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Hora ( 4 )

Hora. Encuentra docenas de hora con fotos para copiar y compartir.


Tartufo conoce a quien engaña, aprovechase ofuscándole con cien apariencias y con su hipocresía le saca sumas a toda hora, adquiriendo además el derecho de censurarnos a todos.


Moliere


Elige un enemigo grande y esto te obligará a crecer para poder enfrentarlo. Achica tu miedo porque, si él crece, tú te harás pequeño; Me dijo el Viejo Antonio una tarde de mayo y lluvia, en esa hora en que reinan el tabaco y la palabra.


Subcomandante Marcos




La hora de la separación ha llegado, y cada cual tiene que seguir su camino: yo, a morir, vosotros a vivir. Cuál es el mejor, solo Dios lo sabe.


Sócrates


Cada día, cada hora, año tras año, es necesario librar una lucha por el derecho a ser un hombre, ser bueno y puro. Y en esa lucha no debe haber lugar para el orgullo no la soberbia, solo para la humildad. Y si en un momento terrible llega la hora desesperada, no se debe temer a la muerte. No se debe temer si se quiere seguir siendo un hombre


Vasili Grossman


No te esfuerces, ni te preocupes. Óyeme bien: es la hora del corazón.


Josemaría Escrivá de Balaguer


Me detesto y me acuso por esa demencia de orgullo que me hace jadear en pos de la quimera. Un cuarto de hora después, todo ha cambiado; el corazón me late de alegría.


Gustave Flaubert




?Señorita Cripslock, señorita Cripslock... esta mañana me he levantado sin otra idea en la cabeza que adelantar papeleo de la Oficina de Correos y a lo mejor resolver el problema del dichoso sello Especial Verde Col de veinticinco peniques. Ya sabe, el que da una col si se planta. ¿Cómo puede esperar que tenga ideada una nueva iniciativa fiscal para la hora de la merienda?


Terry Pratchett


La ofensiva de Franco contra Madrid estaba fijada para hoy y estamos sintonizando, angustiados, cada hora, pero hasta la fecha no han dicho nada.


Zenobia Camprubí Aymar


Un hombre con un reloj sabe la hora que es; uno con dos no está tan seguro.






O puede que sea hora de entrar ya en razón y llegar a comprender que dentro de este horror no hay literatura. no." de Ocho y medio.", Desparezca aquí.


Nacho Vegas


... Se sistemáticamente ascético o heroico en cuestiones mínimas e innecesarias; haz a diario alguna cosa, lo que sea, por la sencilla razón de que preferirías no hacerla, de modo que cuando se aproxime la hora de la más nefasta necesidad no te sorprenda con nerviosismo, sin preparación para afrontar la prueba


William James


Para unos, ser bueno significará ser resignado y paciente, pero otros llamarán bueno a la persona emprendedora, original, que no se acobarda a la hora de decir lo que piensa aunque pueda molestar a alguien.


Fernando Savater


Holístico.
En algunos momentos de soledad pienso: ya está, este es el estado auténticamente natural. Lo único que necesito son mis pensamientos, mis pequeñas obras creativas y mi capacidad para hacer lo que quiera hacer. Yo soy yo, nada más. Emparejarse es una imposición social. No es en absoluto un acto necesario para todo el mundo. Quizá estoy mejor así. Quizá podría vivir la vida entera en mi propio mundo y marcharme cuando me llegue la hora.


David Levithan




Ser buena persona no tiene ninguna utilidad a la hora de aprender a nadar.


Jaume Perich


Por otras 217 razones exactamente igual de locas y porque eres el más hermoso poema viviente, ya sería hora de que te concediesen el Premio Nobel del amor.


Mathias Malzieu


Es hora de pasar página, sí, pero antes hay que leerla.


Ramiro Pinilla


Espero ser juzgado por lo que he escrito, no por lo que he dicho o me han hecho decir. Yo soy sincero en este momento, pero quizás dentro de media hora ya no esté de acuerdo con lo que he dicho.


Jorge Luis Borges


Volvía a ser de noche. En la posada Roca de Guía reinaba el silencio, un silencio triple.
El primer silencio era una calma hueca y resonante, constituida por las cosas que faltaban. Si hubiera habido caballos en los establos, estos habrían piafado y mascado y lo habrían hecho pedazos. Si hubiera habido gente en la posada, aunque solo fuera un puñado de huéspedes que pasaran allí la noche, su agitada respiración y sus ronquidos habrían derretido el silencio como una cálida brisa primaveral. Si hubiera habido música? pero no, claro que no había música. De hecho, no había ninguna de esas cosas, y por eso persistía el silencio.
En la posada Roca de Guía, un hombre yacía acurrucado en su mullida y aromática cama. Esperaba el sueño con los ojos abiertos en la oscuridad, inmóvil. Eso añadía un pequeño y asustado silencio al otro silencio, hueco y mayor. Componían una especie de aleación, una segunda voz.
El tercer silencio no era fácil reconocerlo. Si pasabas una hora escuchando, quizá empezaras a notarlo en las gruesas paredes de piedra de la vacía taberna y en el metal, gris y mate, de la espada que colgaba detrás de la barra. Estaba en la débil luz de la vela que alumbraba una habitación del piso de arriba con sombras danzarinas. Estaba en el desorden de unas hojas arrugadas que se habían quedado encima de un escritorio. Y estaba en las manos del hombre allí sentado, ignorando deliberadamente las hojas que había escrito y que había tirado mucho tiempo atrás.
El hombre tenía el pelo rojo como el fuego. Sus ojos eran oscuros y distantes, y se movía con la sutil certeza de quienes saben muchas cosas.
La posada Roca de Guía era suya, y también era suyo el tercer silencio. Así debía ser, pues ese era el mayor de los tres silencios, y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del otoño. Era grande y pesado como una gran roca alisada por la erosión de las aguas de un río. Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.


Patrick Rothfuss


Ay, las casualidades -dijo Quim respirando a pleno pulmón, como el titán de la calle Revillagigedo-, valen verga las casualidades. A la hora de la verdad todo esta escrito. A eso los pinches griegos lo llamaban destino.


Roberto Bolaño


Esta es una hora excepcional del país. Lo hemos recibido en crisistotal, y podremos alcanzar la reconstrucción de la República en la medida en que logremos imperar un principio de patriotismo puro y noble que piense en la República y no en simples parcelas. Yo tengo confianza en la civilidad argentina, como en las fuerzas armadas, en las expresiones de la religión, en la universidad, en la cultura y en la juventud argentina.


Carlos Humberto Perette


Claro que México es un narcoestado, cuando no hay alternativas hay dos tipos de hombres: aquel que se resigna a ser un siervo o esclavo en la milpa o el que decide que va a pelear hasta reventar para salir de eso. Y este último es el que hace las cosas: el que conquista América, el que lleva el narco, etcétera. Por eso tengo más simpatía por aquel que se arriesga y se la juega que por el hijo de puta que está detrás de un despacho, en Los Pinos o donde sea, no se juega nada y está a la hora de recibir el dinero fruto del beneficio de la operación.


Arturo Pérez-Reverte


Véase la preocupación de uno de esos salteadores políticos en obtener a ruegos el asentimiento de la mayoría para, en cualquier momento, poder alienar la responsabilidad. Pues ésta una de las principales razones por las que esa especie de actividad política es despreciable y odiosa a todo hombre de sentimientos decentes y, por tanto, también de valor, al tiempo que atrae a todos los caracteres miserables - aquellos que no quieren asumir la responsabilidad de sus acciones, sino que antes procuran huir, no pasando de cobardes villanos. Las consecuencias se dejarán sentir tan pronto como tales mediocres formen el gobierno de una Nación. Faltará entereza para obrar y se preferirá aceptar las más vergonzosas humillaciones antes de erguirse para adoptar una actitud resuelta, pues nadie habrá allí que por sí solo esté personalmente dispuesto a arriesgarlo todo en pro de la ejecución de una medida radical. Existe una verdad que no debe ni puede olvidarse: es la de que tampoco en este caso una mayoría estará capacitada para sustituir a la personalidad en el gobierno. La mayoría no sólo representa siempre la estupidez, sino también la cobardía. Y del mismo modo que de cien cabezas huecas no se hace un sabio, de cien cabezas no surge nunca una decisión heroica. Cuanto menos grave sea la responsabilidad que pese sobre el Jefe, mayor será el número de aquellos que, dotados de ínfima capacidad, se crean igualmente llamados a poner al servicio de la Nación sus "imponderables fuerzas". Con impaciencia esperan que les llegue el turno; forman una larga fila y cuentan, con doloridos lamentos, el número de los que esperan delante de ellos y casi calculan la hora sobre cuándo, posiblemente, alcanzarán su deseo. De ahí que sea para ellos motivo de regocijo el cambio frecuente de funcionarios en los cargos que ellos apetecen y que celebren todo escándalo que reduzca la fila de los que por delante esperan. En el caso de que uno de ellos no quiera dejar la posición alcanzada, casi se considera eso como una quiebra de una combinación sagrada de solidaridad común. Entonces es cuando ellos se vuelven intrigantes y no descansan hasta que el desvergonzado, al final vencido, pone su lugar nuevamente a disposición de todos. Por eso mismo, no alcanzará él tan pronto esa posición. Cuando una de estas criaturas es forzada a desistir de su puesto, procurará inmediatamente entrometerse de nuevo en la hilera de los que están a la expectativa, a no ser que lo impidan, entonces, los gritos y las injurias de los demás. La consecuencia de todo esto es la espeluznante rapidez con que se producen modificaciones en las más importantes jefaturas y oficinas públicas de un organismo estatal semejante, con un resultado que siempre tiene influencia negativa y que muchas veces llega a ser hasta catastrófico, porque no sólo el estúpido y el incapaz son lesionados por esos métodos de proceder, sino incluso los verdaderos jefes, si algún día el Destino los sitúa en esas posiciones de mando. Después que se verifica la aparición de un hombre excepcional, inmediatamente se forma un frente cerrado de defensa, sobre todo si una cabeza tal, no saliendo de las propias filas, osara penetrar en esa sublime sociedad. Lo que ellos quieren fundamentalmente es permanecer entre sí, y es considerado enemigo común todo aquél que pueda sobresalir en medio de tales nulidades. En este sentido, el instinto es tanto más agudo cuanto es inoperante en otros aspectos. El resultado será siempre un creciente empobrecimiento espiritual de las clases dirigentes. Cualquiera, desde el momento que no pertenece a ese clan de `jefes", puede juzgar cuáles serán las consecuencias para la Nación y para el Estado.


Adolf Hitler


Creo que lo más importante a la hora de escribir es pensar que algún lector necesitado espera con ansias ese texto. Comencé a escribir pensando en lo que quería leer. Si mantienes esa premisa, quieras o no, serás honesto.


Susan Sontag


En el crepúsculo encantado de la metrópolis a veces sentía una fascinante soledad, y la sentía en otros: pobres y jóvenes oficinistas que rondaban los escaparates hasta que llegaba la hora de su solitaria cena en un restaurante; jóvenes oficinistas al anochecer, desperdiciando los momentos más intensos de la noche y de la vida.


Francis Scott Fitzgerald


Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides a dejarme a la orilla del corazón en que tengo raíces,
piensa, que en ese día, a esa hora, levantaré los brazos y saldrán mis raíces a buscar otra tierra.


Pablo Neruda


¡Qué sabio y feliz es aquel que procura ser ahora como desea que Dios lo encuentre en su última hora!


Marcelino Champagnat




Me vi entonces a mí mismo a través de sus ojos; apenas un muchacho transparente que creía haber ganado el mundo en una hora y que todavía no sabía que podía perderlo en un minuto.


Carlos Ruiz Zafón


Nunca creí que fueran necesarias tantas risotadas para sobrevivir a la tristeza. No es que esté uno contento con ser infeliz, sino que nadie puede serlo a toda hora.


Xavier Velasco


«Soldado del Ejército Rojo: ahora estás en suelo alemán. ¡Ha llegado la hora de la venganza!». Era


Ken Follett


Estoy convencida de que el compromiso de los miembros y miembras de esta comisión será muy relevante a la hora de conseguir los objetivos que la sociedad española nos está reclamando.


Bibiana Aído


Mas que toda su preparación académica, la habilidad de interesarse por las cosas, vivir cada hora de si día como periodista, estar atento a cada hecho importante que ocurra no sólo en la ciudad donde viva, sino también en el país y en el mundo. El periodismo se ejerce de tiempo completo.


María Lucía Fernández


Me exasperaba no poder confundirme con la población local más que en lo puramente físico y accesorio (compartir su espcaio, o a lo sumo rozarme con ellos en los transportes públicos), no poder participar en los negocios y afanes que se traían entre manos delante de mis propios ojos, ni de los movimientos resueltos, casi mecánicos - denotadores de un objetivo, un cálculo, una ocupación, de prisas-, de los transeúntes y los automovilistas que cruzaban sin cesar ante mi vista en cualquier punto de la capital y a cualquier hora que eligiera para mis extravíos. Me irritaba no ser uno de ellos; me irritaba no poder compartir sus almas.


Javier Marías


¿Ha visto usted los periódicos? Los conformistas nos la están preparando buena, ¿no?
- ¿Eh...? Sí..., sí, señor -murmuró Claude.
- Esos cerdos... Ha llegado el momento de espabilarse... Como usted sabe, están todos armados.
- Oh... -dijo Claude.
- Claramente se vio durante el Liberacionamiento. Llevaban armas para llenar camiones. Y, naturalmente, las personas decentes, como usted o como yo, no tenemos armas.
- Muy cierto.
- Usted, ¿no tiene?
- No, señor Saknussem.
- ¿Podría usted agenciarme un revólver? -preguntó Saknussem a quemarropa.
- Es que... -dijo Claude-. Quizás el cuñado de la señora que me alquila la habitación... No sé...
- Perfecto -dijo su jefe-. Cuento con usted, ¿eh? Que tampoco resulte demasiado caro; y con cartuchos, eh. Esos cerdos conformistas... No queda más remedio que ser precavido, ¿eh?
- Indudablemente -dijo Claude.
- Gracias, Léon. Cuento con usted. ¿Cuándo podría traérmelo?
- Tengo que preguntar.
- Por supuesto. Tómese el tiempo que necesite. Si quiere salir un poco antes...
- Oh, no. No merece la pena.
- Perfectamente. Y, por otra parte, cuidado con los borrones, ¿eh? Preocúpese de su trabajo. Qué diablos, no se le paga para no hacer nada.
- Tendré cuidado señor Saknussem -prometió Claude.
- Y llegue a su hora -concluyó el jefe-. Ayer llegó usted con seis minutos de retraso.
- Sin embargo, hoy estaba aquí nueve minutos antes... -dijo Claude.
- Sí -dijo Saknussem-, pero habitualmente llega usted con cuarto de hora de adelanto.


Boris Vian


Es hora de convertimos en un niño pequeño para construir un mejor tipo de futuro. ¿Qué te parece?.


Paul McCartney


Con cada hora perdida, perece una parte de la vida". "Los hechos hacen al hombre". Traducción de Loemker (1969: 58) de otros mottos de Leibniz.


Gottfried Wilhelm Leibniz


Ésta es la hora de la reparación nacional a la que todos tenemos que aportar, es la hora de la gran revolución democrática, la única que el pueblo quiere y espera y que restaurará las fuerzas morales de la nacionalidad.


Arturo Umberto Illia


Ha llegado la hora, amigas y amigos, de que una mujer dirija los destinos de nuestra nación.


Lourdes Flores


Para las masas en su existencia más honda, inconsciente, las fiestas de alegría y los incendios son sólo un juego en el que se preparan para el instante enorme de la llegada de la madurez, para la hora en la que el pánico y la fiesta, reconociéndose como hermanos, tras una larga separación, se abracen en un levantamiento revolucionario.


Walter Benjamin


Cuando alguien está en accidente de auto e iba conduciendo a 100 km por hora, borracho ¿a quien crees que estaba escuchando? Piénsalo.


Billie Joe Armstrong


Hay un punto muerto en la noche, la hora más negra y fría, cuando el mundo se ha olvidado del atardecer y el alba no es todavía ninguna promesa. Un momento en que es demasiado pronto para levantarse, pero tan tarde que irse a la cama no tiene sentido.


Robin Hobb