daniela


La Lágrima Infinita

¡Esa!... La que en el alma llevo oculta;
la que no salta afuera ni se expande
en la pupila; la que a nadie insulta
en un alarde de dolor: la grande,

la infinita, la muda, la sombría,
la terca, la traidora, la doliente
lágrima de dolor, lágrima mía,
que está clavada en mí profundamente!

La que no da una tregua ni un consuelo
de dulce sollozar. La que me hiere,
y me punza, y me obsede, y pone un velo
turbio en mis ojos; la que nunca muere

ni nace a flor de rostro; la que nunca
refrena su latir; la que no intenta
asomarse a la faz y queda trunca,
y hace la pena interminable y lenta...

Cántaros secos, áridos, mis ojos;
páramos sin frescura ni rocío;
febricitantes de escrutar los rojos
límites, del espacio y del vacío...

¡Esa!... La que no llega, ni ha llegado,
ni llegará a los ojos nunca... ¡nunca!...
Mi lágrima tenaz que no ha mojado
el Sahara estéril de mi vida trunca,

¡Ésa... no la verás, porque en la calma
de mis angustias, se ha trocado en perla!
Para verla hace falta tener alma;
y tú, ¡no tienes alma para verla!...


Hilarión Cabrisas


La Casa Del Silencio

La casa del silencio
se yergue en un rincón de la montaña,
con el capuz de tejas carcomido.
Y parece tan dócil
que apenas se conmueve con el ruido
de algún árbol cercano, donde sueña
el amoroso cónclave de un nido.

Tal vez nadie la habita
ni la quiere,
Y acaso nunca la vivieron hombres;
pero su lento corazón palpita
con un profundo latir de resignando,
cuando el rumor la hiere
y la sangra del trémulo costado.

Imagino, en la casa del silencio,
un patio luminoso, decorado
por la hierba que roe las canales
y un muro despintado
al caer de las lluvias torrenciales.

Y en las noches azules,
la pienso conturbada si adivina
un balbucir de luz en sus escaños,
y la oigo verter con un ruido
ya casi imperceptible, contenido,
su lor paternal de tres mil años.


José Gorostiza